Por Máximo Paz, Resumen Latinoamericano, 19 de febrero de 2021.
A partir de los recientes datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), para el mes de enero la Canasta Básica Total sufrió un 4,2% de incremento, lo cual ubica a la línea de pobreza en $56.459. Si se tiene en cuenta el monto actual del Salario Mínimo Vital y Móvil, que hoy se encuentra en $20.587,50, se necesitarían tres de ellos para no ser considerado pobre. A su vez, un sueldo mínimo no llega a cubrir una canasta de indigencia, ubicada hoy en $23.722, un 44% más que un año atrás. La gestión capitalista de la pandemia hizo estragos sobre la clase trabajadora en todo el mundo, y Argentina no fue la excepción.
Los datos son contundentes: el Producto Interno Bruto (PIB) mundial sobrellevó en 2020 su desplome más pronunciado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Producto de ello, millones de trabajadores y trabajadoras quedaron desempleados, suspendidos o pasaron al campo de la precarización.
Para América Latina la situación ha sido aún peor si se tiene en cuenta un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), donde asegura que la región padeció su mayor caída del Producto Interior Bruto (PIB) en más de un siglo.
Dentro de la catástrofe, Argentina se encuentra en el podio de países americanos que más cayeron. «La actividad económica (en Argentina) se contrajo un 12,6% interanual en el primer semestre de 2020, debido a la caída de la inversión (28,7% interanual), del consumo privado (14,5%), de las exportaciones (8,7%) y del consumo público (5,5%)», apuntó el organismo.
Por ello, las sucesivas estimaciones del INDEC dan cuenta del proceso de destrucción de los ingresos de las y los trabajadores, que deriva incluso en que hasta la mayoría de los que cobran un salario en blanco se encuentren por debajo de la línea de pobreza, mientras que el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) se ubica por debajo de la línea de indigencia.
Si bien normalmente los problemas que afectan al cuerpo asalariado nacional encuentran su chivo expiatorio en la inflación propinada por los «grandes grupos económicos», el problema central redunda en el empobrecimiento generalizado de la economía nacional, lo cual implica que el problema rebasa la suba de precios a nivel mundial y se relaciona con que la economía argentina, en su conjunto, se degrada en el mercado internacional, y como se degrada, su capacidad de compra y la de su población se hunden también. El endeble capitalismo argentino mostró todas sus debilidades ante la pandemia.
En ese sentido, el anuncio del miércoles pasado del INDEC no fue nada positivo: «Durante enero de 2021, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) con respecto a diciembre de 2020 fue de 4,6%, mientras que la variación de la canasta básica total (CBT) fue de 4,2%», aseguró.
Ya el mes pasado –continuando con las estimaciones del organismo‑, la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total se habían incrementado 5,1% y 4,7% contra 4% de inflación promedio general. De esta forma, el cierre de 2020 resultó con un incremento del 45,5% anual y del 39,1% respectivamente, ambas por arriba de la inflación (36,1%).
Es decir que un núcleo familiar tipo (pareja de adultos más pareja de menores), de percibir dos salarios mínimos, no llegarían a cubrir la canasta de pobreza, de modo que ya son necesarios casi tres SMVM para solventar los requerimientos mínimos de una familia (dos salarios completos y el 74% del tercero restante). También se debe tener en cuenta que la canasta básica si bien contempla gastos de mantenimiento del hogar, no vislumbra entre sus elementos el pago de un alquiler. Tales apreciaciones contienen una correlación directa con la realidad, ya que repercuten en la mesa de millones de trabajadores y trabajadoras.
En términos precisos, desde julio de 2018 que ya son insuficientes dos salarios mínimos para sacar de la pobreza, por ejemplo, a una familia del Gran Buenos Aires. Mismo, sobre el mes de septiembre del año pasado se llegó al nivel mínimo, ya que un sueldo mínimo solo cubría las necesidades básicas de un adulto y 10% más.
Si bien el SMVM registra una serie de aumentos que se vienen dando desde octubre del año pasado, estos siempre pierden contra la realidad. Según los acuerdos entre el poder ejecutivo, las patronales y los sindicatos, surgidos del primer Consejo del Salario, el SMVM registró una suba del 28%.
En esa junta se firmó que el incremento se iba a dar en tres tramos: 12% para octubre, 10% en diciembre y el 6% restante para marzo de este año. Allí el salario mínimo mensual para las y los trabajadores de tiempo completo se fijará en $21.600.
Aún así, diversas consultoras proyectan, de sostenerse la dinámica actual de suba en productos de primera necesidad acontecido en este último tiempo, que en 2021 pueden promediar subas del 75%.
La cuestión, además, no se cierra solamente en el universo de las y los ocupados en blanco, puesto que el SMVM incide sobre la paga de un amplio número de trabajadoras y trabajadores no registrados o informales que toman por referencia ese parámetro en convenios de trabajo con ingresos bajos y en los empleos que se dan “fuera de convenio”.
También el mismo incide sobre los 760.000 beneficiarios de planes sociales que perciben la mitad del salario mínimo, anclado hoy en poco más de $10.000.
Fuente: ANRed