Inter­na­cio­nal. El com­pa­ñe­ro perio­dis­ta Assan­ge aún pue­de ser extra­di­ta­do a la dic­ta­du­ra estadounidense

Por Ramón Pedre­gal Casa­no­va*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de enero de 2021. 

Solo en las dic­ta­du­ras pue­de alguien ser encar­ce­la­do por denun­ciar los crí­me­nes del régi­men. La lla­ma­da Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca, esos que con el man­da­to esta­dou­ni­den­se per­si­guie­ron a Assan­ge y le aco­sa­ron duran­te más de 7 años en la emba­ja­da de Ecua­dor, y lo cer­ca­ron sin dejar­le salir, espián­do­lo con micró­fo­nos y cáma­ras que los mer­ce­na­rios espa­ño­les de la CIA ins­ta­la­ron en los espa­cios en que podía estar, esos que inten­ta­ron secues­trar­le entran­do por ven­ta­nas y teja­dos, esos que orde­na­ron a una gavi­lla de ban­di­dos entrar por la puer­ta que abría el mer­ce­na­rio emba­ja­dor de L. Moreno, y lo arras­tra­sen y lo car­ga­sen en un fur­gón alu­dien­do des­ca­ra­da­men­te a un man­da­to ile­gal, esos de la Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca, suce­so­res de aque­llos cuya ima­gen se recuer­da por el par­che en un ojo y un gar­fio en una muñe­ca, que asal­ta­ban bar­cos, mata­ban tri­pu­la­cio­nes, roba­ban lo que lle­va­se el otro y comer­cia­ban con escla­vos, los des­cen­dien­tes de esos son los que metie­ron a Julián Assan­ge la pri­sión de alta segu­ri­dad y lo han teni­do ais­la­do otro año y medio, esos son los que lo enfer­ma­ron y lo han juz­ga­do, y para ocul­tar tan­ta jus­ti­cia, como con­clu­sión nos dicen que Julián Assan­ge se encuen­tra enfer­mo, que­rien­do decir que él sólo se lo ha hecho.

Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca del gran capi­tal, pien­se usted en el sen­ti­do polí­ti­co de la pala­bra jus­ti­cia. Así lo hizo en su tiem­po el régi­men monár­qui­co inglés cuan­do ven­dió Pales­ti­na al sio­nis­mo: sólo intere­ses, el tér­mino jus­ti­cia capi­ta­lis­ta tie­ne un sen­ti­do polí­ti­co concreto.

El régi­men impe­rial se encuen­tra aho­ra afin­ca­do en la otra ori­lla del Atlán­ti­co y es el que pro­te­ge la Cor­te de jus­ti­cia bri­tá­ni­ca. Depen­de de la soli­da­ri­dad que mani­fes­te­mos con Assan­ge, el com­pa­ñe­ro perio­dis­ta, que pue­da o no ser extra­di­ta­do a la tie­rra de sus máxi­mos per­se­gui­do­res. ¿Qué pasa en esa tie­rra? ¿que ocu­rre a aque­lla gen­te? El pue­blo de EEUU era dibu­ja­do por el gran escri­tor Mark Twain (1835−1910) a los lec­to­res de la mane­ra siguien­te en el tex­to titu­la­do Cómo se lle­gó a la dic­ta­du­ra (en más de una oca­sión, Twain escri­bió sobre la ins­tau­ra­ción en su país de una dic­ta­du­ra), se encuen­tra en el libro Mark Twain cro­nis­ta de su épo­ca, y lo hace de la siguien­te mane­ra: … Pero fue impo­si­ble sal­var a la Gran Repú­bli­ca. Esta­ba podri­da has­ta la médu­la. Hacía tiem­po que la luju­ria de las con­quis­tas había hecho su obra: el aplas­ta­mien­to de los iner­mes fue­ra de sus fron­te­ras la había ense­ña­do a sopor­tar con apa­tía esas mis­mas cosas en su pro­pio sue­lo; mul­ti­tu­des que habían aplau­di­do la supre­sión de las liber­ta­des de otros pue­blos, vivie­ron para sufrir en sus pro­pias car­nes el error. El gobierno esta­ba, de mane­ra irre­vo­ca­ble, en manos de los pro­di­gio­sa­men­te ricos y de sus pará­si­tos; el sufra­gio se había con­ver­ti­do en máqui­na que ellos emplea­ban a su anto­jo. No exis­tían más prin­ci­pios que el comer­cia­lis­mo, no exis­tía otro patrio­tis­mo que el de bolsillo.

