Chad. La tor­men­ta perfecta

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de abril de 2021-.

A pesar de haber per­pe­tra­do, duran­te sus trein­ta años en el poder, infi­ni­dad de crí­me­nes con­tra su pue­blo, la muer­te del pre­si­den­te Idriss Déby, anun­cia­da el pasa­do mar­tes 20 de abril, no deja de ser, en este momen­to, una trá­gi­ca noti­cia, no solo para el Chad, sino para toda la región.

En un comu­ni­ca­do ofi­cial el ejér­ci­to cha­diano, infor­mó la muer­te de su líder, en la aldea de Mele, cer­ca de la ciu­dad de Nokou, capi­tal de la región de Nord Kanem, a más de 300 kiló­me­tros al nor­te N’Djamena, la capi­tal del país, en la noche del domin­go, duran­te los com­ba­tes con­tra una colum­na tro­pas rebel­des del Front pour l’alternance et la con­cor­de au Tchad (Fren­te de Alter­nan­cia y Con­cor­dia en Chad o FACT) un gru­po polí­ti­co-mili­tar cha­diano for­ma­do en su mayo­ría por ex-miem­bros de las fuer­zas arma­das, per­te­ne­cien­tes a la etnia gora­ne, quie­nes había ingre­sa­do al país, el pasa­do día once, tras cono­cer­se el resul­ta­do de las elec­cio­nes, des­de el sur de Libia, don­de había per­di­do su “empleo”, jun­to al Ejér­ci­to Nacio­nal Libio (ENL) del gene­ral Kha­li­fa Hafther, obli­ga­do a dar un paso al cos­ta­do tras los acuer­dos de paz de Gine­bra en febre­ro pasa­do (ver: Libia o la ser­pien­te que se muer­de la cola.)

Para algu­nos ana­lis­tas la muer­te de Déby, pre­sen­ta algu­nas dudas, ya que el anun­cio ofi­cial habla de la “muer­te en com­ba­te”, mien­tras que, algu­nos sos­pe­chan del resul­ta­do de una intri­ga “pala­cie­ga”, mien­tras otras ver­sio­nes hablan de que la muer­te se pro­du­jo en una reu­nión con los rebel­des del FACT, que diga­mos, pasó a mayores.

La alter­na­ti­va de la muer­te en el fren­te, no es para nada des­ca­be­lla­da, ya que Déby, sien­do pre­si­den­te, par­ti­ci­pó en algu­nos enfren­ta­mien­tos con­tra rebel­des como los de febre­ro de 2008, en Mas­sa­guet, a unos ochen­ta kiló­me­tros N’Djamena, la capi­tal de Chad, en la que estu­vo en jue­go su vida y don­de murió el jefe de su Esta­do Mayor, el gene­ral Daoud Sou­maïn, y más recien­te­men­te, apa­re­ció jun­to a sus hom­bres en una ope­ra­ción con­tra los gru­pos inte­gris­tas nige­ria­nos Boko Haram y la Willat de Áfri­ca Occi­den­tal (ISWAP). (ver: Boko Haram, el poten­te múscu­lo del terrorismo.)

Más allá de las ver­da­de­ras cir­cuns­tan­cias de su muer­te, Déby, deja al país, en una situa­ción tan crí­ti­ca como lo encon­tró cuan­do dio un gol­pe de esta­do, en un suce­si­vo y trá­gi­co jue­go de mamush­kas, con­tra el pre­si­den­te His­sè­ne Habré “el Pino­chet Afri­cano”, en diciem­bre de 1990, quien a su vez había lle­ga­do al poder a tra­vés de una aso­na­da con­tra, Gou­kou­ni Oued­dei en 1979.

Déby, de 68 años, ape­nas tuvo tiem­po para dis­fru­tar el ini­ció de su sex­to man­da­to, tras impo­ner­se el pasa­do once de abril, por “ape­nas” un casi 79.65 por cien­to. En cuya cam­pa­ña elec­to­ral no fal­ta­ron: repre­sión, hos­ti­ga­mien­tos, como el asal­to al domi­ci­lio de Yaya Dje­rou, anti­guo jefe rebel­de, sobrino de Idriss Déby y miem­bro de la mis­ma etnia los zagha­wa, quien acu­só de corrup­ción y mal­ver­sa­ción a la aho­ra viu­da, Hin­da Déby. La cam­pa­ña tam­bién fue ade­re­za­da por prohi­bi­cio­nes de la “Cor­te Supre­ma” la que anu­ló la par­ti­ci­pa­ción de sie­te can­di­da­tos de la opo­si­ción, lo que hizo que otros tres aban­do­na­ran. Dada las irre­gu­la­ri­da­des, líde­res opo­si­to­res recla­ma­ron la anu­la­ción del comi­cio, para ins­ta­lar una mesa de dia­lo­go. Para lo que se lan­zó la cam­pa­ña Wakit Tama (Aho­ra es el momen­to), la que no tuvo nin­gún éxito.

