Por Mariana Chavez, Resumen Latinoamericano, 31 de enero de 2021.
Una productora chubutense explica cómo, en vez de megaminería, se podría generar soberanía y justicia alimentaria aprovechando «un valle sumamente fértil por el suelo, por su cercanía al río y por la posición solar».
Nos dimos cuenta de que la hostilidad de este territorio ha sido encauzada por un ojo que siempre estuvo posicionado en la política extractivista. No solo vienen por el oro y la plata sino que está instalada una mina de uranio que, si comienza a funcionar, la contaminación de la zona será nefasta. No va a quedar nada.
Pero este es un territorio y un valle sumamente fértil por el suelo, por su cercanía al río, por la posición solar. La producción en este lugar podría abastecer a la zona de la Cordillera, de la meseta y del mar. Esto generaría soberanía y justicia alimentaria.
En esta tierra fértil solo falta gente con ganas de trabajar. Que la acción inmediata que propone el Estado sea apretar un botón y que todo vuele por el aire y deje de existir no es la salida. Es un fin egoísta y ciego.
Alternativas
Una de las producciones que sostiene la informalidad de la economía es la cría de animales, básicamente de ovejas y de chivas. Esta producción se hizo siempre de forma agroecológica. Desde distintas organizaciones no gubernamentales se está tratando de acompañar ese desarrollo de producción ovina con métodos de rotación de pastoreo para que los campos no se agoten.
A través del Plan de Incentivos a la Agroecología comenzamos a producir cereal, ajo, zapallo, maíz. Los primeros ensayos dieron buenos resultados. También se está monitoreando un cultivo local que es el calafate, un arbusto con cuyas frutas se pueden elaborar dulces y jaleas.
Pero este es un territorio y un valle sumamente fértil por el suelo, por su cercanía al río, por la posición solar. La producción en este lugar podría abastecer a la zona de la Cordillera, de la meseta y del mar. Esto generaría soberanía y justicia alimentaria.
En este lugar la Unión de Trabajadores de la Tierra desarrolla un proyecto de agroindustria y de tratamiento de fruta. Aquí llegan producciones frutales de la zona de la Cordillera y del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Nuestra idea es trabajar en el territorio agregando valor con elaboraciones nutricionales de una calidad necesaria ante la emergencia sanitaria y poder desarrollar conservas o derivados de las frutas que no pierdan sus propiedades nutricionales. Proyectamos habilitar una sala de agroindustria: el equipamiento de la sala es caro, pero tendría un beneficio enorme en la salud comunitaria. También permitiría reactivar la economía de la gente del pueblo de forma sustentable.
Además estamos ofreciendo hospedajes campesinos para que la gente pueda tener una experiencia de volver a la ruralidad. Es lo que mucha gente está necesitando para reconectarse y revincularse consigo misma.
Quienes históricamente habitan este lugar son personas que se sentían olvidadas, desplazadas, alejadas de las posibilidades que ofrece una ciudad. Sin embargo, que ahora esté llegando gente a visitar este lugar tan alejado y con ese perfil de hostilidad que le han impuesto, hace que las personas locales vean su propio lugar y su propia vida con la admiración y la capacidad de contemplación que le otorgan quienes vienen a visitar.
Existe una alternativa saludable, sustentable, que permitiría el desarrollo armónico y que impulsaría las economías regionales en torno a la producción de alimentos y a que una persona que vive en la ciudad pueda llegar a descansar, a desconectar y a conectar con una vida más saludable.
No a la megaminería
El rechazo a la megaminería se sustenta en que acá hay historia, hay vida y gente con ganas de generar un montón de oportunidades para todas y para todos, no solo para una empresa que además de dejarlo todo muerto se va a llevar la vida que existe.
Es necesario que estas tierras sean puestas en valor por la sociedad en general y no solo por las familias que están resistiendo históricamente en el territorio. Hostil no es nuestra tierra: es el Estado ausente.
Que “aquí no hay nada” lo dicen personas que no nos ven, pero estamos acá y vamos a seguir plantados, defendiendo que el agua y la tierra son para la producción de alimentos saludables al alcance de todos y de todas.
Fuente: AnRed