Con la decla­ra­ción de la Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca quie­ren cam­biar­nos el oro de la liber­tad de Assan­ge por cris­ta­les rotos que bri­llan al sol, tal y como hicie­ron los mer­ce­na­rios espa­ño­les a los autóc­to­nos del con­ti­nen­te aquél en su día, y los mer­ce­na­rios ingle­ses pre­ten­die­ron con los autóc­to­nos de la par­te nor­te, des­pués espa­ño­les y bri­tá­ni­cos los eli­mi­na­ron en un gran geno­ci­dio. Comen­za­ron por la men­ti­ra de los cris­ta­les rotos por­que la men­ti­ra es la puer­ta pri­me­ra del cri­men impe­rial. La heren­cia que tie­nen en un lado y otro del atlán­ti­co es sóli­da y con­ti­núan oscu­re­cien­do­nos la guía de la His­to­ria, que con lar­ga expe­rien­cia por anchas geo­gra­fías se pone en nues­tra mano para cono­cer­la si tene­mos con­cien­cia y man­te­ne­mos a raya el patrio­tis­mo de bolsillo.

Los últi­mos jefes ban­di­dos en sen­tar cáte­dra los cono­ce bien nues­tro héroe Julián Assan­ge: Bush, Blair, Aznar, Oba­ma, Trump, y aho­ra Biden, como regi­do­res de los gran­des intere­ses del capi­tal lle­van a la Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca de la mano, pero esos repre­sen­ta­dos callan ladi­na­men­te. Ni los nom­bra­dos ni sus repre­sen­ta­dos, nin­guno pasa la ins­pec­ción, todos hue­len a azu­fre, son cali­fi­ca­dos suce­so­res de los espa­ño­les que lle­ga­ron con Colón. Dice un perió­di­co de pro­vin­cia hacien­do men­ción de otros seño­res y a ellos aquí apli­ca­ble: Los vemos en las catas que orga­ni­zan, en las reunio­nes de sus peñas, pues son her­man­da­des de mesa y man­tel, y tie­nen has­ta comi­das ínti­mas en incon­fun­di­bles aden­tros tra­di­cio­na­les y seño­ria­les, para salir y abra­zar la glo­ria y hacer­se fotos como cele­bri­da­des en los bal­co­nes o umbra­les a salu­dar des­de lejos a los parro­quia­nos bus­can­do ser admi­ra­dos por la ple­be que les derro­cha calidez.

Me voy a refe­rir a nues­tro héroe Julián Assan­ge en el cas­ti­go al que le han some­ti­do los pode­res inglés y esta­dou­ni­den­se, por no ren­dír­se­le, con una línea escri­ta por el gran poe­ta Roque Dal­ton en su libro Un libro rojo para Lenin: Los domi­na­do­res roma­nos acu­sa­ron a Cris­to de agi­ta­dor extran­je­ro con­tra el impe­rio. Y lo crucificaron.

Del mis­mo libro unas líneas del pro­lo­guis­ta Juan­jo Barral refe­ri­das a la capa­ci­dad de Roque Dal­ton para emplear la pala­bra, y aquí lo apli­co a las imá­ge­nes y las pala­bras de Assan­ge: Pocos, ade­más, como él la esgri­mie­ron con tan­ta valen­tía. Pocos la blan­die­ron con su fir­me­za. Pocos de for­ma tan apa­sio­na­da. “Cora­zón de pen­sa­mien­to y pen­sa­mien­to del corazón”.

Y para seña­lar con el dedo a la sen­ten­cia que la auto­pro­cla­ma­da Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca, capaz de apro­bar el robo de los miles de millo­nes inver­ti­dos por el pue­blo de Vene­zue­la en el ban­co cen­tral bri­tá­ni­co, capaz de negar la devo­lu­ción de las anti­güe­da­des roba­das al pue­blo grie­go, a los pue­blos ára­bes o a los más dis­tan­tes de su isla, capaz de sen­tar su vano orgu­llo impe­rial sobre tan­tas tro­pe­lías que come­tie­ron sus ante­pa­sa­dos en los 5 Con­ti­nen­tes, como ase­si­nos de par­che y gar­fio, como gene­ra­les de ejér­ci­to colo­nial o como due­ños de la Com­mon­wealth, me voy a refe­rir a la sen­ten­cia que la auto­pro­cla­ma­da Jus­ti­cia bri­tá­ni­ca con­tra Julián Assan­ge median­te unas pala­bras del gran escri­tor esta­dou­ni­den­se Howard Zinn con­te­ni­das en su libro Nadie es neu­tral en un tren en mar­cha, edi­ta­do por Hiru, per­te­ne­cien­tes al capí­tu­lo En la sala de Jus­ti­cia: “El meo­llo de la cues­tión”: He esta­do en múl­ti­ples oca­sio­nes en salas de jus­ti­cia, a veces como acu­sa­do pero, en la mayo­ría de los casos, como tes­ti­go en los jui­cios de otras per­so­nas. He apren­di­do muchí­si­mo. Las salas de jus­ti­cia ilus­tran el hecho de que, pese a que nues­tra socie­dad sea, en un sen­ti­do gene­ral y un tan­to vago, libe­ral y demo­crá­ti­ca, las pie­zas de su meca­nis­mo, sus capi­lli­tas ‑las cla­ses, los luga­res de tra­ba­jo, las jun­tas de las cor­po­ra­cio­nes, las cár­ce­les, los cuar­te­les- son fla­gran­te­men­te anti­de­mo­crá­ti­cas y sue­len estar domi­na­das por un jefe o una eli­te muy redu­ci­da pero con mucho poder. Quie­nes tie­nen el poder abso­lu­to sobre los pro­ce­di­mien­tos emplea­dos en las salas de jus­ti­cia son los jue­ces. Son ellos los que deci­den qué prue­bas pue­den adu­cir­se. Qué tes­ti­gos pue­den decla­rar, qué pre­gun­tas pue­den hacer­se. Por otra par­te, lo más pro­ba­ble es que el car­go de juez sea polí­ti­co o que lo ejer­za una per­so­na ele­gi­da por un par­ti­do político.

