Por David Artime
Micrófono en mano y ataviado con el chaleco naranja de la lucha de los pensionistas franceses, en pleno centro de Barcelona, acusa a los ministros socialistas José Luis Escrivá y Nadia Calviño de ser emisarios del poder financiero y de regalar el dinero de la seguridad social a los bancos. Ramón Franquesa, portavoz de la Coordinador Estatal en defensa del sistema de pensiones, fundador de la marea pensionista en Cataluña y profesor de Economía en la Universidad de Barcelona, no hace concesiones al “gobierno más progresista de la democracia”. En materia de jubilaciones, dice, ese progresismo “no se está notando nada”. Al contrario, cree que el Ejecutivo está intentando “meter de tapadillo” en el Pacto de Toledo los primeros pasos hacia la privatización. Pero les augura tiempos difíciles a Sánchez e Iglesias . Cuando pase el confinamiento prevé un periodo de fuertes movilizaciones. El próximo día 28 ya hay convocadas concentraciones en toda España. “La partida acaba de comenzar”, afirma.
¿Aumentar a 35 años el periodo de cálculo de las pensiones, como ha propuesto el ministro (de Seguridad Social) José Luis Escrivá, es un eufemismo para reducirlas?
Totalmente. Eso supone para el 99% de la población reducir la pensión porque cuantos más años se calculen y más lejos nos vayamos del momento de la jubilación más baja será. Detrás de esto la única intención real es bajar las pensiones.
¿Considera que este ministro y la de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, no se corresponden precisamente con un ministros de un Gobierno de izquierdas?
Estas dos personas están actuando de emisarios de la Comisión Europea y y del poder financiero. Ella viene del Banco Santander y él de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), dos instituciones financieras que están intentando que salgamos de esta crisis de la manera más favorable para los bancos, que es privatizar el servicio público de pensiones.
Pero el Gobierno insiste en que no quiere privatizar las pensiones.
La manera de hacerlo es diversa. Nadia Calviño ha introducido en el Pacto de Toledo que una parte de lo que ingresamos en la caja de pensiones se dirija a fondos privados de pensiones. La Seguridad Social ingresará menos, porque un parte irá a los bancos y a los fondos financieros privados, y por tanto hay que buscar mecanismos para compensarlo, como por ejemplo alargar el periodo de cálculo.
¿Y qué hay de la gente que dice que estos planes de pensiones de empresa, como el de Geroa en el País Vasco, son beneficiosos?
Miles de pensionistas vascos ya han anunciado que llevarán el caso de Geroa a los tribunales. Las pensiones privadas están quebrando en muchos países. En Chile, en Estados Unidos, en Holanda. En Chile están percibiendo un 25% de lo depositado. En Estados Unidos te encuentras a gente de 90 años trabajando. La ministra pretende ahora dejar parte del dinero de nuestra caja de pensiones en los bancos europeos, cuyo estado de salud actual es más que cuestionable.
En su discurso reciente en una concentración en Barcelona advertía de que también se intenta chantajear a los sindicatos.
Sí, es otro elemento necesario para que esto pueda funcionar. Deben articular un cierto consenso y que los sindicatos no denuncien, y la manera de hacerlo es ofrecerles a los sindicatos una participación en la gestión de esos fondos privados. A cambio reciben un ingreso por implicarse en la gestión de esos fondos. No es un gran ingreso, pero les da para pagar algunos locales y algunas liberaciones y los hace dependientes de estos sistemas privados.
Esto ya está ocurriendo en Geroa, en el País Vasco, y en algunos fondos creados en Cataluña, en cuyos consejos hay representantes sindicales. Ocupan puestos absolutamente minoritarios y se les paga para interpretar este papel. Son personas que apenas tienen acceso a la información y muy poca idea de lo que allí ocurre. De hecho, en la mayoría de casos se las han colado todas.
Ni el Gobierno de izquierdas, ni los sindicatos. ¿En Coespe y en las Mareas se sienten ustedes solos?
