Colom­bia. Móni­ca Del­ga­do, del par­ti­do Comu­nes: “Un Pac­to His­tó­ri­co por el cambio”

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de mar­zo de 2021. 

En Colom­bia, “esta­mos coci­nan­do un nue­vo ciclo atroz”, dijo Hum­ber­to de la Calle, exvi­ce­pre­si­den­te de Colom­bia y jefe del equi­po nego­cia­dor del gobierno en los diá­lo­gos que lle­va­ron al Acuer­do de Paz con la gue­rri­lla FARC. Un comen­ta­rio tras el des­cu­bri­mien­to de que, duran­te un nue­vo bom­bar­deo del ejér­ci­to con­tra un des­ta­ca­men­to de com­ba­tien­tes que han vuel­to a tomar las armas, al menos 12 mucha­chos y mucha­chas habían sido ase­si­na­dos, algu­nos de los cua­les tenían 9 años.

El bom­bar­deo tuvo lugar el 2 de mar­zo en el depar­ta­men­to de Gua­via­re en la región ama­zó­ni­ca. El minis­tro de Defen­sa, Die­go Molano, jus­ti­fi­có la masa­cre dicien­do que los meno­res ase­si­na­dos eran «máqui­nas de gue­rra». Sus decla­ra­cio­nes pro­vo­ca­ron reac­cio­nes de indig­na­ción de la izquier­da colom­bia­na, que acu­só al gobierno de haber «des­tro­za­do» los acuer­dos de paz.

Habla­mos de la situa­ción en Colom­bia en esta entre­vis­ta con Móni­ca Del­ga­do, repre­sen­tan­te del par­ti­do Comu­nes en Vene­zue­la, evo­lu­ción de la ante­rior Fuer­za Alter­na­ti­va Revo­lu­cio­na­ria del Común (FARC). Una pri­me­ra entre­vis­ta con la que que­re­mos dar cuen­ta de las dife­ren­tes posi­cio­nes exis­ten­tes sobre la situa­ción colombiana.

¿Cuál fue tu tra­yec­to­ria polí­ti­ca? ¿Has esta­do en la gue­rra de guerrillas?

Comen­cé a vin­cu­lar­me com­pro­me­ti­da­men­te al mun­do de la polí­ti­ca colom­bia­na en la uni­ver­si­dad, en don­de me vin­cu­lé a una estruc­tu­ra no arma­da de las FARC-EP: el Par­ti­do Comu­nis­ta Colom­biano Clan­des­tino, que tenía entre otras tareas el tra­ba­jo orga­ni­za­ti­vo barrial, cam­pe­sino y en mi caso estu­dian­til; des­de ese espa­cio me vin­cu­lé a otro tipo de tareas, como el apren­di­za­je y apo­yo a una de las emi­so­ras que inte­gra­ban la CRB, Cade­na Radial Boli­va­ria­na Voz de la Resis­ten­cia, una red de emi­so­ras clan­des­ti­nas de las FARC-EP.

¿Pue­de expli­car cuál fue el camino de las Farc lue­go del con­gre­so fun­da­cio­nal de la Fuer­za Alter­na­ti­va Revo­lu­cio­na­ria del Común (FARC)?

Un camino lleno de muchas difi­cul­ta­des. Des­de el pun­to de vis­ta per­so­nal, en el caso de los y las excom­ba­tien­tes, se dio el avan­ce del pro­ce­so de una serie de cam­bios no muy fáci­les de asi­mi­lar, sobre todo para quie­nes se fue­ron de los espa­cios acor­da­dos para la rein­cor­po­ra­ción social y eco­nó­mi­ca, a las ciu­da­des y pue­blos. Cam­bios como empe­zar a pagar el agua, cuan­do nues­tros cama­ra­das reco­rrie­ron jun­to a los ríos, las mon­ta­ñas de ese país; pagar el ali­men­to, la ropa, el trans­por­te; empe­zar a emplear bue­na par­te del tiem­po para cubrir esas nece­si­da­des cuan­do antes, esta­ban las 24 horas del día en fun­ción de los pla­nes de la organización.

No ha sido nada fácil para esos cama­ra­das pasar de un modo de vida mili­tar – comu­ni­ta­rio, don­de no había vida pri­va­da y la coti­dia­ni­dad, el com­ba­te y el amor se vivían colec­ti­va­men­te, orien­ta­dos y orien­ta­das por las misio­nes asig­na­das por los man­dos, a un modo de sobre­vi­ven­cia feroz en muchos casos en las gran­des ciu­da­des, don­de debe apren­der­se a com­bi­nar sabia­men­te el hecho de sos­te­ner­se eco­nó­mi­ca­men­te, mili­tar en la orga­ni­za­ción y orien­tar­se a uno mis­mo, por­que el man­do ya no está allí, en lo inme­dia­to, para decir qué hacer.

Ha sido un camino de des­cu­bri­mien­to en los diá­lo­gos coti­dia­nos con las gen­tes de Colom­bia, el pro­fun­do recha­zo y des­in­for­ma­ción que exis­tía sobre nues­tra orga­ni­za­ción y la igno­ran­cia gene­ra­li­za­da sobre la situa­ción real de los cam­pos y la gue­rra con­tra el pue­blo; cons­ta­tar que esa situa­ción del país pro­fun­do es pre­sen­ta­da como un espec­tácu­lo al lado de noti­cias depor­ti­vas, rei­na­dos de belle­za, realitys shows y con­cur­sos entre otras cosas; lle­var a cabo el deseo de ser madre en una socie­dad machis­ta, patriar­cal y muy vio­len­ta con las mujeres.

Se comen­zó tam­bién un camino en el reco­no­ci­mien­to de cada quien como inte­gran­te de una gran orga­ni­za­ción, en la que no sólo esta­ban las estruc­tu­ras arma­das; de pre­gun­tar­se y este quién es, y a ese quién lo puso ahí; fue comen­zar un diá­lo­go a veces no muy ama­ble sobre quién dio más, quién se sacri­fi­có de ver­dad, quién vivió más o menos bom­bar­deos, quién más o menos ame­na­zas, a quién le mata­ron más gen­te; quién mere­ce ocu­par tal o cual espa­cio, quién habla mejor, quién, quién y quién.

Un diá­lo­go que si bien se ha supe­ra­do en bue­na medi­da, aún no cul­mi­na y que requie­re tal­vez gene­rar más espa­cios de inter­cam­bio y de reco­ger la memo­ria de tan­tos hom­bres y muje­res de nues­tra orga­ni­za­ción que han dado tan­to y que lo die­ron todo por una patria mejor y que requie­ren que la memo­ria inter­na los regis­tre y les rei­vin­di­que; espa­cios que nos per­mi­tan inte­grar esa diver­si­dad que somos, en la iden­ti­dad Comu­nes y den paso a toda esa juven­tud que ve en nues­tra orga­ni­za­ción un buen espa­cio para desa­rro­llar­se y trans­for­mar la realidad.