No hay duda de que la jue­za para el caso, los fis­ca­les, los abo­ga­dos, todos los per­se­gui­do­res de Assan­ge por mos­trar la ver­dad del impe­rio, quie­ren ver­le muer­to. Le han enfer­ma­do y no quie­ren que pue­da recu­pe­rar­se, aun­que las acu­sa­cio­nes sean fal­sas la jue­za no acep­ta ni siquie­ra su liber­tad pro­vi­sio­nal, Assan­ge lle­va 15 meses en ais­la­mien­to, sin luz, con tem­pe­ra­tu­ras que bajan has­ta los 0 gra­dos, en la cár­cel que lla­man la Guan­tá­na­mo inglesa,

En una car­ta diri­gi­da a Boris Joh­son, a su minis­tro de jus­ti­cia, Robert Buc­kland, y a Pri­ti Patel, minis­tra del inte­rior, juris­tas de todo el mun­do les comu­ni­can, como si no lo supie­sen, las irre­gu­la­ri­da­des con que se ha desa­rro­lla­do el caso y aho­ra el mis­mo jui­cio de Julian Assan­ge. En el Dia­rio Públi­co, con un artícu­lo de Car­los Enri­que Bayo, la encon­tra­mos sintetizada:

«Les soli­ci­ta­mos, como repre­sen­tan­tes del Gobierno Bri­tá­ni­co, que actúen en con­for­mi­dad con el dere­cho nacio­nal e inter­na­cio­nal, con los dere­chos huma­nos y con el esta­do de dere­cho, ponien­do fin a los pro­ce­di­mien­tos de extra­di­ción en cur­so y otor­gán­do­le al Sr. Assan­ge su dere­cho a estar libre de tor­tu­ra, de deten­ción arbi­tra­ria y per­se­cu­ción política».

  1. La soli­ci­tud de extra­di­ción cur­sa­da por EEUU es ile­gal por:

a) Exis­te ries­go de sea some­ti­do a jui­cio injus­to en Esta­dos Unidos

La extra­di­ción sería ile­gal por fal­ta de garan­tía de que los dere­chos pro­ce­sa­les del jui­cio de Assan­ge esta­rían pro­te­gi­dos en los Esta­dos Uni­dos. Assan­ge será juz­ga­do en el infa­me ‘tri­bu­nal de espio­na­je’ en pro­ce­di­mien­tos secre­to­san­te un jura­do ele­gi­do por una pobla­ción en la que la mayo­ría de las per­so­nas ele­gi­bles para la selec­ción del jura­do tra­ba­jan para la CIA (Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia), NSA (Agen­cia Nacio­nal de Segu­ri­dad), Depart­ment of Defen­ce (Minis­te­rio de Defen­sa) o Depart­ment of Sta­te (Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exteriores).

El pri­vi­le­gio legal del Sr. Assan­ge, un dere­cho con­sa­gra­do en el artícu­lo 8 del Con­ve­nio Euro­peo de Dere­chos Huma­nos (CEDH), del cual el Rei­no Uni­do es sig­na­ta­rio y ade­más reco­no­ci­do por el dere­cho con­sue­tu­di­na­rio inglés, fue gra­ve­men­te vio­la­do a tra­vés de la vigi­lan­cia cons­tan­te y cri­mi­nal de video y audio en la emba­ja­da ecua­to­ria­na rea­li­za­da por la fir­ma de segu­ri­dad espa­ño­la, UC Glo­bal. Esta vigi­lan­cia ha des­en­ca­de­na­do una inves­ti­ga­ción sobre el pro­pie­ta­rio de UC Glo­bal, David Mora­les, por el Tri­bu­nal Supe­rior de Espa­ña, la Audien­cia Nacio­nal. La vigi­lan­cia resul­tó en la gra­ba­ción de todas las reunio­nes y con­ver­sa­cio­nes del Sr. Assan­ge, inclui­das aque­llas con sus abogados.El Con­se­jo de los Cole­gios de Abo­ga­dos de la Unión Euro­pea (CCBE, por su sigla en inglés) que repre­sen­ta a más de 1 millón de abo­ga­dos en Euro­pa, expre­só su seria preo­cu­pa­ción de que estas gra­ba­cio­nes ile­ga­les pue­dan ser uti­li­za­das, abier­ta o secre­ta­men­te, en casos pena­les con­tra Assan­ge en caso de extra­di­ción a los Esta­dos Uni­dos. El Con­se­jo decla­ra que si los fis­ca­les sim­ple­men­te supie­ran la infor­ma­ción, esto pre­sen­ta­ría una vio­la­ción irre­me­dia­ble de los dere­chos fun­da­men­ta­les del Sr. Assan­ge a un jui­cio jus­to en vir­tud del art. 6 del CEDHy el debi­do pro­ce­so con­for­me a la Cons­ti­tu­ción de los Esta­dos Unidos.

