1- Como primer punto queremos remarcar que si bien la democracia burguesa es en sí misma una pantomima que reduce la participación de la ciudadanía a depositar su voto de vez en cuando, normalmente cuatro años, debemos denunciar que más de un millón de habitantes en la Comunidad Autónoma de Cataluña no pueden participar ni de esta exigua forma de expresión democrática. Los y nuestras compañeras de clase recién llegadas son mano de obra que no gozan de ningún tipo de expresión política parlamentaria, siendo mano de obra sin derecho a voto por la democracia capitalista.
2‑En segundo lugar queremos denunciar que es, una vez más, la judicatura española que marca el cómo y el cuándo puede la ciudadanía de la Comunidad Autónoma de Cataluña (con nacionalidad española) ejercer su derecho a voto. Es este órgano no elegido democráticamente quien impuso una fecha para las elecciones en plena tercera ola de la pandemia, y todos los partidos y candidaturas van acatar su mandato, una vez más. La judicatura española inhabilita o veta presidentes de la Generalitat, la judicatura española marca cuando serán las elecciones. Recuerda al mantra cristiano «lo que Dios da, Dios lo saca». Un Estado donde la judicatura heredera del entramado jurídico-administrativo de la dictadura tiene poderes plenipotenciarios nunca se la podrá reconocer ni siquiera como una democracia burguesa.
3- En tercer lugar remarcar el papel de altavoces del fascismo que han adoptado descaradamente ya hace años los medios de comunicación capitalistas, dando una cobertura mediática sin precedentes a una fuerza entonces extraparlamentaria como lo era VOX. Cientos de horas de televisión y radio para esta fuerza fascista han conseguido hacerla aceptable para ciertos sectores de la clase trabajadora. La clase explotadora, la burguesía, ha conseguido con VOX un perro de presa con lo avivar el racismo, desviando el conflicto Capital-Trabajo en términos identitarios españoles-enemigos.
Los mismos medios que demonizan la ocupación de viviendas o los disturbios en Linares (Andalucía) blanquean el fascismo diariamente.
Pero no podemos rehuir la crítica a quien no se ha plantado negándose a participar de ningún debate donde estuvieron presentes estos fascistas. Con el fascismo no se dialoga ni se debate. Al fascismo se la detiene día a día, luchando contra él en las calles y trabajando por la socialización de los ideales universalistas de justicia y paz entre los pueblos propios del socialismo.
4- El resultado, con casi un triple empate entre el PSC, ERC y Junts se vuelven a insertar en la disputa nacional, y si bien el PSC hace un aumento espectacular de +16 diputadas gracias a los 30 que pierde Ciudadanos, en gran parte su subida se debe al aburrimiento y la desafección electoral de mucha parte de la clase trabajadora y la pésima gestión que el Gobierno de la Generalitat está haciendo de la pandemia en la Comunidad Autónoma de Cataluña.
Las colas del hambre son una realidad en muchas ciudades de los Países Catalanes, y los gestores autonómicos de esta barbarie no poder ponerse de lado como si con ellos no fuera la historia. La decepción es generalizada y tan sólo la inquina que despierta todo el entramado político, administrativo y judicial español hace que el voto independentista no acabo de derrumbarse.
Una gran parte del pueblo trabajador en la Comunidad Autónoma de Cataluña ha votado PSC cansado de la pésima gestión de la Generalitat, ese es realmente «el efecto Illa».
5- De En Común-Podem poco podemos decir que no sea ya dicho; una campaña patética que ha intentado no sólo continuar con el cliché de que la clase trabajadora catalana no quiere la independencia con términos ridículos como «toda Cataluña hoy poligonera», si no que su cabeza de lista, Jessica Albiach, atizó el blaverisme al país Valenciano denunciando una imaginaria acusación de «colonos» hacia los y las valencianas que viven en la Comunidad Autónoma de Cataluña. Estas declaraciones la sitúan en el otro bando de la barricada. La firmarían José Luis Roberto o Vicente González Lizondo si no estuviera felizmente muerte. Mantienen 8 diputadas gracias tan sólo a la baja participación, pues han perdido un tercio de los votos que obtuvieron en las pasadas elecciones de 2017.
