Por Lucía Maina Waisman, Resumen Latinoamericano, 17 de abril de 2021.
Los últimos incendios en Córdoba pusieron a centenares de personas en situaciones difíciles y dolorosas, sobre todo, a quienes se dedican a cuidar el monte. Pero tampoco esas situaciones fueron iguales para hombres que para mujeres y disidencias. Al menos, así lo indica la experiencia de varias defensoras del territorio de Sierras Chicas, quienes, después de haber sufrido tensiones y violencias en ese contexto, decidieron crear la Red de Guardianxs del Monte y Guardaparques.
La Red de Guardianxs del Monte y Guardaparques, creada hace alrededor de dos meses, le puso nombre a encuentros y articulaciones que llevaban tiempo ocurriendo en la región de Sierras Chicas entre mujeres y disidencias que se dedican a defender el ambiente, ya sea desde sus trabajos como guardaparques, desde su activismo ambiental, desde su participación como vecinxs o como integrantes de instituciones y organizaciones encargadas de la conservación del monte nativo. El puntapié para darle forma a esos encuentros fue la necesidad de poner un límite a las violencias que varias vivían en sus espacios de trabajo o participación, y la necesidad de evidenciar y ampliar el lugar que mujeres y disidencias ocupan en la conservación y el cuidado del ambiente desde el paradigma del ecofeminismo, entendido de maneras plurales y diversas.
Fue así que, a fines de marzo, organizaron la Primera Jornada de Reflexión y Visibilización sobre el rol de las mujeres y LGBTI+ Guardaparques y Guardamontes, en conjunto con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, la Subsecretaría de Agricultura Familiar y Desarrollo Territorial, y la Municipalidad de La Granja, donde se realizó el evento. Una Jornada que contó con la participación de más de cuarenta mujeres y disidencias pertenecientes a diversos pueblos, instituciones, organizaciones y que se dedican a la defensa del ambiente.
“En la cuestión ambiental, generalmente, la figura femenina está asociada a lo maternal, a acompañar, a ser sensible, a los pajaritos. Y no: estamos ahí, de igual a igual, poniendo voz, tomando decisión, generando políticas”, explica Araceli, guardaparque en la Reserva Hídrica y Natural Municipal Salsipuedes que integra la nueva red. “En los distintos incendios que participamos, desde el lugar en el que estuviéramos, vimos que no deja de ser un ambiente muy machista, porque quien pone la voz final o quien resuelve ante una catástrofe es la masculinidad. Y bueno, las mujeres estamos a la altura de esas condiciones, para resolver igual y, generalmente, con una perspectiva mucho más integral, porque tenemos ese potencial de ver el todo”, dice.
En ese sentido, desde la red, señalan que no es casualidad que muchas de las guardaparques que trabajan en las reservas naturales de Sierras Chicas son mujeres egresadas de la Universidad Provincial de Córdoba. “Estamos abriéndonos ese camino”, expresa Araceli, quien también trabaja en Educación Ambiental en diferentes lugares de Sierras Chicas. Y explica que ese camino no solo abarca el rol de las guardaparques en ejercicio de su profesión, sino también el trabajo de quienes se desenvuelven en distintos espacios de conservación y cuidado del monte, ya sea a través de la militancia, la investigación o la educación.
La violencia como mecha
Las integrantes de la Red de Guardianxs del Monte y Guardaparques explican que este espacio surge como tal “a raíz de una situación de violencia institucional, simbólica y de género” que vivieron en la Reserva Natural de la Defensa Ascochinga (RNDA) después de los incendios forestales que se dieron en esa zona.
Varias formaban parte en aquel momento de la Asociación Civil Guardamonte y, desde allí, buscaron hacer escuchar su voz para lograr una mayor participación ciudadana en la gestión de esa reserva natural protegida. En ese marco, cuentan, se dio una disputa con un varón que terminó siendo respaldado por ciertas instituciones en la complejidad de actores que participan de la gestión de la reserva, entre ellas, la Fuerza Aérea Argentina, el Ministerio de Defensa y el Instituto de Obras Sociales de la Fuerzas Armadas (IOSFA). “Se hacía muy visible que muchas de las cosas que nos pasaron fueron porque somos mujeres, porque la mayoría de las guardaparques dentro del equipo de Ascochinga son mujeres”, señala Celeste Camacho, comunicadora que lleva tiempo dedicándose a problemáticas ambientales y que también integra la nueva red.
