Cuba. Sistema de Atención a la Familia: Historias que valen más que un platillo

Cuba. Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia: His­to­rias que valen más que un platillo

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Por: Oscar Figue­re­do Rei­nal­do, Edil­ber­to Car­mo­na Tama­yo, Dine­lla Gar­cía Acos­ta, Ire­ne Pérez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 de enero de 2021. 

Decía Serrat en el 87 que qui­zás lle­gar vie­jo sería más lle­va­de­ro si “el car­né de jubi­la­do abrie­se todas las puer­tas y si el ayer no se olvi­da­se tan apri­sa”. Hace 20 años, José Gallén Gue­rra solía vivir entre tin­ta y papel. Fue impre­sor casi toda su vida. Hoy vive solo, a cua­tro cua­dras del Latino y su mejor com­pa­ñía son un bas­tón, una jaba, un perió­di­co y unas mone­das que va sacan­do del bol­si­llo delantero.

Gallén tie­ne 85 años y su úni­ca hija murió hace tres. Su yerno lo lle­va al médi­co cuan­do hace fal­ta, pero poco más, su madre está muy enfer­ma. En el H. Upmann todos lo cono­cen. Es el que lle­ga pri­me­ro y se va rápi­do. Son las 10:30 de la maña­na y ya está para­do en la puer­ta, como lo ha hecho des­de el 2002, en que este cen­tro del Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia (SAF), ubi­ca­do en 20 de Mayo y Martha Abreu, se inauguró.

“Yo solo almuer­zo por­que es dema­sia­do caro. Me cues­ta ocho pesos y pico”, dice y saca par de pozue­los de una jaba. La comi­da hoy es arroz, chí­cha­ro, mor­ta­de­lla y ensa­la­da. Antes solía sen­tar­se y comer allí, pero la situa­ción epi­de­mio­ló­gi­ca ha cam­bia­do de nue­vo las cos­tum­bres y aho­ra se man­tie­ne solo el ser­vi­cio para lle­var. El SAF cuen­ta con men­sa­je­ros, pero Gallén pre­fie­re venir él mis­mo. “Hace fal­ta que bajen un poco los pre­cios y den más comi­da por­que dan muy poqui­to”, dice y lo echa todo a la jaba. “La cuen­ta no da”, se le oye decir mien­tras ya alcan­za la esquina.

Y es que este pri­me­ro de enero, cuan­do el país ini­ció el orde­na­mien­to mone­ta­rio, los bille­tes se hicie­ron más gran­des y los bol­si­llos más chi­cos para algu­nos, al regir en Cuba nue­vos pre­cios en el comer­cio mino­ris­ta. Los SAF no esca­pa­ron a esta lógi­ca, y algu­nos de sus bene­fi­cia­rios deci­die­ron reti­rar­se del servicio.

“Nada jus­ti­fi­ca que el pri­me­ro hubie­ra apa­re­ci­do en uno de estos luga­res alguien cobran­do un almuer­zo en 30 pesos, por­que todos esos almuer­zos se rea­li­za­ron con el inven­ta­rio que que­da­ba y con los pre­cios ante­rio­res”, afir­ma­ba recien­te­men­te en la Mesa Redon­da, Marino Muri­llo Jor­ge, jefe de la Comi­sión de Imple­men­ta­ción y Desa­rro­llo de los Lineamientos.

Ante esa reali­dad, Cuba­de­ba­te visi­tó dos SAF de La Haba­na y com­pro­bó que per­sis­ten dos preo­cu­pa­cio­nes entre los clien­tes: la subi­da de los pre­cios y la mala cali­dad del servicio.

Bea­triz Váz­quez, admi­nis­tra­do­ra del SAF H. Upmann. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

Un hecho que bien cono­ce Bea­triz Váz­quez, admi­nis­tra­do­ra del SAF H. Upmann, la cual ha vis­to en los últi­mos días como un silen­cio ensor­de­ce­dor ocu­pa las mesas vacías deja­das por sus habi­tua­les beneficiarios.

“Tene­mos cen­sa­dos en nues­tro cen­tro a un total de 112 per­so­nas. Antes del orde­na­mien­to venían a comer un máxi­mo de 100 y aho­ra solo lle­gan has­ta aquí el 50 o 60% de ellas. Algu­nos adu­cen que han deja­do de venir mayor­men­te por el pro­ble­ma del pre­cio y un poco tam­bién por la cali­dad, algo que esta­mos mane­jan­do”, comentó.