Des­pués de ese con­gre­so, en el que par­ti­cu­lar­men­te no par­ti­ci­pé direc­ta­men­te, se empe­za­ron a escu­char en diver­sos espa­cios pos­tu­ras con­tra­rias a las deci­sio­nes que se habían toma­do colec­ti­va­men­te; eso a la mili­tan­cia de base nos resul­ta­ba una ver­da­de­ra nove­dad, noso­tros y noso­tras está­ba­mos acos­tum­bra­dos a que lo que se dis­cu­tía en los con­gre­sos gue­rri­lle­ros era sagra­do y nues­tra for­ma­ción se basa en que se con­tra­di­ce y disien­te en los espa­cios de dis­cu­sión colec­ti­va, y una vez toma­da una deci­sión, se defien­de la pos­tu­ra con manos y dien­tes y se avan­za como blo­que en los pla­nes. Así había­mos fun­cio­na­do varias déca­das, enton­ces escu­char voces inter­nas hablan­do mal del Acuer­do de Paz o acu­san­do en espa­cios públi­cos a otros cama­ra­das por tal o cual razón o fil­tran­do a medios de comu­ni­ca­ción deba­tes inter­nos, de ver­dad que era total­men­te con­tra­rio a lo que está­ba­mos acos­tum­bra­dos y sobre todo a nues­tra for­ma­ción leninista.

En el últi­mo Con­gre­so de las FARC-EP en armas se deci­dió colec­ti­va­men­te avan­zar hacia la lucha por la imple­men­ta­ción del Acuer­do de Paz fir­ma­do en la Haba­na, reco­no­cien­do que el camino no era fácil y que pode­ro­sos sec­to­res tra­ta­rían de impe­dir­lo; así se deci­dió en el Yari y así se rati­fi­có en Bogo­tá en la Pri­me­ra Con­fe­ren­cia como par­ti­do político.

Por­qué razón varios cama­ra­das y muy des­ta­ca­dos no defen­dían con­for­me a nues­tros meca­nis­mos y con­vic­cio­nes polí­ti­cas lo que allí se esti­pu­ló y al con­tra­rio comen­za­ron a alen­tar deba­tes para­le­los y a gene­rar estruc­tu­ras alter­nas, yo no lo sé, pero, eso empe­zó a ocurrir.

Par­ti­cu­lar­men­te aquí en Vene­zue­la deci­di­mos ape­gar­nos a nues­tros vie­jos prin­ci­pios leni­nis­tas y a des­es­ti­mar cual­quier argu­men­to que estu­vie­ra fue­ra de los espa­cios de dis­cu­sión colec­ti­va, por­que en la vida gue­rri­lle­ra y de tra­ba­jo clan­des­tino apren­di­mos que esas prác­ti­cas oca­sio­na­ban muchos, daños, como muer­tos y des­pa­re­ci­dos; en este con­tex­to rom­pían la con­fian­za en la direc­ción, crea­ban zozo­bra y un esta­do de cosas interno muy pro­cli­ve a divi­dir­nos y siem­pre hemos sabi­do que el úni­co ven­ce­dor de una situa­ción así es nues­tro enemigo.

Fue la uni­dad de nues­tra direc­ción como orga­ni­za­ción en armas, lo que sen­tó al gobierno de San­tos a nego­ciar con noso­tros y noso­tras, fue la uni­dad, la que per­mi­tió esta­ble­cer un acuer­do de paz que abor­da las cau­sas estruc­tu­ra­les del con­flic­to, Por eso aquí, a pesar de que no siem­pre tenía­mos una comu­ni­ca­ción flui­da con la direc­ción de las FARC , deci­di­mos actuar con­for­me a nues­tra for­ma­ción y a des­es­ti­mar cual­quier cosa que estu­vie­ra fue­ra de los tér­mi­nos de los espa­cios colec­ti­vos de deci­sión. Se ini­ció tam­bién un duro ata­que des­de la dere­cha para apro­ve­char estas situaciones.

Des­pués de ese con­gre­so en que nos fun­da­mos como par­ti­do comen­za­mos ade­más a enfren­tar una serie de retos iné­di­tos, a pesar de la expe­rien­cia de nues­tros vie­jos y vie­jas; hacer polí­ti­ca públi­ca, his­tó­ri­ca­men­te en manos de las éli­tes polí­ti­cas; hablar­le al país por los medios de infor­ma­ción y no a tra­vés de pan­fle­tos y emi­so­ras clan­des­ti­nas; reapren­der códi­gos, len­gua­jes, sím­bo­los; des­en­vol­ver­nos en el Con­gre­so de la Repú­bli­ca siem­pre en manos de una cas­ta y aun sien­do ellos mayo­ría; hablar en dicho con­gre­so en medio de insul­tos; asu­mir gru­pos labo­ra­les más allá de nues­tra tra­di­ción mili­tar; con­ti­nuar hacien­do el tra­ba­jo orga­ni­za­ti­vo, pero como fuer­za legal; revi­sar los meca­nis­mo para ganar­nos el cora­zón de la gen­te, lue­go de que los tan­ques del pen­sa­mien­to de la dere­cha sem­bra­ron la idea de que éra­mos cul­pa­bles de todos los males del país; y, en fin una can­ti­dad de cosas que han cons­ti­tui­do una ver­da­de­ra rese­tea­da, que no alcan­zan a abor­dar­se con algu­nas de las cate­go­rías a tra­vés de las cua­les mira­mos la reali­dad des­de la lucha clan­des­ti­na o que más bien deja­mos de emplear en rigor en el últi­mo perio­do, por­que es par­te tam­bién de los prin­ci­pios de nues­tra orga­ni­za­ción eva­luar la expe­rien­cia y arran­car ver­da­des a la reali­dad para avan­zar en los planes.

En fin, des­pués del Con­gre­so como par­ti­do, lo que allí se tra­zó, nos ha pues­to en el camino del apren­di­za­je de la admi­nis­tra­ción del Esta­do, lo que no es poca cosa fren­te a los retos que se nos impo­nen para alcan­zar nues­tro hori­zon­te estra­té­gi­co en don­de está indis­cu­ti­ble­men­te el poder popular.

¿Cómo lle­gas­te a Comu­nes? Se habló de expul­sio­nes inter­nas, de un aca­lo­ra­do deba­te. ¿Pue­des expli­car­nos el contenido?