6- En cuanto a la CUP-Guanyem salen muy beneficiadas de estas elecciones, porque perdiendo casi 7.000 votos suben hasta los 9 diputadas. Podríamos decir que en una campaña marcada por el espantajo del aterrizada de VOX en el Parlamento autonómico, la CUP-Ganamos ha catalizado una parte del voto antifascista espoleado por los disturbios en Vic y de otras villas ante los actos electorales del partido fascista. Ahora la duda que se plantea es cuál debe ser el papel de la CUP-Ganamos respecto al gobierno autonómico, y si bien hay voces internas que no quieren oír hablar, hay ciertas corrientes que no verían con malos ojos ser- parte. ERC, por su parte, ya las ha invitado a negociar, y el «pressing CUP» ha vuelto a los medios de comunicación. Veremos cómo gestiona internamente la contradicción para evitar «abrazo del oso» que les preparan ERC y Junts.
7‑Pero el dato realmente interesante a analizar es la baja participación más allá del miedo a infectarse al colegio electoral. En esta contienda electoral la baja participación ha marcado un nuevo récord histórico, aumentando 25,54% respecto a las anteriores elecciones autonómicas, situándose en el 53,5%.
Y como todo en esta sociedad de clases, también hay un sesgo de clase en la participación, y mientras en el distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi la fuerza más votada es el PP (y VOX en tres distritos censales) y registra una participación de 68,41%, la mínima participación se registra en el barrio de Zona Franca la Marina del Port Vermell con un 27,5%.
También han aumentado los votos en blanco, que pasan de 0,44% a 0,84% y los votos nulos que pasan de 0,37% a 1,43%.
Sería engañarnos si pensamos que el aumento del voto blanco y nulo o la baja participación demuestran un aumento de la conciencia revolucionaria de amplias capas de la clase trabajadora, pero sí que vuelve a evidenciar, en nuestra opinión, de una desafección respecto a la democracia burguesa parlamentaria.
Las últimas semanas hemos podido ver policías apaleandoen Madrid, y en Linares golpeando un padre y su hija, y más tarde disparar con fuego real a manifestantes. Martes mismo los Mossos volvieron a entrar en la Universidad, esta vez en Lleida, para entregar a la cárcel el cantante comunista de rap Pablo Hasél. Las colas del hambre se alargan por todos los Países Catalanes y el resto de pueblos del Estado, y la semana tres nazis intentaron prender fuego un sin techo en Barcelona.
Ante la miseria creciente que sufre la clase trabajadora el parlamentarismo es absolutamente ineficiente, y no hay que explicárselo a nuestras compañeras de clase más castigadas por el capitalismo, es su día a día. Pero de esta desesperación puede emerger o bien el sujeto político revolucionario, o bien la carne de cañón que los títeres de los grandes capitalistas, los fascistas, utilizarán para dar un paso más para el establecimiento de un régimen dictatorial en España .
Es a estos sectores de la clase trabajadora a la que nos debemos dirigir, no desde la torre de marfil, sino desde el trabajo diario y consecuente. Los movimientos que se llaman revolucionarios tendrán que salir de su zona de confort y buscar la táctica adecuada para implantarse allí donde más impera la miseria y la decadencia de un Estado del bienestar desguazado ladrillo a ladrillo.
Sólo incorporando a la lucha revolucionaria los sectores más empobrecidos y alienados de nuestra clase podremos articular una mayoría social capaz de confrontar con los capitalistas y sus instituciones jurídicas, económicas y políticas.
Conscientes de que no hay recetas milagrosas, y sabiendo que en estos momentos son muchas las tareas que necesitan ser atendidas, trabajaremos con calma pero sin parar para construir un corpus teórico, táctico y estratégico que nos aporte más luz por el camino que debemos recorrer.
Por el Socialismo en los Países Catalanes!
Praxi, 18 de febrero de 2021
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