Venezuela.»Acelerar el colap­so», obje­ti­vo del blo­queo sobre el diésel

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de mar­zo de 2021.

Se recuer­da que en 2005, tras los azo­tes de los hura­ca­nes Katri­na y Rita en Esta­dos Uni­dos, que con­lle­vó a un aumen­to en los pre­cios de la cale­fac­ción y esca­sez de com­bus­ti­ble, el pre­si­den­te Hugo Chá­vez creó el Pro­gra­ma «Vene­zue­la-CIT­GO de Com­bus­ti­ble para Cale­fac­ción«, con la fina­li­dad de ayu­dar a más de 200 mil fami­lias de bajos recur­sos y en situa­ción de refugio.

En con­tras­te, para octu­bre 2020, Elliott Abrams decla­ra­ba: «Esta­mos tra­tan­do de dete­ner la expor­ta­ción de cru­do del régi­men de Madu­ro en Vene­zue­la, y una de las for­mas de dete­ner­lo es evi­tar que la gen­te lo cam­bie por varios pro­duc­tos», hacien­do refe­ren­cia al dié­sel, pro­duc­to pri­mor­dial para la eco­no­mía venezolana.

Con esta retró­gra­da prác­ti­ca en polí­ti­ca exte­rior, son evi­den­tes las enor­mes dife­ren­cias que sepa­ran a estos paradigmas.

La idea de Abrams de esca­lar con la res­tric­ción a las diná­mi­cas comer­cia­les con el dié­sel, en el mar­co de las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les (MCU), tie­ne sus defen­so­res. A fina­les de febre­ro 2021, James Story expre­só que no apo­ya la posi­bi­li­dad de levan­tar las «san­cio­nes» del inter­cam­bio de petró­leo por com­bus­ti­bles como el diésel.

Las empre­sas que par­ti­ci­pa­ron en el inter­cam­bio, tam­bién cono­ci­dos como swaps, fue­ron Rep­sol, Relian­ce y Eni, que en suma duran­te el pri­mer semes­tre de 2020 envia­ron 1,35 millo­nes de barri­les de dié­sel, sien­do el últi­mo envío de este acti­vo por par­te de Relian­ce en noviem­bre del año pasado.

Antes de imple­men­tar esas medi­das, ya la pren­sa occi­den­tal publi­ca­ba que esta­ba sobre la mesa esa opción. Así que empre­sa­rios y orga­ni­za­cio­nes, acom­pa­ña­dos por la Ofi­ci­na de Washing­ton para Amé­ri­ca Lati­na (WOLA, sus siglas en inglés), envia­ron una car­ta en res­pues­ta a esas pró­xi­mas nue­vas «san­cio­nes» des­ti­na­da a Mike Pom­peo y a Ste­ve Mnu­chin, que para ese enton­ces fun­gían como Secre­ta­rio de Esta­do y Secre­ta­rio del Teso­ro respectivamente.

Cap­tu­ra de pan­ta­lla de la car­ta de WOLA a Mike Pom­peo y Ste­ven Mnu­chin en 2020

En la car­ta expre­sa­ban su esta­do de alar­ma y reco­men­da­ban seguir otor­gan­do excep­cio­nes a los inter­cam­bios de dié­sel por cru­do. Igual­men­te, seña­la­ban algu­nos datos escla­re­ce­do­res, a saber:

  • Empre­sas de Euro­pa y Asia repre­sen­tan casi el 80% de los envíos de cru­do que salen de Vene­zue­la. Esto pon­dría en ries­go, sin duda, a la eco­no­mía del país.
  • En Vene­zue­la, el dié­sel se uti­li­za prin­ci­pal­men­te para la gene­ra­ción de ener­gía y el trans­por­te de car­ga a gra­nel, inclui­dos ali­men­tos, medi­ca­men­tos y sumi­nis­tros huma­ni­ta­rios. Las con­se­cuen­cias serían devas­ta­do­ras para la población.
  • El dié­sel es uti­li­za­do por los gene­ra­do­res eléc­tri­cos de res­pal­do que se emplean en las clí­ni­cas pri­va­das y hos­pi­ta­les públi­cos del país, inclui­dos los gene­ra­do­res envia­dos por el Movi­mien­to Inter­na­cio­nal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
  • Con datos de 2018, el 85% del con­su­mo de dié­sel se uti­li­zó para el trans­por­te de car­ga y el 15% para el trans­por­te de pasa­je­ros. Más del 70% de la pobla­ción vene­zo­la­na depen­de del trans­por­te públi­co para com­prar ali­men­tos y medicinas.
  • El sec­tor ali­men­ti­cio se podría para­li­zar. Los camio­nes pesa­dos depen­den del dié­sel para trans­por­tar sumi­nis­tros des­de los puer­tos y aero­puer­tos a las ciu­da­des, así como para trans­por­tar animales.
  • La ener­gía eléc­tri­ca en Vene­zue­la se gene­ra a par­tir de fuen­tes hidro­eléc­tri­cas y tér­mi­cas, sien­do el dié­sel el com­bus­ti­ble esen­cial para la gene­ra­ción de electricidad.
  • Otra área afec­ta­da sería la pro­duc­ción y el sumi­nis­tro de gas.

