Cuba. Ley Helms-Bur­ton cum­ple 25 años de asfi­xiar economía

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de mar­zo de 2021.

A 25 años hoy de su fir­ma, la esta­dou­ni­den­se Ley para la Liber­tad y la Soli­da­ri­dad Demo­crá­ti­ca Cuba­nas, o Helms-Bur­ton como se le cono­ce, man­tie­ne sus pro­pó­si­tos de asfi­xiar eco­nó­mi­ca­men­te a Cuba e impo­si­bi­li­tar su desa­rro­llo.
Así lo mani­fes­tó el pre­si­den­te de la nación cari­be­ña, Miguel Díaz-Canel, quien ante la acti­va­ción del Títu­lo III de la nor­ma­ti­va, en mayo de 2019, denun­ció en su cuen­ta de Twit­ter que la legis­la­ción nor­te­ame­ri­ca­na ata­ca la sobe­ra­nía de ter­ce­ros paí­ses e inten­ta des­truir a la Revo­lu­ción cubana.

Fir­ma­da el 12 de mar­zo de 1996 por el pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano William Clin­ton (1993−2001), la Ley Helms-Bur­ton apun­tó des­de su sur­gi­mien­to a una inter­na­cio­na­li­za­ción del blo­queo eco­nó­mi­co, comer­cial y finan­cie­ro impues­to por Esta­dos Uni­dos a la isla.

La extra­te­rri­to­ria­li­dad en su apli­ca­ción es una de las cues­tio­nes que la con­vier­te en vio­la­to­ria de nume­ro­sos esta­tu­tos del dere­cho inter­na­cio­nal acer­ca de las rela­cio­nes polí­ti­cas y económicas.

Sobre ello varias nacio­nes y entes inter­na­cio­na­les han emi­ti­do pro­nun­cia­mien­tos de con­de­na, entre los cua­les están el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos, la Comu­ni­dad de Esta­dos del Cari­be, y miem­bros de la Unión Europea.

Uno de los acá­pi­tes que más recha­zo gene­ra es el Títu­lo III de la nor­ma­ti­va, pues per­mi­te radi­car deman­das en cor­tes esta­dou­ni­den­ses con­tra per­so­nas o enti­da­des que reali­cen tran­sac­cio­nes con pro­pie­da­des nor­te­ame­ri­ca­nas nacio­na­li­za­das por Cuba lue­go de enero de 1959.

Varias com­pa­ñías como Meliá Hotels Inter­na­tio­nal S.A., MSC Crui­se S.A. y Nor­we­gian Crui­se Line estu­vie­ron invo­lu­cra­das en que­re­llas lue­go des­es­ti­ma­das; aun­que según el Con­se­jo Eco­nó­mi­co y Comer­cial de Esta­dos Uni­dos-Cuba, las más per­ju­di­ca­das en el pri­mer año de apli­ca­ción eran las empre­sas norteñas.

Ese hecho, y tam­bién que el núme­ro de plei­tos inter­pues­tos fue­ra muy infe­rior al pre­vis­to, lle­va­ron a per­so­nas como John Bellin­ger, ase­sor legal del Depar­ta­men­to de Esta­do duran­te el man­da­to de Geor­ge W. Bush (2001−2009), a con­si­de­rar la acti­va­ción del Títu­lo III como un fracaso.

Pero más allá de lo cuan­ti­ta­ti­vo, el efec­to disua­si­vo e inti­mi­da­to­rio de la polí­ti­ca de Washing­ton tuvo sal­dos nega­ti­vos para el país anti­llano, como reco­ge el infor­me a la Asam­blea Gene­ral de las Nacio­nes Uni­das sobre el impac­to del blo­queo entre mar­zo de 2019 y abril de 2020.

Ope­ra­cio­nes comer­cia­les, accio­nes de coope­ra­ción y pro­yec­tos de inver­sión extran­je­ra que esta­ban en dife­ren­tes nive­les de desa­rro­llo fue­ron can­ce­la­dos; y tam­bién reper­cu­tió en las ins­ti­tu­cio­nes ban­ca­rio-finan­cie­ras, las cua­les rehú­san tra­ba­jar con enti­da­des cuba­nas por temor a ser sancionadas.

Un cuar­to de siglo des­pués la Ley Helms-Bur­ton con­ti­núa pre­sio­nan­do la eco­no­mía de la isla, pero su apli­ca­ción, dijo Díaz-Canel, ‘no deten­drá la mar­cha de los cubanos’.

Fuen­te: Pren­sa Latina

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