Por Elijah J. Magnie. Resumen Latinoamericano, 1 de diciembre de 2020.
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu decidieron hace tiempo que Irán es su peor enemigo y que su programa nuclear debía ser interrumpido o destruido de todas las formas y maneras. Quizás Trump considera a Irán como una de las razones de su derrota en la reelección, o quizás considere como ‘misión no cumplida’ el hecho de que Irán expanda su enriquecimiento nuclear y desarrolle su programa de misiles balísticos.
Hay pocas dudas al respecto de que Trump deseaba añadir estas dos hazañas a la lista de obsequios ofrecidos a Israel; los territorios sirios ocupados de los Altos del Golán, la capital de Palestina, Jerusalén, el apoyo público a la construcción ilegal de asentamientos en los territorios palestinos ocupados y la normalización de relaciones diplomáticas con países árabes y musulmanes.
De ahí la motivación de Trump para arrastrar a Irán a una guerra, o al menos asegurarse de reducir a cenizas el acuerdo JCPOA, en caso de que Biden intentara reinstaurarlo después del 20 de diciembre de 2021. El asesinato del científico iraní Mohsen Fakhri Zadeh fue anunciado, no explícita, sino implícitamente por Netanyahu. Ahora nos queda preguntarnos, ¿cuáles son las opciones de Irán? ¿Quién apoya a Israel en su asesinato? ¿Cómo ha arrastrado Netanyahu a Arabia Saudí en la lista de objetivos de Irán? ¿En qué plataforma podemos esperar que ocurra la próxima escaramuza?
El primer ministro Netanyahu se enfrenta a las cortes de justicia en casa, acusado de soborno y corrupción. Está intentando todo a su alcance para mantenerse en el poder y reunir más aliados. No ha titubeado a la hora de arrastrar junto a él a su nuevo aliado, Arabia Saudí, en su juego contra Irán. Un primer resultado de esto es que ahora Irán tiene un amplio espectro de objetivos a la hora de responder al asesinato de Fakhri Zadeh.
De hecho, el primer ministro israelí tiene pocas opciones para involucrarse en solitario en un conflicto más amplio. En el Líbano, la estrategia de disuasión impuesta por Hezbolá fuerza al ejército israelí a mantenerse lejos de las fronteras. El líder de Hezbolá, Sayed Hassan Nasrallah, prometió atacar y matar a cualquier soldado israelí a la primera de oportunidad. El gobierno de Israel ordenó a todas las tropas retirarse y tomar distancia, dejando las fronteras desatendidas en los últimos meses. Además, Hezbolá está transportando armas desde Siria hasta el Líbano bajo la impotente mirada de los israelís, quienes temen atacar a un operativo de Hezbolá por equivocación y sufrir las consecuencias de ello. Hezbolá ha impuesto las normas de conducta y actuación con Israel en un frente en el que Netanyahu se siente débil y vulnerable.
En Israel, el ejército no está preparado para la guerra. Los puertos de Israel, así como sus aeropuertos, se encuentran a fácil alcance de los misiles de alta precisión de Irán y sus aliados, en caso de ser disparados desde Siria, Líbano o Irak. Además, la economía israelí ha sufrido agudamente debido a la pandemia de la covid-19. Por ello, Netanyahu necesita a otros estados para luchar junto a él (o en su nombre). La revelación pública de la visita secreta que Netanyahu hizo a Arabia Saudí para verse con el príncipe Mohammad Bin Salman cobra más sentido después del asesinato de Fakhri Zadeh. Netanyahu ha querido mostrar a Irán que no está solo en el asesinato y que Arabia Saudí está involucrada. Esto significa que los targets de la venganza de Irán no se limitarán solamente a Israel. El movimiento de Netanyahu — la revelación del encuentro — se trata claramente de un golpe bajo, aunque esto no es inusual dado su carácter y estrategias.
No había una necesidad real de revelar la fecha de su visita, tampoco de mantener a los civiles monitoreando su vuelo desde Israel hasta la ciudad de Neom en el Mar Rojo. Esto no es nuevo en las relaciones saudíes-israelíes. Arabia Saudí ha financiado guerras que han sido llevadas cabo por Israel, principalmente en el Líbano, en 2006. El anterior jefe del Mossad, Tamir Pardo, visitó Riad en 2014. El ya retirado general saudí Anwar Eshki se reunió con un oficial israelí en el hotel King David en 2016, y un año después el jefe de los espías saudíes Khalid Bin Ali al-Humaidan realizó una visita secreta a Israel.
Por primera vez desde los asesinatos de cuatro científicos nucleares iraníes en los últimos años, la comunidad internacional ha condenado el asesinato premeditado de un civil en Irán, definiéndolo como ‘terrorismo de Estado’. Israel ha sido una vez más acusado de violar la ley internacional, llevando a cabo un asesinato que es poco útil a la hora de lograr su objetivo de detener el programa nuclear iraní. De hecho, Israel ha llevado a cabo docenas de asesinatos contra militantes no-combatientes y civiles sin ningún tipo de rendición de cuentas global, siguiendo la tendencia de que ‘lo que no es permitido a ningún Estado le es permitido a Israel’.
