Por Andrey Manchuk. Resumen Latinoamericano, 14 de marzo de 2021.
En uno de los colegios de Krivoy Rog, ciudad natal del presidente Zelensky, ha estallado un feo escándalo. Algunos padres y madres no han podido aportar dinero para un regalo al profesor porque la pobreza les obliga a ahorrar para lo verdaderamente necesario. Y eso ha causado la ira de una mujer rica que públicamente ha insultado a los “mendigos” en el chat de progenitores.
“Hay demasiados. Personalmente, no quiero que mis hijos se sienten en la misma mesa que los pobres. Estoy a favor de los demás y de cualquier niño de familia de bajos ingresos de la mitad normal de la clase. Pero no voy a dar de comer a los “cerdos” y a subvencionarles”, escribió esta potentada ucraniana. Después se lanzó a las amenazas, exigiendo que los pobres paguen su parte del regalo. Uno de los padres publicó la conversación en internet e inmediatamente recibió amplia respuesta pública.
Krivoy Rog es una ciudad de trabajadores y empleados del Estado, una de las más afectadas por las políticas de reformas antisociales. Ahora mismo, están siendo juzgados los mineros que protestaron bajo tierra durante más de un mes en un acto que exigía un aumento de sueldo. El contante aumento de los precios de los servicios básicos fuerza a las familias a estar en deuda perpetua. Hace solo unos días, el Servicio Ejecutivo del Estado confiscó, para cubrir sus deudas, ropa interior a una mujer de Krivoy Rog, que posteriormente fueron subastadas en una subasta electrónica por valor de 19 grivnas y 41 kopeks [69 céntimos de dólar o 57 céntimos de euro]. Y en el mismo lugar, un pensionista amenazó con hacer explotar el piso de los padres del presidente, explicando que no podía vivir con una pensión de 2000 grivnas [59 euros].
La pobreza de los padres y la falta de financiación de las instituciones educativas afectan directamente a la situación de los menores, que son los que más sufren esta desigualdad que no deja de crecer. Así lo evidencia la situación en los colegios del distrito Metalurgitsesky de Krivoy Rog, donde se recauda dinero entre los progenitores del alumnado para pagar el trabajo de limpieza.
“Desde quinto curso, en algunos lugares de forma descarada, profesores de algunos colegios ‑no quiero señalar a nadie porque tengo información sin confirmar que estas acciones ilegales se están produciendo en prácticamente todas las instituciones‑, por medio de los llamados comités de padres, es decir, padres que se prestan a la extorsión, recaudan fondos para el pago ilegal de las limpiadoras, violando así tanto el Código del Trabajo como la normativa de impuestos. En los lugares en los que no recaudan desde quinto, lo hacen desde séptimo u octavo”, escribió Irina Filipova, administradora de un grupo escolar, que afirmó también que, en muchos colegios de Krivoy Rog, los propios estudiantes son los que limpian como “medida educativa” para sus padres. Aunque eso sea ilegal y debiera ser denunciado por explotación ilegal de menores.
También se han registrado este tipo de castigos a estudiantes en otras instituciones educativas de Ucrania. En Járkov, en el colegio Número 151, una estudiante de sexto, fue humillado porque sus padres no habían podido pagar la contribución para la mesa de los dulces con la ocasión del final del cuatrimestre. La profesora hizo que la niña viera al resto de la clase comer deliciosa tarta y beber zumo. “Si estás luchando con el sistema, deberías entender que, en algún momento, habrá una respuesta que no será muy agradable, para empezar, para tu hija”, escribió maliciosamente uno de los padres a la madre de la niña.
“Los padres ucranianos se quejan masivamente de las tarifas escolares. Hay que pagarlo literalmente todo: el papel higiénico, el jabón, los libros, los cuadernos, las mesas, las reparaciones”, escribió la periodista de Obozrevatel Marina Petik. Esta odiosa práctica es consecuencia directa de la política de austeridad del Consejo de Ministros de Ucrania, que sistemáticamente recorta los fondos de educación ‑para gastar en propaganda patriótica, la guerra- y otras áreas que no son menos importantes para el país como la lucha contra la corrupción. Así que la administración escolar de cada lugar debe solucionar los problemas económicos a costa de las familias de los estudiantes.
En el contexto de la constante reducción de las partidas presupuestarias para la esfera educativa, la financiación de los colegios ucranianos está pasando a ser responsabilidad de las empobrecidas familias. Según los activistas por los derechos humanos, los comités de padres y madres son responsables de alrededor del 60% de las reparaciones en las clases de los colegios de la capital y los gastos del colegio también son responsabilidad de las familias prácticamente en su totalidad. Naturalmente, esta situación está derivando en situaciones de conflicto. Las familias que sufren económicamente se están negando a pagar las tasas extraoficiales del colegio y los administradores no disponen de suficientes fondos para mantener el proceso educativo normal, por lo que se ven obligados a perseguir a los estudiantes, a los más pobres de ellos.
“Tenemos que entregar 1000 grivnas al año al fondo de la clase y 2500 al fondo del colegio. Enviamos en dinero a la cuenta del banco. Para quienes no quieran hacerlo, las consecuencias pueden ser diferentes. Por ejemplo, nuestro director exigió que los profesores paguen más dinero si no saben cómo trabajar con los padres. Como es natural, los profesores la tomarán con los alumnos. Sí y nuestro hijo no podrá comprar nada con el fondo y eso será incómodo para él”, explicó a Obozrevatel la madre de un alumno de Kiev.
Los nervios aumentan, personas enfadadas que se ven obligadas a dar constantemente dinero al colegio lo pagan con otras familias que no han podido pagar.
Por ejemplo, en el colegio “Prestigio” de Uzhgorod, fue duramente perseguido el padre de una niña de primero, un migrante de Donbass, que no pudo pagar las 2500 grivnas para la reparación del mobiliario. Al conocerse la información, las otras familias de los estudiantes de la clase exigieron que se enviara a la niña a otro colegio para que no pisara la alfombra que sus padres no habían pagado y para que no se sentara en una silla a su costa.
En Lviv, una estudiante tuvo que colgar su ropa en una silla después de que sus padres se negaran a pagar por el uso de taquillas. Y en el colegio Número 96 de Odessa, una mujer fue acosada por haber pagado 100 grivnas menos de lo debido al fondo de la clase. “¿Por qué tu hijo va al colegio a costa de otros, usa el agua, el baño, el papel higiénico, el jabón, las fotocopias, etc.? ¡Eres una criatura ingrata!”, le escribió alguien en el chat del comité de clase.
Todo esto ocurre constantemente. Los conflictos económicos en los grupos de padres y madres hace tiempo que se han convertido en la norma y se hacen públicos solo en los casos más escandalosos. No hay duda de que reflejan las contradicciones estructurales y los problemas de un Estado en crisis. Esto significa que la situación solo puede empeorar. Los ucranianos pudientes seguirán humillando a los pobres, acosando a los niños pobres y haciendo así que siga aumentando la tensión.
Fuente: Slavyangrad