Resumen Latinoamericano, 18 de enero de 2021.
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La pandemia caliente y los años que viviremos en peligro: desempleo, desigualdad y fosilización
El 2020 se acaba de ir, pero quedará en el recuerdo como el año en que la pandemia puso en riesgo al mundo entero. 2021 empezó, pero no deja muchas certezas de avanzar en una dirección opuesta. Se agravó la crisis económica mundial, subió el desempleo, aumentó la pobreza y se profundizó la desigualdad. Todas las seguridades médicas y científicas que se tenían comenzaron a tambalear. Las únicas herramientas certeras para enfrentar al virus terminaron siendo un pedazo de tela como tapaboca y la distancia al borde del individualismo extremo. Los países buscan salir de la parálisis planetaria con más energías fósiles, se aleja la reconversión a las renovables y el cambio climático se potencia al extremo. Por Marcelo García /El Extremo Sur.
El año de la pandemia le legó incertidumbre a 2021, y habrá que ver cómo se reconvierte a partir de la aparición de algunas vacunas. Lo cierto es que el mundo ingresó de lleno en el año que se fue en una profundización de su crisis capitalista de consumo, presagiando la propagación de plagas que vienen de la mano del Coronavirus.
Más allá de que se logre aminorar, controlar o fracasar frente al avance del COVID-19, el mundo ingresó de lleno en un nuevo proceso de recesión que traerá consigo más crisis, desempleo, desigualdad y donde los grandes países industrializados tienen en la mira profundizar la utilización de energías fósiles como posibilidad de volver a inundar al planeta de mercancías ‑muchas de ellas innecesarias- para su consumo.
Si 2020 fue el año de la pandemia que golpeó a la humanidad desprevenida y sin claridad de cómo responder, el 2021 podrá ser el año de la continuidad de ese desconcierto o el de la búsqueda de una salida donde el capitalismo tiene casi siempre las mismas recetas.
En materia científica y de conocimiento en pos de la salud, las falencias son enormes. Los avances tecnológicos en materia sanitaria estallaron por los aires frente al COVID-19 y, más allá de tantas idas y vueltas, la única respuesta que terminó siendo efectiva fue el uso del tapabocas, el distanciamiento social y los confinamientos entre las grandes muchedumbres. Esas respuestas que la humanidad ya conocía desde hace más de un siglo, cuando se presentó la gripe española.
El ser humano necesita de esperanzas para seguir creyendo que tiene sentido la vida, aunque al mismo tiempo sabe que tarde o temprano la existencia es finita. Por eso, este fin de año muchas copas se levantaron en el mundo entero deseando un 2021 mejor.
Quizás sea tan solo un anhelo, como los que se preanunciaban cuando arrancó la pandemia y presagiaban el mundo podía cambiar, mejorar y transformar en una sociedad más justa, igualitaria y fraternal.
Un año después de aquellos anhelos nihilistas casi nada de eso sucedió y todo parece encaminarse, a pesar de que el SARS-CoV‑2 pueda ser controlado o inmunizado por una vacuna, en un panorama que no trae buenas noticias para el futuro cercano; tampoco profetiza un mundo mejor que al de la pandemia o al de la pre pandemia y todo hace pensar que el ser humano ‑en especial los poderosos y los ricos- se han vuelto peores que los albores de este virus.
Pandemia de crisis y desempleo
Todos los países del mundo ingresaron de lleno en un nuevo proceso recesivo. La economía mundial cayó abruptamente como consecuencia de la pandemia y los confinamientos.
El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó que para 2020 la economía planetaria se contraerá en promedio un 4,4%, asentando su mayor golpe en los países avanzados (-5,8%) que en los emergentes (-3,3%).
España (-12,8%), Italia (-10,6%), junto al Reino Unido y Francia (-9,8%) serán el foco de la catástrofe económica del mundo pandémico desarrollado; mientras que entre en los que están en vías de desarrolló el golpe más duro del año pasado se llevarían India (-10,3%), México (-9%) y Sudáfrica (-8%).
A esa caída mundial del 4,4% del 2020, el FMI le contrapone una recuperación del 5,2% en todo el planeta para el 2021, traccionada por los países emergentes. Las naciones desarrolladas crecerían apenas un 3,9% y las subdesarrolladas un 6%; con China (8,2%) e India (8,8%) como locomotoras del proceso de repunte económico.
Los costos económicos y sociales de la pandemia incluirán un fuerte impacto por el empleo mundial, generando enormes masas de trabajadores que no podrán ingresar el mercado laboral en buena parte del planeta.
El desempleo seguirá creciendo de manera galopante, así lo advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En el 2018, la cantidad de desempleados mundiales alcanzó los 185,8 millones de trabajadores y en el 2019 subió a 187,7 millones; para este para se proyectaron 190,3 millones de desocupados y para el 2021 la cifra ascendería a los 193,7 millones de personas. Pero los márgenes establecidos como techo y como piso para este 2021 serán de 234 y 162 millones de empleados sin trabajo; para el 2023 la OIT prevé que la desocupación abarque a casi 200 millones de personas en el mundo entero.
La suba de 3 millones nuevos de desocupados para este 2021 es impactante, pero peor resulta si se la compara con las últimas décadas. Los 193,7 millones de desempleados previstos para este año son 7,7 millones más que los de 2011; 29,2 millones más que los existentes en 2001 y 80,5 millones más de desocupados que los que había en 1991. Desde 2008 la cantidad de trabajadores sin empleo en el mundo no baja de los 186 millones de personas.
El desempleo durante 2021 en los países desarrollados está previsto que llegue a 30,4 millones de personas y que en los países en desarrollo ascienda a los 12,4 millones de personas. Para los países con ingresos medianos y altos ascendería a 85,6 millones de personas y para los de ingresos mediano-bajos a 65,2 millones.
Muchos de esos empleos perdidos en 2020 fueron de alguna manera contenidos con los subsidios que implementaron los Estados, pero de la forma en que se extienden las diferentes oleadas de Covid las naciones han ido recortando dichos fondos y los que se quedaron sin trabajo también se quedaron sin ingresos.
Vulnerabilidad extrema y más desigualdad
La tasa de participación de la fuerza de trabajo, según la OIT, llegará en 2021 a su punto más bajo en décadas y ahondará ese proceso con vistas a los próximos años. Los jóvenes y las mujeres tendrán cada vez menos posibilidades de insertarse en el mercado laboral; mientras que la tasa de los «Ni-Nis» ‑los jóvenes que no trabajan ni estudian- seguirá creciendo por encima de +22% y englobará a 280,1 millones en el planeta. Serán 13 millones más que los contabilizados en 2019.
