Resumen Medio Oriente, 16 de marzo de 2021-.
Es ilusión y auto engaño pensar que es posible elecciones libres y democráticas bajo ocupación. Para asegurar que los resultados de las elecciones palestinas no expresen fielmente los anhelos libertarios del pueblo, Israel ha lanzado campañas de desinformación y una brutal persecución y represión en contra de los líderes palestinos en Cisjordania y Jerusalén ocupada.
Todos los expertos en materias electorales y sector importante de la sociedad civil en Palestina, hemos reiterado que no puede haber una verdadera democracia bajo ocupación militar extranjera y un absoluto control de las fuerzas israelíes de ocupación. Israel no permitirá una elección democrática y libre, más aún si los electos no resultasen de su “agrado”.
Cabe recordar que la mayoría de los líderes palestinos que no son del agrado de Israel, han sido asesinados o se encuentran encarcelados bajo burdas acusaciones llevadas a cabo por tribunales militares israelíes, inventados para juzgar solo a palestinos. Y cuando no logran idear supuestas pruebas para detener a los palestinos, simplemente son detenidos encarcelados bajo el mecanismo de “detención administrativa” que permite retener y encarcelar a cualquier palestino sin la necesidad de imputación alguna.
Frente a las anunciadas elecciones palestinas, Israel solo permitiría personas afines, serviles o bien no tan “peligrosas” que resulten electas. No obstante y para asegurar este objetivo, las autoridades de ocupación están llevando a cabo masivas campañas e intervenciones en redes sociales y una enorme cantidad de bots o cuentas de socialbots, –programas informáticos autónomos- para generar confusión, difundir falsas noticias y comentarios malisiosos y exacerbar los enfrentamientos internos. También, se está llevando a cabo una fuerte campaña represiva y brutal en contra de las organizaciones y fuerzas que son consideradas “peligrosas” para la ocupación israelí.
Israel busca con todas sus fuerzas evitar que los resultados de las próximas elecciones sean beneficiosas para el movimiento libertario palestino mediante la fragmentación de la sociedad y la creación de un regionalismo y sectarismo vacío, fortaleciendo a quienes juegan con los instintos individuales, las necesidades básicas y aquellos sectores fundamentalistas que solo logran divisiones y enfrentamientos internos.
Las cifras proporcionadas por organizaciones que trabajan el tema de los prisioneros indican que, desde el anuncio del decreto electoral, la ocupación ha intensificado las campañas de arrestos contra los activistas de organizaciones, especialmente las de la OLP, en todas las zonas de Cisjordania. El primer objetivo fue el Frente Popular para la Liberación de Palestina ‑FPLP‑, el partido político más relevante de la izquierda palestina y de algunos líderes cercanos a Al Fatah y otros partidos y movimientos políticos, de manera agresiva, brutal y sin precedentes.
Los arrestos se dirigieron a estudiantes universitarios, líderes sociales locales, activistas de derechos humanos, activistas anti-muro y activistas anti-normalización.
A la luz de las cifras, encontramos que la persecución de activistas populares llegó al punto de la feroz venganza; allanando viviendas, agrediendo a sus moradores, destruyendo hogares e enseres, confiscando teléfonos y computadoras portátiles, y deteniendo a familiares para presionar a los perseguidos. Cada noche, la ocupación invade áreas de la Autoridad Palestina a vista y paciencia de su aparato de seguridad, despliega puestos militares de control móviles para secuestrar a jóvenes, y en la mayoría de las veces la ocupación utiliza agentes encubiertos que se disfrazan de palestinos para secuestrar líderes políticos influyentes y activistas respetados por sus comunidades.
En Jerusalén ocupada, la autoridad militar israelí lanzó una campaña brutal contra los activistas locales. Las operaciones afectaron inclusive a funcionarios de la Autoridad Palestina como el caso del gobernador palestino de Jerusalén, activistas de derechos humanos, líderes sociales, autoridades religiosas y defensores de Al-Aqsa.
Todo esto confirma que la histérica campaña israelí es una operación política y de seguridad organizada que tiene como objetivo interferir directamente con los resultados de las planeadas elecciones palestinas y evitar que organizaciones no “afines” tengan éxito electoral.
En resumen, como siempre, Israel trabaja duro y en forma planificada para perpetuar la ocupación, la usurpación de las tierras palestinas y mantener como contraparte a una Autoridad Palestina servil y manejable.
Fuente: Corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada