Argentina. Acerca del uso de “la discapacidad” para atacar el derecho autónomo de las mujeres sobre sus cuerpos

Argen­ti­na. Acer­ca del uso de “la dis­ca­pa­ci­dad” para ata­car el dere­cho autó­no­mo de las muje­res sobre sus cuerpos

Por Adria­na Briff, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de diciem­bre de 2020. 

Duran­te los deba­tes, sena­do­res y dipu­tados “Pro- Vida” levan­tan las ban­de­ras de la dis­ca­pa­ci­dad para mani­pu­lar des­de lo sen­si­ble­ro y des­de la mora­li­na de plas­ti­li­na, las con­cien­cias socia­les. Per­pe­tuar el esta­do pre­sen­te de ile­ga­li­dad y comer­cio. Un fal­so gol­pe de pecho de padres que osten­tan que­rer a sus hijos/​hijas (sabe­mos detes­tan el len­gua­je inclu­si­vo) “pese a ser para­plé­ji­cos, tener sín­dro­me de down u otra carac­te­rís­ti­ca” que según ellos, los hace dis­ca­pa­ci­ta­dos. Son tan bue­nas per­so­nas, que así mis­mo dicen: “hijito/​hiji­ta, papá igual te quie­re”. Me gus­ta­ría decir­les a estas per­so­nas que como madre de un hijo con autis­mo de 22 años, me pare­ce una decla­ra­ción obs­ce­na y de una baje­za moral alar­man­te, decir “vinis­te fallado/​a pero te quie­ro igual”. Sería her­mo­so que esas per­so­nas a las que ellos deci­den repre­sen­tar, pudie­ran con­tes­tar “meté­te el amor a dón­de más te que­pa”. Eso no es amor, es lás­ti­ma y soberbia.

El 29 de diciem­bre, los ciu­da­da­nes que lucha­mos por una socie­dad sin­ce­ra, sin dobles mora­les y sin hipo­cre­sías, apo­ya­re­mos para que sea ley esto tan espe­ra­do: “La Ley de Inte­rrup­ción al embarazo”.

Sabe­mos los enor­mes intere­ses de la Igle­sia cató­li­ca por coar­tar la deci­sión ciu­da­da­na de legis­lar una prác­ti­ca cons­tan­te y clan­des­ti­na que con­de­na a miles de muje­res a la muer­te y a la ile­ga­li­dad. El comer­cio del abor­to no es con­de­na­ble por estos gru­pos, lo que se con­de­na es su legalización.

Duran­te los deba­tes, sena­do­res y dipu­tados “Pro- Vida” levan­tan las ban­de­ras de la dis­ca­pa­ci­dad para mani­pu­lar des­de lo sen­si­ble­ro y des­de la mora­li­na de plas­ti­li­na, las con­cien­cias socia­les. Per­pe­tuar el esta­do pre­sen­te de ile­ga­li­dad y comer­cio. Un fal­so gol­pe de pecho de padres que osten­tan que­rer a sus hijos/​hijas (sabe­mos detes­tan el len­gua­je inclu­si­vo) “pese a ser para­plé­ji­cos, tener sín­dro­me de down u otra carac­te­rís­ti­ca” que según ellos, los hace dis­ca­pa­ci­ta­dos. Son tan bue­nas per­so­nas, que así mis­mo dicen: “hijito/​hiji­ta, papá igual te quie­re”. Me gus­ta­ría decir­les a estas per­so­nas que como madre de un hijo con autis­mo de 22 años, me pare­ce una decla­ra­ción obs­ce­na y de una baje­za moral alar­man­te, decir “vinis­te fallado/​a pero te quie­ro igual”. Sería her­mo­so que esas per­so­nas a las que ellos deci­den repre­sen­tar, pudie­ran con­tes­tar “meté­te el amor a dón­de más te que­pa”. Eso no es amor, es lás­ti­ma y soberbia.

La mater­ni­dad será desea­da o no será no es una fra­se, es un prin­ci­pio de vida que se sos­tie­ne. Un com­pro­mi­so con ese ser al que se ha deci­di­do acom­pa­ñar en el tra­yec­to de esta vida para que pue­da desa­rro­llar sus ple­ni­tu­des, más allá de las pre­sio­nes y las con­ven­cio­nes de este sis­te­ma que impo­ne para ser con­si­de­ra­do “nor­mal”. Es inmo­ral usar a este gru­po humano para mani­pu­lar la deci­sión autó­no­ma de las muje­res sobre sus cuerpos.