El COVID-19 ha profundizado las desigualdades para la OIT y es por eso que afirmó que 2.000 millones de trabajadores del sector informal son especialmente vulnerables.
«Las mujeres son las más afectadas por la crisis del COVID-19, ya que tienen más probabilidades de perder su fuente de ingresos y menos probabilidades de estar cubiertas por medidas de protección social», aseveró Achim Steiner, titular del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).
En un informe difundido en noviembre reveló que la tasa de pobreza entre las mujeres aumentó más de un 9%, lo que equivale a unos 47 millones de mujeres. El dato representa el retroceso más significativo en las últimas décadas.
La desigualdad se potenció en tiempos de pandemia, no sólo entre personas ricas y pobres, sino también entre países de esas dos categorías. Como expresa el trabajo de Manuel Valenti Randi (CLACSO), «en todos los niveles los débiles son cada vez más débiles y los fuertes cada vez más fuertes. El orden injusto y caótico que rige a nivel global es cada vez más conflictivo y volátil, y nuestra región es una de las más afectadas».
Para el citado analista, «la pandemia de COVID-19 aceleró las tendencias mundiales que se venían dando desde la crisis del 2008: aumento de la desigualdad, concentración de la riqueza y destrucción de empleos; mayor endeudamiento de los Estados y privados; mayor tensión geopolítica y geoeconómica; aumento del proteccionismo en las potencias; crecimiento económico mundial empujado por Asia ‑particularmente China- y estancamiento o caída de EE.UU. y Europa».
Randi agrega que «mientras que cerca de mil millones de personas corren riesgo de perder su trabajo o caer en la pobreza, o ambas cosas simultáneamente, hay un pequeño grupo de billonarios que se están viendo beneficiados de la pandemia y la crisis. De acuerdo con los datos de Bloomberg, los 5 hombres (si, son todos hombres y 4 de ellos son blancos y estadounidenses) más ricos del mundo han aumentado su patrimonio personal en lo que va del año en 201.000 millones de dólares. Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, aumentó su riqueza particular en 72.000 millones de dólares. Cuatro de estos cinco empresarios están ligados a las industrias tecnológicas y el comercio electrónico, grandes beneficiarios de la pandemia. Para comprender cuán colosal es la concentración de la riqueza en el contexto de la pandemia, las 50 personas más ricas del mundo aumentaron sus ingresos este año en 413.000 millones de dólares, prácticamente el PBI de Argentina en 2019 (449.663 millones)».
El propio FMI alertó que en la medida que se extienda la pandemia se irá ensanchando la brecha entre ricos y pobres en el mundo, así lo reflejó al analizar las últimas cinco pandemias ya existentes ‑SRAS (2003), H1N1 (2009), MERS (2012), ébola (2014) y Zika (2016)-; por lo que habría de esperar que la del Covid potencie exponencialmente las desigualdades.
A pesar de los datos más que contundentes, los sectores enriquecidos y beneficiados con la pandemia se han negado sistemáticamente en todo el mundo y también en la Argentina a que se aplique un impuesto a las grandes fortunas; porque ni siquiera migajas están dispuestos a regar sobre un mundo empobrecido. Para ellos, la ambición y la acumulación pueden más que cualquier valor de la vida humana.
El otro contagio: La oleada de pobreza
Avanza de manera tan silenciosa como el propio Covid, pero es mucho menos invisible que la enfermedad cuando golpea a la sociedad. El otro virus que circula de la mano del Coronavirus y que acrecienta su impacto es el de la pobreza. A causa de la pandemia el 1,2% de toda la población mundial se hundió en la miseria que inunda a los pobres.
El Banco Mundial especula que en el 2020 la pobreza extrema mundial aumentó por primera vez en más que lo que había crecido en 20 años, como consecuencia de los efectos de la pandemia. Vale aclarar que se trata de pobres que no alcanzan a juntar 1,9 dólares diarios para vivir, es decir 285 pesos por día o 8.550 pesos mensuales.
Se estima que la pandemia de COVID-19 empujó a entre 88 millones y 115 millones de personas a la pobreza extrema el año pasado, pero sus efectos devastadores se seguirán sintiendo en el 2021 cuando la cifra total llegue a los 150 millones para 2021.
La pobreza extrema, definida como la situación de quienes viven con menos de USD 1,90 al día, probablemente afecte a entre un 9,1% y un 9,4% de la población mundial en 2020, de acuerdo con el trabajo «Poverty and Shared Prosperity Report» (Informe sobre pobreza y prosperidad compartida), que se publica cada dos años.
Esa tasa representaría una regresión a la registrada en 2017, que fue del 9,2%. Si la pandemia no hubiera convulsionado el mundo, se proyectaba que la tasa de pobreza habría descendido al 7,9% en 2020.
Las zonas del mundo más afectadas por la pobreza Covid son Asia meridional y África del sur. En la región asiática integrada por India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka la sumatoria de pobres ronda entre los 49,3 y 56,5 millones de nuevas personas empobrecidas. Mientras que en los países africanos localizados al sur del Sahara se proyectaba el ingreso a la pobreza en el 2020 de entre 26,2 y 40 millones de personas.
La tercera región del mundo más golpeada ha sido la de Asia oriental y pacífico (compuesta por China, Indonesia, Filipinas, Corea, Malasia, Mongolia, Singapur, Vietnam, Camboya y Lao) con la caída en el empobrecimiento de entre 5,3 y 9 millones de personas.
América Latina y el Caribe oscilarán en la sumatoria de entre 3,6 y 4,8 millones de nuevos pobres en la región. Por detrás se ubicarán los países de Medio Oriente y el norte de África con otros 2,8 a 3,4 millones de pobres más que en tiempos de pre pandemia.
Según los niveles de ingresos con que cuente la población que se encuentra el límite de la pobreza, el Banco Mundial estimó que para los que consigan obtener 3,2 dólares diarios (480 pesos por día y 14.400 al mes) la nueva cantidad pobres que se sumaría en tiempos de pandemia llegaría a entre los 175 y los 223 millones de personas.
Si se toma como base un ingreso diario de 5,5 dólares (825 pesos por día y 24.750 al mes) lo valores de los nuevos empobrecidos en el mundo se disparan entre 172 y 226 millones de personas arrastradas por el Covid a la pobreza durante el 2020.
