Por Orlando Ochoa Terán. Resumen Latinoamericano, 18 de enero de 2021.
Desde que en agosto de 2017 Trump pronunciara su trivial ultimátum de la “opción militar sobre la mesa” el régimen de Maduro se ha fortalecido y las penurias de la población venezolana han aumentado exponencialmente.
En política como en física toda acción tiene una reacción. Ante la amenaza de Trump, las reacciones coordinadas de Rusia, Cuba e Irán, e incluso de China, no se hicieron esperar y como resultado, Trump reculó y el régimen de Maduro sobrevivió aún más fortalecido.
¿Qué podemos esperar de la diplomacia de Joe Biden?
Cuando Trump anunció por primera vez su famosa amenaza, según se supo después, tenía la idea de que Venezuela era un país petrolero ubicado en algún lugar del Caribe con un estatus semejante al de Puerto Rico. En su infantil ecuación no consideró factores como Cuba, Irán, Rusia y China. Desde entonces el corazón de innumerables venezolanos quedó flechado para evolucionar en una pintoresca adoración a Trump pese a las reiteradas demostraciones que indicaban que lo único que él le interesaba eran los votos de venezolanos de Florida que, en efecto, le garantizaron el triunfo electoral en ese estado. Para Trump la política exterior fue una extensión de sus experiencias en transacciones inmobiliarias y trapisondas mercantiles. Por eso fue objeto de sangrientas burlas, especialmente por su universal ignorancia geográfica y una concepción elemental de la política exterior. Del caótico legado que Trump dejó a su paso por la Casa Blanca, la política exterior fue de lo peor.
Dominado por la arrogancia y un complejo visceral de inferioridad con Barack Obama, durante los 4 años de su administración insistió en revertir los logros del ex presidente hasta el final de sus días como presidente. La prestigiosa revista Foreign Policy lo resume así: La administración Trump está colocando minas para Biden en su camino hacia la Casa Blanca. Un editorial del NYTimes del pasado viernes titulaba: El secretario de Estado Pompeo no deja puentes sin quemar. En el camino hacia su salida, la administración Trump está haciendo todo lo posible para ponerle las cosas difíciles a Joe Biden. Trump pues, trabaja con la malévola intención de asegurarse que Biden fracase donde él fracasó y en este proceso está Venezuela.
No obstante, a nuestro juicio, algunas de las torpezas de Trump destinadas a obstaculizar o arrinconar a Biden, pudieran ser traducidas en ventajas en el plan Biden de sumar más aliados y aislar el gobierno de Maduro de su mayor fortaleza, la troika Cuba, Irán y Rusia. Sin el apoyo de estos tres países los días de Maduro estarían contados. ¿Cómo pudieran los disparates de Trump coadyuvar a los planes de Biden respecto a Venezuela?
Los desaciertos de Trump
Identifiquemos primero algunos de estos disparates que bien pudieran revertirse en ventajas para la solución política del problema Venezuela.
Pese a un estricto cumplimiento por parte de Irán del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015 firmado por Obama y ratificado por la Unión Europea, China y Rusia, Trump anunció en 2017 que EEUU no ratificaría el tratado alegando que Irán violaba el “espíritu del acuerdo”. Trump pensó que Irán accedería a sus demandas y firmaría una ampliación que mejoraría lo negociado por Obama. No ocurrió e Irán reinició el desarrollo de armas nucleares. Desde entonces el mundo es menos seguro yb la población de Irán sufre un enorme costo como resultado de las nuevas sanciones impuestas por Trump.
En septiembre de 2017 Trump desconoce parcialmente el acuerdo de la administración Obama con Cuba, prohíbe de nuevo los viajes desde EEUU y el intercambio comercial. Las penurias de la población cubana se intensifican. A menos de una semana de la transferencia de poderes, Trump vuelve a colocar a Cuba en la lista de países patrocinadores estatales del terrorismo, rescindiendo una medida de 2015 de la administración Obama. La nueva designación, está destinada a complicar los esfuerzos del presidente electo Biden con La Habana y por reacción con Venezuela. Trump, carcomido por la derrota hace lo posible para que Biden no tenga éxito donde él fracasó y esto incluye a Venezuela.
