El guion es fácil de seguir y propio de una película de terror con final catastrófico. Lo primero es que en las instituciones hayan diputados, senadores y concejales suficientes para privatizar servicios sanitarios, «tercierizar» lo llaman para que se note menos.
El negocio, casualmente, lo reciben empresas y particulares con buenas relaciones en los partidos políticos. En no pocas ocasiones, estas puertas giratorias llevan a sus direcciones y consejos de administración a antiguos ministros y parlamentarios que votaron por la privatización cuando «no» estaban aún en la empresa.
La quita de dinero público para la Sanidad en los Presupuestos se esconde, si hiciera falta, en el hecho obtuso de que puede haber incluso más euros destinados a la Salud… pero con un detalle, parte de él va a la sanidad privada por los contratos para «descongestionar» el atasco existente en la sanidad pública (por haber quitado recursos directos).
Ejemplo, un enfermo por Covid en una habitación de un Hospital privado en Madrid (contratado con presupuesto de la Sanidad pública) cuesta 732 euros al día, y si está en la UVI 2.000 euros al día.
Distintas Comunidades Autónomas anuncian que, faltaría más, los enfermos son lo primero y si hace falta pagar a los Hospitales privados por la asistencia, o a las Farmacias y Clínicas Odontológicas para vacunar, se hace y punto.
El dinero sale de los Presupuestos, de las personas que trabajan y cotizan, el lucro para los buitres (que no solo están en el negocio de la Vivienda).
Recordemos que la Ley 15⁄97 abrió el marco normativo para las privatizaciones en el sector, y que contó con los votos favorables de PP, PSOE, CiU, CC y PNV, y con el apoyo de CC.OO. https://www.casmadrid.org/docStatic/El_apoyo_de_CCOO_a_la_privatizacion_de_la_sanidad.pdf
Fuente: Insurgente
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