En la Asam­blea rea­li­za­da el 22 de enero de este año, don­de se eli­gió el nom­bre COMUNES para iden­ti­fi­car de aquí en ade­lan­te a nues­tro par­ti­do, si tuve la suer­te de ser ele­gi­da por la mili­tan­cia de Vene­zue­la para par­ti­ci­par. Allí no se expul­só a nadie, allí los pun­tos prin­ci­pa­les de deba­te fue­ron el Cam­bio de nom­bre y la estra­te­gia elec­to­ral para inte­grar la gran coa­li­ción de los sec­to­res de izquier­da fren­te a las elec­cio­nes de par­la­men­to y pre­si­den­cia en 2022. Esa fue una Asam­blea extra­or­di­na­ria por ser con­vo­ca­da de mane­ra urgen­te y de carác­ter vir­tual. Con­gre­gan­do en dife­ren­tes pun­tos del país a la mili­tan­cia ele­gi­da en las regio­nes y conec­tán­do­se des­de allí a tra­vés de una pla­ta­for­ma onli­ne para hacer el deba­te. Tuvo que plan­tear­se así por la situa­ción de pan­de­mia y se res­trin­gió a esos temas por­que dada la coyun­tu­ra del deba­te de la izquier­da para crear una gran coa­li­ción, debían gene­rar­se rápi­da­men­te unas defi­ni­cio­nes para no que­dar­nos por fuera.

¿Cuál es tu aná­li­sis del «pro­ce­so de paz», por qué no se ha cumplido?

Diría­mos com­pa­ñe­ra Geral­di­ne, que no se ha cum­pli­do cabal­men­te, por­que el Acuer­do de Paz, avan­za des­de aque­llas ins­tan­cias que se encuen­tran más allá del Eje­cu­ti­vo Nacio­nal y sus ten­tácu­los, y nos refe­ri­mos espe­cial­men­te a la JEP, Juris­dic­ción Espe­cial para la Paz, que es el com­po­nen­te de jus­ti­cia del Sis­te­ma Inte­gral de Ver­dad, Jus­ti­cia, Repa­ra­ción y no Repe­ti­ción, una ins­tan­cia jurí­di­ca ema­na­da del Acuer­do de Paz para abor­dar los actos puni­bles de las par­tes invo­lu­cra­das en el con­flic­to arma­do, con miras al esta­ble­ci­mien­to de la ver­dad, para alcan­zar la jus­ti­cia y repa­ra­ción de las más de 8 millo­nes de vic­ti­mas de esa lar­ga gue­rra. De ese espa­cio todos los días salen ver­da­des si bien muy dolo­ro­sas, son nece­sa­rias para la tran­si­ción hacia la paz.

Aho­ra bien, no se ha cum­pli­do cabal­men­te por­que el actual gobierno repre­sen­ta un sec­tor de la éli­te que ha diri­gi­do his­tó­ri­ca­men­te al país, y es un sec­tor al que:

1. No le con­vie­ne que el país sepa su res­pon­sa­bi­li­dad con­cre­ta en el con­flic­to arma­do pues son la cabe­za de múl­ti­ples hechos que son deli­tos de lesa huma­ni­dad. Por eso sabo­tean con tan­to ahín­co la JEP y colo­ca­ron como direc­tor del Cen­tro de Memo­ria His­tó­ri­ca que debe sis­te­ma­ti­zar la ver­dad del con­flic­to, a un tipo que fal­sea la infor­ma­ción, reve­la los nom­bres de las fuen­tes y nie­ga la res­pon­sa­bi­li­dad en la gue­rra de cier­tos sec­to­res pese a las evi­den­cias. Ellos bus­can fal­sear la his­to­ria y has­ta han crea­do con gran­des recur­sos un cen­tro de pen­sa­mien­to lla­ma­do Álva­ro Uri­be Vélez, jefe del Cen­tro demo­crá­ti­co, actual par­ti­do de gobierno.

2. Ellos y ellas se han con­so­li­da­do como cla­se social y polí­ti­ca a tra­vés de la acu­mu­la­ción sus­ten­ta­da en el des­po­jo de la tie­rra de la pobla­ción des­pla­za­da por la gue­rra; el nar­co­trá­fi­co; la agro­in­dus­tria y en la gue­rra mis­ma como nego­cio. Recor­de­mos com­pa­ñe­ra Geral­di­ne que son dos cau­sas fun­da­men­ta­les del con­flic­to arma­do, el pro­ble­ma de la tie­rra y la eli­mi­na­ción sis­te­má­ti­ca del opo­si­tor polí­ti­co. Por tan­to, no les con­vie­ne de nin­gu­na mane­ra la paz de nues­tro país.

3. Son una éli­te de tipo feu­dal y mafio­sa com­ple­ta­men­te sub­yu­ga­da al dic­ta­men de los Esta­dos Uni­dos, que tie­ne unos intere­ses con­cre­tos de tipo ener­gé­ti­co en la región; la ideo­lo­gía de esta éli­te se cir­cuns­cri­be aún en el anti­co­mu­nis­mo puro y ram­plón y en el pro­fun­do des­pre­cio de las gen­tes del común.

Así es que el acuer­do de paz no sólo no se ha cum­pli­do cabal­men­te, sino que es sabo­tea­do en tan­to se reac­ti­va la gue­rra sucia en los terri­to­rios, reci­clan­do la fuer­za de tra­ba­jo cri­mi­nal del para­mi­li­ta­ris­mo, cuyos nume­ro­sos gru­pos sir­ven a los gamo­na­les y direc­cio­nes polí­ti­cas nacio­na­les y regio­na­les como mer­ce­na­rios para matar diri­gen­tes y gene­rar terror y zozo­bra; pues ello les per­mi­te y sobre todo pre­vio al año elec­to­ral, (por lo que hay espe­rar que se agu­di­ce mucho este año), indu­cir median­te el mie­do y el des­pla­za­mien­to el voto para la dere­cha; impe­dir la recla­ma­ción de los y las des­pla­za­das de sus tie­rras y más aún el retorno de los mis­mos, mien­tras ellos des­de el Con­gre­so siguen bus­can­do lega­li­zar esos títu­los de las tie­rras usur­pa­das; bus­can gene­ra­li­zar un ambien­te de incer­ti­dum­bre y humi­lla­ción en el que el Acuer­do de Paz se vea falli­do, para empu­jar a las y los excom­ba­tien­tes a retor­nar al mon­te; quie­ren impo­ner un esta­do de cri­sis colec­ti­va que para­li­ce a las gen­tes del común para que crean que la gue­rra es un des­tino inexo­ra­ble del que no nos pode­mos salvar.

