Ecología social. Glifosato y daño genético en niñxs de Dique Chico: “La Justicia y el Estado están en deuda con nuestrxs hijxs”

Eco­lo­gía social. Gli­fo­sa­to y daño gené­ti­co en niñxs de Dique Chi­co: “La Jus­ti­cia y el Esta­do están en deu­da con nuestrxs hijxs”

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de abril de 2021. 

El lunes, la Asam­blea de Vecinxs Auto­con­vo­cadxs de Dique Chi­co pre­sen­tó un comu­ni­ca­do de pren­sa don­de expu­sie­ron los resul­ta­dos del estu­dio rea­li­za­do en 2020 don­de se evi­den­cia daño gené­ti­co (con nive­les que tri­pli­can aque­llos con­si­de­ra­dos de refe­ren­cia nacio­nal e inter­na­cio­nal) y pre­sen­cia de Gli­fo­sa­to en ori­na, en niños de entre 5 y 13 años. Más de 5 años de lucha colec­ti­va, orga­ni­za­ción comu­ni­ta­ria y data dura cien­tí­fi­ca pare­cen no alcan­zar ni a la Jus­ti­cia ni al Esta­do cor­do­be­sis­ta, que enve­ne­na a sus ciu­da­danxs y prio­ri­za el nego­cio de uxs pocxs ante la salud de lxs vecinxs.

Es sabi­do que la lucha por el dere­cho a vivir en ambien­tes que no nos enve­ne­nen no es nue­va en toda esta pro­vin­cia don­de los tres pode­res del Esta­do schia­ret­tis­ta se encar­gan de mini­mi­zar y pos­ter­gar la salud de las per­so­nas fren­te a los agro­ne­go­cios. Espe­cí­fi­ca­men­te en Dique Chi­co, les veci­nes hace más de 5 años que resis­ten y denun­cian la gra­ve situa­ción que atra­vie­san en la loca­li­dad ubi­ca­da en el valle de Paravachasca.

A prin­ci­pios del año pasa­do, lxs Vecinxs Auto­con­vo­cadxs de Dique Chi­co pidie­ron al equi­po diri­gi­do por la Dra. Delia Aias­sa que lle­va­ra a cabo un estu­dio de Geno­to­xi­ci­dad y aná­li­sis de mues­tras en ori­na, para detec­tar si exis­tía daño gené­ti­co y si había pre­sen­cia de uno de los com­po­nen­tes más fre­cuen­te­men­te uti­li­za­dos en la pro­duc­ción agro­in­dus­trial en nues­tro país: Gli­fo­sa­to y su meta­bo­li­to ‑AMPA- . El estu­dio fue lle­va­do a cabo en niñxs de entre 5 y 13 años de edad, habi­tan­tes de la Comu­na de Dique Chi­co, en dos eta­pas de mues­treo, en momen­tos de alta y baja fre­cuen­cia de pul­ve­ri­za­cio­nes con agro­tó­xi­cos en zonas ale­da­ñas al pueblo. 

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(Ima­gen: Vecinxs Auto­con­vo­cadxs de Dique Chico)

Los resul­ta­dos son ter­mi­nan­tes: las 20 mues­tras reco­lec­ta­das en febre­ro ‑en momen­tos de alta fre­cuen­cia de expo­si­ción a agen­tes geno­tó­xi­cos- evi­den­cian un daño gené­ti­co con nive­les que tri­pli­can, en la mayor par­te de los casos, aque­llos con­si­de­ra­dos de refe­ren­cia en la biblio­gra­fía cien­tí­fi­ca, tan­to nacio­nal como inter­na­cio­nal. El lla­ma­do “daño gené­ti­co” se advier­te ‑aun­que con dife­ren­cias- en ambos mues­treos, en febre­ro y en noviem­bre. Nue­va­men­te, altos nive­les de rotu­ra en el mate­rial here­di­ta­rio de las célu­las de nues­tros hijos (daño gené­ti­co) dan cuen­ta de la expo­si­ción a agen­tes geno­tó­xi­cos ambien­ta­les (agro­tó­xi­cos) y sus efec­tos con­cre­tos en quie­nes habi­ta­mos este pue­blo del Sur de Cór­do­ba. A esto se suma la detec­ción, con indi­ca­do­res real­men­te alar­man­tes, de Gli­fo­sa­to y AMPA en ori­na en 33% de las mues­tras reque­ri­das para la pri­me­ra fase del estu­dio duran­te 2020” expre­san lxs vecinxs en el comunicado.

