Por Mario Hernandez. Resumen Latinoamericano, 19 de diciembre de 2020.
Entrevista realizada a Silvio Schachter sobre los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales para el programa de radio “Fe de erratas” del 18 de noviembre 2020 que se emite por FM La Boca (90.1), de Buenos Aires.
Silvio Schachter.- Como era previsible la mayor parte de los resultados de las municipales en Brasil ya estaban dentro del contexto de la primera vuelta. Sobre todo la atención de esta segunda vuelta estuvo centrada en Sao Paulo y en menor medida en Recife.
Sao Paulo es la más grande ciudad de Brasil y de América Latina. Ahí lo más importante es el desempeño de Boulos que consiguió una cantidad apreciable de votos, con 40% de los votos válidos pero que no le alcanzaron para ser elegido. Lo mismo pasó en Porto Alegre con Manuela d’ Ávila. Eso ya estaba previsto.
El tema de fondo, más allá de las lecturas que uno pueda hacer sobre los resultados municipales, hay tres o cuatro puntos en los que en general los analistas políticos coinciden. Lo principal es la defección de Bolsonaro que anticipa que es probable que no se presente para una reelección y algunos especulan con que no saben si va a completar su mandato porque el partido con el que ganó las elecciones tomó distancia con respecto a él y la mayor parte de los candidatos que lo apoyaban perdieron y los que no perdieron tomaron distancia también.
Perdió su apoyo en los días previos a las elecciones. Bolsonaro, sobre todo por su política durante la pandemia, que ha sido y sigue siendo terrible, eso fue lo que terminó de desacreditarlo frente a la mayoría de la población.
La otra lectura es que la derecha tradicional de Brasil, el MDB, el PSDB, el DEM, etc., partidos tradicionales de la derecha brasilera, algunos heredados de la dictadura inclusive, han recompuesto su lugar central dentro de la política nacional y regional. Se han sacado de encima a Bolsonaro y apuntan a tener un papel relevante en las elecciones presidenciales de 2022.
Y el tercer elemento es lo que comentaba antes, el surgimiento de Boulos como un dirigente que los medios y la derecha brasilera lo caracterizan como una figura de extrema izquierda; ha sufrido un ataque sistemático de los medios, acusándolo de violento, de ilegal por su trayectoria en el Movimiento de los trabajadores sin techo (MTST) y teniendo en cuenta toda esa historia desfavorable desde el punto de vista de los medios, su elección fue sobresaliente en Sao Paulo. Sacó más de 2 millones de votos, teniendo en cuenta que cuando fue candidato a Presidente por el PSOL en 2018 había sacado 600.000 en todo el país. Es un crecimiento notable y apunta a ser la figura más destacada que tiene Brasil en estos momentos, con perspectivas de crecimiento. Al igual que Manuela d’ Ávila que es una mujer joven.
Mario Hernandez.- Que había acompañado a Haddad en la fórmula del PT.
Silvio Schachter.- Sí. También fue elegida la diputada estadual más joven del Brasil, tiene una trayectoria muy meritoria en defensa de los Derechos Humanos, de los derechos sociales. Además, es una figura que públicamente se identifica con el Partido Comunista, teniendo en cuenta la realidad brasilera, el racismo, la política clasista histórica, los Coroneles, los grandes señores feudales, la herencia de la esclavitud, etc. Una figura que se identifica con el comunismo y que tiene esa presencia electoral no es una cuestión menor.
Mario Hernandez.- Lo interesante es que Boulos recibió el apoyo de Lula, Marina Silva y otros dirigentes de la centro izquierda.
Silvio Schachter.- Lo electoral tiene sus propias leyes, expresa una sintomatología política que uno no puede desatender, pero no expresa claramente la situación socio política del país. Estos apoyos tienen que ver con la segunda vuelta. Está claro que Boulos acaparó una parte de lo que históricamente era el voto el PT o de Marina Silva, la dirigente que en su momento había aparecido como una figura nueva, venía de la lucha ecologista y que llegó a tener el 20% de los votos pero que en la última elección, cuando formó una agrupación nueva que se llama REDE, sacó menos de un millón.
