Argen­ti­na. La per­se­cu­ción en todas sus formas

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de abril de 2021.

Esta cró­ni­ca posi­ble­men­te no logre trans­mi­tir el aire den­so que se res­pi­ra en las casas de cada asam­bleís­ta, su esta­do cons­tan­te de ner­vios y de aler­ta, la mira­da cla­va­da en la puer­ta ante el mie­do de la poli­cía, las cor­ti­nas cerra­das en pleno día, las voces hablan­do bajo, casi en susu­rros, la des­con­fian­za entre veci­nos. Tal vez nada de eso se trans­mi­ta en esta cró­ni­ca, pero quie­nes saben de la lucha terri­to­rial, quie­nes saben de las luchas socia­les y la defen­sa de la vida, quie­nes saben de la lar­ga his­to­ria de per­se­cu­cio­nes y vio­len­cias del extrac­ti­vis­mo y sus gobier­nos cóm­pli­ces con­tra nues­tras vidas, sabrán, que aun­que no logre­mos nada de eso, esta es una cró­ni­ca nece­sa­ria. Por Asam­blea Puca­rá*, asam­blea pro­vin­cial de Cata­mar­ca en la cual con­flu­yen asam­bleas ambien­ta­les de diver­sas loca­li­da­des, a los fines de arti­cu­lar accio­nes que defien­dan la vida, el agua y el territorio.

Las luchas terri­to­ria­les, ade­más de las difi­cul­ta­des y dolo­res de toda lucha, tie­nen la gra­ve­dad de atra­ve­sar todos los pla­nos, momen­tos y ámbi­tos de la vida. Cuan­do esa lucha se sitúa en un peque­ño pue­blo, en una eco­no­mía pre­ca­ria, en vin­cu­la­dos afec­ti­vos entre­la­za­dos y cru­za­dos entre un ban­do y otro, las situa­cio­nes de vio­len­cia ten­san la vida has­ta el más fino de sus hilos.

Esta cró­ni­ca, difí­cil­men­te se acer­que a ese hilo, posi­ble­men­te no logre trans­mi­tir el aire den­so que se res­pi­ra en las casas de cada asam­bleís­ta, su esta­do cons­tan­te de ner­vios y de aler­ta, la mira­da cla­va­da en la puer­ta ante el mie­do de la poli­cía, las cor­ti­nas cerra­das en pleno día, las voces hablan­do bajo, casi en susu­rros, la des­con­fian­za entre veci­nos. Tal vez nada de eso se trans­mi­ta en esta cró­ni­ca, pero quie­nes saben de la lucha terri­to­rial, quie­nes saben de las luchas socia­les y la defen­sa de la vida, quie­nes saben de la lar­ga his­to­ria de per­se­cu­cio­nes y vio­len­cias del extrac­ti­vis­mo y sus gobier­nos cóm­pli­ces con­tra nues­tras vidas, sabrán, que aun­que no logre­mos nada de eso, esta es una cró­ni­ca necesaria.

1. La per­se­cu­ción histórica

La mine­ría es por exce­len­cia el eje con­duc­tor del saqueo his­tó­ri­co en nues­tra tie­rra, des­de el perío­do colo­nial has­ta el pre­sen­te. La ins­ta­la­ción de la mita y el yana­co­naz­go, como prác­ti­cas de vio­len­cia y con­trol, fue­ron fun­da­men­ta­les para que se hicie­ra posi­ble el some­ti­mien­to de los pue­blos ori­gi­na­rios de Latinoamérica.

Hoy las cosas no han cam­bia­do tan­to, don­de exis­te mega­mi­ne­ría, hay un his­to­rial de repre­sio­nes y aprie­tes a quie­nes no dan licen­cia social a estos pro­yec­tos de muer­te. Don­de hay mega­mi­ne­ría hay una his­tó­ri­ca sus­pen­sión del esta­do de dere­cho, una ins­ta­la­ción de prác­ti­cas de des­po­jo, de explo­ta­ción y opre­sión al pue­blo. Toda esa his­to­ria de mega­mi­ne­ria y vio­len­cia pue­de evi­den­ciar­se en la memo­ria viva de la Asam­blea El Algarrobo.