“Sien­to pro­fun­do dolor, no sola­men­te por lo que impli­can estos resul­ta­dos en nues­tras vidas o a nivel per­so­nal, sino por la incer­ti­dum­bre que gene­ra saber que las fumi­ga­cio­nes revis­ten un daño ‑a veces visi­ble y otras silen­cio­so- en nues­tros cuer­pos y el de nuestrxs hijxs. Pien­so que la jus­ti­cia no ha demos­tra­do accio­nar con serie­dad sobre una pro­ble­má­ti­ca tan con­cre­ta y urgen­te, que atra­vie­sa nues­tras vidas en múl­ti­ples for­mas” dice Dia­na Her­nán­dez, veci­na de la zona, en diá­lo­go con La tin­ta. Es esto lo que se res­pi­ra en la loca­li­dad ubi­ca­da a 50 km de la capi­tal cor­do­be­sa: dolor y desprotección.

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(Ima­gen: Vecinxs Auto­con­vo­cadxs de Dique Chico)

La preo­cu­pa­ción de lxs pobla­dorxs de Dique Chi­co por la con­ti­nui­dad de las fumi­ga­cio­nes y sus efec­tos sobre la salud huma­na, es hon­da y nos due­le a todxs. El Esta­do no solo hace oídos sor­dos, sino que es cóm­pli­ce y pro­ta­go­nis­ta de esta dolo­ro­sa ver­dad, como expre­san lxs vecinxs, que denun­cian “la com­ple­ta des­pro­tec­ción de nues­tros dere­chos colec­ti­vos des­de el momen­to en que la Cáma­ra 2° en lo con­ten­cio­so-admi­nis­tra­ti­vo dis­pu­sie­ra en 2017 ‑a pedi­do de pro­duc­to­res locales‑, la sus­pen­sión de la Reso­lu­ción 24217, que esta­ble­ce: 1) la crea­ción de una Zona de Res­guar­do Ambien­tal de 1000 m a par­tir del lími­te exte­rior o más extre­mo de la plan­ta urba­na, así como tam­bién de la Escue­la Ber­nar­do de Mon­tea­gu­do y Jar­dín de infan­tes Mariano Moreno – Ane­xo Bajo Chi­co, ubi­ca­dos apro­xi­ma­da­men­te a 1,5 km del pue­blo; 2) la prohi­bi­ción den­tro de dicha zona de uti­li­za­ción de pro­duc­tos quí­mi­cos des­ti­na­dos a la pul­ve­ri­za­ción y/​o fumi­ga­ción o fer­ti­li­za­ción agrí­co­la, excep­to aque­llos des­ti­na­dos a la agri­cul­tu­ra orgá­ni­ca o agroecológica”.

En el comu­ni­ca­do se deta­lla que las medi­das toma­das por la Cáma­ra en 2018 (a raíz de un pri­mer infor­me de la Dra. Aias­sa) fue­ron con­fir­ma­das por el Tri­bu­nal Supe­rior de Jus­ti­cia el pasa­do 13 de abril, sola­men­te limi­ta las pul­ve­ri­za­cio­nes cer­ca de la escue­la ‑ubi­ca­da dis­tan­te del pue­blo- dejan­do así sin pro­tec­ción a les niñes en sus hoga­res. “El fallo del Tri­bu­nal Supe­rior de Jus­ti­cia de Cór­do­ba es enga­ño­so. A la fecha nada cam­bió, nues­tros dere­chos no han sido pro­te­gi­dos y segui­mos sien­do fumi­ga­dos alre­de­dor de nues­tras casas en la mis­ma for­ma de siem­pre” se afir­ma en el documento.

