El periodista gallego Pepe Rei ha fallecido hoy a los 73 años de edad, tras una larga convalecencia debido a un accidente de tráfico sufrido en 2002. Su profunda implicación con su profesión le llevó a ser objeto de continuos ataques por parte del Estado español, con diversas detenciones y querellas a lo largo de su carrera. Escribir sobre las cloacas del Estado o la Monarquía en los años 80 y 90 tenía un precio, y Pepe Rei fue de los pocos que se mostró siempre dispuesto a pagarlo por ejercer su profesión. Un periodista apasionado por su oficio, lo que le llevaba a meterse en los callejones más oscuros de la información, sin importarle lo que podía aguardarle en ellos.
A pesar de ser gallego de nacimiento, Pepe Rei pasó la mayor parte de su vida en Euskal Herria. Comenzó su singladura profesional en en el diario vigués El Pueblo Gallego, y posteriormente probó suerte con “La Voz de Euskadi”, proyecto del que llegó a ser su director, aunque finalmente no cuajó. Posteriormente colaboró con medios como ‘Interviú’ o ‘Ardi Beltza’, publicación que sería cerrada por orden judicial al igual que antes sucedió con ‘Egin’, donde Pepe entró a formar parte de la redacción haciéndose cargo de la sección de Deportes en un principio, aunque pronto se dedicó a trabajos de investigación. Participó directamente en la reforma producida en “Egin” en 1992.
En 1997 fue detenido, acusado de proporcionar información a ETA sobre posibles objetivos del grupo armado, aunque finalmente fue absuelto, y al año siguiente, en uno de los episodios más tristes de la prensa contemporánea en el estado, Garzón –el empeño del juez con Euskaherria era notable- ordenó el cierre cautelar de Egin. Diez años más tarde los tribunales resolvieron que la actividad del diario, y de su radio, Egin Irratia, eran licitas, aunque se habían quedado sin medios para reabrirlos. Más de doscientos trabajadores se fueron a la calle, Xabier Salutregi, el director, fue condenado a doce años de prisión, y Teresa Toda, la subdirectora, a diez, cumpliendo finalmente siete y seis años de cárcel. Pero no pudieron callar a la prensa abertzale, que enseguida sacó adelante un nuevo proyecto editorial, Gara, que continúa hasta nuestros días.
En enero de 2001, Pepe Rei fue también detenido por orden del juez Baltasar Garzón, que ordenó la clausura de la revista que dirigía, Ardi Beltza, por el atrevimiento del periodista, un verdadero adelantado en el periodismo de investigación en todo el estado, por publicar bajo ese sello la primera biografía, obviamente no autorizada, del monarca Juan Carlos I, “Un rey golpe a golpe”. En enero de 2007 Pepe Rei fue condenado por calumnias junto a otros dos periodistas de la revista Ardi Beltza, por lo que tuvo que pagar 5 millones de pesetas como indemnización al general Enrique Rodríguez Galindo.
Pero a Pepe no consiguió apartarle de las trincheras del periodismo la (in)justicia española, por muchos intentos que tuvo –cuatro detenciones, ninguna condena- sino un grave accidente de circulación que le dejó graves secuelas, en 2002. Es obligado reivindicar su docena de libros de investigación, publicados por la editorial Txalaparta –que también intentaron cerrar, afortunadamente sin éxito‑, entre los que cabe destacar “El jesuita”, sobre Xabier Arzalluz, “El periodista canalla”, “Egin investigación”, “La cloaca vasca”, “Carabanchel”, sobre su estancia en prisión, o “Garzón, la otra cara”, donde desnuda y señala todas sus oscuras conexiones con el poder, al juez que lo persiguió de una forma enfermiza.
Fuente: La Mar de Onuba
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