Esto muestra también lo volátil que es el tema de los votos, si se empieza a comparar elección con elección, se va a encontrar con estas enormes dicotomías, de una figura que pasa de 600.000 votos a tener dos millones; otra que sacó veinte millones bajó a un millón en la elección siguiente, es decir, no hay anclajes profundos de partidos políticos con proyectos de construcción.
La propia experiencia del PSOL lo expresa, obtuvo una de las prefecturas más importantes de Brasil, Belém de Pará, con un millón cuatrocientos mil habitantes. La característica de Belém es que más de la mitad de la población vive en favelas. Tampoco hay que ignorar que en Sao Paulo, donde Boulos hizo esta campaña hay tres millones de favelados. No se puede decir que todos los favelados votaron al PSOL, entre otras cosas porque fue en las favelas donde se expresó el mayor nivel de abstención que fue muy alto.
Entonces cuesta dimensionar esto en función de que mucha gente ha dejado de ir a votar por la pandemia. Pero en algunos casos es muy notorio, el extremo es la ciudad de Petrópolis donde más del 50% de la población no se presentó a votar. Río tuvo un nivel de abstención altísima también. Porque en realidad para la gente pobre la disputa entre Páez y Crivella era insustancial, son dos candidatos de derecha muy vinculados a hechos de corrupción durante sus gestiones. Los que se abstuvieron en Río sumaron más potenciales votantes que los votantes de Páez que fue el ganador.
Mario Hernandez.- Ahí el más votado también fue un candidato del PSOL ¿verdad?
Silvio Schachter.- Sí, también fue elegida como concejala la que era la pareja de Marielle Franco. En el campo de los concejales ha habido algunas figuras importantes. Justamente Marielle se destacó como concejala. La presencia de mujeres y de mujeres negras ha crecido en ese ámbito y es importante. En lo sustancial más allá de estas lecturas, de figuras, de cambios de ejes en algunos relatos y desarrollos políticos durante los últimos años, sobre todo desde la asunción de Bolsonaro, la verdad es que poco va a cambiar en Brasil. No sólo porque más de 500 ciudades han elegido prefectos de derecha, y el PT ha perdido su presencia en todas las ciudades importantes y ninguna capital tiene prefecto del PT.
Por otro lado, Bolsonaro tiene dos años más de gestión, salvo que renuncie o lo hagan renunciar antes. Y el Parlamento no cambió. El Parlamento brasilero tiene 514 diputados de los cuales el PT más el PSOL más el PSDB tienen 72 diputados. La presencia de la izquierda ahí es mínima ante lo que se llaman “las tres B”, la Bala, por los militares, el Buey por el agronegocio y la Biblia por los evangélicos. Ese es el núcleo dominante del Congreso y van a seguir existiendo después de estas elecciones municipales. Porque no se eligieron diputados ni hubo ningún cambio. Inclusive en los momentos más importantes de desarrollo del PT con Lula con el 60% de los votos, en la elección donde fue reelegido, el PT no llegó al 20% de los diputados. El Parlamento siempre estuvo dominado por la derecha, lo cual “obligó” entre otras cosas, y lo de obligó lo digo entre comillas porque fue una decisión política polémica y cuestionable, a hacer pactos políticos con estos sectores que desembocaron en los hechos de corrupción mayúscula como fue el Mensalao.
Cuando hubo posibilidades de cambiar esta realidad, en 2013, cuando fueron las movilizaciones contra toda esta política esclerosada institucionalizada a partir de los poderes de la derecha que condicionan toda la vida política brasilera, cuando hubo posibilidades de cambiar esto, Dilma no reaccionó favorablemente, al contrario, puso ministros de economía de la derecha, etc.
La realidad hoy en Brasil es gravísima, porque no es sólo la pandemia, tiene 12 millones de favelados que han dejado de recibir todo tipo de ayuda económica. El hambre ha realizado estragos, más allá del virus, en este sector. Y no hay ningún síntoma de que esto vaya a cambiar en el tiempo cercano.
Fuente: Rebelión