Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 3 de abril de 2021.
Esta noticia ilustra bien la verdadera caza de brujas que realiza Estados Unidos para enjuiciar a todo aquel que intente eludir el bloqueo económico-financiero impuesto por Estados Unidos a Venezuela. Ayer las agencias de prensa habían dado la noticia, y hoy aparece en un conocido diario la entrevista con el interesado.
Esto sucedió: un restaurador italiano, para nada involucrado en política, tuvo todas sus cuentas bloqueadas durante meses por orden de Washington. Un caso de homonimia. Lo habían confundido con un empresario de una sociedad suiza que realizaría transacciones comerciales con una sucursal de Pdvsa, la petrolera estatal venezolana.
La víctima describió su odisea al tener que afrontar una situación sin precedentes, a la que ninguna autoridad en Italia supo explicar. Dice que se salió con la suya, se puso en contacto con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y finalmente resolvió después de unos meses. Para enmarcar mejor la noticia, te recomendamos que recurras a la conferencia internacional, realizada recientemente por el viceministro de Políticas contra el bloqueo de Venezuela, William Castillo. Se llama «5 mitos sobre sanciones», difundidos para negar el impacto y alcance real de las medidas coercitivas unilaterales impuestas a Venezuela.
Uno de estos «mitos» sostiene que las sanciones no existen, son solo medidas de presión específicas para apoyar el cambio democrático. Una interpretación negada por los la misma administración norteamericana. El 12 de octubre de 2018 William Brownfield declaró: “Debemos ver las sanciones como una agonía, una tragedia que debe continuar hasta que llegue a su punto final, y si podemos hacer más para acelerarla, debemos hacerlo, pero considerando que esto tendrá un impacto sobre millones de personas. Tenemos que tomar decisiones duras y difíciles, el fin justifica este severo castigo… ”.
Otro falso «mito» afirma que las sanciones son contra funcionarios del gobierno de Maduro y no contra el pueblo, cuando, entre 2014 y 2021, se aplicaron 7 decretos ejecutivos y 300 medidas administrativas contra Venezuela por parte de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, el Grupo de Lima, el sistema financiero, organismos internacionales, empresas internacionales que brindan bienes y servicios. Empresas y personas han sido sancionadas, perseguidas, chantajeadas y amenazadas por tener «relaciones» con el gobierno venezolano.
Recientemente se suspendió la cuenta de Facebook de Maduro en la que el presidente venezolano ilustró los tratamientos aplicados en Venezuela contra el coronavirus. Venezuela tiene una tasa de recuperación de infectados de más del 90% y un número de muertos relativamente bajo (poco más de 1.500). La misma suerte les toca a quienes se atreven a poner un «me gusta» a ese video. Además, un empresario con pasaporte diplomático fue secuestrado en Cabo Verde para ser extraditado a Estados Unidos, otros están siendo perseguidos en Europa.
También se está difundiendo la versión de que la economía venezolana ya estaba mal antes de las sanciones. Una evidente falsedad, refutada por los datos según los cuales, entre 2003 y 2013, la economía de Venezuela creció durante 22 trimestres consecutivos y los salarios fueron los más altos de América Latina. Precisamente por eso, para frenar la carrera de un país rico en recursos, en su camino hacia el socialismo, en 2014 se inició el ataque al modelo social venezolano: guerra económica interna, acaparamiento, escasez inducida de productos, guerra contra la moneda, guerra de precios del petróleo, violencia política, aislamiento internacional….
A la ilegalidad internacional de las sanciones se unieron las incautaciones arbitrarias de bienes en el exterior y la intimidación de quien quiera mantener relaciones con Venezuela: todo tipo de opresión amparada por arreglos internacionales. Por otro lado, considerándose por encima de la ley, Estados Unidos puede darse el lujo de matar a un general iraní y luego a un científico, pero sin recibir ninguna sanción. Mientras tanto, en Europa, los “pacifistas con cascos militares” piden matar de hambre al pueblo venezolano en nombre de los «derechos humanos». ¿Quién sancionará a los sancionadores?
La que escribe, hace dos años tuvo experiencia directa de ello: fue rechazada dos veces en el aeropuerto, primero por Cuba y luego por Venezuela, porque «Washington impide el check-in del pasajero». ¿Por qué razón? Oficialmente, ninguna. Extraoficialmente: por haber «ayudado a países sancionados». El problema, hasta la fecha, no se ha resuelto.