Resumen Latinoamericano, 19 de abril de 2021.
La policía y la Guardia Nacional utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes que exigían justicia para Daunte Wright. En la noche del viernes, más de 100 personas fueron arrestadas.
El domingo 11 de abril, la policía asesinó brutalmente a Daunte Wright, de 20 años, en Brooklyn Center, Minnesota. La ciudad está ubicada a pocos kilómetros del centro de Minneapolis, donde el policía Derek Chauvin asesinó a George Floyd. En esto días, la policía está arrestando, lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de goma a los manifestantes pacíficos.
Minneapolis y el área circundante se encontraban altamente militarizada, pues en las últimas semanas se llevó a cabo el juicio contra Chauvin. Las protestas pidiendo justicia para Daunte Wright han continuado desde el domingo de 11 de abril. Desde entonces se impuso un toque de queda y se llamó a la Guardia Nacional para reprimir a los manifestantes.
En la noche del viernes se realizó la manifestación más grande y a su vez la que fue más reprimida. Originalmente se suponía que no habría toque de queda el viernes por la noche, pero anticipándose al tamaño de la multitud, la ciudad emitió un toque de queda de última hora a partir de las 11 p.m. a las 6 de la mañana.
Tanto la Guardia Nacional como la policía lanzaron gases lacrimógenos durante una vigilia pacífica y dispararon balas de goma contra la multitud. “Se sintió como una guerra… Estábamos en trincheras y nos disparaban”, dijo Satura Dudley, líder de Cell A65, quien se encontraba entre los manifestantes en Brooklyn Center. El hermano de Daunte Wright también estaba entre la multitud, llevando a cabo una vigilia de oración por su hermano.
Cien manifestantes fueron arrestados y retenidos durante la noche. Inicialmente, se les dijo a los abogados y amigos que serían retenidos durante 36 horas, aunque algunos fueron liberados antes de ese plazo, y no se han anunciado cargos contra los detenidos. Uno de los arrestados fue Frances Wallace, una trabajadora de Amazon de Bessemer Alabama.
El asesinato de Daunte Wright ha provocado protestas en todo el país. Fue asesinada por una mujer policía, quien llevaba 26 años en ejercicio y era delegada en el sindicato de la policía. Afirma que confundió su arma de fuego con su pistola Taser amarillo brillante y que supuestamente había tenido la intención de usar Taser para detener a l joven Wright. Es una historia poco creíble. Actualmente está siendo acusada de homicidio involuntario en segundo grado.
Las manifestaciones se desarrollan a pocos kilómetros del lugar donde Derek Chauvin, el policía asesino de George Floyd, está siendo juzgado actualmente. Si bien algunos policías se han pronunciado en contra de Chauvin, este último asesinato lo deja en claro: Chauvin no era una manzana podrida. El papel de la policía en la sociedad capitalista es aterrorizar y hostigar brutalmente a las personas de color y a la clase trabajadora. Eso es lo que hicieron con Daunte Wright y Adam Toledo, de 13 años. Eso es lo que le hacen a cualquiera que se pronuncie a favor de Black Lives Matter.
Dudley explica: «No nos dieron una advertencia de toque de queda. No recibimos un mensaje, no era toque de queda… Nos abordaron 15 policías… Me disparó una bala de goma en la rodilla y me duele”.
«Nunca había experimentado algo así en mi vida», continuó, «he participado en manifestaciones con anterioridad. Me arrestaron 13 veces. Esto no era lo mismo. Simplemente nos atacaron”.
Exigimos la liberación inmediata de todos los manifestantes y que se retiren todos los cargos en su contra. Exigimos justicia para Daunte Wright, Adam Toledo y todas las víctimas de la policía racista.
La semana pasada estuvo marcada en EE.UU. por una ola de descontento social fruto de la violencia policial. Brooklyn Center vive la séptima noche consecutiva de protestas por la muerte de Daunte Wright. Los manifestantes expresan sus razones para participar en las movilizaciones.
