Gloria Muñoz Ramírez Y Erika Lozano /Resumen Latinoamericano, 11 de abril de 2021
Frente a la estatua de Emiliano Zapata colocada justo en el lugar donde fue acribillado a traición hace 102 años, Teresa Castellanos, integrante del Comité Huexca en Resistencia, afirma que hoy “la traición viene del presidente Andrés Manuel López Obrador”, quien durante su campaña prometió la cancelación del Proyecto Integral Morelos (PIM), pero “ahora quiere imponerlo por la fuerza”.
El homenaje a Zapata inició al filo de las 8:30 de la mañana con una ofrenda floral en el monumento en el que descansan sus restos. Posteriormente los indígenas y campesinos del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTA-MPT), de Huexca en Resistencia y del Plantón Zapatista de Asurco, todos opositores a la termoeléctrica, al gasoducto y al acueducto que integran el PIM, salieron en caravana motorizada rumbo a la ex hacienda de Chinameca, donde, como cada año, se rinde homenaje al general revolucionario.
“Si Zapata, viviera, contra la termo estuviera”, gritan las mujeres y hombres de la comunidad otomí que mantienen tomadas las oficinas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas en la Ciudad de México, y que se trasladaron aquí para solidarizarse con los pueblos en lucha por la defensa del agua y de la tierra.
Una ofrenda agrícola se coloca en dos mesas con semillas de maíz de diferentes colores, cebolla, camote, pepinos y flores para el General son símbolo de lo que se cuida y defiende aquí, donde se disputa la historia. Hace dos años el presidente de México fue declarado persona non grata y no pudo venir al anunciado centenario del asesinato de Zapata. El templete del gobierno federal se quedó vacío, y en su lugar miles de campesinos tomaron las calles de Chinameca.
La lucha contra el PIM sigue convocando a los herederos de Zapata. “Nosotros seguiremos luchando porque nuestra causa es justa, porque no hablamos de unos cuantos litros de agua que se pierden, no hablamos de unas cuantas hectáreas de tierras que dejen de sembrarse, hablamos de la perdida de nuestra libertad”, dice Teresa Castellanos en el acto central.
Una bandera rojinegra del EZLN es levantada por dos mujeres otomíes, mientras siguen llegando ofrendas florales que se colocan frente a la estatua. Desde aquí insisten en rechazar el “desarrollo y el progreso” que viene de la mano de la “destrucción de la naturaleza y de los pueblos”. Producir alimentos, dicen, “también es desarrollo” y la “vida campesina y comunitaria son símbolos de bienestar”.
La danza de la piña y otros números culturales son ofrecidos al General al finalizar los discursos. “No daremos un paso atrás”, insiste Castellanos antes de regresar al plantón que sostiene su comunidad frente a la termoeléctrica de Huexca.
FUENTE. desInformemonos