Jorge Manco Zaconetti /Resumen Latinoamericano, 2 de febrero de 2021
Puertos, minería y electricidad chinos
En la disputa ideológica entre la China Popular y lo que era la URSS, en los años setenta del siglo pasado, los partidarios del comunismo chino acuñaron el calificativo de “social imperialismo” a la presencia e influencia del estado soviético en Cuba, Afganistán, Corea del Norte y otros países.
Ahora después de casi cincuenta años, con el “derrumbe del socialismo real”, con las crecientes inversiones de empresas estatales y privadas chinas en América Latina y especialmente en el Perú donde tienen invertidos más de US $ 30 mil millones de los casi US $ 120 mil millones al 2019, según la información de las inversiones que maneja la embajada china en nuestro país, ¿cuál sería la situación y el sentido de dicha expansión?
¿Cómo habría que calificar dichas inversiones chinas en nuestro país? Acaso como una expresión de la solidaridad del país asiático, o una expansión económica en una visión estratégica, para asegurar el abastecimiento de materias primas a largo plazo que China requiere. Todo ello en la clásica visión marxista de las teorías del imperialismo.
Es un lugar común la creciente disputa, competencia y acuerdos temporales entre la China Popular como imperio emergente y los Estados Unidos como imperio decadente. ¿Cuánto tiempo tomará la sustitución de uno por otro? Ello se definirá históricamente en todos los planos. En el terreno comercial, financiero, tecnológico, militar, político, cultural, con esferas de influencia en disputas, en un largo proceso.
En tal sentido, Perú ocupa un lugar central estratégico para los intereses chinos, en una visión de largo plazo. Así, como el mercado chino se ha convertido en el principal mercado para América Latina, especialmente para el Perú, también somos importantes para la economía china por la producción minera y como fuente de acumulación para los capitales chinos que se valorizan, donde obtienen beneficios por variados mecanismos incluso más refinados que los capitales occidentales.
En especial desde 1992 con el proceso de privatización de las empresas públicas se inicia la presencia productiva real de los capitales chinos con la transferencia de los yacimientos de hierro, instalaciones y el puerto de San Nicolás en Marcona.
En el Perú el único productor de hierro que obtiene desde 1993 a la fecha altas tasas de rentabilidad operativa, es la empresa china Shougang Hierro Perú Marcona, subsidiaria del gigante minero siderúrgico Shougang Corporation, que extrae anualmente casi 13 millones de toneladas de hierro que en un 98 % “se exportan” hacia su matriz ubicada en China Popular.
PUERTOS CLAVES
En este contexto debemos resaltar la importancia estratégica del puerto de San Nicolás privatizado conjuntamente con los yacimientos de hierro, la maquinaria y equipo que formaban la empresa estatal Hierro Perú privatizada en la dictadura fujimorista. ¡Se imaginan comprar un puerto por menos de US $ 120 millones incluidas reservas de hierro para 100 años!
Este puerto recibe cada quince días un gran buque de bandera china de más de 100 mil toneladas de peso muerto para trasladar el hierro y trae una serie de mercancías que inundan el mercado peruano a bajos precios.
Como parte de una estrategia de expansión en la hegemonía de la economía mundial los capitales chinos están construyendo también un megapuerto en el norte chico de Lima, en Chancay por un valor de US $ 3,000 millones de dólares que será levantado entre el 2021 y el 2023
Así, el consorcio conformado por la empresa minera Volcan S.A. controlada en un 65 % por la transnacional suiza Glencore (30%) y la china Cosco Shipping Port Limited (70%) se han asociado para hacer realidad el megapuerto de Chancay que aliviará la saturación del Callao como principal puerto del país.
Si a ello sumamos la compra de la mayoría accionaria de la empresa de distribución eléctrica Luz del Sur responsable de la dotación del servicio eléctrico al sur de Lima hasta Cañete con más de 2 millones de clientes, la presencia de capitales chinos se fortalece en la economía peruana.
LÍDERES MINEROS
En función del origen de los capitales China Popular no solamente sería el principal inversionista minero en el país, sino también es el principal productor de cobre, desplazando a empresas de capitales occidentales tales como Mra. Cerro Verde (Arequipa), Mra. Antamina (Ancash), Tintaya Antapaccay (Glencore) y Southern Perú Copper Corporation (SPCC) con sus operaciones en Tacna (Toquepala) y Moquegua (Cuajone)
En lo referente al cobre con la producción de Las Bambas (Apurímac) de la empresa MMG, en Toromocho de la estatal Chinalco (Junín), y de Shouxin Perú, todas de capitales chinos se explica casi el 25 % de la producción de concentrados de cobre, con tendencia al aumento si maduran los nuevos emprendimientos empresariales.