Trabajadores de Minneapolis expulsan a la Guardia Nacional en solidaridad con Black Lives Matter
La Guardia Nacional se encontraba ocupando con sus carros la sede del Centro Comunitario St. Paul, y fueron expulsados por miembros de base del Sindicato de Trabajadores del Estado.
Después de varias reuniones del sindicato el miércoles por la noche, me enteré de que una unidad de la Guardia Nacional estaba ocupando el Centro Comunitario St. Paul (St. Paul Labor Center) en el centro de St. Paul, Minnesota. Otros miembros del sindicato y yo éramos muy conscientes del papel de la Guardia Nacional en la represión de las protestas durante el juicio de Derek Chauvin y el reciente asesinato de Daunte Wright, y concluimos de inmediato que nuestro sindicato no tenía lugar en esa militarización en contra la comunidad negra, activistas y la clase trabajadora.
Los miembros de base del sindicato (trabajadores del estado), activistas comunitarios y varios miembros del personal del sindicato se reunieron en el St. Paul Labor Center el miércoles por la noche y encontraron más de 15 vehículos blindados, y 50 soldados de la Guardia Nacional habían recibido las llaves de la instalación central del sindicato. Los trabajadores informaron a los soldados que los miembros del sindicato apoyan a las comunidades perjudicadas por la violencia policial y el racismo y que las fuerzas armadas que participan en la represión de las protestas en las Ciudades vecinas (Twin Cities) no tendrán acceso al Centro Laboral.
En Minnesota ya estaba militarizada el área metropolitana cuando el juicio del ex oficial de policía de Minneapolis Dereck Chauvin (el asesino de George Floyd) llegó a su segunda semana. En Minneapolis y St. Paul, la policía y la Guardia Nacional tomaron las calles en numerosas esquinas y las intersecciones estratégicas, preparándose para nuevas movilizaciones. La presencia policial aumentó aún más después del asesinato de Daunte Wright en Brooklyn Center, una ciudad ubicada inmediatamente en las afueras de Minneapolis.
Rompiendo el toque de queda, los miembros del sindicato se reunieron en el salón el miércoles por la noche y exigieron la salida inmediata de las tropas. Las conversaciones iniciales con la Guardia Nacional y la policía revelaron que un miembro de la Federación Laboral les había entregado la llave de la sala. Después de que los miembros del sindicato hicieron una serie de llamadas telefónicas a esta persona, el mismo llegó al lugar y entabló una conversación con las tropas que ocupaban el salón del sindicato.
Los trabajadores hablaron con los miembros de la Guardia, expresando su comprensión acerca de las órdenes que reciben, pero implorándoles que rompan filas y se unan al movimiento antirracista provocado por los asesinatos a personas negras por parte de la policía.
En poco tiempo, todos los miembros de la Guardia Nacional comenzaron a empacar sus pertenencias y salir del edificio, con el podcast “We Do The Work” (Hacemos el Trabajo), transmitiendo en vivo desde la acción en su página de Facebook. En una hora, los vehículos blindados fueron cargados con todos los soldados y salieron del área del Centro comunitario. El esfuerzo colectivo y las demandas de los miembros del sindicato obligaron la salida de la Guardia Nacional.
La acción de los miembros del sindicato contra la represión de la Guardia Nacional sobre el movimiento Black Lives Matter, demuestra que las y los trabajadores organizados son una fuerza crítica y poderosa y deben estar del lado de los trabajadores que se levantan contra el racismo, y no estar del otro lado, el de la represión policial. La fuerza unida de la clase trabajadora, organizada y ejerciendo nuestro poder, no solo puede cambiar el rumbo en protestas por demandas específicas; podría transformar nuestro mundo. Ese poder tiene que ser reclamado y ejercido por miembros de base del sindicato hoy. Una vez que hagamos eso, ningún político, director ejecutivo o militar del mundo podrá detenernos.
Fuente: RT – La izquierda diario –