Unos pre­fie­ren lle­var el almuer­zo y la comi­da, otros solo uno de los dos. La mayo­ría de los habi­tua­les en este lugar son las per­so­nas mayo­res, aun­que tam­bién se dejan ver ros­tros más jóve­nes que tie­nen algu­na enfer­me­dad o cui­dan de alguien.

El pro­gra­ma del Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia — naci­do en 1996 — no solo está con­ce­bi­do para com­ple­men­tar la ali­men­ta­ción a adul­tos mayo­res, sino tam­bién para aque­llas per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad, emba­ra­za­das con alto ries­go y casos socia­les crí­ti­cos, los cua­les tie­nen insu­fi­cien­cia de ingre­sos o care­cen de fami­lia­res en con­di­cio­nes de pres­tar ayuda.

Yuris Mario Gar­cía, por ejem­plo, tie­ne 52 años y se ocu­pa de su mamá con demen­cia senil y pos­tra­da en cama. “Los nue­vos pre­cios están un poco apre­ta­dos. Noso­tros somos dos y com­pra­mos cua­tro comi­das dia­rias, así que me sale dia­ria­men­te en 32 pesos. La ayu­da que yo reci­bo está bien, pero entre la comi­da y todo lo demás, se me hace muy difícil”. 

Según cifras ofi­cia­les, en Cuba, los Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia (SAF) atien­den a 76 175 per­so­nas, de ellas 47,7% son jubi­la­dos (todos subie­ron sus ingre­sos), 21,9% casos socia­les, 15,9% pro­te­gi­dos por la Asis­ten­cia Social, 7,5% dis­ca­pa­ci­ta­dos, 6,8% no jubi­la­dos y 0,3% embarazadas.

“Ellos están acos­tum­bra­dos a que des­de que se inau­gu­ró el Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia los pre­cios eran muy bajos y se adap­ta­ron a eso. Al ver el cam­bio brus­co y lo que aho­ra tie­nen que pagar, dicen que si se hace un reajus­te como se está plan­tean­do por la tele­vi­sión, ellos ven­drán nor­mal­men­te, de lo con­tra­rio, ven­drán de vez en cuan­do”, lamen­ta la administradora.

Aun­que bien es cier­to que a un gru­po gran­de de estas per­so­nas le subie­ron sus ingre­sos y reci­ben la canas­ta fami­liar nor­ma­da, como diría el dicho popu­lar, la vida es más rica que cual­quier reali­dad pla­ni­fi­ca­da y por tan­to, se debe con­ti­nuar revi­san­do la situa­ción eco­nó­mi­ca de esas per­so­nas para que nadie que­de desamparado.

“Hemos habla­do con ellos y les diji­mos que ten­gan pacien­cia. Qui­zás como les ade­lan­ta­ron el sala­rio no pen­sa­ban que sería así. Les digo que les voy a man­te­ner la Asis­ten­cia Social y que por favor, no se pier­dan y ven­gan a bus­car su ali­men­ta­ción dia­ria”, pre­ci­só Bea­triz Váz­quez, admi­nis­tra­do­ra del SAF H. Upmann.

En la actua­li­dad, 12 000 per­so­nas que reci­ben ese ser­vi­cio lo hacen de mane­ra sub­si­dia­da por la asis­ten­cia social. “Por­que con la pres­ta­ción de la asis­ten­cia que tenían ante­rior­men­te no le era sufi­cien­te para rea­li­zar ese pago y ade­más asu­mir todos los otros gas­tos que tenían en el domi­ci­lio”, dio a cono­cer Mar­ta Ele­na Fei­tó Cabre­ra en la Mesa Redon­da.

Según dijo, los nue­vos pre­cios fija­dos osci­lan entre los 8 y los 13 pesos. La minis­tra seña­ló ade­más la nece­si­dad de velar por una bue­na cali­dad e higie­ne y reite­ró que “nadie pue­de aban­do­nar ese ser­vi­cio por­que con­si­de­re que su ingre­so no será sufi­cien­te. Que todas las per­so­nas sigan asis­tien­do, que será asu­mi­do por la asis­ten­cia social como suce­día has­ta ahora”.

