Por Alberto Corona, Resumen Latinoamericano, 13 de diciembre de 2020
Amén de las difíciles circunstancias en las que se mueve la economía, Cuba se apresta hoy a destrabar su desarrollo con la entrada en vigor el próximo año de la unificación monetaria y cambiaria.
Con un carácter interdisciplinario y transversal, que implica, además, la eliminación de subsidios excesivos y gratuidades indebidas, así como la transformación de los ingresos, esta tarea es considerada por las máximas autoridades del país como imprescindible.
DE QUÉ SE TRATA
A partir del 1 de enero, Cuba amanecerá con el peso como única moneda nacional, a una tasa de cambio única de 24 pesos (CUP) por un dólar, lo que implica el cese de la circulación del peso cubano convertible (CUC).
Desde esa fecha regirán 19 resoluciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en torno a los salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social.
Con estas medidas se pretende una mejor redistribución de la riqueza, a fin de que los asalariados y pensionados mejoren su capacidad adquisitiva.
Asimismo, favorecen una mayor transparencia en las relaciones entre los diversos actores económicos, incluidas las formas de gestión no estatal.
Por otro lado, propician que el trabajo se convierta en la principal fuente de ingresos, al tiempo que constituye un incentivo a la creación de condiciones para la prosperidad.
IMPACTO DEL CESE DE LA DUALIDAD MONETARIA
Cuba tiene en la actualidad dos monedas en circulación; el peso (CUP) y el peso cubano convertible (CUC) a una tasa de cambio para la población (25 CUP= 1 CUC = 1 USD), y otro para las personas jurídicas (1 CUC = 1 CUP = 1 USD).
Ello genera una confusión en las mediciones de los costos reales de la actividad empresarial y distorsiona los análisis de rentabilidad.
De esa manera, según el presidente Miguel Díaz-Canel, la tarea de ordenamiento destraba la mayoría de los temas pendientes en materia económica, aunque –reconoció- ello de por sí solo no constituye la solución a todos problemas económicos y financieros acumulados.
No obstante, consideró, si deben conducir a la elevación de la productividad del trabajo y a un desempeño más eficiente de las fuerzas productivas.
ANTECEDENTES
En los años 90 del pasado siglo la extinción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la desintegración del campo socialista golpearon con dureza a la nación caribeña.
Paralelo a ello, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde hace más de medio siglo se vio reforzado, lo cual agravó el desabastecimiento de productos en los mercados minoristas y desató fuertes desequilibrios monetarios.
Así el CUP perdió su poder adquisitivo y sus funciones como medio de cambio, reserva de valor y unidad de cuenta, al tiempo que facilitó las condiciones para una dolarización de facto, manifestada en el mercado informal.
Sin embargo, la dolarización nunca alcanzó la totalidad de la economía, pues los salarios, la seguridad y asistencia social, los servicios, los productos normados, entre otras actividades, prosiguieron en pesos cubanos.
Posteriormente, en 2003 y 2004, el nivel de recuperación económica alcanzado permitió el inicio de la retirada del dólar de la circulación y se sustituyó por el CUC.
Desde ese momento en la comercialización de productos en el país coexistían las dos monedas nacionales, el peso cubano y el convertible, estableciéndose así una dualidad monetaria.
Fue entonces que en 2011, a partir de los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se orienta la unificación como parte del proceso de ordenamiento monetario en la nación.
Fuente: Prensa Latina