A esa éli­te le con­vie­ne enton­ces man­te­ner la gue­rra en los cam­pos y por eso no ejer­ce el mono­po­lio de la fuer­za, per­mi­tien­do la dispu­ta vio­len­ta en los terri­to­rios de fuer­zas arma­das ile­ga­les inte­gra­das has­ta por car­te­les mexi­ca­nos, que bus­can el con­trol para el des­en­vol­vi­mien­to pleno de las lla­ma­das eco­no­mías ile­ga­les. La gue­rra le sir­ve a esa éli­te para man­te­ner el pie de fuer­za mili­tar intac­to, el pre­su­pues­to exa­ge­ra­do en mate­ria de defen­sa; para reim­plan­tar con todo rigor la Doc­tri­na de Segu­ri­dad Nacio­nal y del “enemi­go interno” que se modi­fi­có en algu­na medi­da en “Damas­co” la Nue­va Doc­tri­na plan­tea­da para el Ejér­ci­to Nacio­nal, que en pers­pec­ti­va posi­ti­va tie­ne miras a moder­ni­zar la fuer­za, colo­car­la a tono con las nor­mas del Dere­cho Inter­na­cio­nal Huma­ni­ta­rio; dicha éli­te bus­ca recu­pe­rar a ese enemi­go interno que les cohe­sio­na­ba y recu­pe­rar su hege­mo­nía polí­ti­ca en el inte­rior de las Fuer­zas Arma­das, en don­de aún tie­nen mucho apo­yo sobre todo en los sec­to­res de la ofi­cia­li­dad retirada.

De otro lado, la gue­rra les sir­ve como excu­sa para ase­diar a Vene­zue­la y jus­ti­fi­car una even­tual inter­ven­ción. Sabo­tean­do la imple­men­ta­ción, trun­can el paso nece­sa­rio para gene­rar un pro­ce­so de tran­si­ción hacia la ver­da­de­ra demo­cra­cia que entra­ña la jus­ti­cia social e impi­den el desa­rro­llo de bue­nas rela­cio­nes en la región par­ti­cu­lar­men­te con la repú­bli­ca bolivariana.

¿Que­dan toda­vía espa­cios para reto­mar ese camino dado que el ELN toda­vía no ha entra­do real­men­te en las negociaciones?

Hoy más que nun­ca SI, sobre todo por el sur­gi­mien­to de la pro­pues­ta de amplia con­ver­gen­cia lla­ma­da El Pac­to His­tó­ri­coque bus­ca con miras a las elec­cio­nes de 2022 inte­grar todas las fuer­zas de izquier­da, pro­gre­sis­tas y sec­to­res que ven nece­sa­ria la trans­for­ma­ción radi­cal del país, com­pren­dien­do la imple­men­ta­ción del Acuer­do de Paz como un paso nece­sa­rio para el avan­ce a la tran­si­ción hacia la demo­cra­cia ver­da­de­ra. El ELN es una fuer­za polí­ti­ca insur­gen­te y beli­ge­ran­te que debe inte­grar el camino para la recons­truc­ción nacio­nal. La paz en Colom­bia, la jus­ti­cia social y polí­ti­ca pasan indis­cu­ti­ble­men­te por un cam­bio de régi­men. El ELN siem­pre ha mani­fes­ta­do y dis­po­si­ción a enta­blar un dia­lo­go con el gobierno; es Duque quien lo ha impe­di­do y ha arre­me­ti­do con­tra Cuba que hoy alo­ja algu­nos diri­gen­tes de esta organización.

¿Cuá­les fue­ron los erro­res de las Farc, en tu opi­nión, en esta fase de la lucha legal?

Bueno, por aho­ra, tal­vez hemos sido tími­dos y tími­das a la hora de hacer polí­ti­ca legal; tal­vez nos ha fal­ta­do más auda­cia para ganar­nos el cora­zón de las mayo­rías nacio­na­les; tal­vez nos hemos demo­ra­do mucho en la fase aque­lla de la nos­tal­gia de aque­lla vida comu­ni­ta­ria en don­de el des­tino era morir como héroes y heroí­nas aun­que sea para peque­ños gru­pos, que a lo mejor rea­li­za­rían des­de lejos, home­na­jes, car­te­les y poe­mas; tal­vez hemos falla­do en la gene­ra­ción de pro­ce­sos peda­gó­gi­cos y de diá­lo­go inter­nos que nos per­mi­tan reco­no­cer­nos en la diver­si­dad y pro­fun­di­zar en los prin­ci­pios éti­cos e ideo­ló­gi­co para for­ta­le­cer la cohe­sión y la pers­pec­ti­va; tal­vez nos han fal­ta­do meca­nis­mos de comu­ni­ca­ción más flui­dos de arri­ba aba­jo y de aba­jo arri­ba; nos ha fal­ta­do tal­vez plan­tear meca­nis­mos de acom­pa­ña­mien­to psi­co­so­cial para la mili­tan­cia para com­pren­der, asi­mi­lar ple­na­men­te el momen­to y avanzar.

¿Qué opi­nas de los com­pa­ñe­ros que se han vuel­to a la gue­rri­lla? ¿Ha inten­ta­do man­te­ner un diá­lo­go con ellos?

Bueno conoz­co allí algu­nas per­so­nas que hubie­sen podi­do apor­tar de for­ma muy crea­ti­va y luci­da en el actual desa­fío de con­vo­car a las mayo­rías nacio­na­les para cam­biar el régi­men polí­ti­co; gen­te que hubie­se podi­do sumar bri­llan­te­men­te en el tema de memo­ria his­tó­ri­ca y la gene­ra­ción de mate­rial artís­ti­co, his­tó­ri­co, lite­ra­rio y filo­só­fi­co, para cons­truir hege­mo­nía popu­lar y con­tra­cul­tu­ra. Creo que des­de el espa­cio en que se encuen­tran, no es posi­ble apor­tar mucho y menos con­quis­tar el poder polí­ti­co para el pue­blo, o alcan­zar una nego­cia­ción mejor que la que tene­mos; sobre todo por­que en Colom­bia, la mayo­ría de la gen­te está has­tia­da de la gue­rra y no ve con bue­nos ojos el rear­me; la gen­te no dis­tin­gue unos de otros, sobre todo en esta eta­pa oscu­ra de recon­fi­gu­ra­ción de gru­pos arma­dos cri­mi­na­les en los territorios. 

De otro lado, bue­na par­te de los y las cama­ra­das que estu­vie­ron en el mon­te, no se van a ir a engro­sar esas filas pues ade­más de seguir el man­da­to colec­ti­vo, se han hecho mayo­res y/​o padres y madres; para muchas muje­res parir, dar teta, estar con esos niños y niñas y no estar obli­ga­do a sepa­ra­se de ellos, cons­ti­tu­ye una ale­gría muy gran­de; muchas com­pa­ñe­ras pasa­ron momen­tos muy duros si bien por la gue­rra, por la sepa­ra­ción de nues­tros seres ama­dos; ocu­rrió no sólo a com­ba­tien­tes, sino a quie­nes fui­mos empu­ja­dos al exi­lio o a la prisión.

Hoy esos y esas cama­ra­das estu­dian, cons­tru­yen pro­pues­tas orga­ni­za­ti­vas des­de los terri­to­rios y las ciu­da­des y si bien viven las ame­na­zas y el dolor de los ase­si­na­tos, tam­bién la ale­gría del reen­cuen­tro con sus fami­lia­res y ami­gos; el anhe­lo de la paz de los excom­ba­tien­tes es gene­ral y la posi­bi­li­dad de tra­ba­jar por la jus­ti­cia social al lado de un pue­blo que empie­za a com­pren­der que no somos mons­truos vio­la­do­res, ni ase­si­nos es una gran motivación.