Es este el con­tex­to don­de se ubi­ca la actual vio­la­ción de los DDHH de lxs com­pa­ñerxs que empe­zó antes del últi­mo sába­do. Des­de los blo­queos que se sos­tu­vie­ron el 22 de mar­zo, la pre­sen­cia poli­cial cons­tan­te, el ame­dren­ta­mien­to, el hecho de que qui­sie­ran tomar datos de asam­bleís­tas de mane­ra ile­gal, y el recha­zo del habeas cor­pus pre­ven­ti­vo, dan cuen­ta de lo que se venía ges­tan­do pre­via­men­te a la cami­na­ta del sába­do. Más aún, en la sema­na pre­via, dos com­pa­ñerxs fue­ron atro­pe­lladxs por un pro­vee­dor mine­ro en uno de los blo­queos. ¿Cuál fue el accio­nar de la jus­ti­cia para garan­ti­zar los dere­chos de nues­tros com­pa­ñerxs? Ninguno.

Pero el saqueo y la explo­ta­ción es la mitad de la his­to­ria, la otra mitad, la más impor­tan­te y fun­da­men­tal, es la de resis­ten­cia. Tal como la expre­sa la Asam­blea: “No se pue­de dis­ci­pli­nar con mie­do a un pue­blo que es here­de­ro de Juan Che­le­mín”. La resis­ten­cia Cal­cha­quí fue la más lar­ga y más férrea de toda la con­quis­ta. 130 años les tomo a los espa­ño­les des­te­rrar a los dia­gui­tas y cal­cha­quíes de sus huay­cos y que­bra­das para ins­ta­lar las pri­me­ras ciu­da­des espa­ño­las en el siglo XVII. Esas volun­ta­des de expul­sión y des­po­jo se per­so­na­li­zan en las empre­sas trans­na­cio­na­les como Yama­na Gold y Barrick Gold, de igual mane­ra que las resis­ten­cias dia­gui­tas y cal­cha­quíes se hacen memo­ria viva en los inte­gran­tes de la Asam­blea, en su radio y su árbol, en sus blo­queos y para­das, en sus tam­bo­res y caminatas.

2. La per­se­cu­ción legal

Para los inte­gran­tes de la Asam­blea El Alga­rro­bo, la per­se­cu­ción legal no es una nove­dad. La sufrie­ron en ante­rio­res oca­sio­nes, cau­sas inven­ta­das, tes­ti­mo­nios que lue­go devi­nie­ron fal­sos, prue­bas eté­reas, y siem­pre, pero siem­pre, jue­ces ami­gos dis­pues­tos a llevarlas.

Sin embar­go, lo que se vivió esta sema­na fue dife­ren­te, en su mag­ni­tud, en su des­plie­gue, en su vio­len­cia y, a medi­da que pasan las horas y lle­ga la infor­ma­ción, en su inne­ga­ble ile­ga­li­dad. De los 12 dete­ni­dos, a esta hora, vier­nes a la noche, 4 se encuen­tran con deten­ción domi­ci­lia­ria y los 8 res­tan­tes en la comi­sa­ría de Andalgalá.

Los pri­me­ros tes­ti­mo­nios, los que más cir­cu­lan, son los de los fami­lia­res de dete­ni­dos en los momen­tos de cada alla­na­mien­to. El lunes a par­tir del medio­día, se ins­ta­ló la ten­sión y el cli­ma repre­si­vo. Horas más tar­des, empe­za­ron a lle­gar a la puer­ta de cada vecino con un des­plie­gue nun­ca vis­to de camio­ne­tas poli­cia­les, gru­po de cho­que KUNTUR, uni­for­ma­dos con escu­dos y esco­pe­tas lar­gas. Cua­ren­ta uni­for­ma­dos por cada vecino, en deten­cio­nes sin orden judi­cial pre­sen­ta­da in situ, tal como denun­ció públi­ca­men­te la fami­lia de Oscar Martearene.

Wal­ter Man­si­lla, reco­no­ci­do por su labor foto­grá­fi­ca y comu­ni­ca­cio­nal para la Asam­blea fue bru­tal­men­te gol­pea­do. Su casa des­trui­da, las puer­tas, la coci­na, los mura­les en su casa. El “Ají”, así es como todos lo cono­ce­mos a Wal­ter, se lle­vó la peor par­te. Dele­ga­dos de jus­ti­cia pudie­ron inter­ve­nir el miér­co­les para que lo aten­die­ran médi­cos y lo revi­sa­ran, cons­ta­tan­do las gra­ví­si­mas lesio­nes. Esto, con­fir­ma­do off de record de pri­me­ra fuen­te, fue nega­do de mane­ra irres­pon­sa­ble e hipó­cri­ta por el secre­ta­rio de dere­chos huma­nos de la pro­vin­cia de Cata­mar­ca, Her­nán Velar­dez Vaca. Para un des­pre­ve­ni­do, eso podría para ser “increí­ble”. Pero aquí, en una pro­vin­cia don­de los fis­ca­les que per­si­guen a los ambien­ta­lis­tas, son abo­ga­dos públi­ca­men­te decla­ra­dos pro-mine­ros, no hay lugar para inge­nui­da­des ni para incre­du­li­da­des. Lo que hay es una cóm­pli­ce nega­ción, una cegue­ra con­di­cio­na­da por el víncu­lo incues­tio­na­ble entre gobierno, jus­ti­cia y empresa.

