Colombia. Vargas Llosa y el elogio del narcogobierno

Colom­bia. Var­gas Llo­sa y el elo­gio del narcogobierno

Por Ati­lio A. Boron. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de febre­ro 2021.

Decep­cio­na­do con el “mode­lo chi­leno” del cual fue un obs­ti­na­do pro­pa­gan­dis­ta duran­te más de trein­ta años el nove­lis­ta his­pano-peruano aca­ba de publi­car el pasa­do domin­go un artícu­lo que com­ple­ta el pro­ce­so de des­com­po­si­ción moral de su pen­sa­mien­to polí­ti­co. Huér­fano de refe­ren­tes ejem­pla­res a los cua­les seña­lar en la región, en su des­gra­cia­da inter­ven­ción no se le ocu­rre nada mejor que exal­tar a los nar­co­go­ber­nan­tes colom­bia­nos Álva­ro Uri­be e Iván Duque como ejem­plos que los demás paí­ses de Lati­noa­mé­ri­ca debe­rían emular.

Las afir­ma­cio­nes que des­gra­na en ese artícu­lo son una mes­co­lan­za de men­ti­ras y dis­pa­ra­tes que exce­den a las que ya nos tie­ne acos­tum­bra­dos. Es más, un fis­cal celo­so podría lle­gar a con­si­de­rar­las como apo­lo­gía del deli­to, dado que el nar­co­trá­fi­co está así tipi­fi­ca­do en casi todos los paí­ses. Se nota que los años no pasan en vano y las ten­den­cias al des­va­río del escri­tor se tor­nan incon­tro­la­bles, espe­cial­men­te cuan­do vol­tea su mira­da sobre Vene­zue­la y sus adya­cen­cias. Digo esto por­que lo que ori­gi­na su nota del domin­go fue la pro­me­sa de Iván Duque de regu­la­ri­zar la situa­ción de los inmi­gran­tes vene­zo­la­nos radi­ca­dos en Colombia.

Esta ini­cia­ti­va mere­ce ser aplau­di­da, y oja­lá que se con­vier­ta en reali­dad. Pese a una incer­ti­dum­bre que lla­ma a la cau­te­la, el sólo anun­cio de Duque des­ató la des­bo­ca­da res­pues­ta del peruano que escri­bió nada menos que “nin­gún otro (país) ha sido más libre, civil y demo­crá­ti­co en ese mis­mo perío­do” que Colom­bia. Se refie­re a la eta­pa inau­gu­ra­da con el Bogo­ta­zo, en 1948, y que lle­ga has­ta la actua­li­dad. Con la furia y la cegue­ra pro­pia de los con­ver­sos ase­gu­ra que mien­tras las gue­rri­llas mata­ban, secues­tra­ban y per­pe­tra­ban toda cla­se de aten­ta­dos terro­ris­tas “la Colom­bia ‘civi­li­za­da’ (énfa­sis en el ori­gi­nal) tenía una vida polí­ti­ca demo­crá­ti­ca, con liber­tad de pren­sa y elec­cio­nes lim­pias, sal­vo el peque­ño perío­do de la dic­ta­du­ra mili­tar de Rojas Pini­lla, entre 1953 y 1957”. 

La con­se­cuen­cia de un cli­ma polí­ti­co y social tan favo­ra­ble, aco­ta Var­gas Llo­sa, no fue otra que faci­li­tar las acti­vi­da­des del empre­sa­ria­do colom­biano, que “ha hecho pro­gre­sar al país a unos nive­les que envi­dia el res­to de Amé­ri­ca Lati­na.” Al otor­gár­se­le al casi millón de migran­tes vene­zo­la­nos sus docu­men­tos de iden­ti­dad podrán “acce­der a pues­tos de tra­ba­jo, así como a la segu­ri­dad social y a la edu­ca­ción en las ins­ti­tu­cio­nes colom­bia­nas.” Esto será posi­ble debi­do a que supues­ta­men­te la pobla­ción local no da abas­to para satis­fa­cer la deman­da de mano de obra que exis­te en Colom­bia y que los que no con­si­guen tra­ba­jo saben que su bien­es­tar está ase­gu­ra­do por la amplia cober­tu­ra de la segu­ri­dad social exis­ten­te en el país y la exten­sión de su sis­te­ma de edu­ca­ción gra­tui­ta en todos los niveles.