La salida fosilizada
Mucho se ha hablado durante el año pasado del único efecto positivo que habría tenido la pandemia de Coronavirus en el mundo, haciendo referencia a la baja de los niveles de emisión de CO2 y el efecto contaminante sobre el planeta.
Si bien eso fue cierto como producto de la virtual paralización de la producción y el comercio mundial disminuyó la contaminación ambiental en 2020, no menos cierto es que el mundo se prepara a retomar sus ritmos productivos y de consumo basándose más que nunca en la utilización de la energía fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural.
La disminución de los gases del efecto invernadero fue notoriamente marcada en el 2020 como consecuencia de la casi paralización del mundo, pero a ciencia cierta no llevó la contaminación provocada por el CO2 por debajo de los niveles de la crisis económica del 2008.
Más allá de que habrá que esperar el devenir de la pandemia y el consumo mundial, lo cierto es que la economía capitalista globalizada se encuentra lejísimo de la tan declamada reconversión energética hacia las energías renovables; por el contrario, sigue fuertemente atada a los recursos naturales fósiles que mueven y seguirán moviendo al mundo por varias décadas más.
Este proceso indudablemente no es nuevo. Lleva casi un siglo de constante desarrollo desde el inicio de la era moderna vinculada a la industrialización; pero además no ha dado muestras significativas de cambios en los últimos 50 años. Mucho se habla de la reconversión energética y las energías limpias, pero el mundo sigue funcionando esencialmente a combustibles fósiles y no hay indicios de que vaya a cambiar en un largo tiempo.
Hoy en día ‑a 2019- 0084,31% de toda la energía que se consume en el mundo es aportada por el petróleo (33,1%); el carbón (27%) y el gas natural (24,2%).
Esa relación ha tenido cambios absolutamente mínimos en los últimos 30 años, ya que en el 2010 las fósiles representaban el 86,6% de toda la energía consumida, en el 2000 el 86,1% y en 1990 el 87,4% del total.
Hay que remontarse 50 años atrás para encontrar en 1970 un pequeño punto de cambio en esa matriz energética mundial completamente fósil. En aquella década, el petróleo, el carbón y el gas representaban el 93,7% del total; un 10% más que en la actualidad.
Las energías renovables han tenido un incremento en los últimos 20 años, pero su incidencia sigue siendo completamente marginal y apenas llegaron a representar en el 2019 un 5% de toda la energía que consume el capitalismo en el planeta. A ese ritmo de cambio, quizás hagan falta 100 años para que el mundo se reconvierta energéticamente para preservar a la humanidad y evitar el colapso anunciado del cambio climático.
Es por eso que resulta falaz hacerle a creer a los pueblos y a las personas de buena voluntad e intenciones que la lucha contra el cambio climático esta en sus manos. Más allá que separar los residuos, no tirar colillas de cigarrillos a las calles, reutilizar los reciclables, limpiar las playas son conductas correctas, eso no alcanza ni impacta fuertemente para revertir el cambio climático.
A pesar de los compromisos de las grandes potencias por firmar acuerdos para defender el ambiente; el mundo sigue siendo vorazmente fósil y allí radica la madre de todos los problemas de una contaminación potenciada por un capitalismo innecesariamente consumista y codiciosamente despreciativo/destructivo de la naturaleza. Se firman papeles que luego no se condicen con las acciones de las naciones y las industrias.
Para salir de esta nueva crisis generada por la pandemia de Coronavirus no se vislumbra al capitalismo aprovechando la oportunidad para invertir y desarrollar una transición energética de manera seria y sostenida; sino que por el contrario todo hace pensar que se seguirá alimentando de los recursos naturales fósiles para reinventarse y seguir detentando la rentabilidad que potencia las desigualdades en el mundo.
Sólo el paso del tiempo y las tensiones sociales, políticas y económicas irán respondiendo las preguntas que acechan en un mundo que cada vez se hunde más en su propia crisis, ahora potenciada por el virus que puso a la humanidad en peligro.
Fuente: El Extremo Sur
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EL COVID-19, ENFERMEDAD PROFESIONAL
Las ART se desentienden de su responsabilidad con la complicidad de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo
POR BETO PIANELLI Y LILIAN CAPONE
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es un organismo especializado de las Naciones Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales.
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina está a cargo de la gestión de las políticas del Poder Ejecutivo Nacional en materia de relaciones laborales, empleo y seguridad social. Fue creado en 1949 por decisión del presidente Juan Domingo Perón.
Un combo de contradicciones
La discrecionalidad con que las empresas deciden los protocolos contradice las recomendaciones de la OIT sobre formar Comités Mixtos de Salud y Seguridad al no considerarlos obligatorios. Un estimado del fracaso de los protocolos armados por las propias empresas puede constatarse en cifras oficiales, que reconocen el gradiente de contagios en la industria en un 15% en las grandes empresas. En las pymes es peor aún, porque la desesperación por conservar el trabajo expone exageradamente a los operarios, que son prisioneros de su propio destino en lugares donde hay gran cantidad de empleados informales.
La evasión de responsabilidad médica y fundamentalmente económica de las ART está demostrada por sus inmensos ahorros que se producen por el desvío de la atención integral de los trabajadores infectados a las obras sociales sindicales y los hospitales públicos. Desde que se pasó de ASPO a DISPO (aislamiento a distanciamiento) las ART dejaron de realizar coberturas. ¿Cómo explican que en las estadísticas haya más casos pero menos coberturas?
¿Los funcionarios de la Superintendencia a cargo necesitan que las organizaciones sindicales le recuerden elementales derechos de los trabajadores? La inacción de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo a cargo del macrista todo terreno Gustavo Morón la colocó en la zona gris de las gestiones de “funcionarios que no funcionan”. Llegó al final de su recorrido en el Ministerio de Trabajo. La nueva gestión de la SRT debería incorporar como una de sus primeras resoluciones el Covid-19 al listado de enfermedades profesionales.
El Espacio Intersindical Salud, Trabajo y Participación de los Trabajadores, conformado por organizaciones sindicales del ámbito público y privado de la CGT, la Corriente Federal y la CTA de los Trabajadores para la defensa de la salud de las y los trabajadores, expresó la necesidad de incorporar al Covid-19 al Listado de Enfermedades Profesionales de la Ley 24.557 de Riesgos del Trabajo.
