Por Yadira Cruz Valera. Resumen Latinoamericano, 5 de diciembre de 2020.
Ignacio Ramonet aseguró hoy que la Unión Europea (UE) carece de justificación política para desconocer y declarar ilegítimas las elecciones parlamentarias en Venezuela.
Ramonet, quien se encuentra en este país como observador internacional de los comicios, expresó a Prensa Latina que ese ente regional no tiene autoridad para decir a priori que el proceso está manipulado, tan sólo porque es la línea que sigue Estados Unidos.
Subrayó que el contexto en que se realizan las elecciones es complejo y está signado por una difícil situación económica como consecuencia del bloqueo de Washington, el cual se convirtió en un castigo colectivo al pueblo venezolano.
‘Para ellos es sancionar la política que defiende el Gobierno Bolivariano; sin embargo, la extrema derecha que promueve las sanciones, ni siquiera se atreve a presentarse para competir por la vía electoral y verificar si en verdad el pueblo los va a elegir o no’, recalcó el reconocido periodista a esta agencia.
Por eso, dijo, el presidente Nicolás Maduro le dio un carácter plebiscitario al declarar que si las fuerzas revolucionarias pierden la Asamblea Nacional, se retirará del cargo, es una manera de incitarlos a votar y demostrar que es legítimo y democrático el proceso.
‘En todo el mundo las elecciones legislativas tienen un bajo por ciento de asistencia, pero si en Venezuela votara menos del 50 por ciento sería el pretexto para intentar demostrar que el proceso es ilegal’, subrayó.
Sin embargo, este momento electoral que vive Venezuela es el resultado de la Mesa de Diálogo entre el gobierno y la oposición, se cambió el Poder Electoral como solicitaron, hubo aproximaciones con la UE, se fue consecuente con todas las demandas solicitadas y aún así intenta deslegitimarlo.
Con respecto al panorama nacional, Ramonet destacó a Prensa Latina que están creadas todas las condiciones para que el pueblo acuda a votar mañana domingo y ejercer su derecho a elegir el Parlamento, lo cual, recalcó, es lo que molesta a la extrema derecha, la Casa Blanca y sus aliados.
Fuente: Prensa Latina