Resumen Latinoamericano, 5 de enero de 2020.
Habitantes de la favela da Maré hacen fila para recibir alimentos, en Rio de Janeiro.
En medio de los cuestionamientos de distintos sectores por el cese de las ayudas especiales otorgadas a 68 millones de personas y el aumento de las familias hundidas en la miseria, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este martes que Brasil está «quebrado» y que no puede hacer nada para salir de la crisis generada por la pandemia.
Frente a un grupo de militantes de ultraderecha y activistas evangélicos en la puerta del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, el mandatario –quien en reiteradas oportunidades minimizó el impacto de la pandemia y se burló de las medidas de prevención para hacerle frente— admitió que el país está quebrado.
Sin asumir ninguna responsabilidad, explicó que el objetivo de su gobierno era cambiar las categorías del impuesto a las ganancias, iniciativa postergada por la llegada de la pandemia. También responsabilizó a la prensa por la crisis que atraviesa el país.
«Yo quería cambiar las categorías del impuesto a las ganancias, vino el virus, potenciado por estos medios de comunicación que tenemos. Esta prensa sin carácter. Hacen un trabajo incesante de desgaste para sacarnos de aquí (del Gobierno) y atender intereses que no pueden revelar», dijo el mandatario.
Las excusas del presidente llegaron después de que el Gobierno decidiera no renovar los subsidios dados a las empresas para pagar parte de los salarios a cambio de mantener empleos y el auxilio de emergencia de 120 dólares mensuales que había aprobado el Congreso, que en el tercer trimestre del año redujo a niveles de 1980 los índices de pobreza.
Según el Ministerio de la Ciudadanía, la suspensión de la ayuda de emergencia en diciembre potenció la crisis económica y elevó el desempleo al 14,3 por ciento, empujando a miles de personas a la miseria.
El número de familias que piden ayuda del Estado no para de crecer desde 2016, tras la megacrisis económica y política que desembocó en la destitución de la presidenta constitucional Dilma Rousseff.
De acuerdo con las cifras oficiales, en octubre de 2020, casi 40 millones de personas (39,9) se encontraban en la miseria en Brasil, vivendo con 89 reales mensuales (16 dólares).
En febrero de 2016, las familias en situación de miseria eran de 11.898.567 y en octubre de 2020 pasaron a ser 14.058.673. Desde que asumió Bolsonaro, otras 1.3 millones de familias cayeron en la miseria.
Elecciones
El presidente Bolsonaro declaró «quebrado» al país en medio de la campaña para que el «Centrao», alianza de partidos tradicionales de la derecha, gane la elección para presidir la Cámara de Diputados con Arthur Lira, del Partido Progresista (PP).
Su rival, Baleia Rossi, del Movimiento de la Democracia Brasileña, un aliado del expresidente Michel Temer, reunió a toda la oposición a Bolsonaro, inclusive al Partido de los Trabajadores y otras fuerzas de izquierda como el laborismo de Ciro Gomes.
El PT apareció dividido ante la disyuntiva pero aclaró que no será aliado de la agenda económica de la derecha aunque si vence Rossi venciera, tendrá injerencia en las decisiones del Legislativo.
Cabe recordar que el año pasado, Bolsonario sufrió un duro revés en las elecciones municipales, en las que prácticamente todos sus candidatos fueron derrotados. Tuvieron especial relevancia las derrotas en San Pablo y en Río de Janeiro, donde su gran aliado, Marcelo Crivella, no obtuvo la reelección y, poco después, fue detenido por corrupción.