Por Pan Y Rosas, Resumen Latinoamericano, 1 de marzo de 2021.
Primero, las declaraciones de la ministra de sanidad diciendo que “no ha lugar” las movilizaciones del 8M. Después, la prohibición en Madrid para aquellas manifestaciones que superen las 500 personas. Quieren desactivar la fuerza del movimiento de mujeres en las calles, con medidas antidemocráticas que vulneran el derecho de manifestación.
La excusa de la pandemia para poner “aforo” a las manifestaciones del 8M en Madrid parece perfecta para el gobierno. Claro, que, cuando ha habido manifestaciones de la derecha, no se han puesto a contar cuántos se movilizaban. ¿Y desde cuándo el gobierno tiene el super poder extraordinario de prohibir manifestaciones, según le plazca, con la excusa de la sanidad pública?
La verdad es que no les preocupa tanto la sanidad pública cuando miles de personas viajan todos los días en metros llenos para ir a trabajar, ni cuando miles de trabajadoras esenciales, en sectores de limpieza, en hospitales o residencias, han tenido que exponerse al contagio todos estos meses, sin buenas condiciones sanitarias. No les preocupa tanto la sanidad de las trabajadoras migrantes, sin papeles, a las que se han negado a regularizar durante la pandemia, llegando al caso de que mujeres mayores sin papeles no formarán parte de los planes de vacunación.
A este gobierno no le preocupa mucho la salud de las trabajadoras, cuando, por ejemplo, las Kellys tienen que doblarse todos los días la espalda, soportando enfermedades laborales no reconocidas, y aguantar la precariedad que implican las externalizaciones. Tampoco les ha preocupado mucho las condiciones sanitarias de las jornaleras, expuestas a todo tipo de abusos, producto de una ley de extranjería que este gobierno no está dispuesto a derogar. Ni les importa demasiado la sanidad de las trabajadoras del hogar, que no tienen ni derecho al paro ni a vacaciones pagadas, y que vienen exigiendo hace años que sean reconocidas en el sistema de la seguridad social como el resto de trabajadores.
Pero ahora, con la excusa del coronavirus, prohíben en Madrid las manifestaciones del 8M que superen las 500 personas. Como si desde el movimiento de mujeres no fuéramos capaces de “cuidarnos solas”, garantizando nuestras propias medidas de seguridad y distancia social.
Esta medida totalmente antidemocrática no es la primera de este tipo. Gracias a los “super poderes” del Estado de alarma, que ha implicado un refuerzo del control policial de las calles, la delegación del gobierno central en Madrid ya prohibió hace unas semanas la movilización antimonárquica convocada para el 14F por decenas de colectivos sociales y de la izquierda. También prohibieron una manifestación de pensionistas. Han encontrado la mejor excusa para determinar de forma autoritaria quién se puede movilizar o no. Una total vulneración del derecho de manifestación.
Lamentablemente, la respuesta de la Comisión 8M de Madrid ha sido no confrontar con el gobierno, y en cambio, negociar la descentralización de las manifestaciones del 8M en cuatro concentraciones separadas por la ciudad, con un aforo no superior a las 500 personas. Incluso, han llegado a plantear en las redes sociales de la Comisión 8M que “Para nosotras el éxito no está en el número de personas que salga a la calle, sino en cómo vamos día a día transformando la sociedad”. Claro que la lucha no se reduce a un solo día, pero esto no puede ser la excusa para renunciar a una manifestación masiva (como antes ya se renunció a impulsar la huelga de mujeres después de varios años de que esta medida fuera exitosa y tuviera un enorme impacto internacional). Esta aceptación, sin dar la más mínima pelea, a las directivas autoritarias de la delegación de gobierno nos parece un grave error, que implica un retroceso para el movimiento de mujeres.
Se impone la idea, de este modo, de que las soluciones no vendrán desde la lucha masiva en las calles, sino desde el “feminismo ministerial” con Irene Montero y el Ministerio de Igualdad. Además, contradictoriamente, con este argumento de prohibir las manifestaciones del 8M por motivos de “sanidad” se le da aire a los ataques de la extrema derecha, que pretende culpabilizar de la pandemia al movimiento de mujeres por las movilizaciones del año pasado.
Desde Pan y Rosas, en todas las instancias de asambleas y comisiones del 8M en Madrid hemos planteado que nos parecía un grave error renunciar a un método de lucha potente como la huelga de mujeres, y que eso solo podía favorecer a la derecha y a un gobierno “progresista” que quiere mostrarse como el “mal menor” pero que no tiene ninguna política consecuente para resolver las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras e inmigrantes más precarias. Porque no se puede tener “políticas feministas” si no se deroga la reforma laboral. No se puede tener “políticas feministas” si no se deroga la ley de extranjería, se regulariza a las personas migrantes, se cierras los CIES y se termina con la precariedad y las externalizaciones. No se pueden tener “políticas feministas” si no se prohíben los desahucios y se expropian las viviendas vacías en manos de los bancos, entre otras medidas.
En el mismo sentido, también hemos planteado que ha sido un error no recurrir la prohibición de la manifestación central en Madrid, y aceptar el plan del gobierno para transformar el 8M en una demostración simbólica, sin fuerza alguna. Lo que tocaba era retomar la lucha masiva en las calles, lo que tocaba era movilizarnos por miles y pararlo todo, como hicimos en años anteriores. Nos sobran los motivos. Las mujeres trabajadoras han sido la mayoría en la primera línea durante la pandemia, nos toca estar en la primera línea de la lucha.
Desde Pan y Rosas participaremos de las concentraciones que se proponen en Madrid, a la vez que seguiremos denunciando todos los intentos del feminismo ministerial por desactivar la calle.
Fuente:http://www.izquierdadiario.es/El-gobierno-progresista-prohibe-manifestaciones-masivas-el-8M-el-feminismo-ministerial-busca, Kaosenlared.