Por Marcelo Valko, Resumen Latinoamericano, 13 de diciembre de 2020.
I Rentable o sustentable. Hoy en día parece que solo existen dos tipos de sistemas económicos, uno de mercado que se autodenomina libre y el otro es un sistema planificado por el Estado llamado socialista, ambos pueden tener variaciones más o menos rígidas. En cambio la historia americana nos demuestra que las culturas andinas se regían por una modalidad económica diferente: la reciprocidad Estado/comunidades. Recuerdo que hace ya muchos años viajando en el viejo tren Juliaca/Cuzco mantuve una conversación con un joven economista mexicano sobre la andenería para cultivos que se aprecian durante el trayecto que representan millones de hora/hombre de trabajo empleados para realizar semejante obra de ingeniería que pese a los siglos de abandono después de la Conquista se mantienen firmes en las laderas de los cerros en una región de actividad sísmica. El economista liberal aseguraba que en la actualidad semejante inversión de fuerza de trabajo para crear esa andenería no sería rentable. Lo confronté asegurando que en aquel momento se pudo y funcionó de modo sustentable y las pruebas las teníamos mirando por la ventanilla del tren y en las mismas crónicas de quienes destruyeron ese mundo y que aun así se maravillaron del sistema incaico que incluso tenían depósitos (colcas) previendo hambrunas por malas cosechas. Obvio el neoliberal retrucó. Se enredó en explicaciones, dio infinidad de vueltas, recurrió a Adam Smith y acabó refugiado en Milton Friedman para terminar diciendo algo como: “si, pero no…”. Entre tanto, la andenería andina que utilizó sabiamente las laderas de las montañas como archipiélagos horizontales, es decir como islas de cultivos determinados de acuerdo a la temperatura requerida, plantando abajo cultivos que necesitaban más calor (maíz) y arriba los que resistían las bajas temperaturas (papas) como si fuera una inmensa góndola de un supermercado vertical continuaba allí desafiando al presumido adlátere de Friedman.
II Oferta y demanda. El actual sistema económico se rige por la mano invisible del mercado y su ley suprema de oferta y demanda. A mayor demanda de un bien el precio se incrementa, a mayor oferta el valor desciende. Y así nos enteramos del contrasentido que productores agropecuarios opten por abandonar parte de su cosecha para que el valor no se desplome algo que hubiera espantado a los andinos. ¿No levantar cosechas? ¿Destruir alimentos? Se trata de un sistema perverso donde no cuenta la sensatez humana sino la tasa la ganancia y eso explica que tantos productores se regocijan por con las malas cosechas de otros y explica las fluctuaciones por ejemplo de la soja o cuando se desata una crisis en el Golfo Pérsico causando inquietud por un posible desabastecimiento de petróleo su valor se incrementa. Es simple. No es necesario cursar un seminario en la Escuela de Chicago con su mentor que fue premiado con el Nobel de Economía…. Tal sistema tiene algunos puntos neurálgicos, verdaderas catedrales del capital como Wall Street o la Bolsa de Tokio donde cotizan distintas acciones (granos, acero, oro etc.) y obvio los papeles de distintas compañías. En EEUU existe una segunda bolsa de valores automatizada y electrónica llamado Nasdaq que establece distintos índices, es decir un valor para los productos. El 8 de diciembre fecha en que la que muchas familias arman el arbolito navideño, comenzó a cotizar en el mercado a futuro de Wall Street un recurso común como el agua. Generaron un título, un activo financiero no para el agua en si misma sino sobre los derechos de su uso que es todavía peor. Los devotos del sistema salieron de inmediato a dar loas y vítores asegurando que es una muy buena noticia ya que puede ser una herramienta de conservación del recurso que permitirá una gestión eficiente del mismo.
