Pensamiento crítico. Abrams, despide a tu presidente porque no pudiste

Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Abrams, des­pi­de a tu pre­si­den­te por­que no pudis­te des­pe­dir al mío

Por Ser­gio Rodrí­guez Gel­fens­tein. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de enero de 2021.

En una com­pa­re­cen­cia en el Comi­té de Rela­cio­nes Exte­rio­res del Sena­do de Esta­dos Uni­dos el pasa­do 4 de agos­to, el repre­sen­tan­te de la Casa Blan­ca para asun­tos sobre Vene­zue­la, Elliott Abrams, dijo que su país esta­ba «tra­ba­jan­do duro» para que Nico­lás Madu­ro aban­do­ne la pre­si­den­cia del país sud­ame­ri­cano antes de que cul­mi­ne el año.

Abrams, cuya tra­yec­to­ria per­mi­te carac­te­ri­zar­lo que pue­de ser carac­te­ri­za­do como lo que en Esta­dos Uni­dos se lla­ma “loo­ser”, es decir un per­de­dor, una vez más fra­ca­só en Vene­zue­la. Hoy 20 de enero, Nico­lás Madu­ro con­ti­núa en Mira­flo­res mien­tras que, quien se va, es Donald Trump, jefe de Abrams.

En la audien­cia antes men­cio­na­da deno­mi­na­da: “Vene­zue­la en las garras de Madu­ro: eva­luan­do el dete­rio­ro de la segu­ri­dad y la cri­sis huma­ni­ta­ria”, Abrams afir­mó que espe­ra­ba que Madu­ro “no sobre­vi­va a [este] año” agre­ga­do que “esta­ban tra­ba­jan­do duro para que eso suce­da». Pues pare­ce que o no tra­ba­jó muy duro y se con­for­mó con creer las fan­ta­sías que le dibu­ja­ba la tras­no­cha­da opo­si­ción vene­zo­la­na o, a pesar de tra­ba­jar muy duro, el pue­blo vene­zo­lano, su gobierno y sus fuer­zas arma­das le gana­ron la partida.

En la mis­ma com­pa­re­cen­cia, este delin­cuen­te con­de­na­do por el escán­da­lo “Irán – Con­tras” mien­tras ser­vía al gobierno de Ronald Reagan, seña­ló que la caí­da de Madu­ro depen­día del recha­zo de los vene­zo­la­nos a los resul­ta­dos de las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias que se hicie­ron en diciem­bre pasa­do. Lo cier­to es que en Vene­zue­la sí hubo elec­cio­nes, sí se eli­gió una nue­va Asam­blea Nacio­nal y ya Nico­lás Madu­ro acu­dió a ella para entre­gar la memo­ria y cuen­ta de su ges­tión del año 2020, cosa que Trump no podrá hacer.

En una entre­vis­ta pre­via que había dado el 22 de abril a la perio­dis­ta Eli­za­beth Fuen­tes publi­ca­da en el por­tal El Coope­ran­te, Abrams había dise­ña­do algu­nas pau­tas de su plan para Vene­zue­la. Enten­dien­do que no es posi­ble un futu­ro para el país sin la Fuer­za Arma­da Nacio­nal Boli­va­ria­na (FANB) y a pesar de todas las derro­tas que ésta le pro­pi­nó a la estra­te­gia impe­rial, Abrams recu­rrió a sus bajos ins­tin­tos al afir­mar que “Una Vene­zue­la con el Fon­do Mone­ta­rio, el Ban­co Mun­dial, los Esta­dos Uni­dos y la Unión Euro­pea será un país más rico para [la FANB] tam­bién”. Es evi­den­te que en Har­vard y en la Lon­don School of Eco­no­mics don­de estu­dió este recal­ci­tran­te sio­nis­ta no le ense­ña­ron his­to­ria de Venezuela.