El Tra­ta­do Mode­lo de Extra­di­ción de las Nacio­nes Uni­das prohí­be la extra­di­ción cuan­do la per­so­na no ha reci­bi­do o no reci­be las garan­tías míni­mas en los pro­ce­sos pena­les, como lo con­sa­gra el art. 14 del Pac­to Inter­na­cio­nal de Dere­chos Civi­les y Polí­ti­cos (PIDCP).

b) La natu­ra­le­za polí­ti­ca de los pre­sun­tos deli­tos prohí­be la extra­di­ción
La acu­sa­ción de reem­pla­zo de Esta­dos Uni­dos emi­ti­da con­tra Assan­ge el 24 de Junio de 2020 lo acu­sa de 18 car­gos, todos rela­cio­na­dos úni­ca­men­te con las publi­ca­cio­nes de 2010 de docu­men­tos del gobierno de EE. UU. Las publi­ca­cio­nes, que com­pren­den infor­ma­ción sobre las gue­rras en Irak y Afga­nis­tán, los cables diplo­má­ti­cos de EE. UU. y la Bahía de Guan­tá­na­mo, reve­la­ron evi­den­cia de crí­me­nes de gue­rra, corrup­ción y mal­ver­sa­ción guber­na­men­tal. Die­ci­sie­te de los die­cio­cho car­gos con­tra Assan­ge se basan en la Ley de Espio­na­je de 1917, pro­mul­ga­da espe­cí­fi­ca­men­te para la per­se­cu­ción polí­ti­ca de disi­den­tes y acti­vis­tas anti­gue­rra en su momen­to, y cuyo pro­pio nom­bre paten­ta su natu­ra­le­za intrín­se­ca­men­te polí­ti­ca. La esen­cia de los 18 car­gos de la denun­cia tam­bién con­fir­ma la natu­ra­le­za de los deli­tos pura­men­te polí­ti­cos. Todos ellos se refie­ren a la supues­ta inten­ción de obte­ner o reve­lar los «secre­tos» de los Esta­dos Uni­dos de una mane­ra que per­ju­di­ca­ría los intere­ses estra­té­gi­cos y de segu­ri­dad nacio­nal, la capa­ci­dad de sus fuer­zas arma­das, el tra­ba­jo de los ser­vi­cios de segu­ri­dad e inte­li­gen­cia e intere­ses esta­dou­ni­den­ses en el extran­je­ro, así como la inva­sión infor­má­ti­ca. Por lo tan­to, la con­duc­ta, así como la moti­va­ción y el pro­pó­si­to atri­bui­dos al Sr. Assan­ge, se basan en deli­tos polí­ti­cos pre­sen­ta­dos en vir­tud de la Ley de Espio­na­je (deli­tos «pura­men­te polí­ti­cos») y del car­go de pira­te­ría (un deli­to «rela­ti­vo político»).

El Tra­ta­do de Extra­di­ción entre el Rei­no Uni­do y los Esta­dos Uni­dos, que pro­por­cio­na base de la soli­ci­tud de extra­di­ción, prohí­be espe­cí­fi­ca­men­te la extra­di­ción por deli­tos polí­ti­cos en el art. 4 (1). Sin embar­go, la jue­za pre­si­den­te y la fis­ca­lía ame­ri­ca­na igno­ran este artícu­lo hacien­do refe­ren­cia ape­nas a la Ley de Extra­di­ción de 2003 (Extra­di­tion Act 2003), que no inclu­ye la excep­ción de deli­to polí­ti­co. Esto igno­ra fla­gran­te­men­te el hecho de que la Ley de Extra­di­ción es sim­ple­men­te una ley de trans­po­si­ción que crea las garan­tías lega­les míni­mas, pero no exclu­ye pro­tec­cio­nes más estric­tas con­tra la extra­di­ción, como se esti­pu­la expre­sa­men­te en tra­ta­dos rati­fi­ca­dos pos­te­rior­men­te, como el Tra­ta­do de Extra­di­ción entre el Rei­no Uni­do y los Esta­dos Uni­dos. La extra­di­ción polí­ti­ca está prohi­bi­da por los prin­ci­pios reco­no­ci­dos en la ley de extra­di­ción, como en el art. 3 del Con­ve­nio Euro­peo de Extra­di­ción de 1957, art. 3 CEDH, en el art. 3 (a) del Tra­ta­do Mode­lo de Extra­di­ción de la ONU, la Cons­ti­tu­ción Inter­pol, y en todos los tra­ta­dos bila­te­ra­les rati­fi­ca­dos por Esta­dos Uni­dos hace más de un siglo.

