Resumen Latinoamericano, 29 de abril de 2021.
Personalidades del mundo de la cultura, como los actores Carlos Bardem y Gorka Otxoa, el artista Abel Azcona, los escritores Manuel Rivas y Guillermo Zapata o el músico Nacho Vegas; del deporte, como Roberto Sotomayor; del periodismo, como Ana Pardo de Vera, David Fernández y Fernando Berlín; del activismo, como Helena Maleno, Luis Gonzalo Segura y Míriam Hatibi; junto con filósofas, economistas y políticas de primera línea como Mireia Vehí (CUP), Gabriel Rufián (ERC), Jon Iñaritu (EH Bildu), María Pastor (Más Madrid), Nestor Rego (BNG), y Roberto Uriarte (Unidas Podemos), se unen para exigir el fin del exterminio del pueblo yemení.
Un reciente informe de Naciones Unidas destaca que en estos momentos hay en Yemen 400.000 niños y niñas menores de 5 años que están «en sus últimas semanas de vida», y que «Yemen avanza hacia la peor catástrofe humanitaria que el mundo ha conocido en décadas». Esta situación límite es debida principalmente a los continuos bombardeos de objetivos civiles por parte de Arabia Saudí y EAU, y al brutal bloqueo al que someten estos países al pueblo yemení, que impide la entrada de alimentos, petróleo y medicamentos. La población está muriendo víctima de las bombas, el hambre y enfermedades fácilmente evitables.
Estas informaciones pasan desapercibidas en los grandes medios de comunicación, porque los principales causantes de esta catástrofe son nuestros aliados en la región, pero eso no quiere decir que la situación nos sea ajena. España es uno de los principales suministradores de unas armas que todo apunta a que se están utilizando para cometer crímenes de guerra. Así se lo hicieron saber al Gobierno desde el primer momento las principales organizaciones dedicadas a la defensa de los Derechos Humanos, unidas en la campaña «Armas bajo control», sin que esto haya conducido a ningún cambio significativo, independientemente del signo político del Ejecutivo. Véanse algunos ejemplos hirientes:
Entre 2017 y 2018 se enviaban cada día, solo desde el puerto de Bilbao, armas equivalentes a las que usó la Legión Cóndor, hizo el lunes exactamente 84 años, para arrasar completamente la villa de Gernika.
En agosto de 2018 una «bomba inteligente» saudí asesinó a 40 niños que viajaban en un autobús escolar. Unos días después, miembros del Gobierno justificaron el envío de 400 bombas idénticas a aquella porque «eran inteligentes y no mataban yemeníes».
En noviembre de ese mismo año, Juan Carlos I fue la primera autoridad mundial en dejarse fotografiar junto a Mohamed bin Salmán, que acababa de ser identificado como la persona que ordenó torturar y descuartizar vivo al periodista del Washington Post Jamal Khashoggi.
La situación en Yemen es tan dramática que España se está quedando sola en sus negocios con las sanguinarias monarquías del Golfo Pérsico. Incluso la administración Biden ha decidido congelar la venta de armamento, una decisión a la que se ha sumado Italia, y que otros países europeos como Alemania ya venían aplicando.
En el caso de España, la reactivación de la maltrecha economía y la necesaria creación de empleo son los dos principales argumentos esgrimidos para justificar la venta ilegal de armamento. Aun suponiendo que de alguna manera pudiera obviarse que con esas armas se está asesinando a personas inocentes, son argumentos que se caen por su propio peso. Por un lado, la industria militar española jamás podrá compensar con sus exportaciones la ingente cantidad de dinero público que recibe. Por otro lado, varios estudios realizados en EEUU desde los años sesenta demuestran que las inversiones en el sector militar crean entre 2 y 4 veces menos cantidad de puestos de trabajo que cualquiera de las alternativas civiles evaluadas, siendo además de peor calidad y con peores salarios.
Mientras tanto, en la reciente conferencia humanitaria convocada para recaudar fondos destinados a paliar la catástrofe que sufre el pueblo yemení, de los 3.850 millones de dólares que Naciones Unidas calificaba como mínimo imprescindible, solo se han logrado comprometer 1.700 millones, algo que el propio Secretario General de la ONU ha calificado como «una sentencia de muerte» para Yemen. Como viene siendo habitual España, pese a su evidente implicación en el conflicto, ni siquiera ha participado en el evento.
No hay ninguna excusa para seguir colaborando en el sufrimiento que viven millones de personas. Por eso, las personalidades citadas anteriormente, junto a otras que no se han podido incluir por motivos de espacio, y más que se van sumando, se han unido para pedir que se respeten los Derechos Humanos y la propia legalidad española. Para ello, el Gobierno debe prohibir inmediatamente la venta de armamento a Arabia Saudí y EAU, presionar para que se levante el bloqueo contra la población y enviar con carácter inmediato ayuda humanitaria a Yemen.
Puedes acceder al texto del manifiesto y sumar tu apoyo, así como ver la lista completa de personalidades que apoyan la petición en: http://chng.it/5FXVfMLL