Ade­más de la gol­pi­za a Wal­ter Man­si­lla, los vee­do­res y fun­cio­na­rios que via­ja­ron de la Ciu­dad de San Fer­nan­do has­ta Andal­ga­lá, tuvie­ron que real­men­te esfor­zar­se para negar el des­co­no­cer el tes­ti­mo­nio de la Fami­lia Paz que rela­tó cómo pusie­ron de rodi­llas a un niño de 8 años con las manos en la nuca, o el tes­ti­mo­nio de la fami­lia Mar­tea­re­ne don­de tuvie­ron a una menor de 15 años tira­da en el sue­lo bajo los gri­tos de la poli­cía, en el con­tex­to de requi­sas abso­lu­ta­men­te vio­len­tas y por fue­ra de cual­quier garan­tía de derechos.

Sara Fer­nán­dez, otra de las dete­ni­das, fue gol­pea­da por una mujer poli­cía que, como ase­gu­ra­ran fami­lia­res y veci­nos, “es par­te de la poli­cía que vino de la ciudad”.

Esto, es ape­nas el ini­cio de una cau­sa que pre­sen­ta incon­gruen­cias y vio­la­cio­nes, tan­to a dere­chos huma­nos como a garan­tías cons­ti­tu­cio­na­les des­de el ini­cio al final. De la infor­ma­ción, tam­bién off de record que ha sur­gi­do de las pri­me­ras revi­sio­nes del expe­dien­te, la mayor par­te de las “prue­ba” con la que se cuen­ta son “decla­ra­cio­nes tes­ti­mo­nia­les”, obte­ni­das de emplea­dos de la empre­sa, inte­gran­tes de una fun­da­ción pro­mi­ne­ra y veci­nos casual­men­te vin­cu­la­dos a la mine­ra. Estos tes­ti­mo­nios abun­dan en ambi­güe­da­des, des­crip­cio­nes poco cla­ras, decla­ra­cio­nes de inten­cio­na­li­dad y abso­lu­ta­men­te, nin­gu­na prue­ba concreta.

En este con­tex­to, el desem­pe­ño de la Fis­cal Sole­dad Rodrí­guez, debe­ría ser obje­to de una inves­ti­ga­ción inde­pen­dien­te y pro­fun­da. Para la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos como para bue­na par­te del dere­cho con­tem­po­rá­neo, la pri­va­ción de la liber­tad es la últi­ma herra­mien­ta en el ini­cio de un pro­ce­so de inves­ti­ga­ción, y no la pri­me­ra, como pare­ce creer Rodrí­guez. Este uso irra­cio­nal de la medi­da de coer­ción que impli­ca la pri­va­ción de liber­tad, se vuel­ve más drás­ti­co cuan­do se tie­ne en cuen­ta la par­ti­cu­la­ri­dad de los casos, a saber, per­so­nas con arrai­go com­pro­ba­do, un con­tex­to que impe­di­ría cual­quier tipo de entor­pe­ci­mien­to de la inves­ti­ga­ción como la posi­bi­li­dad de “esca­pe” de los acusados.

No hace fal­ta espe­rar más pre­sen­ta­cio­nes, ni seguir escu­cha­do a fis­ca­les, jue­ces o minis­tros; la con­vic­ción de los fami­lia­res, la con­vic­ción de los asam­bleís­tas es cla­ra res­pec­to de lo que está suce­dien­do: un pro­ce­so de cri­mi­na­li­za­ción de la lucha social, de hos­ti­ga­mien­to y per­se­cu­ción legal, de ame­dren­ta­mien­to, que es tan ale­vo­so como autoritario.

3. La per­se­cu­ción cul­tu­ral y cotidiana

Como ha trans­mi­ti­do siem­pre la Asam­blea, la lucha no es esen­cial­men­te con­tra Agua Rica, es una lucha cul­tu­ral y ances­tral por el dere­cho al terri­to­rio, a la cul­tu­ra, a los modos de vida loca­les. Una lucha por el agua, el agua que es vida para nues­tros cam­pos, nues­tras plan­tas, ani­ma­les y nuestrxs pro­pios cuerpos.

