Resumen Latinoamericano, 13 de febrero de 2021.
El término «Supergrass» tuvo su máximo apogeo durante la década de 1980.
Fueron informantes, o sospechosos de serlo, dispuestos a testificar en la corte en contra de sus supuestos ex-compañeros a cambio de recompensas tales como la inmunidad de enjuiciamiento, las sentencias poco severas y nuevas identidades.
El término grass (hierba) proviene del léxico de los bajos fondos del Londres de la década de 1930, para referirse a un informante.
El primer Supergrass relevante fué Bertie Smalls en 1973, líder de una banda de atracadores de bancos de Londres tras ser detenido se ofreció a ayudar a la policía a detner a sus cómplices a cambio de su libertad. Su testimonio dio lugar a 16 condenas.
En el norte de Irlanda esta figura alcanzó relevancia, pues con la declaración de un testigo único era suficiente para condenar a decenas de acusados.
La práctica se convirtió en desacreditada cuando las dudas comenzaron a ser planteadas en cuanto a si los testigos eran fiables.
En un juicio en 1983 con un supergrass, 22 miembros del IRA fueron condenados a penas de cárcel por un total de 4.000 años.
Fueron condenados en gran parte con «las pruebas» de Christopher Black, al que se le concedió la inmunidad de enjuiciamiento y se cree que huyó al extranjero después.
El juicio del IRA siguió a otro caso que involucraba a miembros de la Fuerza de Voluntarios del Ulster.
Los datos clave para el juicio fueron de Joseph Bennett, al que también se le concedió la inmunidad, lo que llevó a 14 hombres a ser encarcelados – dos de por vida.
Christopher Black y Joseph Bennett se encuentran entre unos 30 ex paramilitares que se volvieron informantes y que han llevado a más de 300 condenas.
También incluyen el caso de Raymond Gilmour de Derry, que estuvo en el INLA y el IRA. Cuando se decidió a declarar condujo a la detención de cerca de 100 republicanos en la ciudad, de los cuales 35 fueron acusados por «delitos de terrorismo».
El caso se derrumbó cuando el entonces Presidente del Tribunal Supremo desestimó su declaración como poco fiable.
Hace unos tres años hizo un llamamiento para que se le permitiera volver a Derry, pero para los «supergrass» hay pocas posibilidades de regresar, los que trabajan para las autoridades o se sospecha de ser agentes todavía se enfrentan a peligros extremos.
En una entrevista con el Sunday Tribune en 2009, el R.IRA nombraba a cinco hombres que querían matar, dos de ellos fueron Christopher Black y Raymond Gilmour.
El último juicio relevante con un «supergrass» fue en 1985, cuando 25 miembros del INLA fueron encarcelados por los datos de Harry Kirkpatrick. En diciembre de 1986, 24 de ellos tenían sus condenas revocadas.
El uso de estos informantes dió lugar a una frase del conde de Longford en un debate en la Cámara de los Lores: «No se puede expulsar a Belcebú por Belcebú.»
fuente El Norte de Irlanda