III El cambio climático. El efecto invernadero que causa el calentamiento del planeta envía señales inquietantes sobre el aumento del estrés hídrico creado por los mismos que solo tienen anteojeras para traducir los acontecimientos del mundo en el maniqueísmo de oferta y demanda. Son los mismos que festejan el ingreso del agua como título financiero ya que en lugar de percibir un desastre en ciernes ven un campo muy propicio. Algunos ejemplos actuales. El este de Australia experimenta una sequía de la que no se tiene memoria, el avance de la aridez al sur del Sahara sobre la franja del Shael es constante, la desertificación de California se acrecienta al igual que en el sudeste español y con la expansión del límite de desierto de Atacama. La mega sequía que padece Chile la mayor desde que se tienen registros llevó a que el Parlamento discuta una reforma al Código de Aguas para cambiar el modelo de gestión que fue establecida en 1981 por Pinochet. Durante este año 2020 hasta el río Paraná el segundo rio en extensión y caudal de América experimentó una alarmante baja en su nivel. El cambio climático provocó una disminución de precipitaciones en la cuenca superior. La sequía afectó el flujo de los afluentes causando además una contracción de los acuíferos subterráneos y hasta las Cataratas del Iguazú presentaron un panorama desolador. La foto que ilustra esta nota la obtuve en el norte de La Rioja donde las crónicas mencionan extensos bosques de algarrobo… Tengamos en cuenta que ni siquiera tocamos el tema de la contaminación por agroquímicos y que más del 80% de aguas residuales de la actividad doméstica, industrial y comercial regresan al ecosistema sin ningún tratamiento. En definitiva la escasez de agua apta para el consumo humano lleva a que cotice en la Bolsa…
IV Datos alarmantes. De acuerdo a estudios de la ONU, casi dos mil millones de seres humanos habitan en regiones que presentan procesos de desertificación y tienen graves problemas para acceder al agua. Como demuestra lo que ocurre en Sudán, Níger o Chad además de los conflictos regionales millones de personas comienzan a desplazarse para conseguir un mínimo acceso al agua. A su vez el estrés hídrico genera una mayor erosión de los suelos con la consiguiente pérdida de aptitud productiva de la tierra. Todo indica que en los próximos años la situación se agudizará y eso explica los aleteos recientes de los buitres de Wall Street atentos de donde pueden incrementar las tasas de ganancia de las empresas transnacionales a costa de los que menos tienen. El círculo vicioso es una oportunidad de oro para el afán de lucro. En este sistema de oferta y demanda la mano invisible del mercado siempre se las ingenia para que los desamparados subsidien la opulencia del poder.
V Guerra del Agua. Cuando estamos en un supermercado frente a una góndola de agua embotellada, pocos advierten que se trata de una imagen inequívoca de su privatización, este proceso comenzó hace bastantes años, su cotización en Wall Street es una consecuencia obvia. Nos acostumbraron a pagar por agua privatizada. Además y aunque parezca irreal, cuanto más pobre es el país y con mayores problemas de abastecimiento de agua, ese mismo litro embotellado es más caro en Mauritania o Perú que en Bélgica ya que en los países periféricos resulta rentable para las compañías embotelladoras que la distribución de agua potable en la red no sea de buena calidad. Este avance no es de hoy, un ejemplo lo vimos hace veinte años en Bolivia con la llamada Guerra del Agua que estalló inicialmente en Cochabamba debido a la privatización del recurso durante el gobierno del general Hugo Banzer. Además existen disputas incluso dentro de un mismo país como ocurre entre la provincia de Mendoza y La Pampa en Argentina por la apropiación del caudal del rio Atuel en detrimento de los pampeanos. Si en medio de la vorágine informativa alguien logra retener algo recordará que hace un par de décadas comenzaban a escucharse las primeras voces alertando que el “libre mercado” venía por el agua…
Aunque estamos en el mismo planeta que nuestros abuelos las cosas cambiaron bastante. Ninguno de las decenas de miles de hondureños del valle de San Pedro Sula que en un par de semanas padeció dos huracanes consecutivos que devastaron la región con precipitaciones de 750 mm por lo que estuvieron casi 20 días con el agua hasta el techo de sus viviendas podrían creer que dada su escasez el agua comenzó a cotizar en Wall Street en medio de acciones de litio, soja y Disney Chanel. Pero los huracanes Eta y Iota un fenómeno climático inusual son parte del mismo problema. Con la paulatina sustitución de combustibles fósiles invertir en agua un recurso más imprescindible que el petróleo a la larga será más rentable. Los buitres tienen buen olfato. De lo que no cabe duda por más que nos envuelvan con cuentos de todos los colores es que vienen por el agua…