No esta­mos a favor del abor­to para “des­car­tar a los que vie­nen defectuosos”.

Eso es lo que pien­san los mez­qui­nos, que sola­men­te entien­den la vida des­de la pro­duc­ti­vi­dad y la ganan­cia. Esta­mos luchan­do para que se ter­mi­ne la ile­ga­li­dad de una prác­ti­ca ries­go­sa con la que se lucra y se some­te a la oscu­ri­dad a las muje­res que por razo­nes per­so­na­les, que no tie­nen que expli­car a nadie, deci­den no ser madres.

“Dios te lo dio por­que sabe que vos vas a poder cui­dar­lo”. ¡Men­ti­ra! Ni Dios ni los padres tene­mos la menor idea de qué es criar a una per­so­na dife­ren­te. Es deses­pe­ran­te al prin­ci­pio, se te rom­pe la vida, la pasás de terror por­que tam­po­co la socie­dad está pre­pa­ra­da. La res­pues­ta inme­dia­ta que se reci­be es la indi­fe­ren­cia social, el ais­la­mien­to y la lástima.

Lle­va mucho tiem­po armar­se, hacer­se fuer­te y encon­trar los valo­res mora­les que te sos­ten­gan para acom­pa­ñar al hijo/​a, a vivir una vida ple­na, lejos del resen­ti­mien­to. Es una lucha de dere­chos y es con­cien­cia social. Es mater­ni­dad deseada.

Levan­tar las ban­de­ras de que vivan sola­men­te los que “no vie­nen falla­dos”, es una con­sig­na fas­cis­ta y eso es lo que usan los Pro-Vida para mani­pu­lar a la pobla­ción y que­rer con­ven­cer a los ciu­da­da­nos que estar a favor de la lega­li­dad del abor­to es que­rer ase­si­nar a los que nos son “nor­ma­les”.

Lle­ga el 29 de diciem­bre y sabe­mos que debe­re­mos escu­char una cater­va de mora­li­da­des basa­das en los pre­cep­tos del cato­li­cis­mo y la doble moral para parar la legis­la­ción de una ley que se hace nece­sa­ria e impres­cin­di­ble por dere­cho a la salud y la auto­no­mía de los cuerpos.

Miles de veces hemos dicho “la ley de inte­rrup­ción del emba­ra­zo” no es obli­ga­to­ria. Cada mujer tie­ne auto­no­mía para deci­dir sobre algo tan impor­tan­te y vital como es dar vida.

Como madre de un hom­bre con autis­mo, me sien­to en la nece­si­dad de expre­sar esta mira­da por­que me pare­ce una fal­ta de res­pe­to y una dis­tor­sión mali­cio­sa usar a la dis­ca­pa­ci­dad para mani­pu­lar la opi­nión públi­ca. Para que se siga ejer­cien­do la inmo­ral prác­ti­ca de los abor­tos clan­des­ti­nos ponien­do en ries­go miles de vida, enri­que­cien­do las arcas de clí­ni­cas pri­va­das y médi­cos , mien­tras los que no pue­den pagar arries­gan sus vidas o pier­den su exis­ten­cia dejan­do huér­fa­nos a sus hijos.

«Quie­ro a mi hijo aun­que vino falla­do y no lo abor­ta­ría», dicen los Pro- Vida hacien­do alar­de de ser bue­nas per­so­nas. No hay seres huma­nos falla­dos. El amor no se mide en pro­duc­ti­vi­dad. A los hijos/​as se los quie­re y no se hace alar­de del cui­da­do y de la abne­ga­ción con que se los cui­da más allá de cua­les­quie­ra que sea la con­di­ción de vida.

Es nece­sa­rio des­en­mas­ca­rar esta mani­pu­la­ción. No usen la dis­ca­pa­ci­dad para dis­tor­sio­nar una ley que bus­ca la salud y la pro­tec­ción de las muje­res sobre la auto­de­ter­mi­na­ción de sus cuerpos.

Edu­ca­ción sexual parar deci­dir, anti­con­cep­ti­vos para no abor­tar y abor­to Lle­gal para no morir.

Fuen­te: AnRed

Itu­rria /​Fuen­te

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