Argen­ti­na. Qué me van a hablar de pre­sos políticos

Por Alfre­do Gran­de, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de febre­ro de 2021.

Ya sé que lo dijis­te Patri­cio: todo pre­so es polí­ti­co. Y lo can­tas­te. Y lo can­ta­mos. Si esta cár­cel sigue así/​Todo pre­so es polí­ti­co /​Un común va a pes­ta­ñear /​Si tu pre­so es polí­ti­co /​El ascen­sor ya sube /​Tu con­fe­sión ya sube /​Obligados a esca­par /​Somos pre­sos polí­ti­cos Reos de la pro­pie­dad /​Los escla­vos polí­ti­cos. Nos hablan de pre­sos polí­ti­cos cuan­do aquel que libe­ró a los pre­sos por luchar con­tra la dic­ta­du­ra de Onga­nía, Levings­ton y Lanus­se, fue echa­do del gobierno nacio­nal y popu­lar por­que que­ría inves­ti­gar al vicepresidente.

Y des­pués de la (con­tra) Revo­lu­ción Argen­ti­na, vino la Alian­za Anti­co­mu­nis­ta tam­bién Argen­ti­na, y el Pro­ce­so de Reor­ga­ni­za­ción (anti) Nacio­nal y los pre­sos polí­ti­cos fue­ron secues­tra­dos, des­apa­re­ci­dos, tor­tu­ra­dos, masa­cra­dos, ase­si­na­dos en for­ma cobar­de, por­que lucha­ban por la patria socia­lis­ta. Y fir­ma­ron el acta de exter­mi­nio de la gue­rri­lla y de los gue­rri­lle­ros. Las ideas que no se matan, aun­que se maten a los que tie­nen cier­tas ideas.

Los pre­sos polí­ti­cos des­apa­re­ci­dos, no eran fun­cio­na­rios ni fun­cio­na­rias más o menos corrom­pi­dos. Ni habían copu­la­do con el demo­nio libe­ral que un mili­tan­te cineas­ta bau­ti­zó como “la coma­dre­ja de los lla­nos”. Es cier­to, Patri­cio. Todos los pre­sos son polí­ti­cos, pero algu­nos pre­sos son más polí­ti­cos que otros. Cuan­do las polí­ti­cas son la rebel­día, la trans­for­ma­ción, el enfren­ta­mien­to con las cla­ses domi­nan­tes, las revo­lu­cio­nes per­ma­nen­tes o por eta­pas, esos pre­sos son los más polí­ti­cos de todos.

Hoy la deno­mi­na­ción pre­so polí­ti­co es un cam­ba­la­che don­de la biblia, o el libro rojo, sigue llo­ran­do jun­to a un cale­fón, o un oxi­da­do cañón. Don­de res­pon­sa­bles de masa­cres ferro­via­rias se dilu­yen en las lis­tas de víc­ti­mas del law fare y el espio­na­je de esta­do. Qué me van a hablar de pre­sos polí­ti­cos cuan­do las denun­cias por enri­que­ci­mien­to ilí­ci­to fue­ron archi­va­das direc­ta y obse­cuen­te­men­te, por­que invo­lu­cra­ban a la pre­si­den­cia del doble comando.

En el cam­ba­la­che de los pre­sos polí­ti­cos de hoy, se insul­ta, se pros­ti­tu­ye, se deni­gra lo heroi­co de los pre­sos polí­ti­cos de ayer. Nin­guno de los que cacarea en los lis­ta­dos de pre­sos polí­ti­cos estu­vo ni cer­ca, ni lejos, de la masa­cre de Tre­lew, ni de nin­gu­na for­ma de la clan­des­ti­ni­dad, pero tran­si­ta­ron las oscu­ras rutas del dine­ro. Nada saben de com­ba­tir al poder real. Más bien la lis­ta está nutri­da de los hijos e hijas, her­ma­nos, her­ma­nas, nie­tos, choz­nos, de los due­ños del poder. Sea lo que sea el poder, que no sabe­mos que es, pero si sabe­mos y sufri­mos los efec­tos de ese poder.

Qué me van a hablar de pre­sos polí­ti­cos, cuan­do más de la mitad de nues­tro pue­blo es un pre­so y una pre­sa social y eco­nó­mi­ca. ¿O aca­so el ham­bre no es la cár­cel don­de están cum­plien­do con­de­na per­pe­tua nues­tros niñes? ¿O aca­so la des­ocu­pa­ción no es una cár­cel sin barro­tes para los cien­tos de miles de tra­ba­ja­do­res que están con sen­ten­cia fir­me de mise­ria, des­nu­tri­ción, deses­pe­ra­ción y enlo­que­ci­mien­to? ¿O aca­so el mal­tra­to, la cruel­dad de géne­ro, la tra­ta de per­so­nas, los cre­ma­to­rios sexua­les, no son una cár­cel para muje­res, niñas y niños? ¿O aca­so no es una cár­cel el endeu­da­mien­to cró­ni­co, la infla­ción que actúa como gui­llo­ti­na de los ingre­sos, las rela­cio­nes labo­ra­les media­ti­za­das por apli­ca­cio­nes, el tele tra­ba­jo que entre­ga como ofren­da a los dio­ses los pro­pios medios de pro­duc­ción de tra­ba­ja­do­res? ¿O aca­so no es una cár­cel que pobla­cio­nes ente­ras estén some­ti­das al des­mon­te, a la fal­ta de agua, al sobran­te de pes­tes, al exter­mi­nio por goteo y por chorro?

