Lola Cubells Doctora en Filosofia del Derecho /Resumen Latinoamericano, 27 de enero de 2021
En abril de 2021 una delegación zapatista navegará el Atlántico al encuentro de semillas rebeldes en la Otra Europa. Analizamos, desde la concepción del tiempo maya, el potencial simbólico de esta propuesta.
Foto: Andrea Murcia/Cuartoscuro. Primer Encuentro Internacional Mujeres que Luchan, Morelia, agosto 2018
Sí, claro que lo entendí, que de por sí vamos a morir
miserablemente (…) Pero vamos a hacer que valga la pena
Esperanza Zapatista
Mientras nos recuperábamos del shock provocado por la pandemia, en el mes de octubre de 2020 lxs zapatistas iniciaron una serie de seis comunicados. Empezaron por el último (la sexta parte) y finalizaron con el primero, publicado el día 1 de enero, coincidiendo con el 27º aniversario del levantamiento. En ellos, anuncian que navegarán los cinco continentes, empezando por Europa, para encontrarse con otras semillas que luchan por la Vida.
La “sexta parte”, titulada “Una montaña en alta mar”, nos regala una radiografía del impacto de la pandemia sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Este comunicado nos dejaba muchas preguntas y dos fechas como únicas certezas: zarparán en abril de 2021 y, tras recorrer diferentes lugares de la Europa de abajo y a la izquierda, llegarán a Madrid, el día 13 de agosto de 2021.
Otros calendarios y otras geografías
Lxs zapatistas, a lo largo de sus décadas de resistencia, han realizado aportes fundamentales al pensamiento crítico y las luchas antisistémicas, destacando las lecciones sobre neoliberalismo de la mano de Don Durito de la Lacandona. Asimismo, la conceptualización de la IV guerra mundial o la propuesta de otras geografías y otros calendarios, han marcado un análisis sistémico del capitalismo desde un conocimiento situado y parido desde la resistencia anticolonial, antipatriarcal y anticapitalista que el zapatismo representa.
El concepto de otras geografías y otros calendarios ha permitido entender cómo en todas geografías y calendarios existe “el arriba”, como el tiempo y la geografía del poder; y “el abajo”, como el tiempo y la geografía de las luchas y resistencias. Junto a un análisis económico político, lxs zapatistas siempre han destacado como eje principal de la guerra contra la humanidad la aniquilación del diferente y, como reto, la igualdad desde el respeto a la diferencia. En 2003 ya nos avisaron cuando afirmaron: “Este es el proyecto de la globalización: hacer del planeta una nueva Torre de Babel. Homogénea en su forma de pensar, en su cultura, en su patrón. Hegemonizada por quien tiene no la razón sino la fuerza (…). La aniquilación del diferente es moda siempre actualizada”.
Esa “aniquilación del diferente”, iniciada con la colonización de América, tiene mucho que ver con los diferentes modos de entender el tiempo y la historia. Luis Villoro, en su obra Estado plural, pluralidad de culturas, explicaba cómo las diferentes maneras de configurar el tiempo y la historia habían sido determinantes en la colonización de Abya Yala. Mientras lxs españoles manejaban una concepción del tiempo lineal, para los pueblos originarios el tiempo era y es cíclico. Tanto aztecas como castellanxs intentaron dar una explicación a los acontecimientos desde sus marcos culturales. Por lo que respecta a lxs conquistadores, todo aquello que no podía ser explicado desde su marco cultural fue considerado como obra de Satán y, por tanto, digno de aniquilación. En cambio, para lxs aztecas, según Villoro, los acontecimientos estaban determinados por una estructura de sentido que corresponde con un orden sagrado. De este modo, lo desconocido fue insertado en su orden. Existía un viejo mito que contaba la partida de Quetzalcóatl hacia Oriente y su regreso para tomar posesión de su reino. Por ello, Moctezuma pensó que Cortés era Quetzalcóatl o un enviado suyo.
Ahora lxs zapatistas nos dicen que vienen por mar pero que, a diferencia de lo que ocurrió cinco siglos antes, vienen a “encontrar lo que nos hace iguales” y a decirnos: “Que no nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía”.