Sin embar­go, los datos de la reali­dad no ava­lan las demen­cia­les ocu­rren­cias del autor de La Casa Ver­de. En efec­to, según datos ofi­cia­les la tasa de des­em­pleo nacio­nal entre sep­tiem­bre y noviem­bre de 2020 fue de 14,6 por cien­to, aumen­tan­do 4,8 pun­tos por­cen­tua­les res­pec­to del mis­mo tri­mes­tre del año 2019. Difí­cil que bajo estas con­di­cio­nes los migran­tes vene­zo­la­nos encuen­tren el paraí­so labo­ral que les pro­me­te Var­gas Llo­sa. Por otra par­te, la segu­ri­dad social es una plan­ta exó­ti­ca en Colom­bia que sólo una mino­ría pue­de dis­fru­tar, y la edu­ca­ción públi­ca, sobre todo la uni­ver­si­ta­ria, está fue­ra del alcan­ce de las gran­des mayo­rías nacio­na­les. De hecho, la mayo­ría del alum­na­do uni­ver­si­ta­rio está matri­cu­la­do en ins­ti­tu­cio­nes pri­va­das y las uni­ver­si­da­des públi­cas no son gra­tui­tas, aun­que los aran­ce­les varían según los casos y la con­di­ción social del alumno.

Al elo­giar la acti­tud de Duque hacia los migran­tes el nove­lis­ta des­ti­la su pon­zo­ña en con­tra de quien por lar­gos años fue­ra su ído­lo, Sebas­tián Piñe­ra, y resal­ta la dife­ren­cia entre la acti­tud del pre­si­den­te colom­biano y “la del Gobierno de Chi­le que aca­ba de expul­sar a muchos vene­zo­la­nos.” Nadie pue­de ase­gu­rar que la pro­me­sa de Duque de regu­la­ri­zar la situa­ción de los migran­tes vene­zo­la­nos será con­cre­ta­da. Pero Var­gas Llo­sa tie­ne una memo­ria selec­ti­va y sos­la­ya men­cio­nar un ejem­plo nota­ble que no pue­de igno­rar: la lega­li­za­ción de la situa­ción de unos cua­tro millo­nes de resi­den­tes invi­si­bi­li­za­dos en Vene­zue­la, bue­na par­te de los cua­les eran colombianos. 

Esas per­so­nas care­cían de docu­men­tos de iden­ti­dad, vivían en los cerros en calles sin nom­bres y ran­chi­tos sin núme­ro y que gra­cias a Hugo Chá­vez se con­vir­tie­ron en ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos de Vene­zue­la. Ese masi­vo pro­ce­so se lla­mó la “cedu­la­ción”, y lue­go fue com­ple­ta­do con un gigan­tes­co pro­gra­ma de cons­truc­ción de vivien­das popu­la­res, la exten­sión de los ser­vi­cios de salud por todo el país (Pro­gra­ma Barrio Aden­tro) y un enor­me impul­so a la edu­ca­ción. Nin­gu­na de estas tres cosas figu­ra en la agen­da de Iván Duque. 

Men­ti­ro­so impe­ni­ten­te, Var­gas Llo­sa ocul­ta lo que cono­ce por­que el obje­ti­vo de sus notas de opi­nión no es escla­re­cer e infor­mar al públi­co sino men­tir, difa­mar a las per­so­nas y pro­ce­sos que repu­dia y apo­yar a sus “ami­gue­tes” con­ser­va­do­res en la región o fue­ra de ella. O, para usar el len­gua­je que él tam­bién usa, aupar a sus “hijos putati­vos” en Lati­noa­mé­ri­ca, que son más de los que qui­sié­ra­mos. Sólo que aho­ra están en deca­den­cia. Por eso exhor­ta a los gober­nan­tes del Gru­po de Lima para que imi­ten a Duque, que hagan lo que éste dice que quie­re hacer: “lega­li­zar la pre­sen­cia de las dece­nas de miles (o millo­nes) de vene­zo­la­nos que han lle­ga­do a sus pla­yas … esos exi­lia­dos podrían encon­trar tra­ba­jo legal, acu­dir a la sani­dad y sus hijos acce­der a la escue­la públi­ca, que aho­ra les está vedada.”

