Por Alfonso Lafarga , Resumen Latinomericano, 30 de enero de 2021.
Arancha González Laya insiste en la responsabilidad de la ONU en buscar una solución al conflicto del Sáhara Occidental y dice que España pone su “granito de arena”.
El Gobierno de España apoya una solución justa, duradera y mutuamente aceptable, pero no cita el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha insistido por segunda vez en una semana en que es a la ONU a quien corresponde impulsar una respuesta al conflicto del Sáhara Occidental.
La titular de Exteriores, en un encuentro informativo organizado por Nueva Economía, ha dicho que España defiende firmemente impulsar una respuesta, bajo los auspicios de la ONU , a la cuestión del Sáhara Occidental, donde ha afirmado hay “escaramuzas” militares entre Marruecos y el Frente Polisario.
Desde que el 13 de octubre de 2020 el ejército marroquí penetró en el paso fronterizo de Guerguerat, entre Mauritania y el Sáhara Occidental, para desalojar a saharauis que impedían el paso de mercancías, la guerra volvió a la excolonia española al considerar el Frente Polisario que Marruecos rompió el alto el fuego de septiembre de 1991.
La ministra de Exteriores ha declarado que España apoya a la ONU, y pone su “granito de arena”, para que se llegue a un acuerdo entre las partes en base a una solución “justa y duradera” y ha reclamado que se nombre un nuevo enviado especial para el Sáhara Occidental, puesto vacante desde hace año y medio, lo que ya pidió al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hace un semana, el 20 de enero pasado.
En aquella ocasión, la titular de Exteriores, en declaraciones a TVE, además de insistir en la necesidad de retomar el proceso en la ONU, lamentó que Antonio Guterres no haya nombrado un enviado especial para el Sáhara, puesto vacante desde que dimitió el alemán Horst Köhler.
La ministra eludió pedir a Estados Unidos un cambio de postura sobre la decisión que adoptó Donald Trump de reconocer a Marruecos soberanía sobre el Sáhara Occidental, y no opinó sobre si la llegada de John Biden a la Casa Blanca ayudaría a revertir esta medida.
Dos días antes de las declaraciones de la jefa de la diplomacia española, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abogó en la “VI Conferencia de embajadores” por relanzar las negociaciones sobre el Sáhara Occidental, “bajo el liderazgo lógicamente del Secretario General de Naciones Unidas”.
El jefe del Ejecutivo habló de “avanzar hacia una solución política, justa, duradera, mutuamente aceptable bajo parámetros reiterados en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, y aseguró que esa es la posición “que siempre ha tenido España en relación con el Sáhara Occidental”.
Pero Pedro Sánchez se “olvidó” de que la posición española, tanto de los gobiernos socialistas como de los populares, incluyó siempre junto a las palabras “justa, duradera y mutuamente aceptable” una mención expresa a la “libre determinación del pueblo saharaui”.
Hasta el mismo Sánchez lo dijo ante la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2018: “España defiende la centralidad de las Naciones Unidas y desea contribuir a los esfuerzos del Secretario General de Naciones Unidas y de su Enviado Personal para alcanzar una solución política, justa y duradera y mutuamente aceptable, que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental”.
Pero esa fue la primera y la última vez que lo hizo. En la siguiente Asamblea General de NNUU, en septiembre de 2019, no mencionó el derecho de los saharauis a la autodeterminación, y acabó con lo que había sido una reiterada manifestación de la política exterior española y del PSOE.