Clarys Cárdenas y Víctor Zea Díaz /Resumen Latinoamericano, 4 de noviembre de 2020
El reinicio de operaciones en Machu Picchu, luego de siete meses y medio de paralización por la pandemia, no asegura una pronta salida de la crisis para los 1.800 negocios del distrito y decenas de comunidades que dependen de la agricultura y el turismo para sobrevivir. En los alrededores de la ciudadela inca, las localidades quechuas luchan por subsistir, sin visitantes y con escasos recursos económicos. Estas son las historias de emprendimientos familiares derrumbados, acosados por deudas con entidades financieras y de los desafíos que enfrentarán los próximos meses.
El domingo 1 de noviembre, mientras los ministros de Cultura y de Comercio Exterior y Turismo lideraban la ceremonia de reapertura de Machu Picchu, con un espectáculo de luces y sombras, a 22 kilómetros de allí, Matilde Vera Bustos se preguntaba cómo haría para sobrevivir una semana más. La mujer quechua, de 52 años, vive en Ccollpani Bajo, una comunidad ubicada en los alrededores de la ciudadela Inca más importante del continente y principal destino turístico del Perú.
A Ccollpani Bajo se llega luego de caminar durante casi una hora por una ruta empinada. Es uno de los 15 centros poblados de los alrededores de Machupicchu, en Cusco. Allí viven 50 familias, que se dedicaban en su mayoría al cultivo de café y otros productos agrícolas. Antes de la pandemia, Matilde ganaba S/20 al día, pero con la declaratoria de emergencia sanitaria, sus ingresos se redujeron a cero. “No tengo trabajo desde marzo; solo me dieron el bono de S/760 y, con eso, he sobrevivido algunos meses”, cuenta la mujer, mientras enciende el fogón de su cocina.
A cuarenta minutos de allí se localiza la pequeña hacienda Román, un negocio familiar que lucha por no ser embargado. Fue construido por los ocho hermanos Román, en junio de 2018, gracias a préstamos bancarios. Durante 2019, el emprendimiento recibió visitantes durante todo el año. Sin embargo, desde que comenzó la emergencia sanitaria, todas sus reservas fueron canceladas. Augusto Román Flores, de 70 años, y su esposa Filomena Ontón Sonco, de 65, explican a OjoPúblico que, en la actualidad, no tienen ingresos económicos y los bancos han comenzado a exigirles el pago inmediato de las cuotas de un préstamo de S/170 mil.
EL PLAN DE REACTIVACIÓN ECONÓMICA NO CONTEMPLA LA AGRICULTURA FAMILIAR, PRINCIPAL ACTIVIDAD DE LAS COMUNIDADES».
“Los turistas extranjeros hicieron reservas para todo el 2020, pero las cancelaron por la pandemia. Ahora tenemos la esperanza de volver a recibir visitantes. Ya hemos implementado los protocolos de seguridad, y estamos realizando nuevamente reservas”, cuenta Janeth Román. El servicio que brindan incluye alojamiento, comida orgánica producida por ellos y visitas a las cataratas cercanas.
Desde la municipalidad distrital de Machu Picchu se han priorizado los sectores de turismo y seguridad en el plan de reactivación económica. No obstante, dicho documento no incluye la agricultura familiar, que es junto al turismo la principal actividad de las comunidades quechuas que viven en los alrededores. Consultado sobre este tema, Walter Escobedo, gerente de Desarrollo Económico del distrito, dijo a OjoPúblico que “en la medida que se reactive el turismo también se beneficiarán, indirectamente, los agricultores”.
Erbert Cárdenas Farfán, sociólogo y director de la asociación civil Wara, que trabaja con turismo rural comunitario, indica que la situación de las comunidades indígenas y centros poblados de Machu Picchu es preocupante. “Están alejados de este supuesto bienestar y ‘desarrollo’. Muchas de ellas arrastran pobreza y desnutrición, y realizan actividades informales”, señala.
VALIENTE.Sin trabajo a causa de la pandemia, Matilde Vera debe velar por su hijo con discapacidad.
PEDIDO. Mensajes como estos se observan en diversos negocios turísticos de Machu Picchu pueblo.