¿Podrían, de ver­dad? Bas­ta una mira­da super­fi­cial a los indi­ca­do­res socia­les de Colom­bia para com­pro­bar que tal cosa es prác­ti­ca­men­te impo­si­ble por­que los ya men­cio­na­dos índi­ces de des­em­pleo en Colom­bia, suma­do a la des­ocu­pa­ción encu­bier­ta, y la his­tó­ri­ca des­aten­ción de la salud y la edu­ca­ción públi­cas frus­tra­rán sin duda las rosa­das aspi­ra­cio­nes del nove­lis­ta. Una rotun­da des­men­ti­da de las pré­di­cas de Var­gas Llo­sa lo brin­da un recien­te infor­me ofi­cial de las Nacio­nes Uni­das, con base en cifras ofi­cia­les del gobierno colom­biano en don­de se ase­gu­ra que hay en el país unas ocho millo­nes de per­so­nas des­pla­za­das de sus luga­res habi­tua­les de resi­den­cia a cau­sa de la vio­len­cia del para­mi­li­ta­ris­mo, el nar­co­trá­fi­co, la apro­pia­ción de tie­rras y el con­flic­to armado. 

Colom­bia es el país con el mayor núme­ro de des­pla­za­dos del mun­do; 7.816.500 per­so­nas al final del 2018, segu­ra­men­te a cau­sa de la pros­pe­ri­dad y demo­cra­cia que tan­to ha ala­ba­do el nove­lis­ta. ¿Podrá garan­ti­zar para los migran­tes vene­zo­la­nos lo que ha demos­tra­do ser inca­paz de hacer con su pro­pia ciudadanía?

El home­na­je que éste le rin­de a la “Colom­bia civi­li­za­da” sólo pue­de carac­te­ri­zar­se como una alu­ci­na­ción, un deli­rio que arro­ja un man­to de ocul­ta­mien­to sobre la bru­tal vio­la­ción de los dere­chos huma­nos en ese país. Un infor­me recien­te de la Defen­so­ría del Pue­blo, un órgano del esta­do colom­biano, seña­la que “753 líde­res socia­les fue­ron ase­si­na­dos entre 2016 y 2020” (573 duran­te la ges­tión pre­si­den­cial de Duque) y que apar­te “exis­ten otras 4.281 víc­ti­mas de otras for­mas de vio­len­cia en Colom­bia.” ¿Éste es el gobierno que Var­gas Llo­sa pro­po­ne nada menos que como “mode­lo a imi­tar” en Lati­noa­mé­ri­ca y el Cari­be? ¿Está el nove­lis­ta en su sano juicio? 

¿Se pue­de lla­mar “demo­cra­cia” o pro­po­ner como un ideal a emu­lar un régi­men de repre­sión y vio­len­cia como el colom­biano, que ha sem­bra­do de fosas comu­nes todo el terri­to­rio y que per­pe­tró, bajo Uri­be, el cri­men de los “fal­sos posi­ti­vos”: humil­des cam­pe­si­nos anal­fa­be­tos y des­em­plea­dos que eran reclu­ta­dos por el Ejér­ci­to, dis­fra­za­dos lue­go como insur­gen­tes de la FARC o el ELN y ani­qui­la­dos a man­sal­va para ser pre­sen­ta­dos ante la pren­sa como prue­ba de la efi­ca­cia de la lucha anti­gue­rri­lle­ra en Colom­bia, mien­tras sus fami­lia­res los bus­ca­ban con deses­pe­ra­ción. ¿Es ese el mode­lo a imitar?

Una misión del Alto Comi­sio­na­do de las Nacio­nes Uni­das para los Dere­chos Huma­nos, el ACNUDH, com­pro­bó que “la defen­sa de los dere­chos huma­nos en Colom­bia con­ti­núa sien­do una acti­vi­dad de alto ries­go. En 2020, se cono­ció de 133 casos de homi­ci­dios de per­so­nas defen­so­ras de dere­chos huma­nos.” ¿Pue­de un inte­lec­tual públi­co como él, tan aten­to a las vici­si­tu­des que atri­bu­lan a Lati­noa­mé­ri­ca igno­rar algo que cual­quier medio de comu­ni­ca­ción ha veni­do infor­man­do regularmente?