La fami­lia y el círcu­lo per­so­nal del pre­si­den­te muer­to, que ocu­pan los prin­ci­pa­les car­gos polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos y mili­ta­res, están acu­sa­dos de corrup­ción. El cli­ma de repre­sión e ines­ta­bi­li­dad, fue tam­bién mati­za­do con la uti­li­za­ción de la pan­de­mia, que le per­mi­tió al gobierno esta­ble­cer res­tric­cio­nes, apun­ta­do a la movi­li­za­ción de los par­ti­dos opositores.

Déby, será rem­pla­za­do por su hijo, el gene­ral de cua­tro estre­llas, Maha­mat “Kaka” Déby, de 37 años, apro­xi­ma­da­men­te la edad que tenía su padre al hacer­se con el poder, el here­de­ro, será acom­pa­ña­do, por el Con­se­jo Mili­tar de Tran­si­ción (CMT) de cator­ce gene­ra­les, que, aho­rran­do tiem­po para acu­dir a la Cons­ti­tu­ción revi­sa­da en diciem­bre del año pasa­do, solo para per­mi­tir­le a Déby man­te­ner­se en el car­go has­ta 2033, indi­ca para casos como este, debe­rá asu­mir, de mane­ra inte­ri­na, el pre­si­den­te de la Asam­blea Nacio­nal.

Kaka, cuyo bau­tis­mo de fue­go lo tuvo en la bata­lla de Am-Dam en 2009, con­tra una coa­li­ción rebel­de en el este del país, es un pro­fun­do cono­ce­dor de los entre­te­lo­nes de poder, ya que des­de muy joven, su padre lo depo­si­tó en posi­cio­nes cla­ves como: la de Coman­dan­te en jefe de la Guar­dia Pre­si­den­cial; la direc­ción gene­ral de los ser­vi­cios de segu­ri­dad o DGSSIE, y el cuer­po de éli­te las Fuer­zas Arma­das cha­dia­nas, no solo disol­vió el Gobierno, sino que cerró el Par­la­men­to, decre­tó el toque de que­da, y dis­pu­so un cie­rre de fron­te­ras por 48 horas, Kaka, ade­más anun­ció que una tran­si­ción has­ta, una nue­va elec­ción “libre y demo­crá­ti­ca” de 18 meses, cuan­do la Cons­ti­tu­ción da 90 días para rea­li­zar­la. Ade­más de dis­pu­so due­lo nacio­nal por dos sema­nas, para ren­dir hono­res al “egre­gio” difunto.

Des­de N’Djamena, se infor­ma de ten­sio­nes den­tro del círcu­lo del poder, por el repar­to de roles más cer­ca­nos a la caja del esta­do, que, si bien rica por las dife­ren­tes explo­ta­cio­nes de recur­sos natu­ra­les como el ura­nio, el oro y el petró­leo, con una pro­duc­ción de 130 mil barri­les de petró­leo al día, la mise­ria some­te el 90 por cien­to de los 16 millo­nes de cha­dia­nos, atra­pa­dos en un país con los más altos índi­ces de pobre­za don­de millo­nes de per­so­nas vive con menos de un dólar al día y el 70% de la pobla­ción es anal­fa­be­ta, el 90% está sin trabajo.

Las tasas salud son tan alar­man­tes como las eco­nó­mi­cas, don­de según la ONU, el 8% de los bebés no sobre­vi­ve su pri­mer año y el 20% no lle­ga a cum­plir los cin­co y en los adul­tos el pro­me­dio son los 53 años de vida. En el país para cubrir la salud de 16 millo­nes de per­so­nas, solo exis­ten cien hos­pi­ta­les sin las con­di­cio­nes míni­mas para la aten­ción brin­da­da por ape­nas unos pocos cien­tos de médi­cos y pro­fe­sio­na­les. En 2019, Trans­pa­ren­cia Inter­na­cio­nal encon­tró al Chad entre los paí­ses más corrup­tos del mun­do, ocu­pan­do el pues­to 162 (de 180) mien­tras que en la lis­ta de nacio­nes por Índi­ce de Desa­rro­llo Humano (IDH), que mide valo­res como la espe­ran­za de vida, la esco­la­ri­za­ción o el PIB per cápi­ta, la des­nu­tri­ción, el matri­mo­nio infan­til y la vio­len­cia sobre los meno­res, se encuen­tra en el pues­to 187 de 189