CRISIS. Los esposos Augusto Román y Filomena Ontón tuvieron que cancelar todas las reservas en su hospedaje.
El especialista considera que los planes de reactivación no solo deben impulsar el turismo a gran escala, sino también las actividades agrícolas y el turismo rural. “Las autoridades no tienen una lectura adecuada de la realidad, que mejore las condiciones de vida de las familias campesinas. Por ejemplo, promover actividades de producción agrícola orgánica o de turismo vivencial”, precisa.
En las 15 comunidades del distrito de Machupicchu viven 800 personas, con serios problemas de acceso a agua potable, alcantarillado y electricidad. Según el portal Infobras, la actual gestión municipal de Machu Picchu inició 39 obras, de las cuales el 53% se ejecutan en comunidades del distrito. Sin embargo, solo cinco de estas han finalizado: trabajos de saneamiento básico en Choquesuyu, Choquellusca, Huayllabamba, Camanti, Ccolpani bajo y Mesada.
El impacto de una larga paralización
En 2018, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) estimó que 1.7 millones de turistas extranjeros habían visitado el Cusco, lo que representó el 39,5% del total de visitas al Perú. El destino preferido de los turistas fue Machu Picchu, un santuario que ‑antes de la pandemia- recibía más de 4 mil personas al día.
Un estudio de 2019, elaborado por el Centro Bartolomé de las Casas y Propuesta Ciudadana, señala que, entonces, el turismo empleaba a 15 de cada 100 personas en Cusco y generaba 120 mil empleos formales en la región. Sin embargo, la crisis sanitaria obligó a cerrar hoteles, restaurantes, agencias de viaje y todas las empresas y negocios ligados al sector.
Hermelinda Gallegos Valencia, natural de Ollantaytambo, es una de las comerciantes de Machu Picchu afectadas por la pandemia. Ella tenía un restaurante-pizzería en la plaza principal del pueblo, que le reportaba ingresos entre S/300 y S/400 al día. Los primeros meses de la crisis sanitaria, pensó que todo acabaría pronto y gastó sus ahorros. Pero, con el paso del tiempo, abrió una tienda de abarrotes, frutas y verduras para enfrentar la crisis.
ANTES DE LA PANDEMIA, MACHU PICCHU RECIBÍA MÁS DE 4 MIL PERSONAS AL DÍA».
“La mayoría de nosotros [los empresarios] trabajamos con los bancos, que nos vienen presionando. Ahora solo trabajamos para pagarles y sobrevivir. Esperemos que, con la reapertura de Machu Picchu, las cosas cambien”, dice la mujer que obtiene entre S/40 y S/60 al día con su nuevo negocio.
Similar es la historia de Toribia Vargas, una comerciante que vendía comida en el mercado de la estación hidroeléctrica del tren a Machu Picchu. “Antes de la pandemia, siempre teníamos para comer (…) Ahora nuestros productos se han malogrado y estamos levantándonos de a pocos. Pedí un préstamo de S/5 mil”, cuenta la mujer que vela por sus tres hijas. La menor de ellas estudia con la plataforma digital “Aprendo en Casa”. “A veces no comemos para pagar el Internet”, reconoce Vargas.
El último domingo, cuando se reabrió Machu Picchu, el 65% de los locales comerciales de este distrito no reiniciaron sus actividades. En este lugar hay 1.800 negocios ligados al turismo que debieron cerrar tras la declaración del Estado de Emergencia, según el municipio distrital. En algunos puestos hay carteles con frases como esta: “Pedimos al gobierno intervención urgente a entidades financieras. Congelamiento de deudas por dos años, ya que no estamos trabajando”.
AUSENTES.Las comunidades de Machu Picchu no han sido consideradas en el plan de reactivación económica del municipio distrital.
REINICIO. Luego de siete meses y medio, el domingo 1 de noviembre Machu Picchu reinició sus operaciones, bajo estrictos protocolos sanitarios.
REINVENTARSE. Hermelinda Gallegos es una comerciantes que antes tenía una pizzería, pero a causa de la pandemia tuvo que abrir una tienda de abarrotes.