El 3 de enero de 2019 Trump ordena el asesinato del general Qassin Soleimani, un héroe de Irán. A un año del suceso Irán no ha retribuido la acción como lo había amenazado. Su frágil situación económica y las expectativas con la administración Biden se lo impiden.
La interferencia y la colusión del gobierno ruso en la campaña de Trump de 2016 para favorecer a Trump provocó un escandaloso proceso que aún no concluye. El asalto cibernético de Rusia a EEUU el pasado noviembre, durante las elecciones, sin precedentes, no encontró respuesta de la administración Trump pero Biden han anunciado que la Rusia de Putin pagará un precio muy alto.
Paradójicamente, esta debilidad impuesta por Trump a estos países para bloquear a Biden resultará en ventajas para su diplomacia cuando se juegue la carta Venezuela. Si a la debilidad intrínseca del régimen de Maduro se le añade la debilidad en la que Trump ha colocado a Irán, Rusia y Cuba, frente al país más poderoso del mundo, la salida diplomática de la crisis venezolana luce perfectamente plausible.
La paradoja Trump
En efecto, los intentos de Trump para bloquear la diplomacia de Biden ha debilitado las posiciones negociadoras de Irán, Cuba y Rusia y en consecuencia las de Venezuela colocándolos en un posición endeble y en consecuencia desventajosa para negociar frente EEUU. En Irán la situación ha llegado a tal punto que aún no se han atrevido aún a reaccionar tras el inútil asesinato del general Qassin Soleimani ordenado por Trump. Un dramático acto de retaliación por parte de Irán habría entorpecido sus posibilidades de negociación con la venidera administración de Biden, quien ya había adelantado esta disposición. Esta calamitosa situación de Irán, intencionalmente agravada por Trump, ha dejado a esta nación en la necesidad perentoria de renegociar con EEUU y muy probablemente regresar al Plan de Acción Integral Conjunto de Obama, que puede conllevar a levantar las sanciones, un factor vital para la economía del país islámico.
Aparte de la política de irritar a EEUU, muy poco tangible obtiene Irán de Venezuela que se pueda comparar con el levantamiento de todas o las principales sanciones draconianas impuestas por Trump.
En un predicamento semejante se encuentra Cuba, con la decisión de última hora de Trump de declararlos patrocinadores del terrorismo las consecuencias económicas son graves. Para Cuba, la cada vez más exigua ayuda de Venezuela es una nimiedad comparada con las ventajas de una nueva negociación con Biden que resuelva este cúmulo de sanciones y esta última declaración que la vincula al terrorismo con graves consecuencias económicas.
Rusia, por su parte, apostó a pleno el 3 de noviembre al Triunfo de Trump y perdió. En su débito con EEUU están las interferencias de Rusia en la campaña electoral de 2016 a favor de Trump y el asalto ciberespacial a decenas de agencias de seguridad de EEUU. Si bien Rusia no está en las frágiles condiciones de Irán y Cuba sus alardes de gran potencia son una suerte de rugido de ratón. El senador John McCaine solía decir que Rusia es una estación de servicio de gasolina enmascarada como una nación. El tamaño de la economía del estado de California es 80% más grande que Rusia. El daño que la administración Biden le puede infligir a Rusia es incalculable. Para amainar las retaliaciones que Biden guarda en sus faltriqueras diplomáticas, Rusia podría ser forzada a retirarse, no sólo de Venezuela, sino del hemisferio occidental.
De esta manera Maduro quedaría aislado a merced de sus lobos que lo han puesto a prueba durante este último año, esperando con paciencia las primeras señales concretas de debilidad para abalanzarse sobre él. Como Joe Biden no es muy partidario de la Doctrina Monroe, por sonar muy imperialista, su medio de persuasión diplomática se pudiera parecer ser más al estilo pragmático del viejo Roosevelt:
Hablar suave con un garrote en la mano…
Fuente: Aporrea