Hoy hace 452 años que las andaluzas y andaluces denominados como “moriscos” por la nobleza conquistadora castellana se sublevaron militarmente frente a la corona castellana. La señal de inicio de dicha sublevación fue la coronación de Fernando de Córdoba y Válor como rey de Granada y Córdoba ‑es decir de Andalucía- bajo el nombre de Aben Humeya en Cádiar. En la noche del 24 al 25 de diciembre tropas andaluzas llegaron al Albaycín para que el vecindario se uniera a la sublevación. Desde entonces y durante tres años las andaluzas tuvieron en jaque al ejército más poderoso de Europa, las tropas de Felipe II.
La historiografía españolista ha explicado la insurrección de 1568 como una guerra de religiones motivada por el sínodo granadino de 1565 que prohibió las costumbres moriscas y la visita obligatoria de los curas a sus casas de viernes a domingo. Pero si analizamos la insurrección llamada “de La Alpujarra” (que en realidad recorrió toda la Cordillera Bética) de 1568 vemos que la religión es sólo una excusa utilizada para que las andaluzas de hoy percibamos como ajenas a nosotras a las andaluzas de aquella época y nos alineemos con la corona y la nobleza castellana cuyos herederos nos gobiernan, eso sí, de filiación católica.
Lo cierto es que la rebelión andaluza de 1568 vino motivada por el carácter extractivo y colonial con el que Castilla sometió a las clases trabajadoras andaluzas. Una de sus manifestaciones fue el impuesto de “la farda” pagado exclusivamente por los moriscos (a excepción de la farda del mar que la pagaban todos los habitantes del reino de Granada independientemente de su origen) y que servía para financiar el ejército castellano y la construcción de edificios oficiales de la Corona como el palacio de Carlos V. Otra la política impositiva de la corona castellana que gravaba la seda granadina hundiendo al artesanado. Y hay muchas más como la petición de títulos de propiedad de los funcionarios de Castilla al campesinado andaluz entre 1559 y 1568 bajo amenaza de sanción o expropiación de la tierra… Fue eso lo que produjo una situación de explotación de las clases populares insoportable que motivó el alzamiento andaluz de 1568 enfrentándose a las tropas de Felipe II. Fue ante la opresión del Pueblo Andaluz ante la que entonces este se alzó ‑como siempre- en armas contra el poder castellano. Es por ello por lo que desde Nación Andaluza-Granada consideramos imprescindible recordar esta fecha y ponerla en el mapa de nuestra historia nacional.
Hoy día Andalucía es una nación más oprimida que nunca y el Pueblo Trabajador Andaluz sufre unas condiciones materiales de existencia cada vez más lamentables. Alcanzamos casi el millón de paradas doblando la tasa de desempleo media del Estado español, nuestra renta per cápita es casi la mitad que la de Madrid, la propiedad agraria está más concentrada que hace un siglo y más de un 40% de las niñas andaluzas están en riesgo de exclusión social, por dar unas pocas cifras. En Nación Andaluza pensamos que es inevitable que un nuevo un alzamiento masivo y popular del Pueblo Trabajador Andaluz venga a reclamar por la vía de los hechos lo que las instituciones que nos gobiernan y son ajenas a nosotras nos niegan: una Andalucía para las andaluzas.
¡Viva Andalucía libre!
Asamblea local de Nación Andaluza.
Granada, 24 de diciembre de 2020.
Carlos Ríos
Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).
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