Los fren­tes de guerra

Las últi­mas infor­ma­cio­nes seña­lan escán­da­los en el inte­rior del Palais Rose, la casa de gobierno en N’Djamena, entre Maha­mat y su medio her­mano, Zaka­ria, mano dere­cha de su padre en la admi­nis­tra­ción del Esta­do. Ya que, en el mar­co de la suce­sión pre­si­den­cial, dis­tin­tos obser­va­do­res seña­la­ron duran­te las pri­me­ras horas de la muer­te del tirano, a Zaka­ria, como el hom­bre indi­ca­do. Aun­que tam­bién recla­man su espa­cio, el gene­ral Abde­ra­ma­ne Dic­ko, quien dice repre­sen­tar la mayo­ría de las tro­pas, que no acep­tan el lide­raz­go de Maha­mat y la viu­da del pre­si­den­te Hin­da Déby, estre­cha cola­bo­ra­do­ra polí­ti­ca de su mari­do y de hecho su minis­tra de petróleo.

El gene­ral Déby, en sus tres déca­das de poder, con­si­guió cons­truir un ejér­ci­to que figu­ra entre los mejo­res del con­ti­nen­te, por lo que lo con­vir­tió en su más pode­ro­so bra­zo polí­ti­co, tan­to para el inte­rior del país, como para las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les. Sus hom­bres, con ayu­da fran­ce­sa, logra­ron ven­cer las rebe­lio­nes de 2006, 2008 y 2019. Expe­rien­cias que le han per­mi­ti­do en coor­di­na­ción con el Gru­po Sahel Cin­co (GS5) (Bur­ki­na Faso, Mau­ri­ta­nia, Mali y Níger) don­de par­ti­ci­pan más de 1200 efec­ti­vos cha­dia­nos y arti­cu­lan­do con tro­pas de Nacio­nes Uni­das, Esta­dos Uni­dos y la Fran­cia con cin­co mil hom­bres de la Ope­ra­ción Barkha­ne, cuya base se encuen­tra en N’Djamena, com­ba­ten a los gru­pos vin­cu­la­dos a al-Qae­da y el Daesh que des­de 2012, se ha con­ver­ti­do en una pesa­di­lla para los paí­ses de la región, ade­más par­ti­ci­pa en la Misión Mul­ti­di­men­sio­nal Inte­gra­da de Esta­bi­li­za­ción de las Nacio­nes Uni­das en Malí (MINUSMA), con unos 1400 efectivos.

La muer­te de Déby, y la divi­sión inter­na pue­de ser vis­to como una opor­tu­ni­dad para inten­si­fi­car los ata­ques de los gru­pos tak­fi­ris­tas, por el nores­te del país y por el noroes­te las dife­ren­tes agru­pa­cio­nes rebel­des, no inte­gris­tas, que, en pro­cu­ra de una vic­to­ria sobre el poder mili­tar, hace meses, han comen­za­do un pro­ce­so de inte­gra­ción bajo las ban­de­ras del FACT, que dis­pues­tos a seguir con ese aire de vic­to­ria que les ha dado la des­apa­ri­ción de Déby, advir­tie­ron a los dife­ren­tes jefes de esta­do, que no par­ti­ci­pen de los fune­ra­les de este vier­nes “por cues­tio­nes de segu­ri­dad”. A pesar de las ame­na­zas el pre­si­den­te fran­cés, Emma­nuel Macron, jun­to a una dece­na de pre­si­den­tes y pri­me­ros minis­tros afri­ca­nos han par­ti­ci­pa­do de las exe­quias, sin mayor nove­dad, lo que tam­bién se pue­de inter­pre­tar como un res­pal­do para el joven Mahamat.

Nadie pue­de ase­gu­rar, como se resol­ve­rá final­men­te la suce­sión, aun­que Paris, quien ha apo­ya­do sin pro­tes­tas al dés­po­ta muer­to, res­pon­sa­ble de miles de des­apa­ri­cio­nes y muer­tes extra­ju­di­cia­les y el saqueo a su pue­blo: Dado sus intere­ses logís­ti­cos y eco­nó­mi­cos, el Eli­seo, quien ver­da­de­ra­men­te defi­ne, pare­ce ya haber dado su veredicto.

La ines­ta­bi­li­dad con un nue­vo gobierno, no con­so­li­da­do, pue­de afec­tar pro­fun­da­men­te al país, como ya lo hace con todos sus veci­nos envuel­tos en gue­rras civi­les como Libia y Repú­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na, en ple­na tran­si­ción polí­ti­ca como en Sudán, don­de tam­bién se está incre­men­ta­do la vio­len­cia arma­da en Dar­fur y Kor­do­fán y la gue­rra con­tra el terro­ris­mo waha­bi­ta en Níger, Nige­ria y Came­rún, que podría des­atar en el Chad una gue­rra civil con varios ban­dos. Una tor­men­ta per­fec­ta, que ya se pue­de divi­sar en el horizonte.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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