2021: un katún de resistencias neozapatistas
Para lxs mayas, el tiempo se medía de forma diferente. Cuando se produjo el levantamiento armado zapatista en 1994, el historiador Antonio García de León publicó La vuelta del katún. En dicho texto nos explicaba que en la antigua cronosofía maya la historia se desarrollaba en la sucesión de ciclos de 20 años, denominados por los mayas katún. Veinte años antes de la rebelión zapatista se celebró el primer Congreso Indígena, impulsado por la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas (1974). Fue la primera vez en la historia que los principales pueblos originarios de Chiapas (tseltales, tsotsiles, ch’oles y tojolabales) se reunían para reflexionar sobre su realidad a través de cuatro ejes: tierra, educación, salud y comercio. De este primer encuentro surgió un acuerdo fundamental: Quiptic ta Lecubtesel (Nuestra fuerza para mejorar). Como muchas saben, este encuentro permitió el nacimiento de un movimiento indígena independiente en Chiapas y la semilla del EZLN.
En este año que comienza se cumplirán 20 años (un katún) de varios acontecimientos que tienen un fuerte simbolismo para la lucha zapatista y también para las luchas altermundialistas que germinaron con su fuego y su palabra. Hace un katún llegué por primera vez a México, coincidiendo con la convocatoria por parte del EZLN de la “Marcha del Color de la Tierra” (2001). Con ella se perseguía una reforma constitucional que reflejara algunos de los pactos básicos alcanzados en los Acuerdos de San Andrés, firmados el 16 de febrero de 1996 entre el EZLN y el gobierno mexicano. Pero más allá de este objetivo, la Marcha permitió el recorrido de la comandancia del EZLN por diferentes Estados en los que pudieron dialogar con la sociedad civil y con quienes, siendo como ellxs, sufrían el desprecio por ser del color de la tierra. En la Marcha fue visible la presencia de la solidaridad internacional con los Tute Bianche (Monos Blancos), organización italiana inspirada en la rebeldía zapatista y encargada de la protección de la Caravana.
A su paso por Nurío (Michoacán) sesionó el III Congreso Nacional Indígena, donde la Comandancia del EZLN recibió la legitimidad del resto de pueblos indígenas para hablar en nombre de todxs ellxs. La última parada del recorrido fue ante el Congreso de la Nación, donde la Comandanta Esther fue la encargada de hablar ante lxs legisladores. Intervino como mujer, indígena y zapatista, y nos regaló un discurso considerado referente de los feminismos diversos. Explicó cómo la lucha de las mujeres indígenas no era incompatible con la defensa de su manera propia de gobernarse y de entender la vida y, por supuesto, con cambiar aquellas costumbres que no respetaran sus derechos. De este modo, su voz cuestionaba esa mirada colonial sobre las culturas indígenas que las considera estáticas o arcaicas y sitúa a las mujeres indígenas como víctimas de su cultura e imposibilitadas de liberarse sin renunciar a la misma. Debemos recordar que uno de los argumentos más utilizados para negar el reconocimiento jurídico de la autonomía indígena se basaba en considerar que la autonomía indígena legalizaba la violencia contra las mujeres. La Comandanta Esther mostró que la lucha de las mujeres era parte central del movimiento zapatista, tal y como se hizo más que evidente en los pasados Encuentros Internacionales “Mujeres que Luchan”, celebrados en marzo de 2018 y en diciembre de 2019.
Arriba, el racismo estructural de nuevo despreció la palabra y el caminar indígena. La “contrarreforma indígena” de 2001 fue interpretada por el CNI y el EZLN como una “burla”. La respuesta fue llamar a la construcción de las “autonomías sin permiso” que, en la experiencia zapatista, se materializó en el nacimiento de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno en agosto de 2003.
Desde este lado del océano, 2021 también nos convoca a recordar el katún del asesinato de Carlo Giuliani. El Otro mundo es posible zapatista, lanzado en el I Encuentro contra el Neoliberalismo y por la Humanidad en Chiapas (1996), desató diversas protestas: Seattle, Bangkok, Washington (1999), Praga (2000). En 2001, durante la contracumbre del G8 en Génova (Italia), fue asesinado por un agente de los carabinieri el joven activista Carlo Giuliani. Pese a que su muerte quedó impune, no han conseguido borrarla de un nosotrxs interoceánico parido en las redes neozapatistas (Xochitl Leyva) que se han tejido a lo largo de estas décadas. Giuliani fue nombrado, junto con lxs muertxs de otras geografías, en el comunicado en que se anunció la muerte del SubMarcos y el nacimiento del Subcomandante Galeano ―adoptando así el nombre del maestro zapatista asesinado en 2014 por un grupo paramilitar en La Realidad. Mucho antes, en 2003, en el marco de las protestas europeas contra la guerra de Irak, la madre de Guiliani leyó en Roma un comunicado del EZLN en el que Marcos analizaba el “no a la guerra” como un “no” por la humanidad y contra el neoliberalismo. Sus palabras parecían premonitorias de una guerra contra la humanidad que se iría extendido a todos los rincones del planeta.