A con­ti­nua­ción, la perio­dis­ta le pre­gun­tó “¿Si esos mili­ta­res daban un gol­pe, Esta­dos Uni­dos los apo­ya­ría?”, su res­pues­ta fue nega­ti­va por que, según él, Esta­dos Uni­dos esta­ba en con­tra de todos los gol­pes mili­ta­res argu­men­tan­do que: “Según la ley en los Esta­dos Uni­dos, no tene­mos el dere­cho de dar un cen­ta­vo de ayu­da eco­nó­mi­ca a un país don­de hay un gol­pe militar”.

Aho­ra, la cosa se puso más gra­ve, por­que una cosa es que no conoz­ca la his­to­ria de Vene­zue­la y otra que no domi­ne la de su pro­pio país. No alcan­za­ría el espa­cio de este artícu­lo para nom­brar todos los gol­pes de Esta­do que a tra­vés de la his­to­ria Esta­dos Uni­dos ha orga­ni­za­do y finan­cia­do en todo el mun­do para des­pués sos­te­ner mili­tar, polí­ti­ca, diplo­má­ti­ca y eco­nó­mi­ca­men­te a los gobier­nos que han emer­gi­do. Solo para recor­dar los más recien­tes duran­te este siglo: Hai­tí 2004, Hon­du­ras 2009, Para­guay 2012, Bra­sil 2016 y Boli­via 2019, por no men­cio­nar los falli­dos en Vene­zue­la 2002, Ecua­dor 2010 y Nica­ra­gua 2018 en los que no pudo con­cre­tar sus objetivos.

A con­ti­nua­ción sin­ce­ró la posi­ción de Esta­dos Uni­dos para dejar­le cla­ro a los soña­do­res que aún creen que Biden es dis­tin­to a Trump. Al res­pec­to, Abrams dijo que tenía la impre­sión de que demó­cra­tas y repu­bli­ca­nos com­par­tían la mis­ma posi­ción res­pec­to de Vene­zue­la. Para que no hubie­ra dudas, con­sa­gró que: “Cuan­do hablo con los líde­res del par­ti­do demó­cra­ta en el Sena­do o la Cáma­ra, no hay dife­ren­cias en la polí­ti­ca nues­tra en rela­ción con Venezuela”.

Creía que era muy difí­cil que en Vene­zue­la hubie­ra elec­cio­nes par­la­men­ta­rias en diciem­bre, pero si lle­ga­ban a rea­li­zar­se, hizo públi­co su sue­ño más desea­do:”… fácil­men­te Juan Guai­dó podría ser elec­to de nuevo…”.

Al final, para no ser menos, y hacer paten­te el tra­di­cio­nal talan­te agre­si­vo e impe­ria­lis­ta, se aco­gió a la con­sa­bi­da ame­na­za que trae la decla­ra­ción de cual­quier fun­cio­na­rio impe­rial. Ante la inte­rro­gan­te de la perio­dis­ta sobre una pro­ba­ble inva­sión mili­tar a Vene­zue­la dijo que: “Todas las opcio­nes exis­ten y no se tra­ta de una polí­ti­ca nues­tra. Es un hecho, que en el mun­do real tene­mos las fuer­zas mili­ta­res más pode­ro­sas y efi­cien­tes del mundo…”

Que sean las más pode­ro­sas nadie lo pone en duda, pero ¿las más efi­cien­tes?… a ver, qui­sie­ra recor­dar por ejem­plo, la cha­pu­ce­ría del des­em­bar­co en Nor­man­día en 1944 que Holly­wood ha que­ri­do trans­for­mar en un éxi­to super­la­ti­vo, la resis­ten­cia y vic­to­ria de Corea en 1953, la derro­ta que les pro­pi­na­ron en Viet­nam en 1975 y en Pla­ya Girón ‚Cuba en 1961, la ridi­cu­lez de los “súper SEALS”, fuer­zas espe­cia­les de la Arma­da en la peque­ña isla de Gra­na­da en 1983 cuan­do se aho­ga­ron por­que se lan­za­ron en para­caí­das en el mar cuan­do pen­sa­ban que lo esta­ban hacien­do en tie­rra, el derri­bo de los heli­cóp­te­ros Black Hawk en Soma­lia en 1993.