Es duro decir­lo, pero, no logra­mos ganar cabal­men­te a esas mayo­rías en los muchos años de resis­ten­cia y com­ba­te en el mon­te y tra­ba­jo clan­des­tino orga­ni­za­ti­vo en las ciu­da­des, aún en varias eta­pas con un gran pode­río logís­ti­co e ideo­ló­gi­co; creo sin­ce­ra­men­te que mucho menos aho­ra. Esta­mos en un momen­to de infle­xión his­tó­ri­ca gene­ra­do entre otras cosas por la nego­cia­ción de ese acuer­do, que es un buen Acuer­do de Paz y que no se hubie­se logra­do sin todo el acu­mu­la­do alcan­za­do; es impor­tan­te recor­dar que la solu­ción polí­ti­ca no esta­ba fue­ra de nues­tro espec­tro estra­té­gi­co eso se pue­de cons­ta­tar en las con­fe­ren­cias de las FARC EP.

Invi­to a que se le estu­die, se le com­pa­re con otros acuer­dos, se le vea a la luz de otros acuer­dos de paz en el mun­do, que mire­mos cifras e inclu­so del fenó­meno de la rein­ci­den­cia. En Cen­tro Amé­ri­ca, Áfri­ca y has­ta Euro­pa hay valio­sos ejem­plos que nos per­mi­ten com­pren­der la dimen­sión del Acuer­do de la Haba­na y algu­nas situa­cio­nes que es nor­mal que se den en el pro­ce­so de lucha por su cumplimiento. 

Un Acuer­do de Paz que de una u otra for­ma abor­da las cau­sas y con­se­cuen­cias de la gue­rra, que se ha incor­po­ra­do en la Cons­ti­tu­ción Nacio­nal; que invo­lu­cra a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, que tie­ne el esta­tus de tra­ta­do de paz y sin el cual no se hubie­se gene­ra­do el ambien­te pro­pi­cio para que Gus­ta­vo Petro alcan­za­ra los 8 millo­nes de votos en 2018; un acuer­do sin el cual hoy no ten­dría­mos a más de 1500 mili­ta­res con­tán­do­le al país, quién dio la orden, quién ase­si­nó a nues­tros seres que­ri­dos, con­tan­do inclu­so su pro­pio dra­ma como inte­gran­tes muchos de ellos de los sec­to­res populares.

Ese Acuer­do que le ha cam­bia­do a la dere­cha los pre­mios, meda­llas y ova­cio­nes por recla­mos y exi­gen­cias de su imple­men­ta­ción, por par­te de gobier­nos como el bri­tá­ni­co, los mis­mos Esta­dos Uni­dos, las Nacio­nes Uni­das; ese acuer­do de paz que hoy por hoy ya no es nues­tro como ex FARC o Comu­nes, es de los colom­bia­nos y colom­bia­nas, por eso su imple­men­ta­ción está en dispu­ta y hace par­te de las agen­das de orga­ni­za­cio­nes, femi­nis­tas, indí­ge­nas, cam­pe­si­nas, estu­dian­ti­les, juve­ni­les, y es par­te de la pla­ta­for­ma del Gran Pac­to His­tó­ri­co, por­que res­pon­de no a las nece­si­da­des de nues­tra orga­ni­za­ción sino de la gente.

Decir que el Acuer­do de paz de la Haba­na es falli­do, ade­más de ser fal­so, menos­pre­cia la capa­ci­dad de trans­for­ma­ción de suje­tos y suje­tas polí­ti­cas que todos los días tra­ba­jan por la paz y la demo­cra­cia des­de los terri­to­rios, ponien­do el pecho; dis­tor­sio­na las pro­yec­cio­nes que tene­mos como país y ahon­da en la incer­ti­dum­bre que bus­ca sem­brar la derecha.

No creo que des­de la direc­ción aho­ri­ta se inten­te un diá­lo­go con esos com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras y, des­de las bases creo que en tér­mi­nos gene­ra­les no lo hemos tenido.

Hay mucho deba­te sobre la Jus­ti­cia Tran­si­cio­nal entre quie­nes qui­sie­ran que uste­des abju­ren o que pase una espe­cie de «teo­ría de dos demo­nios» como inten­ta­ron hacer pasar en Argen­ti­na, para poner las res­pon­sa­bi­li­da­des de los para­mi­li­ta­res y del Esta­do al mis­mo nivel que las de la gue­rri­lla. ¿Como están las cosas?

En el Acuer­do se logró esta­ble­cer que los des­ti­na­ta­rios de este com­po­nen­te sean: com­ba­tien­tesque sus­cri­bie­ron el acuer­do final con el gobierno nacio­nal; ter­ce­ros que son per­so­nas que volun­ta­ria­men­te deci­den some­ter­se a la Juris­dic­ción espe­cial para la Paz, aquí va pasan­do que en los tes­ti­mo­nios de unos y otros y tam­bién de las víc­ti­mas, van obli­gan­do a aque­llos ter­ce­ros a com­pa­re­cer; miem­bros de la fuer­za públi­ca; y, final­men­te agen­tes esta­ta­les no inte­gran­tes de la fuer­za pública.

Las san­cio­nes que plan­tea este tri­bu­nal son de carác­ter res­tau­ra­ti­vo en el caso de que se apor­te la ver­dad y se reco­noz­ca la res­pon­sa­bi­li­dad. San­cio­nes como rea­li­za­ción de obras de repa­ra­ción del daño cau­sa­do y res­tric­ción de la liber­tad no pre­ci­sa­men­te en cár­ce­les. Si se reco­no­ce res­pon­sa­bi­li­dad tar­día­men­te se pue­den impo­ner de 5 a 8 en esta­ble­ci­mien­to car­ce­la­rio; y a quien se encuen­tre cul­pa­ble y no reco­noz­ca se le pri­va­rá de su liber­tad entre 15 y 20 años.

Pero, más allá del tipo de penas, la ver­dad tam­bién pue­de ser una nece­si­dad de los vic­ti­ma­rios; esta sema­na lue­go de varias soli­ci­tu­des, el padre jesui­ta Fran­cis­co de Roux que enca­be­za la comi­sión de la Ver­dad, ha acep­ta­do que el exje­fe para­mi­li­tar, Sal­va­to­re Man­cu­so pue­da decla­rar en dicha comi­sión fren­te a pren­sa, vic­ti­mas e inte­gran­tes de la comu­ni­dad inter­na­cio­nalRecor­de­mos que Man­cu­so fue extra­di­ta­do a Esta­dos Uni­dos por Álva­ro Uri­be en el 2008, Man­cu­so en ese enton­ces dijo que fue trai­cio­na­do por Uri­be y que tenía varias cosas que contar.