Sufi­cien­te con el tema de la vio­len­cia y la repre­sión. Exa­mi­ne­mos por últi­mo los víncu­los con el nar­co­trá­fi­co del tan admi­ra­do Álva­ro Uri­be, supues­ta víc­ti­ma de la cam­pa­ña de des­pres­ti­gio de la omni­po­ten­te izquier­da lati­no­ame­ri­ca­na. Un docu­men­to del Depar­ta­men­to de Defen­sa de Esta­dos Uni­dos, ini­cial­men­te ela­bo­ra­do en Sep­tiem­bre de 1991, des­cla­si­fi­ca­do en el 2004 y fil­tra­do a la pren­sa poco des­pués más tenía por obje­to lo que exhi­bi­mos a continuación:

Tra­duc­ción: “Este infor­me sumi­nis­tra infor­ma­ción sobre los nar­co­tra­fi­can­tes colom­bia­nos más impor­tan­tes con­tra­ta­dos por los cár­te­les para su segu­ri­dad, trans­por­te, dis­tri­bu­ción, colec­ción y eje­cu­ción de ope­ra­cio­nes de nar­có­ti­cos en Esta­dos Uni­dos y Colom­bia. Estos indi­vi­duos son tam­bién con­tra­ta­dos como “sica­rios” por los líde­res de los cár­te­les para per­pe­trar asesinatos.”

En el núme­ro 82 de esa lis­ta, al final de la pági­na 10, figu­ra Álva­ro Uri­be Vélez, que los redac­to­res lo carac­te­ri­zan de esta mane­ra: “Polí­ti­co colom­biano y sena­dor, dedi­ca­do a la cola­bo­ra­ción con el cár­tel de Mede­llín a los más altos nive­les guber­na­men­ta­les. Uri­be está invo­lu­cra­do en nego­cios del nar­co­trá­fi­co en Esta­dos Uni­dos. Su padre fue ase­si­na­do en Colom­bia por su cone­xión con los nar­co­tra­fi­can­tes. Uri­be ha tra­ba­ja­do para el cár­tel de Mede­llín y es un estre­cho ami­go per­so­nal de Pablo Esco­bar Gavi­ria. Par­ti­ci­pó en la cam­pa­ña polí­ti­ca de Esco­bar para acce­der a una posi­ción de par­la­men­ta­rio suplen­te de Jor­ge Orte­ga. Uri­be ha sido uno de los polí­ti­cos que des­de el Sena­do ha ata­ca­do todas las for­mas de un Tra­ta­do de Extra­di­ción”. (p. 10 y 11)

Obvia­men­te que a par­tir del des­cu­bri­mien­to de estos víncu­los de Uri­be con el nar­co­trá­fi­co el gobierno de Esta­dos Uni­dos obser­vó con aten­ción la pro­gre­sión de su carre­ra polí­ti­ca y en el momen­to opor­tuno algún fun­cio­na­rio de la CIA esta­cio­na­do en Bogo­tá se aper­so­nó a él y le dijo algo que ima­gi­na­mos habrá sido más o menos así: “¡Hellow, Álva­ro. Bien­ve­ni­do a la com­pa­ñía. Aho­ra tra­ba­jas para noso­tros! Pue­des negar­te si quie­res, pero en tal caso ter­mi­na­rás pudrién­do­te en una cár­cel de máxi­ma segu­ri­dad por el res­to de tu vida”. 