c) Temor jus­ti­fi­ca­do de tor­tu­ra u otro tra­to o cas­ti­go cruel, inhu­mano o degra­dan­te en EEUU
El Rela­tor Espe­cial de las Nacio­nes Uni­das sobre la tor­tu­ra y los tra­tos crue­les, inhu­ma­nos o degra­dan­tes («Rela­tor Espe­cial de la ONU sobre la Tor­tu­ra»), Niels Mel­zer, decla­ró que, si se extra­di­ta­ra a los Esta­dos Uni­dos, exis­te un rece­lo jus­ti­fi­ca­do de que el Sr. Assan­ge pue­da estar expues­to a la tor­tu­ra u otros tra­tos o penas crue­les, inhu­ma­nos o degra­dan­tes. El Gru­po de Tra­ba­jo de la ONU sobre la Deten­ción Arbi­tra­ria (ACNHDH) tam­bién ha plan­tea­do preo­cu­pa­cio­nes simi­la­res, y Amnis­tía Inter­na­cio­nal ha reite­ra­do recien­te­men­te sus preo­cu­pa­cio­nes en rela­ción con el ries­go inacep­ta­ble de maltrato.

«…175 años en una pri­sión de máxi­ma segu­ri­dad cons­ti­tui­ría tor­tu­ra o un cas­ti­go cruel, inhu­mano o degradante»

Las con­di­cio­nes de deten­ción y la posi­bi­li­dad de una pena dra­co­nia­na de has­ta 175 años en una pri­sión de máxi­ma segu­ri­dad a las que se enfren­ta el Sr. Assan­ge bajo la denun­cia de Esta­dos Uni­dos, cons­ti­tui­rían tor­tu­ra u otro tra­to o cas­ti­go cruel, inhu­mano o degra­dan­te, según el actual Rela­tor Espe­cial de la ONU sobre la Tor­tu­ra, así como de acuer­do con la opi­nión cons­tan­te­men­te expre­sa­da de su pre­de­ce­sor y de otros exper­tos legales.

Bajo el prin­ci­pio de no devo­lu­ción se prohí­be la extra­di­ción de una per­so­na a un país don­de hay razo­nes sus­tan­cia­les para creer que él o ella sería obje­to de per­se­cu­ción o tor­tu­ra. Este prin­ci­pio es un ele­men­to fun­da­men­tal del dere­cho inter­na­cio­nal y dere­chos huma­nos, con­sa­gra­do en la Con­ven­ción de las Nacio­nes Uni­das sobre el Esta­tu­to de los Refu­gia­dos de 1951, espe­cí­fi­ca­men­te en el art. 33 (1), del cual no se per­mi­ten excep­cio­nes. Art. 3 (1) de la Decla­ra­ción de 1967 de las Nacio­nes Uni­das sobre Asi­lo Terri­to­rial, art. 3 Con­ven­ción con­tra la Tor­tu­ra y Otros Tra­tos o Penas Crue­les, Inhu­ma­nos o Degra­dan­tes (CCT) y art. 2 de la Reso­lu­ción 14 (1967) sobre el asi­lo de per­so­nas ame­na­za­das de per­se­cu­ción del Comi­té de Minis­tros del Con­se­jo de Euro­pa en 1967.

  1. Vio­la­cio­nes de la liber­tad de pren­sa y del dere­cho a una infor­ma­ción veraz
    Los car­gos 1 – 17 bajo la Ley de Espio­na­je vio­lan los dere­chos a la liber­tad de expre­sión, la liber­tad de pren­sa y el dere­cho a saber. Estas acu­sa­cio­nes se basan en la carac­te­ri­za­ción de prác­ti­cas perio­dís­ti­cas e inves­ti­ga­ti­vas de cuño están­dar e impor­tan­tes, como sien­do de natu­ra­le­za cri­mi­nal. Dichas prác­ti­cas inclu­yen la con­fir­ma­ción de un perio­dis­ta sobre su dis­po­ni­bi­li­dad de reci­bir la infor­ma­ción, indi­can­do en qué tipo de infor­ma­ción esta­ría intere­sa­do, ani­man­do a la fuen­te a pro­por­cio­nar esa infor­ma­ción, reci­bir­la con el pro­pó­si­to de publi­car­la y publi­car­la onli­ne en inte­rés público.

«…muchos de los deli­tos enu­me­ra­dos en la denun­cia se refie­ren a acti­vi­da­des base de la inves­ti­ga­ción periodística»

Res­pal­da­mos a la Asam­blea Par­la­men­ta­ria del Con­se­jo de Euro­pa (PACE, por sus siglas en inglés) en su exi­gen­cia de «libe­ra­ción inme­dia­ta» del Sr. Assan­ge, y en su adver­ten­cia de que «la natu­ra­le­za amplia y vaga de los car­gos con­tra Julian Assan­ge y los deli­tos enu­me­ra­dos en la denun­cia son preo­cu­pan­tes, ya que muchos de ellos se refie­ren a acti­vi­da­des base de la inves­ti­ga­ción perio­dís­ti­ca en Euro­pa y más allá. La extra­di­ción basa­da en la acu­sa­ción de reem­pla­zo pon­dría en gra­ve peli­gro la liber­tad de pren­sa como ele­men­to fun­da­men­tal de las demo­cra­cias euro­peas con­sa­gra­das en el art. 10 CEDH.

