Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 26 de abril de 2021.
Tren Maya si o no, es algo que se viene discutiendo desde hace unos años en México. Por un lado, indudablemente hay una campaña oficial que habla de la bonanza que semejante megaproyecto va a traer al país, y por el otro, amplios sectores de la población por donde el famoso tren habrá de pasar, se oponen al mismo aduciendo que indudablemente afectará al ámbito natural y traerá aparejado muchos otros males. De ese megaproyecto al que el gobierno de Andrés López Obrador apuesta con todo, hablamos con la periodista y activista social, Julieta Mellano.
¿Qué es el Tren Maya? ¿Como se está viendo este proyecto desde las comunidades mexicanas?
-Estamos hablando del principal proyecto económico social y territorial del gobierno de Lopez Obrador, es importante decirlo porque desde el poder se omite decir que este tren no debería llamarse «Tren Maya», ya que oficialmente se lo conoce como «Desarrollo Integral Territorial y Urbano de la Región Sudeste», y al final de ese gran nombre aparece «Tren Maya». Los colectivos, las asambleas mayas, populares, campesinas e indígenas están en contra de este mega proyecto. Lo que denuncian es que no es únicamente un tren sino que es un plan de ordenamiento territorial y de creación de por lo menos quince polos urbanos dedicados principalmente al turismo.
Además, la verdad es que se trata de un tren que no va a transportar, como bien dicen ellos, gente que quieran conectar una comunidad con la otra y que lo va a hacer de forma gratuita, sino que es un transporte de carga importante para la región.
A esto se le suman los proyectos de instalación, que se los conoce actualmente como energías verdes, de plantas fotovoltaicas y eólicas, y del desarrollo de la agroindustria en torno a estos polos urbanos (granjas porcinas, plantaciones de soja, entre otros)
Entonces, es necesario aclararlo, que si esto fuese un proyecto de un tren que conectaría comunidades, estaría en manos de la Secretaría de Transporte, pero en su totalidad está a cargo del Fondo Nacional para el Turismo. Lo cual da cuenta que este no es un proyecto que está pensado para el desarrollo de las comunidades. Es decir todo lo contrario.
-Tenemos entendido que tendrá un extenso recorrido…
-El tren va a tener un recorrido importante y por lo tanto, se realizará una deforestación de las líneas férreas, de 1500 km aproximadamente. Esto no da cuenta de los polos urbanos de las ciudades nuevas que se van a formar en cada una de esas estaciones que se van a instalar en las comunidades. Comunidades que muchas de ellas tienen menos de 2000 habitantes y se planea que pasen a totalizar 50.000 habitantes en el recorrido de estos años de construcción.Toda esta situación puso en alerta a los pobladores sobre unos proyectos que vienen de mucho antes, por los menos de los últimos 20 años. ya que es bueno saber que la región de Yucatán está dentro de la otra gran región que se llama Caribe, que se conoce y es altamente codiciada por su riqueza mineral y su ubicación geoestratégica. Antes de la construcción del Canal de Panamá, el Istmo de Tehuantepec estaba ahi presente y signigicaba la posibilidad de conectar los dos océanos. Por lo tanto, este avance en el sureste mexicano es parte de un gran megaproyecto que en algún momento, con el ex presidente Vicente Fox, se conoció como «Plan Puebla Panamá», después lo denominaron, durante el mandato de Peña Nieto, como “Zonas económicas especiales”, y ahora lo llaman, con un tono simpático: «Tren Maya». Pero de cultura maya no tiene nada y va a terminar uniéndose a lo otro que viene en paralelo que es el Corredor Transpacífico.
Entonces, hay que entender que esto no es un tren bonito como se quiere hacer pensar, que vaya uniendo comunidades, tampoco es un proyecto aislado, pues responde a una clara determinación geoestratégica de conectar los dos océanos y, fundamentalmente, conectar el comercio norteamericano, que es lo que guía todo esto, para luego dirigirse hacia los mercados de Asia y la costa del Pacifico.
-El actual gobierno de AMLO está muy jugado por este proyecto y lo reivindica como una necesidad.
-Es el gran «megaproyecto» del gobierno, y los partidarios del mismo lo defienden como un «proyecto de desarrollo nacional». Sin embargo, los proyectos, contratos y convenios, en un 90% están en manos privadas. Solo el 10% es de inversión pública. Operan grandes holdings transnacionales, como el Grupo Carso, que está en manos del multimillonario Carlos Slim. De ese 90%, más del 40 % son inversiones extranjeras. Entonces, se genera un interrogante: ¿qué significa un proyecto nacional?. Y por el otro: ¿realmente terminó el neoliberalismo? como a Lopez Obrador le gusta decir.
Además sigue vigente, actualmente, la Ley de privatización del 2005, la Ley de Privatización de Servicios de los trenes, por lo tanto no queda claro si el control de los trenes va a estar en manos del Estado. Actualmente, está en manos de las Fuerzas Armadas, del Ejército, mientras que el Estado lo defiende como un proyecto de progreso y bienestar.
-O sea, que aparte de favorecer acuerdos comerciales con EE.UU, será una baza importante de agilizar una “explosión turística”. Algo que suena raro en tiempos de prolongación de la pandemia.
-Todo esto se elabora a través de las investigaciones, testimonios y la vida cotidiana de la Península y, principalmente del gran emblema que es Cancún donde se demuestra que el desarrollo turístico en estas regiones nada tiene que ver con el bienestar y el progreso de los habitantes de la zona, Esas personas, finalmente terminan trabajando en tareas domésticas, limpieza, meseros entre otros.
Además los informes demuestran que los polos turísticos incrementan la criminalidad. No son una casualidad todas las amenazas a los defensores que están en contra del megaproyecto. Dichas presiones violentas han venido de los cárteles que funcionan en esas regiones. También son notorias las visitas de los altos ejecutivos de las empresas que están empezando a construir. Todo este entramado mafioso y de despojo es típico de las nuevas formas de apropiación y avance de las trasnacionales sobre los territorios.
-El tren está pensado para que circule por Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. La idea que hay es que esas poblaciones crezcan en población, lo que devendría en destrucción de gran parte del territorio. ¿Se visualiza el nivel de colapso medioambiental que dicha obra habrá de generar?
-Si, de hecho, el manifiesto del impacto ambiental que tuvo que dar a conocer el gobierno hace poco tiempo, incluso antes de que se declarase que se iba a construir, da cuenta de las afectaciones graves que van a ocurrir. No solamente por el paso del tren, sino pareciera que se reduciría todo a una discusión muy elemental sobre si la comunidad está en contra del avance de la ciencia por el paso de un transporte. Sin embargo, las vías del tren van destruir y pasar por más de 46 áreas protegidas, donde habrá deforestación y demás problemas en el medioambiente, pero lo más grave es la construcción de esos polos urbanos y ciudades que se harán. Además, no parten de una necesidad de las comunidades. Por otro lado, si van a ser polos turísticos van a necesitar un gran consumo de agua, y los expertos dicen que se van a terminar con los mantos acuíferos. No es solamente que el tren haga vibraciones y afecten los cenotes (piletas de agua marina que conectan con el mar) sino que lo que viene después será el polo turístico de la Península de Yucatán, sobre todo de la ribera maya que ya ha derivado en una descomposición total de criminalidad, pobreza y destrucción del hábitat natural