Por Freddy Mejía Guerra, Resumen Latinoamericano, 12 de diciembre de 2020.
Al camarada Carlos Lanz Rodríguez lo conoce un gentío en este país y en otros países por sus acciones, en los últimos tiempos, en el movimiento chavista y la revolución bolivariana. Yo he tenido la impresión de que ha formado parte de la alta dirigencia de ese proceso, probablemente de su sector más radical por las características personales de CLR.
Antes de esto, fue conocido por ser el principal dirigente de una organización que ejecutó la operación política de secuestro, juicio político y denuncia pública del estadounidense William Frank Niehous (año 1976), quien fuera acusado de ser agente de la CIA y estar encabezando un proyecto económico corrupto de fabricación de vidrio flotado para toda Suramérica, en el marco de la naciente globalización económica y su reparto del mundo bajo una actualizada división del trabajo internacional más allá de los Estados Nación. El argumentario de esto y sus soportes están en el expediente judicial del caso.
Ahondando en ese aparente carácter de dirigente importante del chavismo de Carlos Lanz Rodríguez, se conoció que formó parte destacada del proyecto educativo bolivariano, del cual formaba parte la propuesta de «todas las manos a la siembra» (o así lo entendí yo). También, tuvo un papel destacado en el movimiento por la cogestión obrera en las empresas básicas de Guayana. Algún día, probablemente, alguien escriba evaluando esas acciones de CLR.
En los últimos tiempos se hizo evidente que el camarada se había convertido en un estudioso de la guerra del siglo XXI. Se veían sus largos escritos en Aporrea y fue entrevistado varias veces por Walter Martínez en su otrora prestigioso programa de opinión del canal 8 («Dossier»), junto a estudiosos del tema en el campo militar. Se ha dicho que CLR es asesor del «alto mando militar» o de la Fuerza Armada Bolivariana en esa materia de la guerra no convencional.
Por cierto, antes de que se me olvide, una de las grandes virtudes de Carlos ha sido su afán incansable por compartir y difundir lo que iba estudiando. Esa consigna que acuño en el Cuartel «San Carlos» en el año 1979, denominada «Democratización del Saber» y la creación de «Colectivos de Democratización del Saber», la volvió una práctica cotidiana y un compromiso militante de vida. Muchos tenemos deudas intelectuales con el camarada Carlos.
Retomando, el camarada Carlos Lanz Rodríguez, hasta nuevo aviso, es un militante destacado (y yo creía que también tenía mucha influencia) del chavismo, del PSUV y del movimiento bolivariano.
De repente, para uno que no sabe nada de las circunstancias y los contextos del asunto, se desaparece Carlos el 8 de agosto y ya lleva cuatro meses en esa extraña y maldita condición.
Esa condición extraña es terrible porque significa tanto no estar perceptible como haber dejado de existir. No estar perceptible durante cuatro meses hace temer la no existencia. Además, todo aparece como si nadie supiera nada. Nada sabe la familia, nada sabe el PSUV, nada sabe el gobierno nacional, ni la Fiscalía, ni los cuerpos policiales. Carlos Lanz Rodríguez se esfumó de la faz de La Tierra. Cosas veredes.
Una persona conocida me refería que a CLR lo habían alcedorizado. Ante mi perplejidad, por no entender lo que me quería decir, me recordó el caso del militante pesuvista merideño Alcedo Mora, quien se esfumó del mundo desde 2015, después de haber denunciado corrupción en PDVSA, según declaró en medios uno de sus hijos. Este hijo va más allá y sostuvo que un alto funcionario le había dicho las crueles palabras: «Eso le pasó a su papá por hablador de pendejadas». Nadie sabe, nadie supo más nada del militante Alcedo Mora. Yo, con vergüenza, reconozco que no recordaba el caso y mucho menos que con él desaparecieron dos hermanos de apellido Virgil, de los cuales se ha hablado mucho menos. ¿A dónde van a parar los desaparecidos por hablar pendejadas o por otras causas?
Todxs sabemos que Carlos Lanz Rodríguez nunca ha sido un hablador de pendejadas. Todo lo contrario, dadas las características de Carlos uno no puede sino considerar que si fue esfumado del mundo es por algo importante que sabía o estaba generando en la praxis (unión orgánica de teoría y práctica). Lo extraño es que más nadie supiera nada, que lo estuviera haciendo solo. Aquí hay que hacerse la pregunta de los criminalistas o abogados: ¿A quién beneficia el crimen? A la gente no la andan desapareciendo por el mundo así no más. Cómo sería la cosa que decidieron alcedorizarlo.
Circuló en medios el mes de septiembre que el exmilitar y constituyentista William Fariñas había informado de la detención o «invitación» de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar al General de División César Mejías Camacaro con relación a la desaparición de Carlos Lanz Rodríguez, del cual se decía que llevaba 15 días incomunicado, sin que su esposa y demás familiares supieran la razón de ello. Pero, no se ha comentado más nada.
Yo me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si el desaparecido hubiera sido otro alto dirigente bolivariano? Yo sigo pensando, no sé si ingenuamente, que Carlos Lanz Rodríguez era un alto dirigente psuvista, bolivariano y chavista. O quizá tenga que concluir que somos pocos los dolientes o que el poder de a quienes beneficia el crimen es enorme.
¡Qué vaina Carlos Lanz Rodríguez! Después de tanto sufrimiento, tantos esfuerzos en los inicios de la guerrilla cuando eras un carajito, el tiro en la cara, la tortura, la prisión, el estudio sistemático y continuo, el trabajo organizativo y el jugarse tantas veces el pellejo por las convicciones, siento mucho dolor y arrechera que te hayan jodido de esta manera. Algún día se sabrá lo sucedido. Tal vez no estemos vivos para saberlo, pero servirá para alimentar la historia de la miseria humana y su superación.
fuente: Aporrea