Euskal Herria. Recordando el Día de la presa y el preso politico

Eus­kal Herria. Recor­dan­do el Día de la pre­sa y el pre­so politico

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Por Iña­ki Ega­ña, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 de abril de 2021.

Aun­que la losa de pri­sión fue gigan­tes­ca, no fue­ron los úni­cos. La pri­sión no lo es exclu­si­va­men­te para los inter­nos en los cen­tros penitenciarios

No hay una defi­ni­ción están­dar inter­na­cio­nal de la natu­ra­le­za del pre­so polí­ti­co, pero en nues­tro fue­ro interno cada uno de noso­tros tene­mos la cer­te­za de quié­nes son los encar­ce­la­dos por razo­nes polí­ti­cas. El día inter­na­cio­nal del pre­so polí­ti­co tam­po­co va a des­pa­char estos dile­mas, más aún cuan­do diver­sas orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les acu­ña­ron ya hace tiem­po el con­cep­to de pre­so de con­cien­cia, para dife­ren­ciar­lo del polí­ti­co, habi­tual­men­te aso­cia­do a mili­tan­tes socia­lis­tas, comu­nis­tas, anar­quis­tas o a gue­rri­lle­ros de orga­ni­za­cio­nes armadas.

Cuan­do habla­mos de pre­sos polí­ti­cos nos vie­nen las imá­ge­nes de Nel­son Man­de­la, pre­si­den­te en Sudá­fri­ca, encar­ce­la­do duran­te vein­ti­sie­te años, cifra supe­ra­da por varias dece­nas de pre­sos vas­cos. Hoy siguen en pri­sión por razo­nes polí­ti­cas otros inter­nos como Abi­mael Guz­mán en Perú, con 86 años, dete­ni­do en 1992, Geor­ges Ibrahim Abdu­llah, de 69 años, pre­so en Lan­ne­me­zan, des­de 1984, Abdu­llah Oca­lan en Tur­quía des­de 1999, Mumia Abu-Jamal, de 66 años, encar­ce­la­do des­de 1982, en Pen­sil­va­nia, Zey­nab Jali­lian, la pri­me­ra mujer pre­sa polí­ti­ca en Irán…

En nues­tro esce­na­rio, los pre­sos polí­ti­cos vas­cos nun­ca han sido reco­no­ci­dos ofi­cial­men­te como tales, ni siquie­ra en la épo­ca de la ocu­pa­ción nazi o el régi­men fran­quis­ta, aun­que ofi­cio­sa y efec­ti­va­men­te, los gobier­nos de París y Madrid crea­ron una legis­la­ción espe­cial para los «inexis­ten­tes» pre­sos polí­ti­cos, una polí­ti­ca peni­ten­cia­ria ad hoc y unas cár­ce­les de máxi­ma segu­ri­dad. El ale­ja­mien­to de los pre­sos y el segui­mien­to par­ti­cu­la­ri­za­do en fiche­ros exclu­si­vos com­ple­tan este puz­le que evi­den­cia la exis­ten­cia de una comu­ni­dad de pre­sos encar­ce­la­dos por moti­va­ción política.

Ade­más, y apro­ve­chan­do esa sepa­ra­ción entre los pre­sos de «con­cien­cia» y los «polí­ti­cos», Madrid creo una arqui­tec­tu­ra judi­cial para cri­mi­na­li­zar a todos aque­llos que, aún sin ser con­si­de­ra­dos mili­tan­tes de orga­ni­za­cio­nes arma­das, com­par­tían sus obje­ti­vos estra­té­gi­cos. De esa mane­ra, y como duran­te la dic­ta­du­ra, acti­vis­tas civi­les, juve­ni­les, soli­da­rios, perio­dis­tas, abo­ga­dos y mili­tan­tes de par­ti­dos polí­ti­cos pre­via­men­te lega­li­za­dos fue­ron encar­ce­la­dos. Tam­bién obje­to­res de con­cien­cia y antimilitaristas.

El recien­te tra­ba­jo de la Fun­da­ción Eus­kal Memo­ria ha reve­la­do que más de 9.000 hom­bres y muje­res de ori­gen vas­co o soli­da­rio con su cau­sa han pasa­do por pri­sión. Algu­nos unos meses, otros más de trein­ta años. Una cade­na per­pe­tua maqui­lla­da con una legis­la­ción que esti­ra de por vida la pri­sión, como ven­gan­za a la disi­den­cia de un pro­ce­so que comen­zó en 1939 y tuvo su pro­lon­ga­ción en 1978, con una Cons­ti­tu­ción, por cier­to, que no alcan­zó en el sur de Eus­kal Herria el apo­yo de su electorado.

