Resumen Latinoamericano, 23 de enero de 2021.
Las encuestas indican que el efecto Salvador Illa le sienta bien a un PSC que aspira a su mejor resultado en Catalunya desde el fallido estatuto de autonomía.
Desde 2012 se han celebrado tres elecciones al Parlament de Catalunya y en cada una de ellas ha ganado un partido distinto. En 2021 esa racha seguirá. El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas indica que los comicios, cuya fecha aún sigue en el aire, serán ganados por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) o el Partit Socialista de Catalunya (PSC).
El sondeo, que con 4.000 encuestas es la más ambiciosa de las encuestas preelectorales, indica que el partido de Vidal Aragonés tiene una horquilla de 31 a 33 diputados y una estimación del voto del 20,6%. La estimación del PSC, cuyo candidato, el ministro de Sanidad Salvador Illa es el factor X de estas elecciones, asciende hasta el 23,9% de los votos y su horquilla es de 30 a 35 diputados.
El crecimiento del PSC se da a costa de Ciudadanos. El partido de centro-derecha se dejaría más de la mitad de sus diputados y pasaría de primera a cuarta fuerza política.
Junts Per Catalunya, por su parte, acusaría el desinfle del Procés de independencia y se situaría con un 12,5% de los votos como tercera fuerza, lejos del 21,65% que cosechó Carles Puigdemont en las elecciones de 2017, marcadas por la vigencia del artículo 155 de intervención sobre el autogobierno de Catalunya.
Las quinielas antes de las elecciones pasan por saber qué Gobierno se podrá formar cuando las elecciones se lleven a término. Marcadas por la pandemia, la idea inicial era celebrarlas el próximo 14 de febrero. Salvo el PSC, todos los partidos convinieron en retrasarlas hasta el 30 de mayo, pero esta semana el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha devuelto las elecciones hasta la casilla de salida mientras se resuelve el recurso contra el aplazamiento.
ERC es la clave de cualquier pacto de Gobierno tras las elecciones. Si opta por la vía del gobierno “de gran coalición” con el PSC, se pasará la página del Procés y la hoja de ruta hacia la independencia se postergaría en favor de una reconstrucción de Catalunya tras la implosión del pujolismo. La campaña de JxC se basará en explotar esa contradicción de ERC y en la apuesta por un Gobierno que no abandone la ruta tomada en otoño de 2017. Escindido de sus socios más procesistas, el PdeCAT paga el pato y se quedará, salvo sorpresa, sin representación.
La izquierda de ERC y PSC aparece en cualquier caso como complemento, si no llave, de posibles mayorías. En Comú Podem tiene una horquilla de nueve a doce diputados, lo que significa que frenaría su caída y estabilizaría su posición en el Parlament, lejos, eso sí, de ser alternativa hegemónica.
La Candidatura d’Unitat Popular tampoco empeora sus resultados de 2017 en el barómetro del CIS y se mantiene a la expectativa de nuevos avances en la agenda independentista.
La reconfiguración del nacionalismo español es el vuelco más importante de la encuesta. El PSC se queda con gran parte del electorado que votó a Ciudadanos en 2017. El Partido Popular, por su parte, recupera electorado gracias al desplome de los naranjas. Pero la irrupción de Vox en Catalunya es un nubarrón para la recuperación del PP. El partido de extrema derecha obtendría un 6,6% frente al 5,5% de los populares. El potencial performativo de las encuestas —o la lógica de sumarse al caballo ganador— puede ser definitivo en las próximas semanas para que la extrema derecha consiga aun más espacio del rocoso suelo del españolismo en Catalunya.
Fuente: El Salto