Al fina­li­zar la car­ta, dejan cla­ra su pos­tu­ra con­tra­ria al gobierno vene­zo­lano, pidien­do tomar en cuen­ta las reco­men­da­cio­nes de la Alta Comi­sio­na­da para los Dere­chos Huma­nos de la ONU, Miche­lle Bache­let, y cie­rran con: «Los vene­zo­la­nos de hoy ya están sufrien­do las con­se­cuen­cias de los esfuer­zos explí­ci­tos del gobierno de Esta­dos Uni­dos para limi­tar el sumi­nis­tro de gaso­li­na al país».

Así como la car­ta aglu­ti­na a más de 100 orga­ni­za­cio­nes e indi­vi­duos, tam­bién otros ana­lis­tas en temas petro­le­ros del país han expre­sa­do las con­se­cuen­cias de las MCU a las impor­ta­cio­nes del dié­sel, como el pro­fe­sor y eco­no­mis­ta Car­los Men­do­za Pote­llá, quien con­si­de­ra que «la impor­ta­ción de dié­sel es vital en este momen­to, por­que es la san­gre del apa­ra­to eco­nó­mi­co, que mue­ve la eco­no­mía, que mue­ve a los sec­to­res agrí­co­las y pecua­rio, a la indus­tria y al comercio».

Inclu­so, el eco­no­mis­ta anti­cha­vis­ta Fran­cis­co Rodrí­guez tie­ne rato comen­tan­do las reper­cu­sio­nes, repre­sen­tan­do un sín­to­ma polí­ti­co en torno al quie­bre del con­sen­so en el rela­to del blo­queo con­tra Vene­zue­la en la opo­si­ción venezolana:

Apa­ren­te­men­te, la admi­nis­tra­ción de Joe Biden ha aso­ma­do seña­les sobre la posi­bi­li­dad de res­ta­ble­cer los swaps de cru­do por dié­sel, en enero, recién desig­na­do como Secre­ta­rio de Esta­do, Antony Blin­ken, dijo a la pren­sa que res­pal­da la pre­sión con­tra Vene­zue­la pero cree que pue­den «tra­tar de hacer en tér­mi­nos de asis­ten­cia humanitaria».

Es bien sabi­do que la indus­tria petro­le­ra de cual­quier país se debe a las acti­vi­da­des pro­pias del comer­cio inter­na­cio­nal, prohi­bir o res­trin­gir algún pro­ce­so de esta índo­le bus­ca que­brar con su debi­do funcionamiento.

La solu­ción al recru­de­ci­mien­to pau­la­tino de las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les con­tra Vene­zue­la no pue­de enfo­car­se sola­men­te en la soli­ci­tud de licen­cias o per­mi­sos, es decir, un país no pue­de estar bajo el yugo de los que se creen excep­cio­na­les sólo por­que no se obe­de­cen sus desig­nios. Esto rom­pe con todos los tér­mi­nos del Dere­cho Inter­na­cio­nal y los tra­ta­dos mul­ti­la­te­ra­les de no agresión.

Ade­más, si se toma en cuen­ta la aten­ción que se le pue­de pres­tar a la soli­ci­tud de licen­cias en gene­ral, el infor­me recien­te de la Ofi­ci­na de Ren­di­ción de Cuen­tas del gobierno de los Esta­dos Uni­dos (GAO, sus siglas en inglés) deter­mi­nó, en par­te, que en el Depar­ta­men­to del Teso­ro no se ras­trea ni se ana­li­za sis­te­má­ti­ca­men­te la infor­ma­ción para iden­ti­fi­car los pro­ble­mas recu­rren­tes en la impo­si­ción de «san­cio­nes», es decir, se encuen­tran «limi­ta­dos» para garan­ti­zar que las MCU no inte­rrum­pan la asis­ten­cia humanitaria.

Exis­te un sin­fín de infor­mes, prue­bas, denun­cias y decla­ra­cio­nes de auto­ri­da­des de ins­tan­cias mul­ti­la­te­ra­les que demues­tran las con­se­cuen­cias reales de las «san­cio­nes» a la pobla­ción vene­zo­la­na, los gober­nan­tes de turno de Esta­dos Uni­dos lo saben muy bien. Pudie­ra til­dar­se de inep­ti­tud el mane­jo con rodeos sobre este asun­to «san­cio­na­to­rio», pero es par­te del show­bu­si­ness huma­ni­ta­rio que fin­gen promover.

A con­fe­sión de par­te, rele­vo de prue­bas («ace­le­rar el colap­so de Venezuela»):

Fuen­te: Misión Verdad

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