Una línea recta, no de derecha
Es de derecha una línea contra los intereses de las mayorías desposeídas y más desguarnecidas ante enfermedades y carencias sociales de todo tipo. Se debe tener en cuenta que alrededor del 35% de la población trabajadora es informal, no está incluida en el Sistema de Riesgos del Trabajo y no cuenta con ningún tipo de cobertura.
El Covid-19 cumple con los requisitos necesarios para ser considerada enfermedad profesional según la Ley de Riesgo del Trabajo. Los datos epidemiológicos oficiales han demostrado que el incremento de trabajadores contagiados se produjo tanto en ASPO como en DISPO, al momento de liberar diferentes actividades. El costo económico del impacto sanitario del Covid-19 debe ser absorbido por las Aseguradores del Riesgos del Trabajo para que no recaiga en el Sistema Público ni de las obras Sociales.
El incremento de las enfermedades profesionales a causa del Covid-19 demuestra la relación de causalidad entre los distintos tipos de actividades laborales de los trabajadores afectados. Los datos de la mortalidad (75% de las muertes laborales fueron por Covid-19) y las incapacidades subevaluadas demuestran que es necesario evitar instancias administrativas que restrinjan y retarden una justa cobertura con reparación de los daños ocasionados
No miren hacia otro lado
Las ART reciben las denuncias de afectados por el Covid-19 pero no reconocen sus obligaciones legales en forma integral al no ser incorporada la enfermedad como profesional ya que eso debe hacerse en una segunda instancia ante las Comisiones Médicas de la SRT. De los 200.000 casos registrados solo 400 fueron a dichas Comisiones. La diferencia entre denuncias aceptadas y enfermedades reconocidas como profesionales se explica porque el 80% de los afectados ignoran que la denuncia consta de dos etapas para conseguir la cobertura de las secuelas (encuesta sobre información hacia los trabajadores en contexto Covid-19 realizada por el Espacio Intersindical Salud y Trabajo, noviembre de 2020).
Estudios recientes han constatado a nivel mundial que no son pocos los daños residuales: neurológicos, cardíacos, respiratorios y graves afecciones psicológicas. ¿Quien se hará cargo de las secuelas post Covid-19 en los trabajadores contagiados en sus lugares de trabajo si no son reconocidos?
Es necesario y urgente que el Covid-19 sea reconocida e incluida en el Listado de Enfermedades profesionales para que las y los trabajadores tengan su resguardo sanitario y legal desde el momento del contagio hasta su reinsercion laboral.
* El autor es secretario general de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (Metrodelegados).
** La autora es secretaria de Salud Laboral de la CTA provincia de Buenos Aires y coordinadora del Espacio Intersindical Salud, Trabajo y Participación de los Trabajadores.
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EL AÑO QUE VIVIMOS SIN EL INCAA
Asociaciones y colectivos del campo audiovisual cuestionan a la nueva gestión del Instituto de Cine
POR COLECTIVOS DEL CAMPO AUDIOVISUAL
Luego de cuatro años de políticas regresivas tendientes a favorecer a los núcleos más concentrados de la producción audiovisual argentina, la gestión de Luis Puenzo comenzó con un amplio apoyo de todo el sector y promesas de diálogo. Un año después, la situación no puede ser más distante a esa realidad.
La pandemia obligó a interrumpir rodajes, cerrar salas de cine y dejó a miles de trabajadores y trabajadoras sin empleo, agravando la situación del sector que, ante semejante panorama, requería la intervención estatal para mitigar los efectos de la crisis. Sin embargo, el INCAA no impulsó políticas de emergencia y cerró muchos canales de diálogo y otros que abrió no tuvieron correlato con las decisiones tomadas por la gestión. En los momentos en que más se requería del Estado, nuestro Instituto se ausentó con falta de gestión y demostrando también su falta de sensibilidad.
El cierre de salas de cine repercutió significativamente en los ingresos del fondo de fomento cinematográfico, poniendo en riesgo la posibilidad de una rápida reactivación cuando las condiciones sanitarias permitan retornar a la actividad. Pese a la insistencia y al trabajo de gran parte de la comunidad, y pese a existir un proyecto en el Congreso, no se gravó a las OTT (Over The Top, las plataformas) para garantizar los recursos para la producción audiovisual en el mediano plazo.
Ignorando las diversas propuestas elaboradas por distintas asociaciones, la gestión lanzó, tardíamente, concursos insuficientes en cantidad y devaluados en sus montos, de los cuales aún no se conocen los resultados. En estas convocatorias se negaron a establecer cupos que contemplen equidad de géneros en los proyectos ganadores, desoyendo nuevamente múltiples reclamos y desligándose de la responsabilidad del Estado en impulsar políticas para ampliar derechos y superar desigualdades de género, clase y territorio.
En términos de exhibición, su política más visible fue poner en riesgo los festivales nacionales, claves para el acceso a un cine diverso en todo el país y para el intercambio profesional en las regiones. Ante la crisis sanitaria, salvo la publicidad de la plataforma Cine.Ar, nuestro Instituto no impulsó políticas de exhibición, no articuló con los Espacios INCAA, ni pensó políticas para el mediano plazo tendientes a impulsar la presencia de cine nacional en las salas cuando se supere la situación de pandemia.
La gestión demoró ocho meses en convocar a la Asamblea Federal, entre otras cosas para aprobar el último balance de la gestión anterior.
Además, a un año de asumida la administración, no se ha nombrado aún al Consejo Asesor que reúne a representantes de todos los sectores de la industria y de las cinco regiones del país, cuya tarea es, entre otras, designar los comités de evaluación de proyectos.
En síntesis, la gestión del INCAA abandonó a la comunidad cinematográfica en general y al cine independiente en particular en su peor momento. No acompañó al sector en la crisis, no se pagó o se pagó con retraso lo adeudado a las películas, no pensó políticas urgentes para la reactivación, no impulsó el pedido por la reapertura de salas ni el pedido para gravar a las OTT y ni siquiera tuvo la sensibilidad de recibir a sus representantes.
Esto no puede seguir así.
Queremos una gestión del INCAA que se comprometa a:
- Impulsar un proyecto de ley que engrose el Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC) a través de aportes provenientes de las plataformas de streaming.
- Establecer un nuevo sistema de acceso a los fondos públicos que supere las restricciones e inequidades del actual sistema de puntajes.
- Garantizar la distribución Federal del fomento del INCAA a través de, por ejemplo, la constitución de una ventanilla continua federal, concursos específicos por región, cupos provinciales en concursos y en la conformación de los jurados.
