La semana pasada, Marruecos se convirtió en el último Estado árabe en establecer relaciones diplomáticas plenas con Israel, normalizando años de relaciones clandestinas entre los dos países.
“Nuestros dos grandes amigos, Israel y el reino de Marruecos, han acordado relaciones diplomáticas plenas”, anunció el presidente Donald Trump en Twitter, el 10 de diciembre.
Trump también anunció que “firmó una proclamación reconociendo la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental”.
La decisión de Marruecos de establecer relaciones diplomáticas con Israel, parece haber sido tomada a cambio del acuerdo de la administración Trump de reconocer la ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Aunque una declaración oficial de la Casa Blanca no vincula explícitamente el acuerdo de normalización con el reconocimiento de la reivindicación de Marruecos, ambos fueron anunciados conjuntamente.
Los marroquíes rechazan la decisión
La sociedad civil palestina condenó la “traición” del gobierno marroquí a los palestinos y saludó a “los marroquíes que rechazan unánimemente la normalización de las relaciones del régimen marroquí con Israel”.
Según una reciente encuesta realizada por el Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos, el 88% de los marroquíes rechazan el reconocimiento de su país a Israel.
El pasado lunes, las autoridades marroquíes impidieron por la fuerza una protesta contra la decisión del gobierno en la capital, Rabat.
“Los marroquíes siempre han considerado a Israel como su enemigo, así como el enemigo de todos los pueblos de la región”, declaró el Comité Nacional del BDS (BNC), la coalición de la sociedad civil que lidera el Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones.
Lazos históricos
El acuerdo no es “ni sorprendente ni inusual, dada la larga historia de relaciones secretas y abiertas” entre los dos países, añadió el BNC.
De hecho, el acuerdo que Trump califica de “histórico” no hace más que formalizar décadas de cooperación militar secreta y de inteligencia entre Israel y Marruecos.
La agencia de inteligencia exterior de Israel, el Mossad y la Agencia Judía, sacaron de contrabando a los judíos marroquíes de su país, algunos por la fuerza, en los primeros días posteriores al establecimiento de Israel.
En 1965, Marruecos permitió al Mossad poner micrófonos en las salas de los funcionarios árabes que se reunían en la Casa Blanca, lo que dio a Israel una ventaja en la guerra de 1967, según una entrevista del New York Times con un ex oficial militar israelí.
También en 1965 el Mossad colaboró en el secuestro y asesinato del líder de la oposición marroquí de izquierda, Mehdi Ben Barka.
Para ilustrar estos lazos de larga data, el ex Primer Ministro israelí, Ehud Barak, tuiteó una foto suya con el Rey Muhammad de Marruecos cuando era mucho más joven.
Barak añadió que lo conoció hace 42 años, cuando era un niño de 15 años, en el palacio de su padre, el difunto Rey Hasan II.
Recompensas
El BNC afirmó que los Estados Unidos como “potencia imperialista que libra guerras continuas contra los pueblos del mundo y sus aspiraciones de libertad, independencia y desarrollo, no es apto para ser una referencia legal y moral en la resolución de conflictos”.
Esto fue en referencia al reconocimiento por parte de Trump del reclamo de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
Colonia española hasta 1975, el Sáhara Occidental limita con Marruecos, Argelia y Mauritania, y ha sido llamado “la última colonia de África”.
Con una población de más de medio millón de habitantes, el Sáhara Occidental es reconocido por las Naciones Unidas como un territorio no autónomo que aún no ha alcanzado la libre determinación.
Con el apoyo de Francia y los Estados Unidos, Marruecos ha ocupado la gran mayoría del territorio desde el decenio de 1970, contra la resistencia del Frente Polisario, establecido en 1973 para liberar al Sáhara Occidental del dominio español y luego del marroquí.
El Polisario, así como el gobierno saharaui que administra alrededor del 20% del territorio, condenaron la decisión de Trump de entregarle a Marruecos “algo que no le pertenece”, dijo el grupo a los medios franceses.
Los movimientos de liberación palestinos y saharauis se han solidarizado anteriormente entre sí.
George Habash, el fallecido líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, visitó los campamentos de refugiados saharauis en 1979.
En un discurso pronunciado allí, Habash elogió la derrota de los saharauis a los colonizadores españoles y su lucha contra el dominio marroquí.
“Nos sentimos como si estuvieran luchando junto a nosotros en las trincheras contra los enemigos de la revolución palestina”, añadió.