El infor­me de la JEP arro­jó más luz sobre el carác­ter vio­len­to del Esta­do colom­biano, que impi­de cual­quier posi­bi­li­dad de que la opo­si­ción actúe con segu­ri­dad en demo­cra­cia, y esto des­de el ase­si­na­to de Gai­tán. ¿Qué impac­to ha teni­do en el pue­blo y en la izquier­da colom­bia­na esto infor­me aho­ra que se está inten­tan­do lle­var a Uri­be a juicio?

Esta últi­ma reve­la­ción se refie­re al infor­me que pre­sen­ta la JEP con la cifra de 6.402 civi­les ase­si­na­dos por el ejér­ci­to nacio­nal y pre­sen­ta­dos como gue­rri­lle­ros muer­tos en com­ba­te. Has­ta hoy se van des­ta­pan­do más fosas comu­nes y más mili­ta­res soli­ci­tan com­pa­re­cer, es decir, que ese núme­ro va a seguir cre­cien­do. Esta­mos hablan­do de ase­si­na­tos ocu­rri­dos duran­te los gobier­nos de Álva­ro Uri­be Vélez don­de se pre­sen­ta­ron las cifras de más de 13 mil insur­gen­tes “dados de baja” en com­ba­te, lo que quie­re decir, que la mitad de esos muer­tos no eran gue­rri­lle­ros ni guerrilleras.

Estas reve­la­cio­nes van expli­can­do por qué el actual gobierno y su par­ti­do han tra­ta­do de todas las for­mas de modi­fi­car la estruc­tu­ra de la JEP impo­nien­do obje­cio­nes o dis­tor­sio­nan­do su papel. La JEP va enton­ces cobran­do legi­ti­mi­dad como ins­tan­cia res­pon­sa­ble de apro­xi­mar­se a la ver­dad del con­flic­to y repa­rar los dere­chos de las víc­ti­mas, mos­tran­do las prue­bas feha­cien­tes de varios secre­tos a voces. Va mos­tran­do mucha más efec­ti­vi­dad sobre la jus­ti­cia ordi­na­ria y dejan­do en ridícu­lo a la fis­ca­lía, el bra­zo jurí­di­co del Cen­tro Demo­crá­ti­co, el par­ti­do del gobierno.

Gol­pean la ima­gen del Ejér­ci­to Nacio­nal, cuya ofi­cia­li­dad puso cien­tos de mucha­chos de los sec­to­res popu­la­res de Colom­bia a ase­si­nar a sus com­pa­trio­tas, por un pollo asa­do, algu­nos días de des­can­so u otras dadi­vas las­ti­me­ras que mues­tran el des­pre­cio de esos jefes por las cla­ses bajas. Reve­la de otra par­te que la lla­ma­da Segu­ri­dad Demo­crá­ti­ca de Uri­be Vélez no era otra cosa que la Doc­tri­na de Segu­ri­dad Nacio­nal y el enemi­go interno que no es otro que la gen­te pobre que la ponen a matar, pone los muer­tos y se come las mentiras. 

Esos vie­jos mili­ta­res que hoy se nie­gan al cam­bio de doc­tri­na y que des­de­ñan de la JEP, con estas reve­la­cio­nes que­dan muy mal por­que ellos fue­ron los que dije­ron las men­ti­ras fren­te a nues­tros tele­vi­so­res y lue­go se nos pre­sen­ta­ron como héroes de la patria a los que tira­mos flo­res y besos en las fies­tas patrias. Allí en esa fuer­za hay gen­te dig­na y es impor­tan­te que en este pro­ce­so de reve­la­cio­nes se logre impo­ner la doc­tri­na de un Ejér­ci­to nacio­nal que vie­ne de la heroi­ca bata­lla de Boya­cá en 1819, y reen­ca­mi­nar su accio­nar como pro­tec­tor de la vida y el man­da­to de los y las ciu­da­da­nas y no como el vil ins­tru­men­to de una cas­ta nar­co­tra­fi­can­te y asesina.

Un impac­to con­cre­to es sobre las vic­ti­mas que van encon­tran­do nom­bres y res­pon­sa­bi­li­da­des pre­ci­sa en lo que se refie­re a sus muer­tos. Esas víc­ti­mas, fami­lia­res, ami­gos y pare­jas de esos jóve­nes muchos de las cua­les vota­ron por Álva­ro Uri­be y veían des­de las ciu­da­des el con­flic­to como un acon­te­ci­mien­to lejano, van des­cu­brien­do las men­ti­ras detrás del con­flic­to arma­do, don­de los mons­truos no eran pre­ci­sa­men­te los que ellos lla­ma­ban a tra­vés de la gran pren­sa “los terro­ris­tas de las Farc”.

De otro lado, hay un sen­ti­mien­to de indig­na­ción gene­ra­li­za­do, sin embar­go, hay que tener en cuen­ta que los medios de infor­ma­ción en Colom­bia siguen en manos de las oli­gar­quías loca­les por lo que la noti­cias empie­za a disi­par­se rápi­do. Colom­bia por otra par­te, ha vivi­do en una men­ti­ra per­ma­nen­te por más de 50 años, por lo que algu­nas ver­da­des que van aflo­ran­do tal­vez no tie­nen mayo­res reso­nan­cias, otras nos van cos­tan­do asi­mi­lar­las y otras podrían des­atar reac­cio­nes muy difí­ci­les de calcular.

Se han des­ata­do des­pués de esto varios acti­vis­mos ciu­da­da­nos y los pro­pios des­de la izquier­da y sus ban­ca­das o el Movi­mien­to de Víc­ti­mas de Crí­me­nes de Esta­do, acti­van­do audien­cias de con­trol polí­ti­co en el Con­gre­so, gene­ran­do mate­rial peda­gó­gi­co, pegan­do car­te­les en las calles que en la noche son arran­ca­dos por sol­da­dos y poli­cías, res­pon­dien­do a las patra­ñas de los cua­dros del par­ti­do de gobierno que insis­ten en mos­trar con argu­men­tos bas­tan­te cíni­cos a Álva­ro Uri­be Vélez como la figu­ra más insig­ne del país.

Como sea, para la izquier­da la ver­dad es con­di­ción impe­ra­ti­va para la recons­truc­ción nacio­nal, eso es cla­ve para con­fi­gu­rar una iden­ti­dad dig­ni­fi­ca­da que nos de vida como nación, para avan­zar hacia un pro­yec­to colec­ti­vo, en el que el con­sen­so es la demo­cra­cia pro­fun­da y la paz.

Has­ta aho­ra, tan­to a tra­vés del frau­de como del ase­si­na­to, siem­pre se ha impe­di­do que la izquier­da gane y gobier­ne. ¿Es posi­ble ganar las elec­cio­nes en Colom­bia, un esta­do que sabe­mos que es la mano dere­cha de Esta­dos Uni­dos en Amé­ri­ca Lati­na? ¿Y cómo pien­sa orga­ni­zar­se Comu­nes entre aho­ra y las elecciones?