- Garantizar la equidad de géneros en los proyectos seleccionados en todos los concursos y jurados. Que realice concursos específicos (atados a un porcentaje del costo medio y con presupuestos semejantes a las ventanillas continuas medias) para mujeres y diversidades.
- Establecer incentivos económicos para las producciones de ventanilla continua que tengan equidad de géneros en equipo técnico, cabezas de equipo y aprendices.
- Establecer herramientas de financiación para las producciones equivalentes a la Audiencia Media actual.
- Actualizar semestral y automáticamente el Costo Medio de una Película Nacional (CMPN) atado al aumento de la inflación según el INDEC, permitiendo así sustentabilidad y previsión a las producciones.
- Establecer el subsidio de Vía Digital como el 10% del CMPN, y actualizar las modalidades de Desarrollo al 1% del CMPN y de Post-producción al 3% del CMPN, sin ajustar su producción.
- Establecer una línea de subsidio para el lanzamiento y la distribución de las Vías Digitales del 1,5 % del CMPN.
- Crear una vía de fomento de ficción del 27% del CMPN, para producciones con esquemas alternativos de producción, que atienda las siguientes particularidades: equipos de rodaje acorde a las condiciones específicas de producción y a las normativas sindicales; rodajes discontinuos y narrativas no convencionales.
- Fortalecer los Espacios INCAA existentes a través de recursos económicos, equipamiento y consolidarlos como sedes culturales, espacios de encuentro, formación y referencia del INCAA en los diversos territorios. Impulsar un programa de ampliación de la red incluyendo a los grandes centros urbanos.
- Establecer un máximo de 20% de las pantallas existentes en el territorio nacional a la cantidad de copias con las que puede lanzarse una película contrarrestando la creciente tendencia a la concentración y garantizando al público una oferta cinematográfica diversa.
- Establecer una cuota de pantalla del 25% de cine nacional por sala por trimestre calendario y controles necesarios para cumplimentarla. De igual modo para emisiones televisivas y en plataformas web (streaming), extendiendo el reconocimiento de estrenos a esas ventanas.
- Realizar concursos a proyectos de exhibición, distribución y conservación de cine nacional que incentiven, promuevan y apoyen proyectos generados desde los Espacios INCAA y alienten el compromiso de privados en la generación de públicos para nuestro cine.
- Mantener en la órbita del INCAA a los festivales nacionales garantizando su existencia y su valioso trabajo de formación de audiencias críticas y difusión en nuestro territorio de un cine diverso.
- Impulsar a la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINAIN) para la preservación y conservación del Cine Argentino y que ponga en marcha el proyecto de Cinemateca.
ACCIÓN – Mujeres de Cine
ACCOR – Asociación de Cineastas de Córdoba
ADN – Asociación Argentina de Directores y Productores de Cine Documental
APIMA – Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales
APPAS – Asociación de productoras y productores audiovisuales de Santa Fe
ASA – Asociación Argentina de Sonidistas Audiovisuales
APAC – Asociación de Productores Audiovisuales de Córdoba
CAF – Coordinación Audiovisual Federal
CAAR – Corredor Audiovisual Argentino
CAIC – Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica
CIAT – Cámara de la Industria Audiovisual de Tucumán
CPA – Cineastas Patagónicxs Autoconvocadxs
CDC – Colectivo de Cineastas
Colectivo de Cineastas Córdoba
Colectivo de Cineastas de Neuquén
Colectivo de Técnicas de Cine y Publicidad
DOCA, Documentalistas de Argentina
DIC – Directores Independientes de Cine
FAVA – Federación Audiovisual Argentina
FILMANDES Cluster Audiovisual Mendoza
FOA Frente de Organizaciones de la Animación (Integrado por APA, RAMA, AOBA y RAR)
Ganadorxs Concurso Incubadora INCAA Autoconvocadxs
Mesa Audiovisual NOA
RAD – Red Argentina de Documentalistas
RAFMA – Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales
Realizadores audiovisuales pampeanos
Red de Exhibidores del Cine Argentino
Red de Realizadores de Misiones
RDI – Realizadores Integrales de Cine Documental.
TASJ – Trabajadorxs Audiovisuales de San Juan
Tucumán Audiovisual – Asociación Civil de Trabajadorxs Audiovisuales de Tucumán
* Este documento se leyó durante la movilización que se realizó el INCAA el 14 de diciembre pasado.
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UNIVERSIDAD Y PANDEMIA
Aportes académicos para entender los efectos de la pandemia
Las universidades de Argentina han jugado un rol tan decidido como activo ante la pandemia. Ya en la quincena que siguió al 20 de marzo en que comenzó la cuarentena obligatoria el Instituto del Conurbano (ICO) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) había medido la evolución del “aislamiento social preventivo obligatorio” en los cordones que rodean a la Ciudad Autónoma, trabajo que los lectores de El Cohete pudieron conocer el 5 de abril.
En este 2021 en que se discuten medidas ante el relajamiento social y el consiguiente rebrote de contagios, la UNGS aporta un resumen previo a tres extensos trabajos –que suman casi trescientas hojas– que desmenuzan el primer año de pandemia en lo que constituye la segunda etapa de su investigación.
La investigación “Prevención y monitoreo del COVID-19 en municipios del Conurbano Bonaerense desde una perspectiva multidimensional” fue realizada con el apoyo Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) en el marco de un estudio marco que involucra a universidades e instituciones del país.
Más de 30 investigadores e investigadoras del Instituto del Conurbano (ICO) y del Instituto de Ciencias (ICI) de la UNGS recaban información y analizan estrategias e intervenciones durante la crisis sanitaria con una mirada que, en algunos de los ejes, se expande a municipios de la Región Metropolitana de Buenos Aires.
El material profundiza el monitoreo inicial con relación a la vida hogareña; las condiciones económicas, productivas y laborales; y las capacidades estatales frente a la crisis. Los avances se sustentan con entrevistas a referentes barriales, sindicales, empresariales, de la economía social y funcionarios gubernamentales, más el análisis de fuentes secundarias, documentales y periodísticas, a fin de entender los efectos de la pandemia en sus múltiples aspectos.
El responsable del proyecto, Rodrigo Carmona, señaló que esta etapa profundiza el análisis “de modo de tener un diagnóstico preciso y actualizado de lo acontecido con la pandemia en el Conurbano Bonaerense, junto a un recorte en regiones seleccionadas”.
El estudio se extenderá hasta julio del 2021. A partir de los avances “se podrán generar indicadores y propuestas para articular con los actores sociales, productivos e institucionales”.