Nos sentimos muy solos. Pero no ahora. Ya nos sentimos solos desde el momento en que se permitió que la jubilación pasara de 65 a 67 años, cuando hay millones de jóvenes sin trabajar. A mucha gente la despiden a los 57 años, porque cuando más tiempo pase entre el último día trabajado y la primera nómina de la pensión, menos van a cobrar estas personas. La gente está perdiendo entre un 30% o un 40% de lo que le correspondería con la edad fijada a los 65.
¿No se está notando que haya un gobierno de izquierdas?
La realidad es que no se está notando. Se ha intentado decir que gracias a este acuerdo se iban a revalorizar las pensiones, pero eso ya se consiguió gracias a la movilización cuando gobernaba Rajoy, que tuvo que renunciar a ciertos aspectos del Pacto de Toledo por la presión que tuvo en la calle. Ahora, el Gobierno está abriendo una puerta terrible, que es cambiar la ley para que esto sea posible destinar parte del dinero de las pensiones a fondos privados, y el resto de partidos del arco parlamentario no podrá decir nada porque han votado a favor.
Se aprovecha la oportunidad cuando hay Gobiernos de izquierdas para colocar medidas antisociales de mucho calado que acabarán generando un enorme desencanto en nuestro país. Aquellos que se presentaron a las elecciones prometiendo mejorar la Seguridad Social lo que hacen es dar el dinero a los bancos. Vamos a tener un gran desencanto. Nos sentimos muy defraudados.
Se dice que no hay dinero suficiente. Que el sistema actual no es sostenible por la evolución demográfica.
Es una mentira repetida mil veces. Si ese era el problema, entonces ¿por qué se bajaron las cotizaciones sociales en las anteriores reformas? Si el problema era que había demasiados pensionistas por trabajador, lo normal hubiera sido subir las cotizaciones. Hasta el momento en que empieza la pandemia de la Covid19, la inscripción en la Seguridad Social no dejaba de crecer, España nunca había tenido tantos afiliados hasta ese momento. Y eso a pesar de que nucha gente trabaja en negro, o como falso autónomo, o como becario, o prácticas.
Pero no solo eso. A causa de los fallecimientos por la pandemia, durante 2020 por primera vez en muchos años, el número de personas que han salido del sistema ha sido superior al que ha entrado. Por tanto, deberían estar proponiendo subidas de pensiones, no bajadas.
Por tanto es una cuestión falsa. Se dice eso y sin embargo se pretende provocar la quiebra de la Seguridad Social, se quiere quitar ingresos a Seguridad Social para dárselos a los bancos. Teníamos un sistema de pensiones enormemente sólido, y si no lo hubiéramos tocado, tendríamos aún más gente trabajando y más ingresos. Pero se aplicaron recortes y se precarizó el mercado de trabajo, y en lugar de 23 millones de cotizantes, tenemos 19.
¿La gente está tomando conciencia de esta situación?
Sí. Cada vez somos más. Durante la pandemia Coespe ha doblado el número de localidades en las que realiza las concentraciones semanales y cuando pase todo esto seremos muchos más. Las modificaciones del Pacto de Toledo las han colado de tapadillo, pero tendrán que hacer un cambio de ley y eso obligará a todo el mundo a posicionarse y habrá una fuerte movilización social. De la misma manera que los compromisos electorales de los partidos no han tenido mucha solvencia, lo que han acordado ahora puede que tampoco tenga ninguna solvencia si la gente sale a la calle para pararles los pies. La partida está abierta. Esta gran movilización social se va a producir, está en nuestros planes de trabajo.
Asturies es una comunidad con una fuerte dependencia del sistema de pensiones, tras el cierre de la minería.
Sí, y antes fue una comunidad que contribuyó mucho. Esa gravísima debilidad que tiene Asturies ahora demuestra que debe primar una principio de solidaridad y de caja única para todo el mundo. Mañana le puede pasar a Cataluña, si se hunde el sector turístico, por ejemplo. Por eso, necesitamos un sistema solidario y fuerte, en el que la pensión de las personas esté garantizada en todo el territorio. Escrivá propone ahora un sistema de fondos de pensiones por empresas y por sectores, lo que romperá la solidaridad y la caja única, y generará una sociedad más egoísta, más insolidaria, y más pobre.
Fuente: Nortes
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