Esta­dos Uni­dos tam­bién pare­ce admi­tir la incons­ti­tu­cio­na­li­dad de los car­gos, ya que decla­ra en una de sus peti­cio­nes a la cor­te que al Sr. Assan­ge se le nega­rán las pro­tec­cio­nes a la liber­tad de expre­sión y a la pren­sa garan­ti­za­das por la Pri­me­ra Enmien­da ya que es ciu­da­dano extran­je­ro. Ade­más, extra­di­tar al Sr. Assan­ge a los Esta­dos Uni­dos con el cono­ci­mien­to de su inten­ción de dis­cri­mi­na­ción con­tra él haría del Rei­no Uni­do un acce­so­rio en una fla­gran­te nega­ción de su dere­cho a la no discriminación.

La extra­di­ción a los Esta­dos Uni­dos de un edi­tor y perio­dis­ta por rea­li­zar acti­vi­da­des perio­dís­ti­cas en Euro­pa, abri­ría un pre­ce­den­te ame­na­za­dor para la extra­te­rri­to­ria­li­za­ción de las leyes de segu­ri­dad nacio­nal y «envia­ría una invi­ta­ción a otros Esta­dos para que sigan su ejem­plo, ame­na­zan­do seve­ra­men­te la capa­ci­dad de los perio­dis­tas, edi­to­res y orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos para divul­gar de mane­ra segu­ra infor­ma­ción sobre pro­ble­mas inter­na­cio­na­les graves».

  1. Vio­la­cio­nes del dere­cho a no ser tor­tu­ra­do, a la salud y a la vida
    Entre el 9 y el 10 de mayo, el Rela­tor Espe­cial de la ONU sobre la Tor­tu­ra, el Sr. Nils Mel­zer, y su equi­po médi­co, espe­cia­li­za­do en exa­mi­nar posi­bles víc­ti­mas de tor­tu­ra, visi­ta­ron al Sr. Julian Assan­ge, dete­ni­do en la pri­sión de Bel­marsh en Lon­dres, Rei­no Uni­do. La inves­ti­ga­ción se lle­va­ba a cabo para ave­ri­guar que Sr. Assan­ge mos­tró «todos los sín­to­mas típi­cos de la expo­si­ción pro­lon­ga­da a la tor­tu­ra psi­co­ló­gi­ca, inclui­do el estrés extre­mo, la ansie­dad cró­ni­ca y el trau­ma psi­co­ló­gi­co intenso.

El Rela­tor Espe­cial ha con­clui­do que «el Sr. Assan­ge ha esta­do expues­to deli­be­ra­da­men­te, duran­te varios años, a for­mas per­sis­ten­tes y pro­gre­si­va­men­te seve­ras a tra­tos o penas crue­les, inhu­ma­nos o degra­dan­tes, cuyos efec­tos acu­mu­la­ti­vos sólo pue­den des­cri­bir­se como tor­tu­ra psi­co­ló­gi­ca,» y como resul­ta­do, el Sr. Assan­ge des­mues­tra «todos los sín­to­mas típi­cos de la expo­si­ción pro­lon­ga­da a la tor­tu­ra psi­co­ló­gi­ca, inclui­do el estrés extre­mo, la ansie­dad cró­ni­ca y el trau­ma psi­co­ló­gi­co inten­so». El Rela­tor Espe­cial de la ONU sobre la Tor­tu­ra con­de­nó «en los tér­mi­nos más fuer­tes, la natu­ra­le­za deli­be­ra­da, con­cer­ta­da y sos­te­ni­da de los abu­sos infli­gi­dos» y carac­te­ri­zó el fra­ca­so del gobierno del Rei­no Uni­do y los gobier­nos invo­lu­cra­dos en tomar medi­das para pro­te­ger los dere­chos huma­nos del Sr. Assan­ge y su dig­ni­dad, como «com­pla­cen­cia en el mejor de los casos y com­pli­ci­dad en el peor.»

Los abu­sos de los dere­chos del Sr. Assan­ge inclu­yen el aco­so legal sis­te­má­ti­co y vio­la­cio­nes del debi­do pro­ce­so en todas las juris­dic­cio­nes invo­lu­cra­das y en todos los pro­ce­sos lega­les rela­cio­na­dos con su caso. Recien­te­men­te dicho abu­so se demos­tró en el tra­to a el Sr. Assan­ge duran­te los pro­ce­di­mien­tos de extra­di­ción en el Tri­bu­nal de la Coro­na de Wool­wich, pro­ce­di­mien­tos des­ti­na­dos a ser recor­da­dos infa­me­men­te por la «caja de cris­tal» a la que el Sr. Assan­ge fue con­fi­na­do como si él, un perio­dis­ta galar­do­na­do y un edi­tor, fue­ra un cri­mi­nal peli­gro­so y violento.