Historias de negocios derrumbados hay muchísimas en Machu Picchu. Hace nueve años, por ejemplo, los esposos Guido Baca Muñoz y Elizabeth Quispe Quispe abrieron un puesto de joyería. Sus ventas representaban ‑hasta antes de la pandemia- alrededor de S/400 al día. Sin embargo, durante los últimos siete meses y medio, no tuvieron ningún ingreso.
Con cuatro hijos que mantener y los bancos presionándolos por las cuotas, la pareja sabe que nada será como antes. “Los turistas que más compraban joyas eran chinos, norteamericanos o europeos. Los visitantes locales compran poco. Habrá reabierto Machu Picchu, pero no vendrán tantos turistas extranjeros. No tendremos los mismos ingresos. La recuperación será lenta”, dice Baca Muñoz.
Reclamos por el tren de Perú Rail
La municipalidad distrital de Machu Picchu recibió este año un presupuesto de S/25’325. 626 y, a la fecha, ha ejecutado el 74% de ese monto. Sin embargo, las comunidades y centros poblados continúan a la espera de obras y ayuda estatal. Ccollpani, por ejemplo, necesita un puente que una la localidad con el distrito de Santa Teresa, en la provincia de La Convención. El alcalde Darwin Baca prometió la ejecución de dicha obra durante su campaña, pero hasta ahora no la ha concretado.
“La pandemia nos ha afectado en el presupuesto, pero no hemos paralizado los proyectos priorizados en las comunidades (…) En Ccollpani estamos ejecutando la plaza del pueblo, con tallados en piedra, que inauguraremos en enero. (…) El puente aún está en expediente. Como el río se ha vuelto más ancho, modificaremos el proyecto”, aseguró Baca.
El transporte para acceder a las comunidades de Machu Picchu es otro de los problemas reportados. El último sábado, en vísperas de la reapertura de Machu Picchu, los comuneros de Corihuayrachina bloquearon la vía férrea, a la altura del kilómetro 88, como señal de protesta. Argumentaban que la empresa Perú Rail no les permite a los lugareños abordar el tren, en el tramo Ollantaytambo- Machu Picchu.
CAMBIOS. Con la aplicación de protocolos sanitarios ante la crisis sanitaria, Perú Rail redujo el aforo en sus trenes.
IMPACTO. La pandemia originó una fuerte crisis económica en el principal destino turístico del Perú.
FAVORITO. Machu Picchu es el principal atractivo turístico del Perú, que reinició sus operaciones el domingo 1 de noviembre, con una ceremonia especial.
Dicha compañía destina el 30% de su infraestructura ferroviaria al servicio de tren local para las comunidades del Cusco, como parte de su política de responsabilidad social. Sin embargo, por la aplicación de los protocolos han reducido su aforo al 37%, informó Perú Rail. “La población local piensa que seguimos operando como antes de la pandemia, pero no es así. Hemos reducido nuestro aforo, por la aplicación de los protocolos”, informó la empresa. Desde noviembre, además, aumentaron la tarifa para los ciudadanos de Machu Picchu y de las comunidades aledañas: ahora cuesta S/5 los tramos largos; y S/3 los tramos intermedios.
Al respecto, el gobernador regional de Cusco, Jean Paúl Benavente García, dijo que existe una relación de poder y dominio en el transporte. “Hay que pensar en la población local y en el turista nacional, cusqueños y peruanos, para reactivar el turismo local. No sé por qué se ha impuesto que el tren vaya solo con el 50% de su capacidad cuando los aviones viajan llenos”, dijo la máxima autoridad del Cusco.
Para solucionar el conflicto con las comunidades de Machu Picchu, los representantes de Perú Rail se reunirán hoy con los dirigentes, : Ojorepresentantes del gobierno regional y del Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp), para conformar una mesa de diálogo que recoja y atienda las denuncias de los habitantes de la zona.
El último domingo, luego de la ceremonia de reinicio de operaciones en Machu Picchu, mientras los ministros y autoridades del Cusco regresaban a sus hoteles, Matilde Vera coordinaba con una vecina el trueque de los productos de la semana. Ambas viven en Ccollpani, a unos kilómetros de la ciudadela. Vera le entregaría plátanos a cambio de arroz y azúcar. Ni ella ni su hijo conocen Machu Picchu, pero sus prioridades son otras.
FUENTE: Ojo Público