¿O aca­so no es una cár­cel el trans­por­te públi­co, don­de con o sin ASPO, DISPO, ASCO, las masas de la reali­dad real, no la publi­ci­ta­ria, tie­nen que aguan­tar con más resig­na­ción que gana­do al mata­de­ro, que los lle­ven con la rapi­dez nece­sa­ria para no per­der el pre­sen­tis­mo, algu­na boni­fi­ca­ción no remu­ne­ra­ti­va, algu­na limos­na para lle­gar al día 15 con cier­ta dig­ni­dad? ¿O aca­so no es una cár­cel el car­to­neo, pri­sio­ne­ros del des­tar­ta­la­do carri­to, ama­rra­dos a los que por pre­cio vil les com­pran el pro­duc­to de su tra­ve­sía de la penuria?

Tene­mos más de vein­te millo­nes de pre­sos eco­nó­mi­cos y socia­les, ence­rra­dos en dife­ren­tes cár­ce­les por nefas­tas polí­ti­cas eco­nó­mi­cas y socia­les, de todos los malos y de los que tie­nen como iden­ti­dad auto­per­ci­bi­da el ser bueno a pesar de que ter­mi­nan pagan­do los endeu­da­mien­tos de los que lla­man los malos. Qué me van a hablar de pre­sos polí­ti­cos, cuan­do la polí­ti­ca fun­dan­te, la polí­ti­ca de trans­for­ma­ción, la polí­ti­ca de la rebe­lión, la polí­ti­ca de la revo­lu­ción fue ven­di­da por poco más de 30 dine­ros y algo más de 15 bit­coins. Y aho­ra sólo nos que­da ele­gir entre el fas­cis­mo de con­sor­cio y el retroprogresismo.

¿O aca­so no es una cár­cel esa grie­ta berre­ta, gro­tes­ca, más cer­ca de tita­nes en el ring que de una pelea de box entre pesos pesa­dos, cuya úni­ca fina­li­dad es man­te­ner la dis­trac­ción y el entre­te­ni­mien­to para que nadie pien­se ni actúe ni sos­ten­ga la lucha de clases?

Qué me van hablar de pre­sos polí­ti­cos cuan­do los que lle­nan soli­ci­ta­das son geren­cia­do­res pri­vi­le­gia­dos de los pode­res de turno, felo­nes de toda felo­nía, hie­nas que muer­den la carro­ña de la sel­va capi­ta­lis­ta, por­que ya ni se ani­man a men­cio­nar la teo­ría del derra­me. Los pre­sos eco­nó­mi­cos y socia­les son los ver­da­de­ros pre­sos polí­ti­cos. Y cum­plen con­de­na fir­me des­de el año 1990 cuan­do doña Rosa aplau­dió el saqueo que vino dis­fra­za­do con el alu­vión de los impor­ta­dos de Tro­ya. Y tuvo su estreno el alu­ci­na­to­rio polí­ti­co social que nos ubi­ca­ba en el pri­mer mun­do y en via­jes a la estratósfera.

Los pre­sos eco­nó­mi­cos y socia­les están obli­ga­dos a una carre­ra de la muer­te para pagar la esta­fa exter­na. Y con­de­na­dos a escu­char los aplau­sos con que los empre­sa­rios esta­fa­do­res y con­tra­ban­dis­tas aplau­den de pie a otro paga­dor serial. Segui­rán ase­si­nan­do el pre­sen­te para extir­par toda idea de futu­ro. Tan sólo nos que­da­rá el pasa­do en el cual hay mucho para recor­dar. Y cons­truir un pre­sen­te dis­tó­pi­co don­de vol­ve­re­mos a pedir y a luchar por lo imposible.

¿O aca­so no es una cár­cel la tris­te­za, la frus­tra­ción, la bron­ca, el insom­nio, el des­ga­rro de lo que pudo haber sido, pero ya nun­ca será, la con­vic­ción que pre­di­car con el ejem­plo es pura vani­dad de pre­di­ca­dor, la ate­rra­do­ra idea de que fui­mos más cobar­des de lo espe­ra­ble y menos valien­tes de lo necesario?

En la sali­da sema­nal de mi pro­pia pri­sión, me per­mi­to citar al poe­ta Cal­de­rón de la Bar­ca, que me pres­ta su poe­sía sin barrotes.

“Yo sue­ño que estoy aquí, de estas pri­sio­nes car­ga­do; y soñé que en otro esta­do más lison­je­ro viví ¿Qué es la vida? Un fre­ne­sí. ¿Qué es la vida? Una ilu­sión, una som­bra, una fic­ción, y el mayor bien es peque­ño; que toda la vida es sue­ño, y los sue­ños, sue­ños son”.

La revo­lu­ción será eter­na mien­tras siga­mos soñan­do con nues­tra revolución.

Fuen­te: Pelo­ta de trapo

Itu­rria /​Fuen­te

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