Assan­ge fue some­ti­do a deten­ción arbi­tra­ria y ais­la­mien­to opre­si­vo, hos­ti­ga­mien­to y vigi­lan­cia, mien­tras estu­vo con­fi­na­do en la emba­ja­da ecua­to­ria­na y lue­go encar­ce­la­do en la pri­sión HMP Bel­marsh, Lon­dres, Rei­no Uni­do. En Bel­marsh, el Sr. Assan­ge cum­plió una con­de­na des­pro­por­cio­na­da de 50 sema­nas por un pre­sun­to incum­pli­mien­to de fian­za. Per­ver­sa­men­te, el enjui­cia­mien­to, la denun­cia y la con­de­na se basa­ron en el hecho de que Assan­ge bus­có y reci­bió legí­ti­ma­men­te asi­lo diplo­má­ti­co por par­te del gobierno ecua­to­riano, que enten­dió como real el ries­go de una extra­di­ción abier­ta­men­te polí­ti­ca, y de que Assan­ge pudie­ra ser some­ti­do a un tra­to inhu­mano y tener vio­la­dos sus dere­chos y garan­tías fun­da­men­ta­les una vez en los Esta­dos Unidos.

Las auto­ri­da­des del Rei­no Uni­do vio­la­ron sis­te­má­ti­ca­men­te el dere­cho a la salud del Sr. Assan­ge duran­te su tiem­po en la Emba­ja­da ecua­to­ria­na, cuan­do se le negó el acce­so a aten­ción médi­ca urgen­te. Los dos espe­cia­lis­tas médi­cos que acom­pa­ña­ron al Rela­tor Espe­cial de la ONU sobre la Tor­tu­ra en su visi­ta a la pri­sión de HMP Bel­marsh advir­tie­ron que a menos que la pre­sión sobre el Sr. Assan­ge se ali­via­ra rápi­da­men­te, su salud se dete­rio­ra­ría, lo que podría resul­tar en su muer­te (…) el 22 noviem­bre 2019, más de 60 médi­cos de todo el mun­do expre­sa­ron serias preo­cu­pa­cio­nes sobre la mala salud físi­ca y men­tal del Sr. Assan­ge, que inclu­yó adver­ten­cias sobre su ries­go de vida y soli­ci­tó su tras­la­do a un hos­pi­tal debi­da­men­te equi­pa­do y con el per­so­nal ade­cua­do para su diag­nós­ti­co y tratamiento.

Ade­más, los emplea­dos de UC Glo­bal, que tra­ba­ja­ban en la emba­ja­da ecua­to­ria­na, reve­la­ron que la CIA dis­cu­tió acti­va­men­te y con­si­de­ró el secues­tro o enve­ne­na­mien­to del Sr. Assan­ge. Esto mues­tra un des­pre­cio sor­pren­den­te por su dere­cho a la vida y el debi­do pro­ce­so legal del mis­mo gobierno que bus­ca su extradición.

  1. Vio­la­ción del dere­cho a un pro­ce­so jus­to y equi­ta­ti­vo.
    a) Con­flic­tos de intere­ses
    La magis­tra­da prin­ci­pal (tri­bu­na­les de magis­tra­dos) Emma Arbuth­not, a car­go de super­vi­sar los pro­ce­di­mien­tos en el pro­ce­so de extra­di­ción del Sr. Assan­ge, ha demos­tra­do lazos finan­cie­ros con ins­ti­tu­cio­nes e indi­vi­duos cuyas irre­gu­la­ri­da­des han sido expues­tas por Wiki­Leaks. Sin embar­go, este evi­den­te con­flic­to de intere­ses no fue decla­ra­do por la magis­tra­da. Arbuth­not no decla­ró que esta­ba impe­di­da y esta­ba per­mi­ti­da a tomar deci­sio­nes en detri­men­to de Assan­ge, a pesar de la mani­fies­ta fal­ta de impar­cia­li­dad e inde­pen­den­cia judicial.

Al Sr. Assan­ge no se le dio el tiem­po y los medios ade­cua­dos para pre­pa­rar su defen­sa, vio­lan­do el prin­ci­pio de «amplia defen­sa e igual­dad de armas», inhe­ren­te a la pre­sun­ción de ino­cen­cia y al Esta­do Demo­crá­ti­co de Derecho.