Ello significa que se obtienen beneficios producto de la rentabilidad minera, a ello se debe sumar la apropiación de la renta diferencial, la depreciación acelerada, la transferencia de capital vía pagos de intereses a la banca china; en resumen, se apropian del excedente económico como cualquier capital.
A nivel de proyectos de cobre está en construcción la ampliación de Toromocho por Chinalco (US $ 1,355 millones), más los proyectos de “Don Javier, “El Galeno”, “Río Blanco”. A todo ello se debe sumar el proyecto de hierro Pampa de Pongo bajo responsabilidad de la empresa china Jinzhao Mining Perú (US $ 2,200 millones) que está en levantamiento.
Todos estos emprendimientos comprometen inversiones superiores a los US $ 10,155 millones de dólares que sumadas a las inversiones ya realizadas ubican a China como el principal inversionista minero en el Perú, desplazando a los Estados Unidos, Canadá, Australia, Suiza etc.
INTEGRACIÓN ELÉCTRICA
A nivel eléctrico lo más destacado al margen de las disputas políticas ha sido la compra de la mayoría accionaria de la distribuidora eléctrica “Luz del Sur” entre la transnacional Sempra de Estados Unidos y el grupo chino “Tres Gargantas” líder de la energía en el país asiático.
La empresa “Luz del Sur” no solamente es la más rentable y de mayor patrimonio del conjunto de empresas eléctricas sea de generación, transmisión y distribución que operan en la economía peruana, abastece Lima Sur hasta Cañete.
Así, la transnacional China “Tres Gargantas” pagó más de US$ 3,560 millones de dólares a la transnacional gringa Sempra Energy hacia fines del 2018, a pesar de las bravatas de Trump.
Con estas negociaciones entre transnacionales chinas y estadounidenses con empresas que operan en el país, el estado peruano tiene derecho a una participación por concepto de impuesto a la renta a las ganancias, por la diferencia entre el precio pagado y el valor de mercado de dicha empresa.
Lo cierto es que los agresivos capitales chinos también están en el negocio de la generación eléctrica, por medio de la compra de Chaglla (Huanuco) a la empresa brasileña Odebrecht, más con el control de la empresa de generación Santa Teresa (Cuzco) y la generadora térmica de Shoughesa en Marcona que provee energía a su matriz, la minera de hierro Shougang Marcona y también a la población del distrito de Marcona en Nazca/Ica.
TODO SE COMPRA
Una característica central de las inversiones chinas está en relación al financiamiento estatal de las principales inversiones por medio de bancos de apoyo a la exportación. Los asiáticos tienen tanto dinero disponible que pueden “comprar hasta el cielo”
Así, en 1992 para ganar la licitación de la empresa estatal Hierro Perú, Shougang pagó casi cinco veces el precio base fijado en la privatización, que incluía la adquisición del puerto de San Nicolás y reservas de hierro por 100 años, con una sobre explotación de la fuerza de trabajo vía contratas laborales.
Por las reservas de cobre de Toromocho la empresa china Chinalco abonó más de US $ 792 millones de dólares, cuando la empresa vendedora “Copper Perú” no había invertido ni US $ 100 millones, y por su participación en Las Bambas pagaron más de US $ 6,449 millones.
Igualmente, por la adquisición de la mayoría accionaria de la distribuidora eléctrica “Luz del Sur”, el precio pagado superior a los US $ 3,560 millones de dólares constituyó una propuesta agresiva que superaba las expectativas empresariales más optimistas.
En resumen, los capitales chinos no tienen nada de “socialistas ni solidarios”. Son capitales que se rigen por la maximización de las utilidades en detrimento de los pagos al estado, el cuidado ambiental, y en la relación con sus trabajadores, son casi siempre conflictivas.
Las inversiones chinas son la esencia del “capitalismo salvaje” del siglo XXI que deben ser aprovechadas por el estado peruano en el marco de un proyecto nacional que nos permita acceder a tecnología de punta, y al desarrollo industrial. De lo contrario seremos la “Mongolia latinoamericana” para la agresiva China Popular, un país proveedor de materias primas sin valor agregado, y mínima contribución fiscal.
FUENTE: Otra Mirada