Por Alexey Zotiev. Resumen Latinoamericano, 7 de enero de 2021.
El pasado martes, el presidente Zelensky suspendió de sus funciones por un periodo de dos meses al presidente del Tribunal Constitucional de Ucrania, Alexander Tupitsky. Formalmente, esta suspensión se debe a las causas penales iniciadas contra él. El presidente del Tribunal Constitucional está siendo investigado como sospechoso de sobornar a testigos así como de engañar al Tribunal. Según afirma la prensa, el caso contra Tupitsky se refiere a la planta de energía mecánica Zuevsky, situada en los “territorios ocupados” en Donbass.
La historia es antigua y no le interesa a nadie. Tupitsky difícilmente habría sido investigado en este caso si no fuera por la cuestión de las declaraciones electrónicas de bienes de los diputados. El Tribunal Constitucional de Ucrania canceló esas declaraciones de los diputados [por considerarlas inconstitucionales], el Parlamento las restableció prácticamente con las mismas preguntas, aunque de forma algo reducida, pero la amenaza de que el Tribunal volviera a tomar la misma controvertida decisión no desapareció. Teniendo en cuenta que los socios europeos consideraron la decisión del Tribunal Constitucional una muestra de la falta de voluntad de continuar la lucha contra la corrupción y prometieron detener el apoyo financiero a Ucrania, la cuestión de “domar” al Tribunal Constitucional es ahora un gran problema para Zelensky. En resumen, se trata de una cuestión puramente política.
Tupitsky, es preciso decirlo, no ha reaccionado al ataque del presidente de Ucrania y ha calificado su decreto de “sin efecto legal” y la oficina del Tribunal Constitucional ha publicado un comunicado en su página web.
“Al firmar el decreto Número 607⁄2020 del 29 de diciembre de 2020, el presidente se excedió de sus poderes constitucionales”, afirma el comunicado. “A. Tupitsky continuará realizando sus funciones según la Constitución de Ucrania y la ley de Ucrania “Sobre el Tribunal Constitucional de Ucrania” y el presidente de Ucrania debe cancelar inmediatamente el decreto 607⁄2020 del 29 de diciembre de 2020”.
El servicio de prensa del Tribunal Constitucional también afirmó que la Constitución no prevé la posibilidad de cesar a juez del Tribunal. De hecho, el Tribunal Constitucional de Ucrania es un sistema muy complejo y es simplemente imposible apartar a los jueces por decisión del presidente del país. El marco regulatorio está construido de tal manera que los jueces del Tribunal sean completamente independientes del poder ejecutivo y legislativo, lo que les permite trabajar sin temor a presión externa. Pero, aun así, Zelensky lo ha intentado.
La Oficina del Presidente no pudo evitar responder a las críticas al ver que estas no venían de Tupitsky sino del propio Tribunal Constitucional. “El comunicado del Tribunal Constitucional de Ucrania sobre el cese temporal del presidente del Tribunal Alexander Tupitsky es un intento de engañar a la sociedad y, desde el punto de vista legal, no tiene validez”. Así es como respondió el presidente de Ucrania al comunicado del Tribunal Constitucional, diciendo que el Tribunal Constitucional había respondido a un decreto que no tiene validez legal con un comunicado sin validez legal.
“La publicación de esas “conclusiones” y “explicaciones” en la página web oficial del Tribunal busca engañar deliberadamente al público y a los medios sobre la posición legal del Tribunal Constitucional. Consecuentemente, no tiene validez legal ningún “comunicado”, “explicación” y “conclusiones” publicado en la web del Tribunal sobre aquello que el Tribunal Constitucional no ha tomado decisiones y los oficiales que hayan dado la orden de publicarlos deben responder ante la ley por apropiarse de los poderes del Tribunal Constitucional”, insistió la Oficina del Presidente.
En pocas palabras, se trata de un intraducible juego de palabras en el dialecto local. Esta disputa ha de ser considerada, no como una confrontación entre dos sistemas, sino como una banal prueba de que Zelensky no tiene todo el control en el país. La demostrativa postura de Tupitsky es otra prueba de ello. Zelensky no tiene la situación bajo control, por mucho que le gustaría, y hay cosas que simplemente no puede hacer, aunque hacerlas sería hoy más importante que nunca.
En este contexto, no importa quién haya tomado una decisión “sin validez legal”: Volodymyr Zelensky, que firmó un decreto más que dudoso, o la cúpula del Tribunal Constitucional de Ucrania, que públicamente criticó ese decreto. Lo más importante es que, a día de hoy, en Ucrania no hay un líder que tenga la autoridad de gobernar. Y el sistema político del país está basado más en las emociones que en el sentido común. El conflicto abierto entre el presidente y el presidente del Tribunal Constitucional no es la causa de otra nueva ronda del conflicto interno en el país sino solo la consecuencia del experimento que se puso en marcha hace más de seis años en el territorio que constitucionalmente lleva por nombre Ucrania.
Fuente: Slavyangrad