Cali­dad de los ali­men­tos, otro talón de Aquiles

Car­los Gar­cía fue con­ta­dor públi­co, tie­ne 92 años y acu­de al SAF des­de su inau­gu­ra­ción en 2002. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

“Yo no me que­jo de la comi­da. Yo como cual­quier cosa. Me que­jo de lo poqui­to que dan, lo mal hecho que está, por­que no tie­ne con­di­men­tos, y que no sabe a comi­da”, es la opi­nión de Gallén y de muchos de los que reci­ben el ser­vi­cio. Cara y mal ela­bo­ra­da. Regu­lar para ese pre­cio. No muy bue­na. Fra­ses dichas rápi­da­men­te en la puer­ta del SAF. El lugar al que van todos los días, pero del que, a veces, no quie­ren hablar.

Car­los Pas­cual tie­ne 70 años y se está jubi­lan­do de cus­to­dio del Ins­ti­tu­to Cubano de Arte y Estu­dios Cine­ma­to­grá­fi­cos (Icaic). Ha tra­ba­ja­do toda su vida en el sec­tor de la Cul­tu­ra y está can­sa­do de las entre­vis­tas. “La comi­da está cara y no está bien ela­bo­ra­da”, dice cor­to y pre­ci­so. “Si el can­san­cio y la derro­ta no supie­sen tan amar­go. Si fue­sen ponien­do luces en el camino a medi­da que el cora­zón se aco­bar­da”, tam­bién decía Serrat.

“Todo lo que empie­za nue­vo ‑dice Ama­do Fer­nán­dez, jefe de la uni­dad bási­ca de gas­tro­no­mía del Cerro- siem­pre tie­ne sus incom­pren­sio­nes e imper­fec­cio­nes, pero eso hay que ir ajus­tán­do­lo sobre la mar­cha. Por supues­to la pri­me­ra reac­ción fue no venir o venir poco, por el cam­bio de pre­cios que fue muy brusco”.

“En la cali­dad ‑a su vez- influ­yen muchas cosas. Empie­za con la cali­dad de los pro­duc­tos con que se tra­ba­ja, uti­li­zar siem­pre con­di­men­tos, vian­das y hor­ta­li­zas, y des­pués con la dedi­ca­ción y el amor que tie­ne que dedi­car­le todo el per­so­nal que tra­ba­ja en este sistema”.

Yuris Mario Gar­cía con­si­de­ra que exis­te aten­ción y com­pren­sión por par­te de los tra­ba­ja­do­res, pero “no tie­nen recur­sos ni con­di­men­tos. Los fri­jo­les, por ejem­plo, que­dan duros y la can­ti­dad no es buena”.

¿A quien le corres­pon­de velar por­que no fal­ten los sumi­nis­tros en este tipo de cen­tros? ¿Qué rol desem­pe­ñan los direc­ti­vos del gobierno y las orga­ni­za­cio­nes de masas de los luga­res don­de están encla­va­dos los SAF para exi­gir la cali­dad? ¿Exis­te algún meca­nis­mo que prio­ri­ce estas instalaciones?

Según publi­ca en su pági­na web el Minis­te­rio de Comer­cio Inte­rior, “los abas­te­ci­mien­tos para el Sis­te­ma, se asig­nan cen­tra­li­za­da­men­te por el Minis­te­rio de Eco­no­mía y Pla­ni­fi­ca­ción a cada terri­to­rio. En el caso de las vian­das, fru­tas y vege­ta­les se garan­ti­zan en coor­di­na­ción con la agri­cul­tu­ra a tra­vés de las dife­ren­tes for­mas pro­duc­ti­vas; y se dis­tri­bu­yen de for­ma balan­cea­da, de mane­ra que el apor­te nutri­cio­nal cubra la nece­si­dad de 1 200 kilo­ca­lo­rías, de las pro­teí­nas, gra­sas y car­bohi­dra­tos nece­sa­rios en las dos inges­tas dia­rias (almuer­zo y comida)”.

