Resumen Latinoamericano, 19 de diciembre de 2020.
Comunicado de las Organizaciones Libres del Pueblo-Resistir y Luchar
HOY, COMO EN 2001, SÓLO EL PUEBLO SALVARÁ AL PUEBLO
A principio de los años 70, la política de poder gestada por el pueblo argentino al cabo de casi 18 años de proscripción de las grandes mayorías nacionales se sintetizó en la consigna Luche y Vuelve, un sobreentendido que no requería de traducción alguna, porque existía consenso en que quien retornaba garantizaría el bienestar colectivo. No pudo ser por múltiples razones: el regreso se convirtió en tragedia y equivocada confrontación con quienes exigían revolucionarlo todo. Así se abrió en solo 3 años la puerta al comienzo del exterminio de los sectores más combativos de nuestra sociedad.
Al cabo del genocidio que escarmentó a la sociedad argentina y recortó gran parte de su conciencia crítica, en un contexto de fragmentación social extrema y ya sin liderazgos providenciales, la consigna que emergió hacia el 2001 se sintetizó por la negativa: Que se vayan todos, que no quede ni uno solo. Pero no alcanzó a proponer un horizonte alternativo.
Los cantos de sirena del sistema comenzaron a oírse nuevamente a partir de 2003, y buena parte de aquel Nuevo Movimiento Social integrado por piqueteros, clubes de trueque y asambleas barriales sucumbió a la tentadora idea del Estado en disputa, que a instancias de los centros de poder financiero mundial ha aprendido a domar a una sociedad otrora rebelde con millonarias sumas de dinero en planes sociales, al punto de generar la paradoja de encontrarnos aún fuera de sintonía con la ola de protestas que crece a lo largo de Nuestra América.
El Argentinazo que hoy reivindicamos dejó alrededor de 38 pibes asesinados a lo largo del país, algunos tan conocidos como aquel salesiano llegado al Rosario comegato desde Entre Ríos, “Pochito” Lepratti, fusilado por una policía cómplice del narcotráfico sobre el techo de un comedor comunitario del barrio Ludueña, en donde rescatara de la falopa a gran cantidad de guachines, para convertirse más tarde en el Ángel de la Bicicleta. Claro que también hubo muchos héroes y heroínas anónimos, como los motoqueros de SIMECA, que rescataron gente de los gases para que se oxigenara en la 9 de Julio. Y esxs aún viven entre nosotrxs como células dormidas de la rebelión que viene. Porque, digámoslo con todas las letras: No evocamos las jornadas del 19 y 20⁄12 de 2001 para llorar sobre la leche derramada, sino porque creemos en la vigencia de sus lecciones: La de la autogestión y autodefensa, la de mandar obedeciendo, en fin, la de un mundo donde quepan todos los mundos.
Estamos aquí, entonces, para que cuando se escriba la historia de este tiempo que nos tocó vivir se diga que no estuvimos de acuerdo. ¡Y que todavía hay subversivxs en Argentina!
Unirse desde abajo, organizarse combatiendo