Y más recien­te­men­te, la derro­ta de Israel en el Líbano en 2006, el fra­ca­so de su inter­ven­ción mili­tar y el empan­ta­na­mien­to en Afga­nis­tán des­de 2001, la una­ni­mi­dad que apro­bó el par­la­men­to de Irak para soli­ci­tar su sali­da del país en 2019 don­de exis­te un gobierno de mayo­ría chií alia­do de Irán, su inca­pa­ci­dad de derro­car al gobierno de Bashar el Assad en Siria, el desas­tre de la inter­ven­ción mili­tar sau­dí en Yemen, la impo­si­bi­li­dad de ame­dren­tar mili­tar­men­te a Chi­na o a Rusia y por supues­to, la con­ti­nui­dad del gobierno boli­va­riano en la con­duc­ción de los des­ti­nos de Vene­zue­la a pesar de que Esta­dos Uni­dos man­tie­ne bajo chan­ta­je a los gobier­nos de Colom­bia, ocul­tan­do los expe­dien­tes que con­ser­va de cada uno de los man­da­ta­rios don­de cons­ta su alian­za con el nar­co­trá­fi­co y/​o el para­mi­li­ta­ris­mo a cam­bio de obli­ga­res a ins­ta­lar bases mili­ta­res para rodear a Vene­zue­la, de la mis­ma mane­ra que ha empla­za­do bar­cos de la OTAN en el Cari­be para impe­dir que lle­guen ali­men­tos, medi­ci­nas y com­bus­ti­bles al país.

¿De cual efi­cien­cia habla Abrams? Acep­to que hable del poder basa­do en los gran­des recur­sos que posee y que hacen que el país man­ten­ga un gigan­tes­co défi­cit pre­su­pues­ta­rio que con el correr del tiem­po se hará in mane­ja­ble pro­du­cien­do la caí­da del impe­rio como ha ocu­rri­do siem­pre a tra­vés de la historia.

En el caso de Abrams, sólo se pue­de hablar de un dis­cur­so que emer­ge de su pro­fun­do y enfer­mi­zo odio hacia los pue­blos, que sin embar­go han ido per­dien­do el mie­do y hoy, lo envían –una vez más- al ester­co­le­ro de la his­to­ria de don­de nun­ca debió haber sali­do y que solo evi­tó por el indul­to que le con­ce­dió Geor­ge H. W. Bush. Allí podrá encon­trar­se con Macri, Peña Nie­to, Kuz­cins­ki, Viz­ca­rra, Car­tes, Temer, Vare­la y otros, espe­ran­do que pron­to reca­len Uri­be, Duque, San­tos, Bache­let, Piñe­ra, Bol­so­na­ro y Juan Orlan­do Her­nán­dez para seguir soñan­do con la des­truc­ción de Venezuela. 

No sé si la polí­ti­ca bipar­ti­dis­ta que men­cio­na Abrams lo man­ten­drá en el car­go, caso con­tra­rio, ten­drá tiem­po sufi­cien­te para estar con sus nie­tos y aca­ri­ciar­los con sus manos lle­nas de san­gre. Pero, si los demó­cra­tas no quie­ren car­gar con su his­to­rial de derro­tas y fra­ca­sos, podre­mos decir que lo úni­co bueno de este cam­bio de gobierno en Esta­dos Uni­dos es des­pren­der­nos de la obli­ga­ción de tener que lidiar con el fas­cis­mo extre­mo que encar­na este per­so­na­je jun­to a Pen­ce, Pom­peo, Mnu­chin y otros que si están for­za­dos a irse.

Ven­drán otros, que inclu­so podrían ser peo­res, pero nadie duda que al menos por un día, mien­tras se hacen car­go, el mun­do podrá res­pi­rar un ambien­te más sano y salu­da­ble. Por nues­tra par­te, aquí esta­mos y aquí seguimos.

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