No obs­tan­te, se requie­re apo­yo del gobierno muni­ci­pal. El espe­cia­lis­ta de la Unión de Comer­cio y Gas­tro­no­mía, Pedro Anto­nio Pérez Gutié­rrez, con­si­de­ra que no todo debe que­dar bajo la res­pon­sa­bi­li­dad y la auto­ges­tión del SAF: “El inten­den­te tie­ne poder, por ejem­plo, para pedir­le a la empre­sa cár­ni­ca El Miño, que está aquí cer­ca, un por cien­to peque­ño de sus recur­sos al SAF. Ade­más, que entró un camión de la agri­cul­tu­ra, pues pri­me­ro debe pasar por el SAF, no por la pla­ci­ta. Esto es lo que hay que hacer para que esto camine”.

Des­de el 2019 los SAF se rigen tam­bién por la reso­lu­ción No. 99 del Minis­te­rio de Comer­cio Inte­rior que ofre­ce la posi­bi­li­dad de com­prar por auto­ges­tión pro­duc­tos ali­men­ti­cios fres­cos o ela­bo­ra­dos, a per­so­nas natu­ra­les y jurí­di­cas. Una nor­ma­ti­va que, de acuer­do a la admi­nis­tra­do­ra del SAF, les ha per­mi­ti­do fir­mar con­ve­nios con hidro­pó­ni­cos para sus­ten­tar el sumi­nis­tro de vian­das y hortalizas.

¿A quien le corres­pon­de velar por­que no fal­ten los sumi­nis­tros en este tipo de cen­tros? ¿Qué rol desem­pe­ñan los direc­ti­vos del gobierno y las orga­ni­za­cio­nes de masas de los luga­res don­de están encla­va­dos los SAF para exi­gir la cali­dad? Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

La Tarea Orde­na­mien­to se ha rea­li­za­do en un ambien­te de enve­je­ci­mien­to pobla­cio­nal. Según el cen­so de 2012, el 18,3% de la pobla­ción cuba­na tenía 60 años o más y duran­te 2020, esta cifra cre­ció a un 21,3%. Datos ofre­ci­dos en la Mesa Redon­da reve­la­ron que el pasa­do año nacie­ron 105 000 niños y falle­cie­ron 111 000 per­so­nas, es decir la pobla­ción cuba­na, que lle­va años decre­cien­do, bio­ló­gi­ca­men­te no se está repro­du­cien­do. “Es algo que tenía­mos pre­vis­to que ocu­rrie­ra a par­tir de 2024, pero se han dete­rio­ra­do mucho los indi­ca­do­res y, ade­más, nacen más varo­nes que hem­bras”, expli­có Muri­llo Jor­ge en el espa­cio televisivo.

Aun­que bien es cier­to que no todas las per­so­nas que se auxi­lian del Sis­te­ma de Aten­ción a la Fami­lia son adul­tos mayo­res, este gru­po eta­rio repre­sen­ta el mayor núme­ro de bene­fi­cia­rios. Cada día reci­ben este ser­vi­cio miles de per­so­nas, cuya úni­ca com­pa­ñía en casa, a veces, es la sole­dad. Abue­los que no pue­den parar­se de la cama. Madres que no pue­den valer­se por sí mis­mas para coci­nar. Tías a quie­nes solo les que­da de fami­lia un parien­te lejano. Lle­gar a vie­jo, como decía Serrat, “sería un final con beso, si todos enten­dié­ra­mos que todos lle­va­mos un vie­jo encima”.

José Gallén Gue­rra tie­ne 85 años y su úni­ca hija murió hace tres. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

Ama­do Fer­nán­dez, jefe de la uni­dad bási­ca de gas­tro­no­mía del Cerro. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

SAF H. Upmann en 20 de Mayo. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

“En la cali­dad influ­yen muchas cosas. Empie­za con la cali­dad de los pro­duc­tos con que se tra­ba­ja, uti­li­zar siem­pre con­di­men­tos, vian­das y hor­ta­li­zas, y des­pués con la dedi­ca­ción y el amor que tie­ne que dedi­car­le todo el per­so­nal que tra­ba­ja en este sis­te­ma”. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

Lis­ta­do de pre­cios del SAF H. Upmann. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

Según el cen­so de 2012, el 18,3% de la pobla­ción cuba­na tenía 60 años o más y duran­te 2020, esta cifra cre­ció a un 21,3%. Foto: Ire­ne Pérez/​Cuba­de­ba­te.

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