Des­pués de su arres­to, la poli­cía bri­tá­ni­ca no per­mi­tió que el Sr. Assan­ge reco­lec­ta­ra y se lle­va­ra sus per­te­nen­cias. Pos­te­rior­men­te, el Sr. Assan­ge fue pri­va­do de sus len­tes de lec­tu­ra duran­te varias sema­nas. Has­ta fina­les de junio de 2020 tam­bién se le negó el acce­so a una compu­tado­ra. Si bien, aho­ra se le ha pro­por­cio­na­do una compu­tado­ra, Ésta no tie­ne acce­so a Inter­net y es de solo lec­tu­ra, lo que evi­ta la posi­bi­li­dad de que el Sr. Assan­ge escri­ba algu­na nota, por lo que no es ade­cua­da para la pre­pa­ra­ción de su defen­sa. Ade­más, al Sr. Assan­ge se le negó el acce­so a la acu­sa­ción en sí duran­te varias sema­nas des­pués de su pre­sen­ta­ción y su acce­so a otros docu­men­tos lega­les sigue sien­do aún limi­ta­do has­ta el día de hoy debi­do a la buro­cra­cia y la fal­ta de con­fi­den­cia­li­dad en la corres­pon­den­cia de la prisión.

Ade­más, a pesar de la com­ple­ji­dad del caso y la seve­ri­dad de la sen­ten­cia a la que el Sr. Assan­ge se enfren­ta­ría si fue­ra extra­di­ta­do para ser juz­ga­do en los Esta­dos Uni­dos, las auto­ri­da­des peni­ten­cia­rias no se ase­gu­ran de que el Sr. Assan­ge pue­da con­sul­tar ade­cua­da­men­te a su equi­po legal y pre­pa­rar­se para su defen­sa, res­trin­gien­do seve­ra­men­te tan­to la fre­cuen­cia como la dura­ción de sus visi­tas lega­les. Des­de media­dos de mar­zo de 2020, Assan­ge no ha podi­do reu­nir­se en per­so­na con sus abogados.

Dene­ga­ción de la par­ti­ci­pa­ción efec­ti­va del acu­sa­do en el jui­cio y en la for­ma­ción de la deci­sión judi­cial (Prin­ci­pio de con­tra­dic­ción y dere­cho de defensa)

El Sr. Assan­ge y sus abo­ga­dos han infor­ma­do repe­ti­da­men­te al Tri­bu­nal de su inca­pa­ci­dad para seguir ade­cua­da­men­te los pro­ce­di­mien­tos, con­sul­tar con sus abo­ga­dos de mane­ra con­fi­den­cial y dar­les ins­truc­cio­nes ade­cua­das en la pre­sen­ta­ción de su defen­sa debi­do a que se le impi­dió sen­tar­se con ellos y estar con­fi­na­do a una caja de vidrio a prue­ba de balas. La dis­po­si­ción de los asien­tos ha obli­ga­do al Sr. Assan­ge a recu­rrir a lla­mar la aten­ción del juez o de las per­so­nas que se sien­tan en la gale­ría públi­ca, para aler­tar a sus abo­ga­dos que están sen­ta­dos en la sala de la cor­te de espal­das a él.

Nega­ti­va a resol­ver pro­ble­mas de abu­so con­tra el encausado

Los abo­ga­dos de Assan­ge infor­ma­ron al tri­bu­nal de que, en un solo día, el 22 de febre­ro, las auto­ri­da­des car­ce­la­rias lo espo­sa­ron 11 veces, lo colo­ca­ron en cin­co cel­das dife­ren­tes, lo des­nu­da­ron y lo regis­tra­ron dos veces y con­fis­ca­ron todos sus docu­men­tos lega­les y con­fi­den­cia­les. Sin embar­go, la magis­tra­da, Vanes­sa Baraitser, se negó explí­ci­ta­men­te a inter­ve­nir ante las auto­ri­da­des de la pri­sión, ale­gan­do no tener juris­dic­ción sobre las con­di­cio­nes de cus­to­dia. Este tra­ta­mien­to anó­ma­lo fue con­de­na­do por el Ins­ti­tu­to de Dere­chos Huma­nos de la Aso­cia­ción Inter­na­cio­nal de Abo­ga­dos. La copre­si­den­ta Anne Ram­berg, doc­to­ra en dere­cho, lo cali­fi­có como «un gra­ve com­pro­me­ti­mien­to del debi­do pro­ce­so y del Esta­do demo­crá­ti­co de dere­cho.» Psi­quia­tras y psi­có­lo­gos inter­na­cio­na­les cita­ron lo ocu­rri­do como una prue­ba más de tor­tu­ra psicológica.

Ramón Pedre­gal Casa­no­va es autor de los libros: Gaza 51 días; Pales­ti­na. Cró­ni­cas de vida y Resis­ten­cia; Die­ta­rio de Cri­sis; Bel­ver Yin en la pers­pec­ti­va de géne­ro y Jesús Ferre­ro; y, Sie­te Nove­las de la Memo­ria His­tó­ri­ca. Pos­fa­cios. Pre­si­den­te de la Aso­cia­ción Euro­pea de Coope­ra­ción Inter­na­cio­nal y Estu­dios Socia­les AMANE. Miem­bro de la Comi­sión Euro­pea de Apo­yo a los Pri­sio­ne­ros Pales­ti­nos. Miem­bro del Fren­te Anti­im­pe­ria­lis­ta Internacionalista.

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