Por Mikel Insausti. Resumen Latinoamericano, 21 de marzo de 2021.
Ya sea en el documental, o ya sea en la ficción, el escocés Kevin Macdonald tiene sobrada experiencia a la hora de tratar el cine político como para no caer en maniqueismos o tendenciosidades, pero siempre hay un sector de la crítica dispuesto a ver los fantasmas de la demagogia cada vez que una película progresista aborda casos reales de violación de los derechos humanos.
A mi modo de entender “The Mauritanian” (2021) no chantajea emocionalmente al espectador en ningún instante, y otra cuestión es que haya quien quiera interpretar de forma torticera el hecho de que Macdonald busque un rastro de humanidad en medio de la barbarie, recordándonos que las personas están por encima del sistema y tienen sentimientos lícitos, por más que el poder pretenda utilizarlas como meros peones, a base de controrlar sus emociones, de miedo o de odio, mediante el uso de la fuerza y en beneficio propio.
Quiero decir que “The Mauritanian” (2021) es ante todo una película de personajes bajo la presión de un estado del terror, el impuesto por Donald Rumsfeld y George Bush Jr. con la aplicación de la AUMF, Autorización para el Uso de la Fuerza Militar. Macdonald adapta el libro de memorias carcelarias “Guantanamo Diary”, construyendo su dramaturgia en torno al conflicto triangular representado por el preso musulmán Mohamedou Ould Slahi, la abogada y activista Nancy Hollander, y el fiscal del ejército estadounidense Stuart Couch.
La plasmación actoral de estas tres identidades no puede ser más equidistante y ajena a cualquier partidismo, gracias a las magistrales interpretaciones de Tahar Rahim, Jodie Foster y Benedict Cumberbatch. La película respeta sus respectivas motivaciones e ideas, porque no es una muestra del género judicial al uso, y no se trata de encontrar culpables o inocentes, sino de denunciar las torturas que se practican fuera de la ley.
Fuente: Gara