Jamás ten­drán la como­di­dad de nues­tro silencio

Dia­na hace hin­ca­pié en algo fun­da­men­tal: “la orga­ni­za­ción y la lucha son pri­mor­dia­les para salir del silen­cio, para refle­xio­nar y encon­trar res­pues­tas colec­ti­vas en este pano­ra­ma adver­so en don­de todo pare­ce ser incues­tio­na­ble”. La veci­na de Dique Chi­co res­ca­ta, en este sen­ti­do, el apo­yo de pro­fe­sio­na­les com­pro­me­tidxs con la cien­cia dig­na, y men­cio­na las redes amo­ro­sas que sos­tie­nen y ani­man a seguir resistiendo.


“Me refie­ro a las redes que nos ayu­dan a encon­trar res­pues­tas allí don­de el Esta­do sos­tie­ne una maqui­na­ria que solo bus­ca repro­du­cir­se a sí mis­ma. Nos deben expli­ca­cio­nes sobre tama­ña vul­ne­ra­ción de dere­chos que están ava­lan­do al dila­tar la reso­lu­ción de una cau­sa que solo bus­ca defen­der la vida y la salud de las per­so­nas. La jus­ti­cia y el Esta­do están en deu­da con nues­tras hijas e hijos, por seguir sos­te­nien­do for­mas de pro­duc­ción que enve­ne­nan nues­tros días e hipo­te­can nues­tro futu­ro”, enfa­ti­za Dia­na, en nom­bre de Vecinxs Auto­con­vo­cadxs de Dique Chico.


Las pre­gun­tas que lxs vecinxs y sus abo­gadxs son: “¿Cómo expli­car que hace más de 4 años la Jus­ti­cia de Cór­do­ba tuvo entre sus manos la posi­bi­li­dad de pro­te­ger sus dere­chos y los nues­tros; y para no alte­rar el sta­tu quo del poder, man­tu­vo el secre­to a voces sus­pen­dien­do la úni­ca herra­mien­ta de pro­tec­ción que vela­ba por nues­tra vida y nues­tra inte­gri­dad como seres huma­nos? ¿Cómo vamos a expli­car al mun­do ente­ro lo que sig­ni­fi­ca para noso­tras y noso­tros per­der vecinxs, amigxs y saber que quie­nes pudie­ron hacer algo no hicie­ron nada para cam­biar este orden de cosas que nos cues­ta la vida y la salud cada día?”.

Son, como dicen ellxs, más de 5 años de lucha sos­te­ni­da, de com­pro­mi­so inclau­di­ca­ble y resis­ten­cia colec­ti­va, de inten­tos de rom­per con la estig­ma­ti­za­ción y la desinformación. 

“Exi­gi­mos a la Jus­ti­cia de Cór­do­ba la inme­dia­ta pro­tec­ción de todos los habi­tan­tes del pue­blo con la pues­ta en vigen­cia de la Reso­lu­ción 2422017 de la Comu­na de Dique Chi­co. Denun­cia­mos al Minis­te­rio de Agri­cul­tu­ra y Gana­de­ría de la Pro­vin­cia de Cór­do­ba y a sus agen­tes fis­ca­li­za­do­res, por la com­pli­ci­dad y pro­tec­ción de los intere­ses del agro­ne­go­cio en nues­tro pue­blo, en detri­men­to de la salud de toda la pobla­ción, inclui­dos aquellxs más vul­ne­ra­bles: nuestrxs hijxs. Por ellxs, por todos, les deci­mos: Jamás ten­drán la como­di­dad de nues­tro silen­cio”, concluyen.

Fuen­te: La tinta

Itu­rria /​Fuen­te

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