En ese momento, Celeste era presidenta de la Asociación Civil Guardamonte, pero, después de tener que enfrentar dificultades también dentro de su propia organización con algunos de sus compañeros, decidió renunciar y “seguir construyendo con el resto de compañeras y compañeres con quienes veníamos trabajando en red”. Al respecto, señala que muchas de las personas que participaron en las jornadas que organizaron hace días ya llevan tiempo trabajando juntxs de diversas maneras: “Más allá de visibilizar el rol de las mujeres y disidencias en la conservación, también decidimos nombrarnos como red para darle forma a ese sostén previo, transversal a todo nuestro activismo ambiental. Por eso, el ecofeminismo; por eso, el pensarnos desde estos espacios de sostén”.
“Cuando empezamos a exponer y visibilizar esta situación puntual, nos dimos cuenta de que estábamos en un montón de espacios que estaban entretejidos: estando dentro de Ascochinga, hubo acompañamiento por parte de un montón de gente y de la comunidad local organizada que estuvo presente en ese proceso de contención”, agrega Araceli.
Tejer la red
La Red, cuentan sus integrantes, está conformada, hasta ahora, por mujeres y disidencias de Córdoba capital y Sierras Chicas, en particular, vecinxs de la zona de Las Vertientes y La Granja –que incluye cinco pueblos, entre ellos, Ascochinga‑, de Salsipuedes y Río Ceballos. Se trata, indica Celeste, de “una construcción colectiva donde se vincula lo laboral, lo afectivo, los lugares que habitamos”.
La idea de guardianxs del monte, señalan, se refiere a todas las defensoras del territorio, la tierra, los cuerpos. “Hay un reconocimiento también de que somos parte de ese todo más amplio e integral: coincidimos en que nosotras cuidamos la tierra y la tierra nos cuida y nos cobija. Hay una reciprocidad. Y esa misma reciprocidad es importante que esté en los espacios que conformamos, sea cual sea el género de la persona que intervenga; que haya una relación de respeto, amorosa, que sintamos que estamos a la par, construyendo. Ese es el espíritu que le estamos impregnando a este espacio y lo que queremos para nosotras y nuestras familias también, porque, cuando nos vamos empoderando, también eso resuena en nuestros vínculos más íntimos y se ponen límites a cuestiones que no queremos más”, cuenta Celeste. Y Araceli completa: “Con ese corte, no es que nos corremos de la escena, sino que, a esa situación de violencia, la transformamos en algo propositivo, que resulta en un encuentro, en tejer esta red, darle cuerpo”.
Las voces de las mujeres y LGBTI+ en el ambiente
La Primera Jornada de Reflexión y Visibilización sobre el rol de las mujeres y LGBTI+ Guardaparques y Guardamontes se realizó a fines de marzo pasado en la localidad de Los Molles con la participación de más de cuarenta personas. Uno de sus principales objetivos fue mapear y ampliar las articulaciones y construcciones comunitarias en torno al ambiente y la conservación desde una perspectiva de género.
Allí estuvieron presentes profesionales e investigadorxs universitarixs, guardaparques, referentas de comunidades indígenas y campesinas, y productoras rurales. También participaron organizaciones sociales, ONG e instituciones, entre ellas, la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza (ACEN), el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV ‑UNC), Radio La Ronda, la Comisión de Género de la Comuna Villa Cerro Azul, el Equipo de género de Parques Nacionales Centro, la Coordinadora Ambiental Sierras Chicas, Espacio Wiphala, los municipios de La Granja, Salsipuedes y Unquillo, así como otros grupos y asambleas ambientales.
Durante las jornadas, se realizó un conversatorio en torno a las desigualdades y violencias de género, coordinado por integrantes del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación. También se realizó un Taller Ecofeminismo donde se compartieron diversas miradas y aportes que esta corriente puede hacer a quienes trabajan en defensa del monte, las prácticas de conservación y protección de la biodiversidad, el cuidado de la tierra y el territorio. Hubo también ceremonias y, por último, una caminata de reconocimiento de árboles y plantas facilitada por investigadoras y guardaparques integrantes de la Red, que ofrecieron una visión científica, energética y espiritual de los saberes del monte nativo.
Celeste rescata la diversidad de voces que se pudieron escuchar en las jornadas, a partir de encontrar nuevas maneras de ser y estar en la tierra, y de “pensar estrategias de activismo desde la resistencia y la rebeldía, pero también desde la alegría, el entusiasmo, el hacer que nos transforma”. Por su parte, Araceli recupera otros de los debates surgidos durante el encuentro: “Quedó en evidencia que todavía seguimos estando sometidas a un montón de situaciones de violencia que naturalizamos, que las dejamos pasar, las invisibilizamos. La idea es ponerle un freno y ver hacia adelante cómo podemos modificar esta situación, porque no vamos a dar un paso atrás en los lugares en los que nos desenvolvemos, ya sea profesionalmente o como ciudadanas”.
Fuente: La tinta