Esta­mos con­ven­ci­dos y con­ven­ci­das de que es posi­ble que gane un can­di­da­to de la izquier­da y si no de izquier­da por lo menos que res­pon­da al Pac­to His­tó­ri­co y a los obje­ti­vos que allí se han pro­pues­to de enrum­bar el país hacía un pro­ce­so de demo­cra­ti­za­ción real y de avan­ce hacía la paz esta­ble y dura­de­ra. Ese Pac­to está sien­do inte­gra­do has­ta aho­ra, no sólo por par­ti­dos de izquier­da, sino por orga­ni­za­cio­nes que tra­ba­jan las rei­vin­di­ca­cio­nes de diver­sos sec­to­res como indí­ge­nas, afro­co­lom­bia­nos, sin­di­ca­les; algu­nos libe­ra­les y de la lla­ma­da cen­tro dere­cha. Se plan­tea enton­ces como un pac­to que, como un con­tra­to social, se cons­tru­ya des­de la volun­tad mayoritaria.

Así que, el pro­ce­so de con­fi­gu­ra­ción del pac­to cons­ti­tu­ye en si mis­mo, no el ini­cio de un pro­ce­so elec­to­ral, sino los pri­me­ros pasos para refun­dar legí­ti­ma­men­te el país. El pac­to debe enten­der­se enton­ces como un pro­ce­so social y no como una estra­te­gia elec­to­ral; en esa pro­pues­ta hay todo un acu­mu­la­do impor­tan­te de luchas y de apren­di­za­jes; el Acuer­do de Paz es par­te de ese acumulado.

El reto es enton­ces sumar a las mayo­rías a ese diá­lo­go nacio­nal y tra­ba­jar no sólo en el voto, sino en la vigi­lan­cia, en la denun­cia y en la orga­ni­za­ción. Sobre lo que es posi­ble en cuan­to al poder popu­lar y los Esta­dos Uni­dos, hay muchas expe­rien­cias que nos han dado lec­cio­nes impor­tan­tí­si­mas de que los grin­gos no son inven­ci­bles, que la uni­dad popu­lar lo pue­de lograr y que hay coyun­tu­ras que se pue­den pres­tar mejor para nues­tros pro­pó­si­tos y debe­mos aprovechar.

Sobre Comu­nes, le comen­to Geral­di­ne que en la pasa­da asam­blea extra­or­di­na­ria que men­cio­né antes, se esta­ble­ció como man­da­to colo­car toda nues­tra fuer­za y acu­mu­la­do en la con­ver­gen­cia. Allí orde­na­mos a la direc­ción nacio­nal que en pleno se cree un comi­té elec­to­ral con­for­ma­do por las direc­cio­nes depar­ta­men­ta­les del par­ti­do en todo el país, para jun­to a nues­tros par­la­men­ta­rios y par­la­men­ta­rias defi­nir los meca­nis­mos y estra­te­gias para avan­zar en los obje­ti­vos. La imple­men­ta­ción del Acuer­do de Paz, la segu­ri­dad de excom­ba­tien­tes y mili­tan­tes pasan nece­sa­ria­men­te por el cam­bio de régi­men y nues­tras miras nun­ca han deja­do de estar en el poder polí­ti­co. Esta es una opor­tu­ni­dad de oro, no en el mon­te ais­la­dos de las mayo­rías luchan­do solos y solas con­tra el mun­do, sino en diá­lo­go y tra­ba­jo con el pue­blo del que hace­mos parte.

Tu vives en Vene­zue­la como repre­sen­tan­te del par­ti­do Comu­nes. ¿Qué acti­vi­da­des rea­li­za el par­ti­do y cuál es su aná­li­sis de la situa­ción vene­zo­la­na en el con­tex­to de los cons­tan­tes ata­ques que lle­va a cabo el gobierno colom­biano de Iván Duque?

Soy de la direc­ción polí­ti­ca de una estruc­tu­ra Local del Par­ti­do en Vene­zue­la, detrás de ello hay un tras­fon­do muy boni­to, por­que hablar de que exis­te en Vene­zue­la una estruc­tu­ra local, que es una ins­tan­cia inter­me­dia de toda la estruc­tu­ra orgá­ni­ca nacio­nal de Comu­nes, es de algu­na mane­ra asu­mir a Vene­zue­la par­te de un mis­mo terri­to­rio. Eso ha sur­gi­do sin pro­po­nér­nos­lo sino más bien impues­to por la reali­dad de la región en la que este país ha aco­gi­do una pobla­ción enor­me de Colom­bia des­pla­za­da por la gue­rra y/​o la cri­sis eco­nó­mi­ca. De otro lado, Chá­vez sem­bró un pro­fun­do sen­ti­mien­to de her­man­dad y nos devol­vió en la resig­ni­fi­ca­ción de la figu­ra de Bolí­var un pasa­do, glo­rio­so y una pro­yec­ción común.

En lo inme­dia­to, aquí esta­mos tra­ba­jan­do con las fuer­zas polí­ti­cas de la colom­bia­ni­dad, el lla­ma­do Pac­to His­tó­ri­co que se ini­ció allá, con el obje­ti­vo de orien­tar aquí en Vene­zue­la, el voto colom­biano hacía las repre­sen­ta­cio­nes que des­de el pac­to se con­sen­suen. Para ello pri­me­ro debe­mos entre otras cosas, empren­der algu­nas accio­nes para el res­ta­ble­ci­mien­to de los ser­vi­cios con­su­la­res que ha reti­ra­do la can­ci­lle­ría colom­bia­na en el mar­co de las rela­cio­nes rotas.

Hemos plan­tea­do jus­ta­men­te des­de este espa­cio de con­ver­gen­cia, que, dados nues­tros lazos his­tó­ri­cos de her­ma­na­mien­to es urgen­te que un nue­vo gobierno en Colom­bia, res­ta­blez­ca las rela­cio­nes diplo­má­ti­cas entre los dos paí­ses; la acti­tud hos­til del gobierno de Duque, ha afec­ta­do pro­fun­da­men­te a la gen­te del común, que no pue­de ges­tio­nar nin­gún docu­men­to, regis­trar a hijos e hijas o atra­ve­sar libre­men­te una fron­te­ra tre­men­da­men­te acti­va tenien­do a fami­lia­res y ami­gos de uno u otro lado del territorio.