En palabras que aún resuenan hoy, Habash afirmó que “en la revolución palestina, no sólo luchamos contra Israel y los sionistas, sino contra las fuerzas regresivas árabes que están alineadas con el movimiento sionista”.
Mientras tanto, los EE.UU. están próximos a completar la venta de al menos cuatro aviones teledirigidos avanzados a Marruecos.
Se informa que el Departamento de Estado aprobó la venta, pero aún tendría que pasar por el Congreso. No está claro si los aviones no tripulados vendrían con armas.
Tampoco está claro si la venta está relacionada con el acuerdo de normalización.
La administración Trump aprobó en noviembre la venta de 50 cazas F‑35 a los Emiratos Árabes Unidos como parte de un acuerdo de armas de 23 mil millones de dólares. La negativa inicial de Israel de dar su aprobación a la venta de armas había sido un contratiempo, pero el trato se llevó a cabo después del acuerdo de normalización entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel.
Chantaje y recompensas
Después de los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Sudán, Marruecos es la cuarta nación árabe que ha normalizado relaciones con Israel bajo la administración de Trump, acuerdos que han implicado tanto recompensas como amenazas.
El gobierno de transición de Sudán acordó en octubre establecer relaciones diplomáticas plenas con Israel, como parte de un acuerdo más amplio para llevarlo firmemente al redil estadounidense.
Un portavoz del gobierno sudanés reveló recientemente que el país fue objeto de una “fuerte presión” de los Estados Unidos para normalizar las relaciones, a cambio de que Sudán fuera retirado de la lista estadounidense de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo.
“Se dijo claramente [que] esto está relacionado”, dijo el ministro de información de Sudán, Faisal Mohamed Salih, a la televisora iraní Press TV.
“Si quieren que Sudán sea eliminado de la [lista de Estados patrocinadores del terrorismo de EE.UU.], entonces tienen que normalizar la relación con Israel. Fue una situación muy difícil”, dijo.
Salih dijo al corresponsal de Press TV, Ahmed Kaballo, que el gobierno de transición de Sudán “insistió” en mantener los dos temas separados cuando el Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo visitó Jartum para mantener conversaciones.
La eliminación de Sudán de la lista ha sido percibida como una motivación primordial para avanzar en la normalización.
Los jóvenes “quieren cualquier cosa que pueda hacer que la economía funcione”, dijo Kaballo a la periodista Anya Parampil de The Grayzone.
“No les gusta el régimen israelí, no les gustan los crímenes contra los palestinos”, añadió Kaballo. “Pero piensan que si la normalización de las relaciones con Israel traerá inversiones extranjeras, mejorará la situación económica, entonces es un precio que están dispuestos a pagar”.
Se esperan tratados formales una vez que Sudán forme un gobierno permanente.
Pakistán en los titulares
El mes pasado, los grandes titulares afirmaban que Arabia Saudita estaba presionando a Pakistán para establecer relaciones diplomáticas con Israel.
Los rumores surgieron después de que se le preguntó al primer ministro pakistaní, Imran Khan, sobre la presión en Islamabad para normalizar los lazos con Israel, en una entrevista con la emisora local GNN.
“¿Cuánta presión hay para que [su gobierno] reconozca a Israel?”, le preguntó el entrevistador a Khan.
“La presión es porque Israel tiene una gran influencia en los Estados Unidos”, dijo Khan, añadiendo que esto ha aumentado con la administración de Trump.
“Ahora, nunca hemos considerado la posibilidad de reconocer a Israel.”
Khan añadió que desde la fundación de Pakistán, su política ha sido que mientras los palestinos no “obtengan sus derechos y un acuerdo justo”, nunca podrá haber reconocimiento.
Cuando se le preguntó si los Estados musulmanes –presumiblemente una referencia a Arabia Saudita– estaban presionando a Pakistán para que reconociera a Israel, Khan pidió al entrevistador que siguiera adelante con sus preguntas.
El gobierno pakistaní negó los informes acerca de que EE.UU. estaba presionando para que reconociera a Israel, calificándolos de “inventos” y reafirmó su posición “inequívoca” de que no reconocerá a Israel mientras no se concedan todos sus derechos a los palestinos.
“El pueblo pakistaní nunca sucumbiría a esta presión” escribió recientemente el académico pakistaní Junaid S. Ahmad.
“Siempre han sido solidarios con los palestinos y los cachemires, y ninguna clase de coacción va a disminuir su determinación”, añadió.
“Difícilmente existe una población más pro-palestina que la de los pakistaníes”.
Fuente: Investig’Action
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