Una vez más, el 8M nos concentramos para reivindicar el día de la Mujer Trabajadora, apoyando la convocatoria de huelga general en los cuatro ejes (cuidados, educación, de consumo y laboral). No como un acto de celebración, sino para seguir luchando por todos aquellos derechos que se nos niegan por ser mujeres, trabajadoras y andaluzas.
Estamos viviendo una pandemia que está afectando a la mujer tanto en el campo laboral
como en la convivencia familiar, debido al confinamiento por estar al lado de sus
maltratadores.
Somos las mujeres las que seguimos padeciendo en el ámbito laboral situaciones
extremas (no olvidemos el aumento de paro femenino), pasando por momentos en los
que se vulneran muchos de nuestros derechos; como en el caso de la huelga de las
envasadoras y manipuladoras de Almería, al igual que en otros sectores de servicios
como el de las limpiadoras y la Ayuda a domicilio, donde se manifiesta claramente el
abuso de la patronal y de los empresarios en unos trabajos muy feminizados con salarios
empobrecidos y con una tasa alta de explotación (llegando a rozar la semi esclavitud).
Además, seguimos padeciendo una brecha salarial que hace que las andaluzas cobremos
de media 6000 euros menos que los hombres, y también que se doblen los contratos a
tiempo parcial.
Siempre se nos ha tachado a las andaluzas como vagas para trabajar, cuando es
totalmente incierto: las mujeres somos trabajadoras, sin las mujeres no hay pueblo que
consiga su libertad. Recordemos que somos el género oprimido y que realizamos los
trabajos más feminizados y empobrecidos, y sin embargo somos las que salimos a
luchar todos los días por algo tan sencillo como es exigir nuestros derechos.
El patriarcado, compañeras, nos teme por una sencilla razón: somos las cuidadoras, las
maestras, las mujeres de las fábricas, las sanitarias, las raperas, las educadoras, las
trabajadoras sociales, las limpiadoras, las estudiantes, las cocineras y tantas más
profesionales las que movemos el mundo. No queremos limosnas, queremos lo que es
nuestro. Nuestras ancestras nos abrieron el camino, muchas de ellas incluso dieron sus
vidas. No podemos callarnos, debemos alzar las voces todas juntas, unidas para
conseguir un objetivo en común: derrotar a nuestros enemigos, el patriarcado y el
capitalismo.
Desde AEP no podemos olvidarnos este 8M además de denunciar la injustificable
agresión a una niña de 14 años en Linares, ni de las detenciones de algunas mujeres en
los altercados posteriores que sucedieron allí con el ensañamiento de la brutal represión
de la policía. Tampoco podemos olvidarnos de las inconcebibles sentencias judiciales de
las violaciones grupales a unas niñas, de la lucha por el despido de la compañera Vanesa
Sánchez por ser sindicalista, ni de la mujer que perdió un ojo por unas balas de goma de
las fuerzas represoras del estado, ni tampoco de esas jornaleras de los asentamientos
calcinados de Almería y Huelva que viviendo en chabolas han perdido días de trabajo y
lo poco que tenían para subsistir. Vamos a seguir nuestra lucha apoyando y
solidarizándonos con todas las presas políticas de otras partes del mundo, como es el
caso de la presa palestina feminista Khalida Jarrar arrestada por 70 militares israelíes y
condenada a dos años de prisión. Por último, queremos recordar que en el año 2020
fueron 43 mujeres las asesinadas por sus parejas o exparejas en este estado español,
encabezando estas cifras Andalucía. Y solo en lo que llevamos de 2021 son 12 las
mujeres asesinadas.
Las mujeres andaluzas no queremos ser asesinadas, ni explotadas, ni invisibles. Y por
eso, a pesar de todas las trabas que se nos han impuesto para concentrarnos este 8M, la
mujeres trabajadoras están hoy presentes y la lucha feminista sigue. ¡Por una Andalucía
libre con mujeres y hombres libres!
VIVA LA LUCHA FEMINISTA, VIVA EL 8M
Francisco Vílchez
Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.
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