Por otro lado, el sabo­teo a la imple­men­ta­ción del Acuer­do de Paz, que con­tie­ne unos meca­nis­mos para com­ba­tir a las ban­das suce­so­ras del para­mi­li­ta­ris­mo, for­ta­le­ce a estos gru­pos que, en la fron­te­ra, bus­can la con­so­li­da­ción de nego­cios cri­mi­na­les basa­dos en el trá­fi­co de dro­ga, el con­tra­ban­do, el engro­sa­mien­to de sus filas entre la pobla­ción migran­te, entre otros. Si bien el para­mi­li­ta­ris­mo ya no es una polí­ti­ca de Esta­do en Colom­bia, “los mucha­chos” están pres­tos a cual­quier encar­gui­to que les ten­gan sus patro­nes polí­ti­cos de uno u otro lado de la fron­te­ra. Para un ejem­plo, Guai­dó, el auto­pro­cla­ma­do, regis­tra­do en algu­nas fotos con los lla­ma­dos Ras­tro­jos en el 2019.

Se requie­re enton­ces, un gobierno sobe­rano, que no se pres­te para los pla­nes de otros gobier­nos y que res­pe­te a su vez, la sobe­ra­nía de la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la. La colom­bia­ni­dad en Vene­zue­la y la enor­me pobla­ción bina­cio­nal requie­re un gobierno que no fal­see la his­to­ria común de nues­tros pue­blos y que no aúpe la xeno­fo­bia para sem­brar el odio y jus­ti­fi­car una con­fron­ta­ción militar.

Esta­mos ela­bo­ran­do varias pro­pues­tas y plan­tean­do unas mesas de tra­ba­jo de la colom­bia­ni­dad en todo el terri­to­rio vene­zo­lano para tra­zar unas líneas del pro­gra­ma que debe­ría asu­mir el can­di­da­to a la curul en el exte­rior y otras pro­pues­tas sobre el mane­jo que con­si­de­ra­mos se debe dar a las rela­cio­nes con este, que es tam­bién nues­tro país.

Duque está tra­tan­do de embol­sar­se dine­ro de Esta­dos Uni­dos y Euro­pa con el pre­tex­to de los migran­tes vene­zo­la­nos. ¿Cómo viven los colom­bia­nos en Venezuela?

La colom­bia­ni­dad como los y las nacio­na­les, sufre los emba­tes de la gue­rra eco­nó­mi­ca impues­ta con­tra Vene­zue­la, del mis­mo modo, reci­be los bene­fi­cios que ha logra­do man­te­ner la revo­lu­ción; recien­te­men­te un mili­tan­te nues­tro, víc­ti­ma del con­flic­to y refu­gia­do, fue noti­fi­ca­do de ser bene­fi­cia­rio de la entre­ga de vivien­da; por allí se sigue avanzando.

Tam­bién hemos sido lla­ma­dos por el gobierno, jun­to con resi­den­tes de otras nacio­na­li­da­des a apor­tar en mesas de tra­ba­jo con pro­pues­tas para la cons­truc­ción del pró­xi­mo plan de gobierno. Muchas diri­gen­tes barria­les que orien­tan ese pro­ce­so des­de los terri­to­rios son colom­bia­nas; ellas diri­gen, con­vo­can y tra­ba­jan todos y cada uno de sus días como núcleo de la demo­cra­cia par­ti­ci­pa­ti­va y pro­ta­gó­ni­ca plan­tea­da en la Cons­ti­tu­ción nacional.

¿Cuál es la situa­ción de Simón Tri­ni­dad, de las y los pre­sos en Colom­bia y en los EEUU? ¿Por­que no fue­ron inclui­dos en los acuer­dos de paz?

En el mar­co del acuer­do de paz, los y las cama­ra­das de la direc­ción hicie­ron varios inten­tos de traer nue­va­men­te a la liber­tad a Simón Tri­ni­dad; fue nom­bra­do como voce­ro de la mesa por par­te de las FARC EP, se plan­teó su extra­di­ción por un ter­cer país; se habló direc­ta­men­te con dele­ga­dos del gobierno nor­te­ame­ri­cano y nada fue posi­ble. El mis­mo Simón cuan­do supo que su par­ti­ci­pa­ción en el pro­ce­so fue una con­di­ción de la orga­ni­za­ción para con­ti­nuar las nego­cia­cio­nes, pidió avan­zar en los obje­ti­vos supe­rio­res como la paz del pue­blo colom­biano, sin que su libe­ra­ción fue­ra un obstáculo.

Refren­da­dos los acuer­dos se espe­ró con gran expec­ta­ti­va que Oba­ma le die­ra el indul­to; el bene­fi­cia­rio fue el diri­gen­te Puer­to­rri­que­ño Oscar López que tam­bién lo mere­cía. Simón fir­mó el Acuer­do y se aco­gió a la JEP, por lo que actual­men­te se exi­ge que se le res­pe­ten sus dere­chos de ex com­ba­tien­te. Lue­go del acuer­do las con­di­cio­nes de Simón mejo­ra­ron un poco, pue­de ver la luz del sol, estu­diar y char­lar con otros pri­sio­ne­ros, pero, sigue pri­va­do de la liber­tad, por lo que el par­ti­do con­ti­núa tra­ba­jan­do en su libe­ra­ción a tra­vés de la cam­pa­ña Simón Tri­ni­dad Dig­ni­dad es Liber­tad que segu­ra­men­te han vis­to en varios espacios.

La repa­tria­ción es posi­ble si el gobierno colom­biano la soli­ci­ta a las auto­ri­da­des esta­dou­ni­den­ses, por lo que ten­dría­mos una luz, si en Colom­bia el poder polí­ti­co que­da en manos de alguien que garan­ti­ce la ple­na imple­men­ta­ción del Acuer­do, tam­bién aquí el Pac­to His­tó­ri­co se nos seña­la como el camino.

Com­pa­ñe­ra Geral­di­ne los y las pri­va­das de liber­tad si se encuen­tran inclui­dos en el Acuer­do de la Haba­na. En total han sido libe­ra­dos des­de la fir­ma has­ta aho­ra, 3.365 cama­ra­das y per­ma­ne­cen sin liber­tad 291, de los cua­les 186 son fir­man­tes del Acuer­do, estan­do acre­di­ta­dos por la Ofi­ci­na del Alto Comi­sio­na­do de Paz del Gobierno. No se ha cul­mi­na­do el pro­ce­so total por negli­gen­cia de este gobierno; los otros están en obser­va­ción por múl­ti­ples cau­sas, deli­tos come­ti­dos pos­te­rior­men­te a la fir­ma, los jefes o jefas que podrían reco­no­cer­los han muer­to, entre muchas otras cosas. Es un pro­ce­so complejo.

La situa­ción de estos cama­ra­das es pre­ca­ria como la de todos y todas las pri­va­das de liber­tad en Colom­bia: haci­na­mien­to, fal­ta de cubri­mien­to en salud, mala ali­men­ta­ción, pro­ble­mas gra­ves de higie­ne, hemos teni­do casos real­men­te difí­ci­les con cama­ra­das enfer­mos, auto cui­dán­do­se en medio de la pan­de­mia. Si el país es un desas­tre ima­gi­nen sus cár­ce­les. Eso tie­ne que cambiar.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *