Resumen Medio Oriente, 22 de febrero de 2021-.
El luchador Anis Al-Naqqash jugó un papel importante en la coordinación entre los liderazgos de la revolución palestina y la iraní, y tejió amplias relaciones con los cuadros de la revolución islámica, en términos de entrenamiento, seguridad y cooperación militar.
El luchador árabe libanés Anis Al-Naqqash falleció en la mañana de este lunes en un hospital de Damasco, Siria, tras ser infectado con la Covid-19.
El movimiento Fatah lamentó la muerte de Al-Naqqash. Su cuerpo será transportado mañana desde Damasco y enterrado en la ciudad de Beirut.
Al-Nakash era investigador político especializado en asuntos regionales y coordinador de la Red Aman para estudios e investigaciones estratégicas.
Su papel en la lucha
Al-Naqqash nació en Beirut en 1948, y fue educado en la escuela Al-Maqasid Al-Islamiyyah en Beirut. Participó desde muy joven en movimientos de protesta. Sobresale la manifestación en solidaridad con la activista argelina Jamila Bouhaired.
En 1964 se afilió en secreto a Fatah y estableció la célula conocida como Makassed.
Hizo una huelga de hambre en protesta por la inacción del Estado y los árabes, cuando una fuerza de comando israelí destruyó la flota libanesa en el aeropuerto de Beirut en 1969. Ese mismo año inició su actividad militar, tras el levantamiento de los campamentos palestinos.
Mantuvo el ritmo de las protestas estudiantiles durante el día y la preparación militar por la noche, a pesar de la falta de armas. Durante la Guerra de 1973 se unió a los primeros grupos que dispararon cohetes contra asentamientos israelíes.
Al-Naqqash participó en muchas operaciones guerrilleras y contó sus historias, en particular la operación Viena, con el grupo de Wadih Haddad del Frente Popular para la Liberación de Palestina, que tenía como objetivo “disciplinar a algunos regímenes por su apoyo a las fuerzas de derecha en El Líbano y obtener apoyo para la revolución”.
También se opuso a involucrarse en la guerra civil y fue herido el día que comenzó, el 13 de abril de 1975.
Cuando inició la invasión israelí de El Líbano en 1978, se trasladó al sur, donde participó en el enfrentamiento a la agresión.
Posteriormente, decidió dejar Fatah y establecer una facción libanesa, pero los de Fatah continuaron considerándolo como uno de ellos a pesar de su separación del movimiento y el establecimiento de dos brigadas libanesas en Kfarshouba y Bint Jbeil, cuyos miembros se convirtieron en parte del liderazgo de la resistencia más tarde, como Imad Mughniyeh.
Tuvo un papel importante en la coordinación entre los liderazgos de la revolución palestina y la iraní, y tejió amplias relaciones con los cuadros de la revolución islámica, en términos de entrenamiento, seguridad y cooperación militar.
En defensa de la revolución, no dudó en ir a París en 1980 para ajusticiar a Shahbour Bakhtiar, exprimer ministro iraní durante el reinado del Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi.
Fue condenado a cadena perpetua. Estuvo encarcelado durante 10 años en Francia, y después liberado en 1990.
La prisión fue escenario de otro tipo de lucha. Realizó tres huelgas de hambre, la última de las cuales duró 130 días en protestar por su falta de inclusión en una amnistía general, y para rechazar una liberación que no incluyó a sus compañeros.
Fue puesto en libertad el 27 de julio de 1990 mediante un indulto firmado por François Mitterrand.
Fuente; Al Mayadeen