Junto con los informes, el equipo de la UNGS continuó el desarrollo de un “tablero de control” para brindar información procesada sobre la situación sanitaria, el hacinamiento crítico y el impacto del COVID-19 en los barrios populares del Área Metropolitana de Buenos Aires, a la vez que actualizó la cartografía interactiva sobre empleo y producción además de generar otro mapa interactivo de la asistencia social y alimentaria.
Principales conclusiones
Según Carmona “la pandemia del COVID-19 profundizó tendencias, agudizó el cuadro en términos sociales y económicos en el Conurbano”. La información muestra cambios en “la intensidad, las características y las dinámicas del conflicto socio-territorial” entre el primer y el segundo cuatrimestre del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO).
Los reclamos por asistencia alimentaria (más relevantes en la primera etapa del ASPO) “perdieron significación en concordancia con la reactivación de fuentes de ingresos monetarios de los hogares y el mayor grado de estructuración que toma la asistencia”.
Aumentaron los reclamos y las protestas relacionadas al derecho a la vivienda, las problemáticas socio ambientales y –en menor medida– las vinculadas al suministro de los servicios públicos o por violencia institucional que ya eran significativas.
Se profundizó el estudio de la dinámica de ocupación del territorio, el acceso a servicios urbanos y el rol de espacios comunitarios físicos y virtuales en los municipios seleccionados. Se aborda la “reorganización” de la prestación de servicios de salud en el primer nivel de atención y los hospitales y la “(re)captación” de pacientes y se analiza el despliegue de dispositivos de intervención estatal en los casos de violencia de género.
Hubo un repunte de la conflictividad laboral, en especial desde el sector privado a medida que se flexibilizó el ASPO y se reanudó la actividad económica. Hacia el tercer trimestre del 2020 ganó peso el conflicto por rama y reapareció la demanda salarial como eje de conflicto. (Ver “Condiciones de la producción y el empleo frente al COVID-19”).
El trabajo y el acceso a alimentos
En relación a la condiciones de la industria manufacturera en el territorio, se constata que la emergencia sanitaria profundizó tendencias, lo que agudizó el cuadro. Carmona destacó que, luego de una primera etapa de cuarentena con un tercio de la actividad de las empresas funcionando (vinculadas a alimentos y salud), se pasó en forma gradual a una operatoria que comprende, con restricciones, a más de las dos terceras partes de las firmas.
“Las acciones en los municipios han sido múltiples; además de la implementación de los protocolos y de viabilizar los instrumentos crediticios y de asistencia productiva nacional y provincial, se han desarrollado acciones de articulación institucional con cámaras, sindicatos, universidades y otros actores del sistema científico-tecnológico, iniciativas de capacitación laboral, digital y comercialización a pymes, y apoyos específicos para sectores afectados”, amplió.
La comprensión del panorama vinculado al empleo y el acceso a alimentos requiere la consolidación y surgimiento de iniciativas de compras públicas por parte del Estado a las organizaciones de la Economía Social y Solidaria (ESS) y de experiencias de este sector y del ámbito estatal tendientes a fortalecer la producción cooperativa de alimentos agroecológicos.
El equipo de investigación indagó sobre la instalación pública de la problemática del acceso a la tierra en el periurbano de Buenos Aires para la producción de alimentos, que se hizo más intensa.
Con respecto a la gestión de los mercados frutihortícolas del GBA, los informes reconocen la mejora de estándares sanitarios y procedimientos de manipulación de alimentos, nuevas e inéditas articulaciones entre actores sociales, y enfatizan la fragmentación que aún caracteriza al sistema de abasto metropolitano.
El Estado
“El rol del Estado ha cobrado particular relevancia en el escenario de pandemia”, según detallan los informes “Capacidades estatales: La asistencia social, la salud y la seguridad frente al COVID-19” y “Condiciones de la producción y el empleo frente al COVID-19”.
Desde el ICO completan: “Las políticas asistenciales juegan un papel central de contención, pero requieren de discusiones más amplias en torno a la distribución de la riqueza, más sobre el régimen impositivo y la necesidad de avanzar en esquemas progresivos en términos tributarios”.
Frente a las problemáticas productivas y tecnológicas, Carmona concluyó que “la pandemia ha inducido un conjunto de dispositivos de articulación-coordinación y políticas de promoción que permitieron encarar la emergencia y generar mejoras, pero que requieren apoyo sostenido en el tiempo y fuerte articulación institucional para impulsar iniciativas entre el sector público y privado, donde las universidades públicas deben jugar un rol protagónico”.
Desde la UNGS se destaca que, frente a la complejidad de los problemas que enfrenta el Conurbano con mucha densidad de población y pobreza estructural, el rol de los municipios es clave. Es necesario “pensar desde lo institucional mayores competencias y márgenes de acción de los gobiernos locales del Conurbano, vis a vis el nivel provincial y nacional, junto a la revalorización de la política local como ámbito de gestión y construcción política”.
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EL MANDO DE LA POLÍTICA
Lock out agropecuario, la burocracia sindical y la necesidad de recuperar el mando de la política
La ira puede convertirse en alegría, y la cólera puede convertirse en placer. Pero una nación jamás puede ser reconstruida, y una vida no puede volver a nacer.
(Sun Tzu, El arte de la guerra)
Jineteros de las 4×4
El mensaje se hace explícito debido a las circunstancias en las que se emite antes que por el mismo contenido que encierra. Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, y Daniel Pelegrina de la Sociedad Rural Argentina explicaron el motivo del lock out agropecuario en el programa “Desde el Llano” que conduce Joaquín Morales Solá. El “paro” patronal se debe al mal humor de los “productores agropecuarios” ante el anuncio, finalmente desistido, de prohibir las exportaciones de maíz. No conforme con la justificación, Pelegrina aseguró que el ánimo del sector es continuar con el boicot porque el gobierno desde que asumió se metió con el campo recreando el clima de la pelea por la 125. A ello sumaron la resolución del Banco Nación que ordenó como requisito para prestar dinero a la actividad haber liquidado la cosecha anterior, y sus propias quejas por “haberse metido” (sic) en el caso Vicentin.
El entrevistador, lejos de poner en evidencia la alevosía de las amenazas, animó a los ruralistas para seguir adelante en la pelea. La hegemónica prensa y los poderosos hombres de negocios pretenden que el poder político no avance sobre el statu quo que consagró el macrismo y se limite a solucionar los desaguisados del gobierno anterior so pena de enfrentarse a las milicias camperas y a 4×4 montadas por jinetes justicieros que dicen representarlas. Duras respuestas para la convocatoria al diálogo que está pergeñando Alberto Fernández.