Dice Ángel Luis Lara que los pueblos zapatistas han “vivido en la piel del spoiler”, “nos anticipaban lo que iba a suceder en los episodios que todavía no habíamos visto. Los zapatistas han tenido siempre ese problema de desubicación histórica: han estado contándonos el futuro desde hace casi dos décadas. Ahora ese futuro ya no existe, porque se ha hecho presente”.
Heredar la vida, alejar la muerte
Hay voces que cuestionan por qué venir ahora, en plena pandemia, en barco, en un momento que, pareciera, nos obliga a autoconfinarnos y a asumir, de nuevo, que “There is No Alternative”. La respuesta del Viejo Antonio es un mensaje para todxs nosotrxs: “Los hombres y mujeres de maíz, cuando miran este mundo y sus dolores, miran también el mundo que habrá que levantar y se hacen un su camino”. Como ya apuntó Immanuel Wallerstein, nos encontramos en una “etapa de bifurcación o caos sistémico”, donde será determinante lo que construyamos desde hoy mismo para que lo que venga sea un sistema-mundo más democrático e igualitario o, al contrario, más desigual y destructor.
Sin duda, la llegada por mar de las zapatistas (el 75% de la delegación estará compuesta por mujeres), junto con representación del CNI y del Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDT), es un viaje a la inversa y con un enorme significado para la lucha anticolonial y la resistencia comunitaria frente al despojo del territorio.
El 13 de Agosto de 2021 se cumplirán 500 años de la caída de Tenochtitlán y la realidad de los pueblos originarios en México y en Abya Yala sigue marcada por la re-existencia frente a la hidra capitalista. Ahora los rostros son otros pero la muerte es la misma. La llegada a la presidencia de México de López Obrador, lejos de generar una política diferente frente a los pueblos originarios, ha acelerado la implementación de megaproyectos de muerte como el Corredor Transístmico o el Tren Maya, sobre los que existen grandes intereses transnacionales. Samir Flores, miembro del FPDT, fue asesinado en febrero de 2019 por oponerse a la construcción de una termoeléctrica en su territorio. Se ha convertido en símbolo de la defensa de la vida comunitaria, de quienes luchan no solo por el presente sino por las generaciones futuras.
El subcomandante Marcos afirma que para lxs zapatistas la muerte es como una puerta que hay que cruzar y, por tanto, la vida sería el viaje hasta esa puerta. La osadía zapatista desde 1994 ha tratado de “alejar esa puerta lo más posible”. La propuesta del encuentro con otros proyectos que luchan por la Vida en otros continentes representaría una manera de seguir alargando el viaje hasta la muerte a la que les condena el sistema.
La supervivencia de la humanidad depende de la destrucción del capitalismo
El pasado 1 de enero, multitud de organizaciones, colectivos y personas firmamos de manera conjunta “Una declaración por la Vida”. Con esta declaración se llegaba a la primera parte de la serie de comunicados, y la propuesta del EZLN pasaba a ser asumida por un nosotrxs con muchas diferencias pero unidx por un acuerdo fundamental: los dolores del mundo son fruto de un sistema que no se puede reformar, solo destruir. Para ello, de julio a octubre de 2021 numerosos encuentros se realizarán en territorio europeo junto con la delegación zapatista, para fortalecer las luchas por la Vida.
Desde la importancia del tiempo de los katunes en la filosofía maya, el viaje “inverso” de la delegación zapatista, durante el 2021, nos regala un tiempo propicio para los movimientos antisistémicos. De nuestra capacidad de soñar, escuchar, aprender, dolernos, y de nuestra memoria de resistencia, dependerá lo que vendrá. La niña indígena Defensa Zapatista, uno de los personajes creados por la pluma del Subcomandante Galeano, representa a una mujer que crece sin miedo y es la encargada de desafiarnos: “Puedes quedar o seguir. Sólo hazte responsable de tu decisión. La libertad no es sólo poder decidir qué hacer y hacerlo. Es también hacerse responsable de lo que se hace y de la decisión tomada”.
Lola Cubells es integrante de la Assemblea de Solidaritat amb Mèxic del País Valencià (ASMEX)
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