Con varios gru­pos que his­tó­ri­ca­men­te han tra­ba­ja­do en la soli­da­ri­dad con los encar­ce­la­dos, con la cri­mi­na­li­za­ción de los mis­mos, el con­cep­to de pre­so polí­ti­co ha teni­do y tie­ne un lar­go reco­rri­do entre noso­tros. El pre­so polí­ti­co ha esta­do inte­rio­ri­za­do en el incons­cien­te colec­ti­vo vas­co, con mul­ti­tud de par­ti­cu­la­ri­da­des. Has­ta el pun­to de con­for­mar­se la soli­da­ri­dad con los pre­sos, como el movi­mien­to social que más movi­li­za­cio­nes y más per­so­nas ha con­gre­ga­do en su orga­ni­za­ción en la his­to­ria recien­te de Eus­kal Herria.

El día inter­na­cio­nal del pre­so polí­ti­co, fue, ade­más, una ini­cia­ti­va sur­gi­da en 2005 en Donos­tia por orga­ni­za­cio­nes antes o más tar­de cri­mi­na­li­za­das, acu­ña­do con otros títu­los en otras par­tes del pla­ne­ta. Por ello, no apa­re­ce en los san­to­ra­les uni­ver­sa­les que ges­tio­nan los gru­pos esta­ta­les. Fue con­si­de­ra­da una jor­na­da de lucha y con­cien­cia­ción social. Son dece­nas de miles los encar­ce­la­dos en el pla­ne­ta por com­ba­tir con­tra la tira­nía, insis­tir por la liber­tad o inclu­so por bre­gar por la apli­ca­ción de los dere­chos humanos.

Este año nos lle­ga este día inter­na­cio­nal, como en los cer­ca­nos ante­rio­res, con una tran­si­ción que no aca­ba de fruc­ti­fi­car. A pesar de la dis­ten­sión y la des­apa­ri­ción de ETA, uno de los acto­res del con­flic­to, los mili­tan­tes que par­ti­ci­pa­ron en su estra­te­gia siguen sien­do víc­ti­mas de una polí­ti­ca peni­ten­cia­ria de gue­rra. La jus­ti­cia tran­si­cio­nal por la que abo­ga­ban los fia­do­res inter­na­cio­na­les de un pro­ce­so que se intu­yó fue­ra de paz ha des­apa­re­ci­do de las agen­das, y aún colean, a ambos lados de la muga, sec­to­res empe­ci­na­dos en enco­nar el con­flic­to para con­ti­nuar en su zona béli­ca de con­fort, tan­to por razo­nes eco­nó­mi­cas, como racia­les o vengativas.

Hemos cru­za­do el año de la pan­de­mia con dos muer­tos en pri­sión des­de el día de los pre­sos polí­ti­cos de 2020, Igor Gon­zá­lez Sola y Asier Agi­na­ko, este últi­mo con el aña­di­do de que su pare­ja Aitzi­ber Coello, asi­mis­mo encar­ce­la­da, tuvo que cum­plir has­ta el últi­mo segun­do entre rejas. Tam­bién con esos pre­sos que han recu­pe­ra­do la liber­tad des­pués de pasar en pri­sión más de la mitad de sus vidas y que vie­ron aumen­ta­das sus penas, como con­tra­par­ti­da a la dero­ga­ción de la lla­ma­da Doc­tri­na Parot: Josu Arkautz, Kepa Legi­na, Paco Muji­ka Gar­men­dia, Iña­ki Bil­bao… Con Antxon Troi­ti­ño, a quien bus­ca­ron reco­dos ven­ga­ti­vos para doblar­le la pri­sión, en liber­tad por una enfer­me­dad en fase ter­mi­nal. Con Iña­ki Ara­ka­ma que sal­drá en los pró­xi­mos días de la cár­cel cum­pli­da una con­de­na, des­pués de haber esta­do en el lim­bo de la depor­ta­ción, un cam­po de con­cen­tra­ción al aire libre, sin contabilizar.

Aun­que la losa de pri­sión fue gigan­tes­ca, no fue­ron los úni­cos. La pri­sión no lo es exclu­si­va­men­te para los inter­nos en los cen­tros peni­ten­cia­rios. Esa creen­cia no hace jus­ti­cia con la reali­dad, mar­ca­da con una inci­den­cia que afec­tó y afec­ta a un entorno fami­liar y soli­da­rio. A la cri­mi­na­li­za­ción de las orga­ni­za­cio­nes que tra­ba­ja­ron en favor de los dere­chos de los pre­sos hay que aña­dir una ris­tra de afec­ta­dos, la mayo­ría de las veces invi­si­bles. Los muer­tos en las carre­te­ras, por el ale­ja­mien­to y la dis­per­sión, los niños sepa­ra­dos de sus padres, no solo en los últi­mos años, con­ta­bi­li­za­dos por la cam­pa­ña de «motxi­la­dun umeak», los cien­tos de fami­lias rotas, la doble victimización…

Itu­rria /​Fuen­te

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