La lam­bis­co­ne­ría de Uri­be para con la Casa Blan­ca, y la de sus suce­so­res, todos cóm­pli­ces del nar­co colom­biano, hay que enten­der­la a par­tir de esta reali­dad. No sólo por­que son oli­gar­cas y reac­cio­na­rios. Es gen­te que car­ga con un tre­men­do pron­tua­rio sobre sus hom­bros y deben obe­de­cer sin chis­tar lo que orde­na el gobierno de Esta­dos Uni­dos. Si éste les dice que ata­quen a Chá­vez o a Madu­ro lo hacen; si les pide que orga­ni­cen un concierto/​invasión a Vene­zue­la des­de Cúcu­ta lo hacen; si les orde­nan que sus tro­pas pene­tren en terri­to­rio ecua­to­riano en Sucum­bíos y arra­sen con un cam­pa­men­to gue­rri­lle­ro lo hacen; si les piden des­tru­yan a la UNASUR aca­tan la orden sin chis­tar. No tie­nen opción, por­que saben que están en “liber­tad con­di­cio­nal” que el amo del Nor­te pue­de inte­rrum­pir en cual­quier momen­to y ence­rrar­los en un cala­bo­zo por el res­to de sus días. Nar­co­go­ber­nan­tes con tales pron­tua­rios son pre­sas fáci­les de cual­quier extor­sión que deci­da la Casa Blanca.

¿Sólo Uri­be? No. En mar­zo del año pasa­do la Agen­cia EFE infor­ma­ba sobre “la tor­men­ta que empe­zó a for­mar­se sobre el pre­si­den­te colom­biano, Iván Duque, y su men­tor, el sena­dor Álva­ro Uri­be, por una supues­ta com­pra de votos en 2018 con la ayu­da de un pre­sun­to tes­ta­fe­rro de nar­co­tra­fi­can­tes”, José Gui­ller­mo Her­nán­dez, alias el “Ñeñe”. Y el dia­rio en el que Var­gas Llo­sa publi­ca sus bru­lo­tes, El País, infor­ma­ba en su edi­ción del 11 de mar­zo del 2020 que “el nar­co­tra­fi­can­te y tes­ta­fe­rro, fue ase­si­na­do en mayo de 2019 en Bra­sil y el pro­pio expre­si­den­te y actual sena­dor Álva­ro Uri­be mani­fes­tó en un trino que ‘cau­sa mucho dolor el ase­si­na­to de José Gui­ller­mo Her­nán­dez, ase­si­na­do en un atra­co en Bra­sil don­de asis­tía a una feria gana­de­ra’. El homi­ci­dio suce­dió en medio de una ven­det­ta entre nar­co­tra­fi­can­tes, según las pes­qui­sa. … Des­de hacía unos meses, igual­men­te, en redes cir­cu­la­ban múl­ti­ples fotos del pre­si­den­te Duque, sena­do­res y altos diri­gen­tes del par­ti­do Cen­tro Demo­crá­ti­co, fun­da­do por Uri­be y prin­ci­pal pla­ta­for­ma del actual Gobierno, con el Ñeñe.”

Estos delin­cuen­tes son los que Var­gas Llo­sa, en su des­com­po­si­ción moral, pro­po­ne como mode­los para Nues­tra Amé­ri­ca. Es el rema­te lógi­co de su defen­sa a ultran­za del capi­ta­lis­mo y del neo­li­be­ra­lis­mo; de la pro­tec­ción de los intere­ses de sus com­pin­ches como el hiper corrup­to rey emé­ri­to Juan Car­los o el men­ti­ro­so serial José M. Aznar y gran par­te de la bur­gue­sía espa­ño­la y lati­no­ame­ri­ca­na. Men­tir y men­tir has­ta el fin, con­fian­do en que algo que­da­rá en la con­cien­cia de sus lec­to­res. Se equi­vo­ca, y debe ser amar­go reco­no­cer­lo; deses­pe­ran­te tam­bién tener que afe­rrar­se en medio del nau­fra­gio de sus pro­yec­tos polí­ti­cos a dos ban­di­dos como Álva­ro Uri­be e Iván Duque. Como apa­sio­na­do lec­tor de sus nove­las, ple­tó­ri­ca de per­so­na­jes que­ri­bles y admi­ra­bles, sien­to lás­ti­ma por aquel joven incon­for­mis­ta de San Mar­cos y la célu­la Cahui­de del Par­ti­do Comu­nis­ta Peruano que el ultra­ja irre­pa­ra­ble de los años –por cier­to no para todos- con­vir­tie­ron en un bár­ba­ro ada­lid de la dere­cha, inclu­yen­do a sus más des­pres­ti­gia­dos narcogobernantes.

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