De aquellos fuegos, estos incendios. En la vereda de enfrente, el secretario general del sindicato de Canillitas, Omar Plaini, reclamó al gobierno “replantear el comercio exterior y volver a controlarlo” y recordó que el país “alguna vez tuvo una Junta Nacional de Granos”. En declaraciones radiales el dirigente moyanista sostuvo: “Tenemos que repensar el Estado para llegar a la soñada Justicia Social.”
Que todo quede como está
Coincidente en el tiempo y el espacio la CGT convocó a una reunión de urgencia “en defensa de las Obras Sociales” en respuesta al comentario de la vicepresidenta Cristina Fernández sobre la necesidad de poner en agenda una reforma al sistema de salud para racionalizar el gasto per cápita en el rubro de nuestro país, uno de los más importantes de la región. El comentario de CFK no fue más allá de una simple mención que señalaba una necesidad y planteaba un derecho, pero la ocasión de la respuesta de la vetusta burocracia sindical y los golpistas agroexportadores construye un frente de tormenta perfecta que busca amedrentar al gobierno en defensa del statu quo. Héctor Daer, su adjunto Andrés Rodríguez, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias y principal operador en la materia dentro de la central obrera), Armando Cavalieri (comercio), Antonio Caló (metalúrgicos) y Jorge Solá (seguros) dieron el presente. Todos tienen mejor diálogo con la Mesa de Enlace campera que con el kirchnerismo.
Un veterano dirigente de la UOM que fuera miembro del secretariado se quejaba amargamente de una realidad que conoce a fondo: “Ellos están cuidando su quinta porque interpretan que Cristina se quiere meter. Quieren seguir manejando cada uno su obra social de acuerdo a las sociedades que tengan establecidas. Vos como secretario general si querés manejar tu obra social no necesitas un socio capitalista, necesitas un buen equipo de profesionales que garanticen lo mejor como beneficio para los afiliados, además de alguien capacitado en el tema de la Administración de Programas Especiales del Estado. Pero no necesitás un socio capitalista como tiene Antonio Caló, que ahora dice que es Alberto el presidente y que Cristina se tiene que dedicar al Senado.
“Caló es apenas el vocero de otros que son mucho más inteligentes que él: Lingeri, Rodríguez, Cavalieri, son todos aviones al lado del tonto que tenemos nosotros en la UOM, y lo utilizan para declarar porque le gusta figurar y siempre la odió a Cristina. La prueba fue aquella encuesta en el congreso nacional de delegados donde la inmensa mayoría terminó apoyando a Cristina cuando él apoyaba a Daniel Scioli. Volviendo al tema: ¿por qué lo tiene Caló a Olmos? Porque es su socio, juegan a que se pelean pero son socios indestructibles porque lo son en los negocios. ¿De dónde sacó Olmos a Crónica, las clínicas privadas que tiene por todo el país? Lo hizo con los fondos de los aportes de los trabajadores metalúrgicos que maneja Caló”, finalizó el entrevistado metalúrgico sin delicadeza.
Trenzas y transas del juego
Los dirigentes sindicales que confrontaron con Macri, en sus distintas vertientes, desde el Fresimona capitaneado por los Moyano, pasando por la Corriente Federal de Trabajadores, ambas CTA y las regionales de la propia CGT en el interior del país aspiran a un sindicalismo unitario para defender el proyecto nacional, pero tampoco aciertan en la línea a seguir para lograrlo.
No solamente la pandemia desnuda las contradicciones que frenan el desarrollo social del país sino las alianzas preexistentes tejidas en la década del noventa con el desguace brutal del Estado y los negocios entrelazados entre grandes empresarios y la cúpula sindical que desde esa época ha devenido en una suerte de sindicalismo empresario. La caja de las obras sociales ha sido desde la recuperación de la democracia la principal fuente de financiación de la política con el duopolio bipartidista que la administró, con hombres y conducción del Coti Nosiglia por el radicalismo y el pejotista Luis Barrionuevo. Es la explicación de por qué el mínimo comentario sobre posibles cambios en el rubro obras sociales irrita tanto a la conducción cegetista. Tanto como el anuncio de la expropiación de la fallida Vicentin exaspera a la Mesa de Enlace. Y ambos a sus mandantes y a sus mandados.
Hartos, exhaustos, castigados
Los trabajadores de la salud, con su ánimo abatido por tanta negligencia social, amparada y fomentada por la oposición política y los grandes medios, sienten la soledad ante un sindicalismo más ocupado en sus propios negocios que en representar sus reclamos salariales y de condiciones de trabajo. La vacunación, un proceso más lento de lo que se piensa, está dando sus primeros pasos y muestra una salida estrecha y dificultosa para la pandemia. Pese a los esfuerzos oficiales por el rápido acceso a las vacunas, la inmunización de rebaño como estrategia global está aún lejos de concretarse.
La batalla por el sentido común está entrando en un cono de sombra. Por un lado, un discurso triunfalista seguido de la descalificación barata quita toda posibilidad de construir una épica colectiva que le dé sentido al sacrificio. Los jóvenes son desacreditados como responsables del contagio de sus abuelos y la transgresión condenada como una travesura del día del estudiante. ¿Será necesario un gesto de autoridad que ordene el desborde? La muestra cotidiana de las consecuencias de la segunda ola no está generando por sí misma ninguna respuesta colectiva.
Chantas del odio y de la muerte
Para Lilian Capone, secretaria de Salud Laboral de la CTA provincia de Buenos Aires, “la vacuna es una herramienta de carácter colectivo que dará un alivio en esta pandemia que tiene al mundo en jaque. Existen varios tipos de vacuna con métodos nuevos y conocidos, pero la esquizofrenia mezquina de una parte de la oposición política apela y fomenta al desconocimiento y a la confusión, que es lo que mejor les sale en este contexto. Antes eran infectólogos, luego epidemiólogos y ahora son especialistas en vacunas, o sea nada saben y sólo ofrecen odio y muerte. Pero gran parte de la comunidad en general y la sanitaria en particular defienden el Plan Estratégico para la vacunación contra la COVID-19”, diseñado por el Ministerio de Salud.