Por ello, quie­nes están en este momen­to pri­vadxs de su liber­tad son per­so­nas valio­sas no solo para la lucha, sino tam­bién para el entra­ma­do cul­tu­ral del pue­blo: se tra­ta de artis­tas, músi­cos, luthiers, artis­tas grá­fi­cos, mili­tan­tes, tra­ba­ja­do­res, arte­sanxs, mon­ta­ñis­tas. Son los andal­ga­len­ses que crían y ali­men­tan la for­ma de vida pací­fi­ca y en armo­nía con la natu­ra­le­za que desea­mos y construimos.

Es pre­ci­so enton­ces sub­ver­tir la lógi­ca de la estig­ma­ti­za­ción de unxs cuantxs, la demo­ni­za­ción de indi­vi­duos, la cri­mi­na­li­za­ción de un par. Es el pue­blo el que está hacien­do de la pla­za su trin­che­ra hace casi 600 sába­dos, en defen­sa de los bie­nes comu­nes, de su cul­tu­ra ances­tral y de su terri­to­rio en todas las dimensiones.

La his­to­ria de este con­flic­to es lar­ga, de su resis­ten­cia más toda­vía, pero lo suce­di­do estas ulti­mas sema­nas pue­de tener un ori­gen con­cre­to, la úni­ca mecha que pren­dió Asam­blea El Alga­rro­bo es la difu­sión de las imá­ge­nes de las máqui­nas per­fo­ra­do­ras que ile­gal­men­te pasa­ron a espal­das del pue­blo, rum­bo al Sagra­do Neva­do del Acon­qui­ja. Esa mecha es la que toda­vía arde y es la que va acom­pa­ñar bien en el inte­rior de su cuer­po a cada vecinx en la cami­na­ta de esta tarde.

*Asam­bleas que inte­gra­mos Puca­rá: asam­blea el valle en movi­mien­to (capi­tal) Asam­blea Ancas­ti por la vida (sie­rra de Ancas­ti) Comu­ni­dad indí­ge­na Ata­ca­me­ños del Alti­plano ( Anto­fa­gas­ta de la sie­rra) Asam­blea El Alga­rro­bo (Andal­ga­lá) y las Asam­bleas de Fiam­ba­lá y Tino­gas­ta, Asam­blea El cha­ñar (Belén) y Asam­blea de vecinxs de Yoka­vil (San­ta María).

Acta fun­da­cio­nal

El día 18 de febre­ro de 2017, en la pla­za del Dis­tri­to Malli de la ciu­dad de Andal­ga­lá, nos reuni­mos las asam­bleas y orga­ni­za­cio­nes socia­les de la pro­vin­cia de Cata­mar­ca, a los fines de deba­tir las dis­tin­tas pro­ble­má­ti­cas socio-ambien­ta­les de los dife­ren­tes terri­to­rios de la pro­vin­cia, ello con la fina­li­dad de gene­rar un nue­vo espa­cio de orga­ni­za­ción común para arti­cu­lar accio­nes con­jun­tas para defen­der la vida, el agua y el terri­to­rio y evi­tar la con­ta­mi­na­ción, des­truc­ción y saqueo que pre­ten­den las empre­sas tras­na­cio­na­les extrac­ti­vas con el aval del Esta­do (Nacio­nal, Pro­vin­cial y Municipal).

Con la pre­sen­cia de vecinxs orga­ni­zadxs en asam­bleas y orga­ni­za­cio­nes socia­les, de Andal­ga­lá, Belén, Fiam­ba­lá, San­ta Marìa, San Fer­nan­do del Valle de Cata­mar­ca, Ancas­ti, Lon­dres, Tino­gas­ta, y lue­go de un arduo deba­te, nació este nue­vo espa­cio al que se deno­mi­nó PUCARA, (PUe­blos CAta­mar­que­ños en Resis­ten­cia y Autodeterminación).

Obje­ti­vos

Bus­car nue­vas alter­na­ti­vas y para­dig­mas de vida comunitaria.

Reafir­mar la Auto­de­ter­mi­na­ción, sobe­ra­nía terri­to­rial, eco­nó­mi­ca, cul­tu­ral, jurí­di­ca y política.

Uni­fi­car accio­nes con­cre­tas y coor­di­na­das entre nues­tros espa­cios y otras orga­ni­za­cio­nes hermanas.

Fuen­te ANRed – . Imá­ge­nes de Maria­ne­la Gamboa.

Itu­rria /​Fuen­te

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