El servicio de inteligencia exterior israelí, el Mossad, no es tan competente como su reputación en los medios de comunicación pueda sugerir. Su mediocridad ha sido públicamente expuesta: está lejos de tener un ‘brazo largo’ y, de hecho, es bastante dependiente del apoyo internacional foráneo. Los agentes del Mossad han sido raramente ejecutados, excepto en Siria, cuando Damasco rechazó cualquier tipo de negociación. El Mossad no solo cuenta con un gran presupuesto y un suministro cuantioso de pasaportes falsos, también cuenta con el apoyo de la comunidad internacional y las instalaciones militares de los Estados Unidos en todo el mundo, dependiendo de la clandestinidad particular de cada operación y sus objetivos. El servicio de inteligencia israelí también puede confiar en el apoyo de Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos para liberar o sacar de contrabando a los agentes del Mossad. En estos recursos reside la fuerza de Israel, además del apoyo incondicional de los Estados Unidos cuando un presidente como Donald Trump está en el despacho oval. Tras la normalización israelí con los países del Golfo, Israel ahora puede contar con el apoyo árabe, más que antes, para coordinar sus actividades clandestinas en países donde residen los enemigos mutuos de estos estados: Irán y el «Eje de la Resistencia» (Líbano, Siria, Irak y Yemen).
El asesinato del científico iraní fue llevado a cabo un equipo de ejecución altamente capacitado que no se preparó para el ataque en tan solo unos días. El equipo tenía explosivos, armas, medios económicos y pisos francos para reunirse y capacitarse como equipo para la operación. «Ese tipo de actividad requiere una operación patrocinada por el Estado», afirman fuentes de seguridad iraníes en Teherán.
Israel, a diferencia del presidente Trump cuando asesinó al general Qassem Soleimani, no anunció oficialmente su responsabilidad por el asesinato de Fakhri Zadeh, aunque Netanyahu sí lo insinuó con su propio estilo. Sin embargo, se ordenó simultáneamente que los B‑52 estadounidenses regresaran a Oriente Medio unos días antes del ataque y el Pentágono ordenó al portaaviones USS Nimitz que regresara al Golfo Pérsico. Asimismo, la administración estadounidense prometió atacar con fuerza si algún soldado estadounidense era atacado en Irak. Todas estas indicaciones son tomadas por Irán como señales claras de la complicidad y responsabilidad de Estados Unidos e Israel para con el asesinato ilegal.
¿Cuáles son las opciones de Irán?
El comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, el mayor general Hossein Salameh, ha asegurado que «Irán responderá». Ha quedado patente su compromiso, y no se espera que arriesgue su credibilidad. El líder de la revolución, Sayed Ali Khamenei, dio instrucciones a sus comandantes militares de «tomar la venganza justa por el mártir Mohsen Fakhri Zadeh». El comandante de la Brigada IRGC-Quds, el general Ismail Qaani, que representa el brazo de las operaciones iraníes en el exterior, indicó: «Hay objetivos que han sido identificados regionalmente y los aliados de Irán participarán en la respuesta».
Según las fuentes, Irán ha comenzado a trabajar en varios niveles: 1) Descubrir el equipo responsable del asesinato. 2) Pedir a todas las embajadas en el extranjero que soliciten la condena de la comunidad internacional crimen ilícito de matar a un civil. 3) Identificar a los partidarios de cualquier posible acción israelí: la disuasión se realiza a modo de respuesta, atacando objetivos establecidos por Irán en Oriente Medio. 3) Buscar cualquier equipo preparado para llevar a cabo otro potencial ataque por parte de Israel durante los cincuenta días restantes del mandato de Trump. 4) Identificar los objetivos más urgentes a atacar en Oriente Medio. 5) Aumentar el nivel de enriquecimiento de uranio, sin tener en cuenta el JCPOA, y aumentar el nivel de existencias a más de 2.442,9 kg.
Las fuentes entienden que no hay nada que impida que Israel lleve a cabo nuevos ataques contra objetivos iraníes si no se impone la disuasión, como ha hecho Hezbolá exitosamente en el Líbano. Además, cualquier posible golpe a Israel y los aliados de Estados Unidos en Oriente Medio (en Afganistán o Yemen, por ejemplo) enviaría señales a Israel para detenerse, cuando los intereses de Estados Unidos en la región sean puestos en peligro.
Mientras Trump (a quien nuestra fuente describe como «un elefante en una cristalería») esté en el poder, Irán ha decidido no ir a la guerra y mientras tanto no sea arrastrado a situaciones y riñas impuestas por sus enemigos. Por lo tanto, la guerra total aún no está sobre la mesa, incluso siendo probable que se produzcan más ataques cibernéticos, de sabotaje o de asesinato en las próximas semanas. “La cuenta está abierta con Netanyahu, no hay necesidad de apresurarse, habrá otras oportunidades”, concluyó la fuente.
Fuente: Misión Verdad
Foto: Fakhri Zadeh (tercero a la derecha) fue asesinado el pasado 27 de noviembre en un ataque terrorista (Crédito: Reuters)