“En nuestro país la vacuna, el plasma de convalecientes y el suero equino son estrategias colectivas que dan cuenta de la batalla que estamos dando al coronavirus. Estas dos últimas estrategias de origen nacional ya cuentan con el aval científico internacional. Esto debe ser un orgullo, pues partiendo de una devaluada ‘Secretaría de Salud’, de investigadores despreciados, trabajadores ninguneados y vacunas vencidas se ha logrado poner un sistema de salud de pie y estar a la altura de las circunstancias cuyo eje es la población y no la concentración financiera y son planteadas por el gobierno como derecho humano y no como bien de mercado, es decir que nuevamente ejercemos derechos con igualdad y equidad”, explica Capone.
Para la coordinadora del Espacio Intersindical Salud, Trabajo y Participación de los Trabajadores, conformado por la CGT, Corriente Federal y CTA (T), “lo ideal es que la mayor parte de la población esté vacunada (más del 60%) para lograr una contención epidemiológica que permitirá menor hospitalización y muerte con disminución de la circulación virulenta del coronavirus, pero seguiremos alerta en las recomendaciones pilares de prevención: mantener la distancia, uso de cubre nariz-boca, lavado de manos frecuente y ventilación de los ambientes. Esto seguirá igual hasta que este germen diminuto que nadie ve ni huele sea vencido por las sociedades bien informadas, organizadas y vacunadas”.
No es que cualquiera decida
La desconexión entre los anuncios que se piden y la evolución de la pandemia es asombrosa. Se pretende garantizar el comienzo de las clases presenciales para comienzos de marzo cuando todo señala que estaremos en un nivel muy alto de contagios. Para Sonia Alesso, secretaria general de la CTERA, “las y los docentes queremos volver a la presencialidad. Esto debe darse en condiciones seguras. Garantizando la vacunación de docentes y personal de apoyo en las escuelas. También deben garantizarse el cumplimiento de los protocolos de salud, seguridad y condiciones de infraestructura adecuadas. Llamamos también la atención a los gobiernos provinciales que no han convocado a paritarias salariales, ni trabajado sobre la infraestructura”.
El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta confirmó que las clases presenciales comenzarán el 17 de febrero y el incinerado Ministerio de Educación de Soledad Acuña convocó a los gremios docentes a una reunión para definir cómo será el regreso a las aulas. Fue luego de que Eduardo López, secretario general de CTA y adjunto del gremio docente porteños, anticipara que por el aumento de contagios no comenzarían las clases presenciales. Desde el larretismo se bajaron del caballo marketinero y ahora proyectan un “inicio de clases con la mayor presencialidad posible”.
Con el apoyo de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se sintió la protesta de los “Manteros de Flores”, que cortaron las vías del Sarmiento por más de tres horas con el apoyo de vendedores ambulantes y organizaciones sociales y políticas en un sólido frente contra el ecléctico conjunto clasemediero de señoras incómodas para mirar las vidrieras, comerciantes y policías que no recaudan. Fue en rechazo a los operativos policiales que despliega Ciudad para impedir la instalación de puestos ambulantes de ropa, juguetes y otros objetos. La sola idea de supervivencia gana simpatía para migrantes y pobres de todo tipo que buscan el mango a falta de cualquier ayuda porteña.
Subsidiame o me voy
Irrita la noción de Patria la política de los intendentes mandados por Gerardo Morales en Jujuy a realizar despidos masivos de personal. El conjunto de municipales cesanteados en cada municipio son precarizados (jornalizados y planes en negro) que cobran entre 2.500 y 10.000 pesos mensuales, que cumplen tareas de servicios esenciales (como recolección de residuos) y son en su mayoría mujeres, único sostén de familia. Desde el SEOM afirman que están violando decretos nacionales que prohíben despidos en el marco de la declaración de Emergencia Sanitaria y que consideran inaceptable que encima de que les pagan salarios de indigencia los dejen sin trabajo en la pandemia. Realizaron un nuevo paro activo en las localidades afectadas con movilización a las rutas.
Se concretó la audiencia entre los representantes de los trabajadores de Mina El Aguilar, la patronal y el gobernador Morales. La multinacional Glencore realizó una nueva oferta en la que reconoce la doble indemnización, accede a mantener el hospital de la localidad durante seis meses hasta que se haga cargo la provincia, y el gobernador se comprometió a llevar sus equipos de gobierno para analizar los proyectos productivos posibles y también hacerse cargo del tema de vivienda de los trabajadores no residentes en la localidad y gestionar la jubilación para quienes no tengan los requisitos de edad o de aportes ante el ANSES. La reunión estuvo precedida de una nueva marcha hasta la capital de la provincia. La abogada de HIJOS, Paloma Álvarez Carreras, que lleva adelante la causa por violación a los derechos humanos en la década del ‘70 contra la minera, comentó al final de la audiencia: “A esta película ya la vi en el cierre de Altos Hornos Zapla”. Glencore tiene en su haber el cierre de Sulfacid, en la santafesina Fray Luis Beltrán, para trasladar la producción a Brasil.
El cierre de empresas emblemáticas es parte de la estrategia de las multinacionales que van adaptando su esquema de producción a la política de subsidios que van obteniendo de los gobiernos locales. El cierre de la Ford de Brasil, con sus plantas de Bahía y de Taubaté, está en línea con esta política y el impacto en el mundo sindical es muy fuerte. La producción de la automotriz en Pacheco abastecería al mercado de ese país. Ford en Brasil nunca fue marca dominante. Y está por detrás de GM y de Volkswagen en ese mercado. El gobierno de Bolsonaro eliminó una serie de subsidios y esto terminó por definir la decisión.
Ansias de libertad
El conocido equilibrio internacional va dando lugar a un desconocido mundo de incertidumbres. Los nuevos fascistas del siglo XXI acaban de atacar el Capitolio y la supuesta democracia perfecta está empantanada buscando respuestas. El coronavirus sigue haciendo estragos y la crisis mundial progresa raudamente. El escandaloso lawfare, herramienta de excelencia para chantajear la democracia, goza de muy buena salud y la impunidad una vez más amenaza con borrar el pasado. Milagro Sala (¡lleva cinco años detenida arbitrariamente!) y Amado Boudou son emblemas de la libertad y la democracia que deberemos reconquistar. No es amnistía o indulto. Es sí o sí recuperar el mando de la política.
Son momentos de fuertes definiciones y de pocos lamentos. El movimiento obrero debe reaccionar hacia la unidad con un programa que garantice sus derechos. Producir lo necesario y redistribuir todo. Trabajar menos para que trabajemos todos por un salario digno y condiciones de trabajo decentes.
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Fuentes: ANRed //El Cohete a la Luna